Partida Rol por web

-¿Cuando cree usted que estará lo suficientemente bien como para hablar con él?.- preguntó Biza aunque en ese momento y por alguna razón la abordó el desconsuelo de intuir que Rhenar pudiera aportar más información de la que ella misma sabía

Diana la sigue, sin dar mucha importancia al ruido ni a los destrozos que pueda causar. "Haberle dicho al constructor que pusiera tablas de madera mas resistentes" piensa. Al llegar al salon, se queda en el sitio.

-Agua solo. Fria.-dice simplemente. Una vez que se ha ido, empieza a hacer el ritual para convertirse en humana, pero tal como sospechaba, fallo en su intento. Por algo habia esperado a que se fuera, se habria sentido una estupida al hacer el ritual delante de la sirvienta sin conseguir ningun exito.

-Será mejor que lo descubras tú mismo, Stepjan. Necesito que vayas a las inmediaciones del Consejo y te mantengas atento a las novedades que se pudieran producir. Si se produce cualquier noticia, nos la comunicas al instante. Ah, Stepjan, y ten cuidado.

Ilsa se quitó la ropa lentamente y la depositó con sumo cuidado en su diván, pensando en el buen gusto de Zorya. Al menos para la ropa. Aunque no podía culparla de ningún modo. Ella conocía muy bien el peligro de Merak, sus suaves palabras, su capacidad para manipular las emociones. Todo. Trató de apartarlo de su mente mientras se vestía con una sencilla túnica blanca. La ropa de Ilsa tuvo que adaptarse a su nueva condición alada. En primer lugar introducía los ambos brazos en las mangas, y luego se abrochaba el cuello de la prenda por la nuca con un pasador para mantenerla sujeta. De ese modo dejaba libre sus alas, junto con gran parte de la espalda. La hechicera ya se había acostumbrado a eso. Por un momento se acarició su piel oscura mientras observaba sus manos, perdida en otros instantes.

Al final el ruido procedente de la planta baja le sacó de su ensueño. Puede que Irina se esté poniendo nerviosa de más. Tomó un fino cinturón negro que se ajustó rápidamente mientras descendía. Algún día podré ponerme joyas y mejunjes como esas damas elegantes que suspiran por agún caballero, pensó entre risas.

Llegó a la sala de recepción, preparada para el espectáculo.

-¿Y bien, Irina, qué hay?

Irina llega en un momento con una jarra de agua y dos copas, y las deja junto a una de las mesas, dedicándole una extraña mirada a Diana, que se encuentra de pie junto a ella. Tras un incómodo silencio, dice:

- ¿Desea algo más, Dama Diana?

A la dindavara no le da tiempo a contestar, pues en ese momento aparece Ilsa por la puerta, vestida con una túnica blanca mucho más sencilla que su anterior atuendo.

-¿Y bien, Irina, qué hay? - Pregunta al entrar

- Ningún problema, señora - contesta la sirvienta con una leve inclinación de cabeza antes de abandonar la habitación.

Inclina la cabeza hacia un lado, pensativa antes de volverse a mirar a Rhenar. Tras un momento se encara otra vez contigo.

- Eso es difícil de decir - te informa en tono dubitativo. - Como le dije antes, las heridas en la cabeza son bastante imprevisibles... Si recupera pronto la consciencia, tal vez en un par de días se encuentre lo suficientemente bien como para hablar. Si no... - el silencio es más largo de lo normal en una conversación - es incluso posible que ni siquiera recupere la capacidad de habla. Eso si llega a despertar... Las patrullas tardaron bastante en encontrarle y avisar a un médico. Si hubiésemos podido tratarle antes es posible que estuviese bastante mejor ahora, pero había perdido mucha sangre cuando llegó aquí...

Mira al guardia, que ha vuelto a recostarse en su asiento y luego te pregunta.

- ¿Por qué tiene tanto interés en hablar con él?

- Pues me gustaría saber quien le ha dejado postrado en una cama.- respondió con la carga en su conciencia de pensar que ella le dejó por muerto en aquel callejón y que si le hubiera atendido quizás Rhenar no se hubiera visto en esa situación tan crítica.

-Bien, esperaremos al resto, si os parece bien dama Diana. Contadme algo de vuestro compañero, por favor, y de cómo habéis podido terminar en la cárcel. Creo que puede dañar el buen nombre de quienes han confiado en el valor de vuestra palabra.

Ilsa se tumba en un diván mientras observa a la centauro aleteando suavemente.

