Partida Rol por web

Con las investigaciones en la colmena prácticamente en punto muertos, es la hora ampliar el rango de exploración y moverse hacia Ambulon, no solo su nombre a surgido durante la investigación si no que ademas es conocida por ser una ciudad en la que se puede obtener artefactos raros e incluso tecnología alienígena, que es el tema que interesa al grupo.

A la mañana siguiente del asalto de los mercenarios Julia se despide afectuosamente de todos los acólitos, ya que su padre lo ha organizado todo para que este segura y oculta hasta que se calme la situación. El propio Laurent propone a los acólitos una oferta.

-Sospecho que continuar siendo los nobles de una rama emparentada con los Strophes ya no os reportara ninguna ventaja, sobretodo desde que el nombre de mi familia ha llegado a oídos enemigos.  No obstante, aun tengo algunos viejos contactos secretos.
Una familia de joyeros en Ambulon que a lo largo de los años me han ayudado a conseguir algunas de las mejores piezas de mi colección, su patriarca es un viejo amigo. Si deseáis seguir de incógnito os puedo dar unas cartas de presentación y daros papeles que demuestren que sois un grupo inspeccionando en secreto varios talleres para mi, ya que pretendo hacer una inversión en el futuro. Con ello podréis rondar por la ciudad legítimamente y una razón para estar alli, lo cual es imprescindible... A los vagabundos los tiran por la borda.

Las pistas les llevaban a mas pistas, pero daba la sensación de estar avanzando en la investigación.

-Agradecemos su ayuda de buena gana, señor Strophes. Una carta de recomendación con su sello nos seria de gran ayuda.

Tras sus buenos modos, la sororita se dirigió al resto de compañeros. Habían perdido a un compañero, por llamarlo de alguna forma pues su contribución a la causa del Imperio había sido mas bien fugaz.

-Hay que informas a Vloss de la baja y de nuestro próximo movimiento. Es quién está al mando de la misión y quien debe autorizar este cambio de planes.

- Estoy de acuerdo con ello. Y tambien lo de hacernos pasar por agentes de Lord Strophes ya que quizas el tengan otros planes. Pero he de decir que a mi me parece buen plan aunque uno de nosotros tendra que documentarse un poco acerca de joyas y me parece que me va a tocar a mi ¿o no? -

El guardia imperial parecía contento. El combate de anoche parece haberle enfatizado mas en la misión, y mas aún al ver a una gran figura de los ex guardias imperiales en acción. 

Raven asiente ante los planes presentados. - Si marchamos con una nueva identidad será mas fácil pasar desapercibidos. Pero si algún noble sabe que estamos allí, no creo que podamos serlo mucho mas. Habrá que actuar rápido.

No era normal tanta palabrería en el grandullón.

Cambiábamos de escenario, no sabia como seria el próximo, pero lo que si sabia es que no me gustaba este, por lo que dije: - Señor Strophes, nos vendrá muy bien y si podemos deambular por allí sin problemas mucho mejor. y dirigiéndose a todos termino diciendo: - Quizás podamos averiguar algo mas.

Tras un par de días de preparativos, la última vez que  veis a Laurent es a traves de un portalon inclinado, con su brazo potenciado en alto despidiendose y gritando que busquen a su amigo en Ambulon, al tiempo que vuestro ornicoptero despega de una plataforma de lazamiento de la torre y se dirigen hacia el horizonte.

Cinco horas depués de haber dejado atrás las elevadas cúspides de la colmena Sibellus, ante vosotros surge una vista asombrosa: una montaña se mueve suavemente sobre el suelo del desierto, dejando tras de si un enorme rastro de tierra fragmentada en su camino. Docenas de largas piernas se elevan lentamente y caen al tiempo que la enorme forma de escarabajo de Ambulon se abre camino a paso lento sobre la superficie del planeta.

Ya antigua cuando el Imperio conquistó por primera vez el sector, el Adeptus Mechanicus cree que Ambulon es una construcción sagrada, un dios-máquina equiparable a sus colosales titanes. Ambulon nunca descansa y sus constantes movimientos dictan la vida de sus habitantes.

Vuestro ornitoptero se dispone a aterrizar sobre una pequeña plataforma cercana al centro de la parte posterior de la ciudad-máquina. Incluso antes de haber aterrizado, podéis sentir uan gran sacudida lenta estremeciendo vuestros cuerpos a la vez que los mecanismos de la máquina hacen temblar el mundo a vuestro alrededor con su pesado movimiento.

Aquella mole andante me producía algo de inseguridad, a mi me gustaba tener los pies en tierra firme aunque fuera a mucha distancia bajo tierra, pero estar en una plataforma móvil, eso ya era otra cosa, a pesar de todo, desde que la vimos hasta que sentimos la primera sacudida estuve en la ventanilla sin poderle quitar ojo, dentro de poco aterrizaríamos y vería que efecto tenia esos temblores en mi cuerpo. Me tengo que fijar en los habitantes, y moverme o intentar hacerlo como ellos.

