Partida Rol por web

El Dindavara toma otra taza de té mientras sopesa las palabras de Alex. Finalmente contesta.

Esperaremos a que nuestra incursión nos lleve lejos del campamento. Es lo más prudente...

Asiento a las palabras del guerrero.

-Supongo que la precaución se antepone a la educación- mientras busco acomodo para dormir- seremos desertores de un ejercito desertor- sonrio mientras no aguanto más con los ojos abiertos y me duermo.

Henry se aleja y te quedas en silencio durante un rato. Sin embargo, Martha no tarda en llegar a tu lado.

- Tus compañeros ya se han ido a dormir. Les hemos montado una tienda en las afueras del campamento... Pero, ¿por qué esa cara tan larga? ¡Areth! - te mira fijamente, con un gesto serio que deja claro que si no te animas tú solo, lo hará ella de un bofetón.

- ¡Venga, vamos a beber un poco más! Zolgar se ha quedado muy triste cuando tu pequeño amigo le ha rechazado, ¡jaja! - Tira de ti y te lleva hasta tus antiguos compañeros. La camaradería de tu gente hace que te vuelva a mejorar el ánimo. Tal vez no soportes a Henry, pero ahora estás con tu gente y, cuando esto acabe, finalmente encontrarás a tu hermana. Si Henry, Alder o Asceltis intentan separarte de ella de alguna forma, probarán el acero de los Dhalbach... o cualquier otro hasta que recuperes tu espada.

Durante un buen rato, disfrutas de la fiesta. Sabes que no son tan comunes en el campamento como pueda dar la impresión. Al fin y al cabo los recursos no abundan aquí. El hecho de que hayan sacado varios barriles de cerveza para recibiros te da una idea de lo importante que resulta tu regreso para ellos.

- ¿Y bien? - pregunta Martha. - ¿Dormirás con tus nuevos compañeros o en tu antiguo pabellón, con tus camaradas? - Fantaseas por un momento, pensando si en su pregunta hay alguna proposición implícita, pero sabes que es una mujer directa y, si quisiese algo lo diría sin rodeos.

Vais a una de las tiendas en las afueras del campamento, que al parecer han reservado para vosotros. Alex no tarda en dormirse y Yi Fan se queda un rato, pensativo.

Henry llega un poco después y saluda al dindavara. - Mañana será otro día, - dice con su clásica sonrisa. - Y espero que ese cabezota de Areth consiga que toda esta gente colabore...

Se tumba en su camastro. Es la primera vez en una semana que dormís en algo más blando que vuestras mantas sobre el suelo, así que las pajas amontonadas os resultan un lecho más cómodo que cualquier colchón de plumas.

Algo más tarde, Anguy llega a la tienda. Parece sorprendido al ver a Henry y te mira con un gesto de complicidad en el rostro. Su pregunta no formulada queda flotando en el ambiente. ¿No le habrás dicho nada a él, verdad?. Yi Fan niega con la cabeza y Anguy asiente. Vuestro diálogo silencioso se prolonga un momento más, y respondes afirmativamente a su gesto, señalando la salida de la tienda con la cabeza. Anguy afirma, entendiendo que el guerrero ha decidido finalmente acompañarle y se dirige a su camastro.

La fatiga del viaje se deja notar y no tardáis en quedaros dormidos.

Es todo tan complicado, Martha... Digo, mientras me froto la cara con la mano nudosa y empapada en sudor.

Sólo  he estado unos días en Uldnatch y ya me han amenazado de muerte, he perdido mi espada y añaden al plato que si vuelvo a ver a mi hermana como mucho me arrancará la lengua de un mordisco...

La mano da un par de golpes en la nuca y me estiro, ruidosamente.

Sonrío y tomo otra jarra de cerveza, antes de volver a buscar un segundo de intimidad con Martha.

Martha... Me gustaría pedirte algo. No quiero involucrarte en esto, pero necesito que cuando yo te lo ordene cabalgues a Uldnatch al menos a un día de distancia de mi, con una información importante. De ello depende mi pellejo, pero no quiero poner el tuyo en juego...  Le doy una patada a una piedra y añado -Entenderé si me dices que no, pero necesito alguien que sepa cabalgar, y creo que eres la única persona en la que puedo confiar.

