Partida Rol por web

El batidor camina en silencio y a menudo se para mirando en otra dirección. Sabes que no es un hombre de muchas palabras así que te sorprende cuando rompe su silencio para dirigirse a ti.

- Lamento lo ocurrido. No creí que me fuesen a ver mientras me acercaba a buscarte... - dice a modo de disculpa.

Mira a su alrededor y busca la referencia del sol, cada vez más hundido en el horizonte.

- La vanguardia Truil está más al norte - informa. - ¿Dónde estamos yendo? ¿Pretendéis bordear a su ejército para pillarles por la retaguardia? - Pregunta, tratando de ponerse al día con el plan.

Caminas taciturno en la retaguardia del grupo para poder mantener a todos vigilados, especialmente a Henry que sigue sonriendo en el centro del grupo, caminando como si pasease por los Barrios Centrales de Uldnacht.

El mensaje telepático del gato te saca de tu ensimismamiento.

- ¡Ha vuelto ese maldito perro! ¡Con lo tranquilo que iba a estar sin él ahora tendré que pasarme el viaje pendiente de sus apestosas mandíbulas!

La exploradora reduce el paso ligeramente para colocarse a tu lado. No ha vuelto a destensar su arco desde que os pusisteis en camino y se nota que ella misma está más tensa de lo normal.

- ¿Por qué te pusiste en medio? - pregunta refiriéndose al incidente de hace un rato. - El desprecio de ese hombre es evidente y me extrañaría que no trate de apuñalarnos en medio de la noche... - dice refiriéndose a Anguy. - ¿Sabías que había venido a buscar a Yi Fan?

Pese a estar hablando contigo, con su mirada otea el horizonte, buscando siempre el mejor rumbo que seguir. Recuerdas haber visto a tu padre hacer lo mismo en alguna ocasión, cuando os aventurasteis al campo después de recuperarte de tu enfermedad.

Accidentes ocurren, Fawkes... Los accidentes ocurren... - Camino siniestramente, acercando la mano a la empuñadura de mi espada por unos segundos.

Asegúrate de que Sonrisas no puede interceptar la conversación, y de que ese bicho no se puede comunicar como tú o yo. Nunca se sabe que pude ocurrir con ellos.

Tienes buen criterio, explorador. Comenta Yi Fan a modo de respuesta. Es justo lo que tratamos de hacer.

El Dindavara se ha quitado el sombrero de juncos y se ajusta las vendas en torno a su cabeza. Las heridas van cicatrizando bien gracias al ungüento de Asceltis pero prefiere llevarlas cubiertas al menos durante un par de días más.

Se ha propuesto el plan de localizar algún grupo aislado de salvajes y emboscarlo para capturar a alguno de ellos, y así obtener las respuestas que necesitamos. Yi Fan hace una pausa, para continuar hablando en voz más baja, sabiendo del buen oído del señor Henry. Pero no estoy convencido de que vaya a dar resultados. Yo he pensado usar un enfoque más directo: ir al encuentro de una patrulla Truil, poniendo a Vangrant y a su magia en primera línea para ver cómo intentan anularla.

¿Qué opinas?

Fawkes se frota contra tu pierna sin a penas variar el ritmo de su paso.

- ¿Ese chucho? ¡No es más que un perro, Areth! ¡No me compares con ese saco de pulgas! - protesta. - Y Henry no es un hechicero. O, al menos, no está sintonizado con ninguna escuela. Podría sentir su hechizo de sintonización si lo estuviera...

Guarda silencio por un momento, ronroneando ligeramente.

- ¿Qué piensas hacer? Esos tipos son peligrosos. Tal vez no más que Yi Fan o tú, pero si tratas de enfrentarte a ellos te puedes llevar una sorpresa. Y no creo que a Asceltis le haga mucha gracia...

Se queda pensativo un momento.