El médico abre la boca para hablar, pero el guardia de la silla os interrumpe.

- No es usted la única, señorita. La mitad de la guardia de la ciudad está buscando al agresor, pero no tenemos ninguna pista sobre quién puede haber sido... ¿A qué viene ese interés, de todas formas? Lo dice como si desease vengarse o algo así... Le recomendaría que dejase cualquier tipo de búsqueda a la guardia de la ciudad.

Se mantiene sentado mientras habla, recostado en el asiento de su silla como si estuviese harto de estar sentado durante toda la tarde.

- ¿Mi interes? Quizás no lo haya usted deducido pero el que está ahí es mi amigo.- señaló con la mirada a Rhenar -Agradezco su recomendación y dejaré la búsqueda a sus compañeros que a buen seguro serán al menos tan inteligentes como usted.- comenzó a caminar hacia la salida

-Quizás para la próxima estación tengan alguna pista... y quizás para el año que viene algún sospechoso.- dijo sarcasticamente saliendo de la habitación

Diana baja la cabeza, avergonzada por lo que va a decir.

-Amenace a un guardia en la entrada.-suelta de golpe, y levanta la vista, enfrentandose a lo que Ilsa e Irina le diran.

El médico se interpone entre vosotros,

- Calma, señorita... ¿Cómo dijo que se llamaba? - pregunta. - Lo único que pretende el guardia es que nadie se tome la justicia por su mano. De otro modo, es probable que tuviésemos mucho más trabajo aquí dentro y ya estamos desbordados.

Te toma del brazo, acompañándote tranquilamente a la puerta.

- De todas formas, ahora su amigo Rhenar debe permanecer tranquilo. Estas conversaciones no ayudarán a que se mejore, créame.

- Me llamo Biza Carkenna.- respondió un poco más calmada ahora. Quizás la médico tuviera razón pero habían sido unas horas muy largas y dificiles. Demasiados acontecimientos. Necesitaba descansar.

- ¿Hará que me avisen si mejora?.- preguntó dispuesta a darle la dirección de su casa - Es un buen hombre y no merece acabar sus días asaltado en un callejón una noche oscura.-

La mujer asiente con la cabeza.

- ¿Carkenna? Por supuesto, haré que la avisen en cuanto despierte. Espero que podamos enviarle buenas noticias. - dice mientras se despide.

Sales del hospital y te diriges a la casa de Ilsa lo más rápido que puedes. Está en los mismos barrios centrales, así que no tardas demasiado en llegar. El edificio destaca de los adyacentes, dejando muy claro que la familia Svetlan ha contado con grandes arquitectos entre sus antepasados. Cuando llamas a la puerta, Irina, la sirvienta de confianza de Ilsa te saluda y te deja pasar.

Los pasos de Irina resuenan en el pasillo mientras dice.

- Pase por aquí, señorita Carkenna, siempre es un placer recibirla.

Llega hasta la sala de visitas, seguida por Biza. Ilsa, sentada en un sillón charla con Diana que se encuentra a su lado.

- Pase, la estaban esperando - dice con gesto amable. - ¿Desea tomar algo? Parece que ha estado corriendo y con este calor seguro que estará deshidratada - añade con una sonrisa maternal mientras vuelve a salir por el pasillo en dirección a la cocina.

- Agradecería algo de agua.- respondió a Irina

- Me temo que Rhenar sigue postrado en cama.- dijo ahorrandose el saludo cuando la sirvienta se había retirado - Por ahora no podrá decir nada.-

- Estoy preocupada por él. Es obvio que quien le atacó anoche le dio por muerto y ese alguien es demasiado poderoso como para dejar cabos sueltos.-  reflexionó - Hay un guardia en su habitación pero creo que no será suficiente si se deciden a callarle para siempre.- fue entonces cuando Biza se dio cuenta de lo agotada que estaba. Un ligero mareo le sobrevino y buscó un asiento donde sentarse.

-Descansa un poco Biza. Debemos pensar en proteger a Rhenar. Esperemos que Eric llegue a tiempo y pueda ofrecerle algo más de seguridad. De lo contrario tendremos que buscar alguna alternativa.

Ilsa seguía sintiéndose culpable por lo sucedido la noche de ayer, así que se dirigió ella misma a por el jarro para su compañera. Aprovecha para tratar de aplacar a Irina y tranquilizarla un poco, explicándole la gravedad de la situación y pidiéndole que confíe en ella.