- Estamos ante una maravilla de tiempos anteriores a que el Emperador comenzara su Sagrada Cruzada. Y cualquier cosa que esos herejes esten intentando no puede ser buena para este dios-maquina ni para la salud de la obra de nuestro Dios Emperador. ¡que su Fuerza y su Visión  nos guíen y protejan en esta dificil misión! - exclamo maravillado y sobrecogido el joven adepto ante la visión de una de las maravillas del universo. Para conocer y proteger estas obras se habia unido a la sagrada causa inquisitorial y aunque sabia que el orgullo era uno de los pecados capitales no estaba dispuesto a fallar.

Nada mas descender y salir de la plataforma de aterrizaje, os cierra el paso un grupo de hombres con chalecos marrones y capas verdes, equipados con tablas de datos.

-Por favor, identificaciones y motivo de la estancia. -Dice uno de ellos con tono monótono.

Devi se acerca tranquilamente, saca los papeles entregados por el noble y se los muestra diciendo:- Aquí tienes. Espera con resignación la reacción del guardia a los papeles.

- Trabajo, mucho trabajo nos espera. No debemos demorarnos aqui o nuestro señor nos reprendera ante cualquier retraso que suframos por nimiedades - apuntillo Sengwall ante los dos hombres.

Los encargados de revisar la documentación se la fueron pasando entre sí, mientras el que parecía el portavoz anunciaba: 

-Sí, aquí todos siempre tienen mucha prisa, pero tenemos que comprobar que todo es legal; no es que aquí sobre el espacio.

Al acabar de asegurase de que todo estaba en orden, se hicieron a un lado, dejando paso al grupo de acólitos que ante ellos se hallaba. 

-Cuadrante Aurirrojo. Todo recto y a la derecha, señores. 

Ambulon huele a polvo, lubricante de máquina, y sal. El aire está frecuentemente cargado de electricidad estática. Desplazarse sobre la superficie de la Ciudad Ambulante es interesante, no hay calles; no al menos en el sentido convencional, es en esencia un conglomerado de edificios construido en docenas de estilos y materiales distintos. Los acólitos pronto se encontrarán caminando a través de vestíbulos atestados que se interconectan con los edificios y en algunos casos atraviesan las casas de algunos ciudadanos. 
Pronto descubrirán que los trabajadores de Ambulon son expertos, amistosos y muy, muy, atareados: hasta los niños parecen estar haciendo algo en vez de jugar. 

Tras un par de horas llegarán al Cuadrante Aurirrojo. Una vez allí no les costará dar con el taller de su contacto. 

Los acólitos entran en una pequeña tienda que está repleta de estuches ornamentados, cada uno mostrando diversas piedras preciosas y piezas de joyería. Una mujer joven les da la bienvenida, y les invita a observar los objetos en exposición.

Agradezco la amabilidad a la mujer y después de mirar un rato la tienda y cuando no haya nadie mas que nosotros, me acerco a la dependienta y le digo:- Muy buenas, las joyas son preciosas, pero venimos por otro asunto, nos gustaría hablar con el patriarca si no es molestia, traemos esta carta de presentación por si fuera necesaria. termino diciendo mientras le enseño la carta de presentación a la mujer.

La chica observa brevemente la carta y reconoce el sello de los Strophes y avisa a uno de los chicos que anda por la tienda.

-Trae al abuelo.

El "abuelo" es un hombre de unos 60 años, bastante avejentado, en vez de ojos tiene unos extremadamente avanzados ojos augmeticos. Tras leer rapidamente la carta de Strophes, os lleva a la trastienda con orden de que no se os moleste. El lugar es una sala llena de maquinaria para tallar gemas y varios puestos de trabajo con enormes lupas encastradas en brazos moviles.

-En esta carta, mi amigo Laurent cuenta muchas cosas buenas sobre vosotros. Pero lo que no dice es aun mas importante. Mi negocio es detectar imperfecciones, es el trabajo de mi vida. Laurent me ha pedido que os ayude, me acabais de conocer es decisión vuestra confiar en mi o no... ¿En que puedo ayudaros?

- Bueno señor, venimos buscando objetos alienigenas, queremos saber quien los puede suministrar y ponernos en contacto con ellos, aunque mas concretamente, saber si hay alguno que pueda obtener aparatos alienigenas que influyan en la psique humana, puedan inhibir la voluntad de las personas, o alterar la potencia psíquica de las mismas.
- No se si podas ayudarnos, pero el señor Strophes confiaba mucho en que si pudieras.

La explicación de Devi era corta pero clara. Las pistas en la colmena les había llevado a aquel nuevo lugar, un coloso mecánico. Ojalá el siguiente viaje fuera para regresar al cuartel para notificar del éxito de la misión.

- Ademas esos objetos puede que pongan en peligro la existencia misma de esta ciudad asi que no dudaremos en usar todos los recursos de los que disponemos, tanto monetarios como materiales. -

Por un instante el anciano pareció abrumado por las declaraciones.

-Entiendo entonces que son algun tipo de ¿agentes de la autoridad?