- Es arriesgado. Si usamos al crío como cebo perdemos el factor sorpresa. - Su expresión de fastidio por el hecho de que Martha le haya detectado mientras se colaba en el campamento es aún patente cada vez que mira a la mujer. - Además, siendo un solo hechicero, es posible que no se molesten ni en cancelar su magia. No sabemos el esfuerzo que les puede costar anular los hechizos, pero tal vez no les sea rentable hacerlo para acabar con un mago. - Levanta su arco, dejando muy claro su opinión de la forma más sencilla de eliminar a un hechicero.

Durante unos pasos se mantiene callado. Finalmente decide compartir sus pensamientos contigo.

- Pero los Truil que anulan la magia están en la vanguardia, adentrándose en nuestra frontera. Infiltrarnos tras sus lineas es posible que no nos aporte nada...

Sigue caminando en silencio, con su perro de caza junto a él, pensando alguna opción mejor para descubrir lo que está pasando.

Habrá que esperar, Fawkes... - Estiro mis brazos, acompasándolos con el del resto de mis compañeros y añado (mentalmente) -Habrá que esperar... Pero los truil son implacables.

Miro a Martha quien se ha acercado, quizas preocupada por mí, quizas, como siempre, manipulándome de alguna manera para hacerme hablar. Este estado de continua alerta me tiene cansado y respondo con sinceridad.

- Intentaba que Anguy no te disparara, en teoría, soy importante para completar la misión que nos encomendó asceltis, y pensé que no dispararía- miro al frente- aunque tampoco me quedó muy claro... ultimamente mi vida se pone en peligro tantas veces que una más ya no me afecta demasiado, creo que los valientes lo son muchas veces porque les da igual lo que pase- le quito hierro- en cuanto a lo de que si sabía que venía a buscar a Yi-Fan, si lo sabía, pero elegimos quedarnos contigo.

Jugueteo nervioso con una ramita del camino esperando que no se enfade.

Camináis durante horas hablando con alguno de los miembros del grupo o, sencillamente, andando a su lado. Tan solo Henry se queda en el centro, sin acercarse a nadie, mirando a unos y otros con su sempieterna sonrisa. Finalmente, Martha da el alto.

- Allí es un buen sitio para acampar - dice señalando una pequeña hondonada entre varias rocas. - Las piedras nos potegerán de la vista y podemos incluso encender una pequeña hoguera para cocinar y pasar la noche.

Muy a su pesar, Anguy no tiene nada que objetar a la elección de la exploradora, así que se mantiene en silencio, aproximándose al lugar señalado seguido de su fiel perro.

No tardáis en preparar un improvisado y sencillo campamento y casi antes de que os deis cuenta, Anguy ha encendido la lumbre. Os sentáis todos alrededor y, en silencio, calentais la cena sabiendo que es posible que pasen varios días hasta que podáis volver a comer algo caliente.

Comeis y bebéis sin decir nada, hasta que vuestra guía rompe el silencio.

- Hay que distribuirse las guardias - dice con voz algo nerviosa. De alguna forma, parece que está abriendo una caja de Pandora. - De dos en dos - añade. Obviamente no se fía de que Anguy o Henry puedan velar por la seguridad de los demás.

Me acerco a Martha a hablar con ella, después de los últimos acontecimientos, puede pensar que yi-fan y yo estamos con anguy y henry conspirando, esperando alguna oportunidad para atacarla por la espalda, y aunque no soy el mejor guardaespaldas no pienso dejarla al margen.

Como cerca de ella en silencio y cuando pide parejas yo lo tengo claro.

- Martha si no te importa que te aburra con mis cháchara, me gustaría compartir el turno de guardia contigo- sonrío cálidamente-.

Areth parecía más enfadado de lo normal. Pero quizás no era enfado lo que había en su cara. Había una expresión extraña, como decepcionado... No, decepcionado no. Arrinconado. O quizás iracundo. En cualquier caso, disfruta con su característica voracidad de la comida mientras vuelve a grabar en su cara por enésima vez una sonrisa socarrona ante las palabras del hechicero.

Sonrío y le guiño un ojo a Martha como gesto de complicidad:

-Me parece bien. Yi Fan y yo haremos la siguiente. 

No eran tales las emociones que atravesaban al guerrero. Estaba comunicándose con su inestimable compañero.