Una sonrisa cómplice, sincera y en parte amorosa se dibuja en la cara del guerrero:

Por los siete ríos, Martha... No sé cómo he llegado a esto. No sabes las ganas que tengo de volver con Nadia a aquí, y volver con los míos, de sacarla de ahí y zanjar este maldito asunto. De conseguir que los políticos de Uld terminen con las malditas levas en masa, de olvidarme de ese maldito Henry, y de Anguy, y de Alder, y de Asceltis, y de Ulnatch. 

Con un gesto decidido que denota pequeños símbolos de embriaguez me sirvo otra cerveza, que bajo de unos sonoros sorbos.

¡Por los siete ríos, Martha, vamos a bailar! ¡Dame una excusa para que mañana me levante!

Yi Fan habla con Anguy y deciden encontrarse una vez el guerrero se separe del grupo de desertores. Malhumorado, el explorador se va a acostar, aunque el dindavara no está seguro de si llegó a dormirse. El cansancio del viaje se deja notar y no tarda en acompañar a Alex al mundo de los sueños.

Un golpe de la puerta cerrándose bruscamente os despierta a la mañana siguiente.

- ¡Arriba! - la voz femenina resuena por toda la habitación. - ¡Hay muchas cosas que hacer esta mañana! - Martha os sonríe cuando abrís los ojos. - ¿Dónde está vuestro compañero? - pregunta señalando la cama de Anguy, vacía y ligeramente revuelta.

- Habrá salido a pasear al perro... - contesta Henry, estirándose al levantarse.

La mujer frunce el ceño. - El desayuno espera fuera. Y Jakko quiere hablar con vosotros lo antes posible - dice antes de volver a salir de la habitación.

Bailas hasta bien entrada la noche con Martha y con varias de tus compañeras en el grupo de Jakko. Bebéis hasta que se termina la cerveza y durante un rato olvidas tus problemas.

No recuerdas cuándo te fuiste a dormir, pero despiertas en tu antiguo barracón. Hace tiempo que amaneció y la mayoría de tus compañeros ya se han levantado. Tan solo los ronquidos de Zolgar se escuchan al fondo de la habitación. Fawkes te sorprende, comunicándose contigo mientras aún te estás desperezando.

- ¡Arriba, grandullón! - dice. - Tengo información importante. El explorador, Anguy, se escabulló en mitad de la noche. Esquivó a los centinelas y se alejó del campamento. Antes de que me lo preguntes, - añade precipitadamente - no sé dónde ha ido. Ese perro suyo, Serbal, es un sabueso enorme y, aunque sea un poco tonto no me apetece que me persiga sólo por cotillear.

Te enderezas y ves a Fawkes saltar por la ventana. En cuanto te sientas en la cama, se frota contra tus piernas, ronroneando.

El guerrero estaba demasiado acostumbrado a las borracheras como para vomitar, aunque sí un terrible dolor de cabeza chocó contra él como un techo, cuando levantó la cabeza escuchando al bueno de Fawkes.

Bueno, no estoy para sacar conclusiones precipitadas, Fawkes...- Digo, mientras enjuago mi cara con un poco de agua de rocío recogida en uno de los cascos de fuera de las tiendas.

Me pongo la armadura y ahora mismo voy a avisar a los compañeros. Intenta mientras coger un rastro de Serbal, con lo fuerte que huele ese mastodonte podríamos seguir su rastro.

Con un paso acelerado, intentando no sacar conclusiones antes de tiempo voy avanzando a paso agigantado sobre la tienda de mis compañeros, para despertarles.

Unos apresurados pasos metálicos resuenan alrededor de la tienda, y en ella aparece Areth, con un aspecto algo resacoso, pero con la armadura puesta, y la espada en el cinto.

-Compañeros... No quiero sacar conclusiones precipitadas, pero Anguy ha esquivado a los centinelas y se ha ido en medio de la noche. ¿Sabéis algo sobre ello? Quizás deberíamos ir a buscarlo...

Yi Fan se pone en pie de inmediato, completamente despejado. Recuerda los días de instrucción cuando todavía era sólo un muchacho, hace años: "Un soldado debe tener el sueño ligero y estar preparado en cualquier momento del día".

El Dindavara se aplica sus propias palabras, y se viste con la camisa que ha dejado colgada a un lado de la tienda. Justo cuando se dispone a salir para asearse en el riachuelo es cuando irrumpe Areth en la tienda.

Compañeros... No quiero sacar conclusiones precipitadas, pero Anguy ha esquivado a los centinelas y se ha ido en medio de la noche. ¿Sabéis algo sobre ello? Quizás deberíamos ir a buscarlo...