-Fawkes... Te pido un favor, camarada. Si todo sale según lo previsto, Henry y Anguy tendrán la última guardia. Échales un ojo, a ver si dicen algo interesante.-  Sonrío débilmente- No me voy a poner sentimental, ya lo sabes... pero... Gracias por seguir a mi lado, compañero. Sin ti a estas alturas, ya estaría muerto.

En el momento en el que oye el susurro de Alex, Yi Fan abre los ojos. Ha llegado su turno de guardia. El Dindavara se incorpora y agradece con una palmada en la espalda al joven hechicero el haberle despertado, aunque él nunca ha tenido el sueño muy profundo.

Frente al fuego ya está Areth, alimentándolo con ramas secas. Yi Fan se aproxima y coge un odre con agua, para beber un pequeño trago y después humedecerse un poco el rostro. Mira de reojo al guerrero Uld para tratar de valorar su estado de ánimo. El día de hoy ha sido muy tenso para todos ellos y ya conoce lo suficiente a Areth como para saber que no es de los que se guardan dentro la ira, sino de los que actúan impulsivamente. Así que prefiere obviar lo sucedido hace unas horas y hablar sobre lo que les espera más adelante.

No nos va a resultar una tarea simple. Susurra Yi un rato más tarde. Aunque logremos capturar a algún salvaje de un grupo del flanco o la retaguardia del ejército Truil, no hay garantías de que hable, o de que siquiera conozca la información que necesitamos.
Es bastante probable que el método con el que anulan la magia de vuestros hechiceros sea un secreto conocido por unos pocos y es casi seguro que ese método lo aplicarán prácticamente en la vanguardia...

Con todo esto quiero decir... Las llamas se reflejan en los ojos oscuros del Dindavara. ...que no hay muchas posibilidades de tener éxito en esta misión. Yi Fan hace una pausa y mira a Areth. Si fracasamos, yo no pierdo más que una recompensa y quizás el poco respeto que Asceltis tenga hacia mí, pero en cambio tú... Creo que tienes razones personales para seguir adelante...
 

Contemplaba las estrellas en silencio, tumbado y en duermevela, cuando llegó mi turno.

Pegué un respingo, refunfuñé y me puse en pie a vigilar.agua -Por los siete ríos... Que sueño... Bueno, habrá que aguantar...

Las palabras de Yi Fan destilaban esa mezcla de realismo y seriedad tan diferentes a las mías. Aunque en el fondo creyésemos lo mismo...

Sus palabras habían dado en la diana.

Si, así es, Yi Fan. Supongo que yo no soy ninguna máscara; no es muy difícil entresacarlo.

Miro al cielo, como recordando viejos tiempos, quizás aislándome en uno de los pocos momentos de tranquilidad de los que el guerrero había gozado. 

En Uldhom es normal ver gente volando, y gente pescando gente que vuela para devorarles, coger más impulso y llegar más lejos.

Esto es lo poco que recuerdo de mi padre. Eso, sus palizas, sus abrazos y una tarde que me llevó a ver el molino del pueblo. Mi pueblo se autoconsumió por culpa de un alcalde avaricioso,  mi padre murió en la frontera Truil en una de las levas del ejército, y mi madre al dar a luz; pues al médico lo habían colgado la semana pasada. 

Una sonrisa melancólica y macabra se adueña de mi, mientras hago crujir los huesos de la espalda al estirarme -Yo era una rata por aquel entonces. Robé de carretas, pegué a otros niños para quitarle el pan, y destripé gallinas cuando otros aún aprendían a leer. Luego Jakko me acogió, y el resto... es bastante obvio.

Pero, siempre me pregunté que sería de mi hermana. O al menos eso recuerdo, que era una niña. Viví tranquilo, entrenándome con los desertores, hombres con más honor que muchos soldados de punta en blanco. Luego Asceltis me envió una carta; por lo visto ella sabe dónde está mi hermana... 

Mi voz se vuelve amenazadora pero impotente -Pensé que todo acabaría con el asunto de la Stormtongue, que luego conocería a mi hermana...-¿Areth había dejado caer una lágrima? En cualquier caso, la secó pronto y disimuladamente- Y aquí estoy, pidiendo favores a las últimas personas que me los deben, y con la incerteza de saber si la veré algún día, de si realmente ella es mi hermana, o si ella me quiere ver. Estoy jodido, ¿verdad?

La escasa luz del horizonte desaparece poco a poco y el cielo rojizo del eterno atardecer se torna finalmente negro mientras el sol disminuye su intensidad. Poco a poco, todos se van a acostar y os quedáis vosotros montando guardia. Martha dirige una mirada de reproche a Areth justo antes de cubrirse con una manta, dejando muy claro que desaprueba la forma en la que se han distribuido las guardias.

Todo parece tranquilo durante vuestra guardia y os sentáis un rato para charlar. El día comenzó con Yi Fan sincerándose ante Jakko y termina con Areth contándole su historia al guerrero dindavara. Habláis un rato más hasta que el tronco que marca vuestra guardia termina de consumirse en la hoguera.

Avisáis a Martha y Alex sin que ocurra ningún incidente. De momento todo parece tranquilo aunque, por lo que han comentado Anguy y Martha, no será hasta el día siguiente cuando empezará a haber riesgo de encontrarse con Truils.

Areth y Yi Fan os despiertan para el siguiente turno. Os informan de que no ha habido ninguna novedad durante la noche y se tumban en el suelo, cubriéndose con sus mantas. Cansados por el día de camino, no tardan en dormirse. Terminas de despejarte mientras Martha se acerca a la hoguera. Te fijas cómo coge un tronco relativamente pequeño y lo mide con la mano antes de añadirlo al fuego.

- Nuestra guardia terminará cuando se termine de consumir - te informa antes de coger su arco.

Durante unos minutos paseáis por el perímetro del campamento, subiendo la pequeña loma que rodea la hondanada para atisbar los Yermos Truil. Oteáis el horizonte buscando algo que destaque contra la negrura de la noche, pero no hay nada que llame vuestra atención. Al cabo de un rato, os juntáis en lo alto de la la loma. Te fijas cómo Martha mira hacia el campamento casi tan a menudo como hacia los Yermos.

- No entiendo cómo Areth ha dejado a esos dos para montar guardia juntos... - dice señalando la zona donde descansan Henry y Anguy. - Me sorprendería que no intentasen rajarnos la garganta mientras dormimos.

Parece enfadada y resulta evidente que no confía en los enviados de Asceltis. Se sienta a tu lado, dejando el arco al alcance de su mano y jugueteando con la empuñadura de su espada corta. Su rostro parece oscurecerse, como si hiciera eco a sus pensamientos y de alguna forma te da la impresión de que su gesto no concuerda con su habitual carácter afable.

Yi Fan mantiene el silencio ante las palabras del guerrero. Aunque no dice nada en su mirada se reflejan sus propios fantasmas: A su padre colgando en la horca, a su hermano cometiendo el suicidio ritual... el mismo que hubiera llevado a cabo el mismo Yi Fan si su madre no se lo hubiera impedido al obligarle a jurar que no se quitaría la vida.

Madre... ¿sigues viva o la enfermedad y la pena te han llevado ya a reunirte con el Padre-Espada y la Madre-Corazón?

El Dindavara parece perdido en sus pensamientos. Y un rato después, cuando seguramente Areth ya no se lo espera, le responde.

Estás jodido. Dice, aunque la grosera expresión sigue pareciendo formal al decirla Yi Fan. Pero la sangre es importante. La familia es importante. Debes intentarlo al menos. Yo ni siquiera tengo ya la opción de recuperar a los míos, por lo que no quiero verte echar por tierra tu oportunidad de encontrar a uno de los tuyos.

Yi Fan no aparta la mirada de las llamas mientras termina diciendo:

Te ayudaré en lo que pueda, Guerrero.

Me alegra oír eso. -Sonrío sinceramente y le doy una palmada en el hombro a Yi Fan. -¿Y tú? ¿Cómo has terminado trabajando para Asceltis? Sinceramente, pareces ser la última persona que haría algo así...