Terminando de ajustarse la camisa, Yi Fan recoge el estuche de madera que siempre lleva consigo mientras responde al guerrero:

A estas alturas ya conoces el carácter solitario de nuestro explorador. No gusta de permanecer donde hay mucha gente... Anoche me comentó que seguramente se adelantaría a nuestros pasos y se encontraría con nosotros más adelante, fuera del campamento.

No te preocupes por él Areth...

No era una mentira, pero tampoco toda la verdad, y Yi Fan se siente incómodo al pronunciar las palabras. Pero se dice a sí mismo que el día que se sienta a gusto engañando a otros, ese día no será mejor que la mayoría de la gente de este grupo de desertores...

Me incorporo sobre un brazo al oir la voz de martha despertándonos, sin embargo, antes que mi mente pudiera procesar una respuesta, se marcha y en su lugar aparece Areth. Mal cambio.

Me dejo caer en la cama otra vez, mientras me aprieto la sien ( ¿las sienes? -.-!), porque se ha instalado el famozo pinchazo que me da después de beber. Anguy se ha ido ya, cosa que no me extraña, Henry hace bromas, Yi fan ya está listo como siempre y Aereth haciendo preguntas... el mundo sigue igual, puede seguir girando sin mí.

- No pienso salir a buscar al trampero ese ni aunque mi vida dependiera de ello- sentencio con voz ronca-.

Coloco los brozos detrás de la cabeza mientras busco fuerzas de voluntad para levantarme. Sólo un minutito más.

La sonrisa de Henry desaparece por un momento al escuchar que Anguy ha salido del campamento, pero a penas un instante después vuelve a aparecer en su rostro, de forma que os hace dudar si ha sido un simple gesto. Martha, por su parte, frunce el ceño preocupada.

- ¿Se ha ido? ¿Cómo que se ha ido? ¿Dónde? - pregunta confusa. En su rostro hay una expresión sombría, como si temiese lo peor. - Areth, ¿quién era ese hombre? - Se acerca al guerrero y en voz baja, dice: - Sabes de nuestra precaria situación aquí, si Anguy nos traiciona, más nos vale que el ejército de Uldholm esté ocupado con los Truil, porque si no...

Se separa del guerrero y mira al resto. - Jakko quería veros y, dadas las circunstancias, me temo que el desayuno tendrá que esperar - dice encabezando la marcha al salir de la tienda.

El campamento hace tiempo que ha despertado y la gente se dedica a sus quehaceres diarios, olvidada ya la fiesta de la noche anterior. En el fuego hay una olla en la que parece haber aún algo de comida. Pese a no oler de forma demasiado apetitosa, los días de marcha os han dejado con hambre suficiente como para comer cualquier cosa. Sin embargo Martha pasa de largo en dirección a la casa de madera de Jakko.

Ayudando al adormilado Alex a mantener el equilibrio, Yi Fan sigue a la mujer a través del campamento hacia la cabaña de madera, seguido de Areth y Henry.

Ha alcanzado a oir las palabras que la exploradora ha murmurado al guerrero, y todavía piensa en ellas. Sin duda hay algo en relación a este campamento que todavía no ha alcanzado a comprender. Puede que si más adelante puede hablar en privado con Areth, él pueda explicarle lo que realmente sucede.

Por el momento, es hora de verse las caras con Jakko...

No puede haber ido muy lejos, Martha. -Miro a Henry un segundo y añado- Y si sabe lo que le conviene, no hará ninguna tontería. Será mejor ir a hablar con Jakko ahora, no podemos perder tiempo.

Pego una patada ligera a Alex diciendo:

Señor Vangrant, buenos días. Levántaos si tenéis a bien. Os alegrará saber que un día más sigue el sol en su sitio.

No me tomo a mal la patadita, refuñando un poco más me levanto.

- Que pesados con las prisas y con hablar con Jakko, ya van tres veces- me voy a vestir y me doy cuenta que ya lo estoy- ¿hemos vuelto al ejercito?.

Salgo de camino a un buen desayuno cuando Martha acaba con mis esperanzas, y agarrando algo de alguna mesa lo voy masricando mientras vamos a ver al jefe de los desertores. Voy caminando con Yi.

Le susurro a Yi cuando vamos hacia la tienda.

-Anda que no podrías haber mentido un poco mejor- le pego un mordisco al trozo de pan- Defame fablar a mí, que eshoy buenon invenfando fistorias-.