Partida Rol por web

Aquí no dejamos a nadie atrás. Afirma Yi Fan en voz baja pero profunda. Quítate esas ideas de la cabeza chico.

Por mal que le pese, Henry tiene razón. Necesitan salir de aquí, pero también necesitan descansar, al menos un poco, mientras el ungüento de Alder hace su efecto. Mientras tanto parece que Alex comienza a recuperar el sentido, aunque sea para decir insensateces... ¿Qué lo capturarían vivo al ser un hechicero? El chico no estuvo con él y con Anguy cuando rastreaban a las amazonas y llegaron al campo de batalla plagado de cadáveres. Él no vio los restos de los hechiceros ni lo que esas mujeres les habían hecho...

Sin embargo, lo que menciona Alex le recuerda algo.

El Dindavara rebusca en el interior de su faja y extrae un pequeño paquete de piel dura y lanosa enrollada sobre si misma, se inclina sobre el joven hechicero y la coloca entre sus manos, desenrrollándola con cuidado.

Esto estaba en posesión de la amazona de los Caras Azules que derroté. Lo escondía en un doble fondo de las alforjas de su montura.

Al abrir el paquete, se revela una pequeña piedra, no más grande que la uña de un dedo meñique, de un color rojizo intenso

Yi Fan hace un gesto de advertencia a Alex, para que no toque la piedra.

Cuando la descubrí - explica - era translúcida, pero en cuanto la toqué con los dedos adquirió este color.

¿Alguna idea sobre qué puede ser?

Miro la gema sin atrever a tocarla, podría hacer algo más pero necesitaría bailar para canalizar la energía.

- Yi, eso, puede no ser nada, o puede ser lo que hemos venido a buscar- me quedo parado ante la enormidad de mis sospechas- si es lo que creo, puede que mi magia no funcione cerca de esta piedra, si está activa...

Por un momento el dolor de cabeza afloja y comienzo a ver las cosas con perspectiva. No podemos huir porque ellas tienen caballos y nosotros tenemos piernas. Necesitamos caballos para alejarnos o escondernos.

- Romper el cerco o meternos más en el centro y escondernos- no tenemos más opciones, me masajeo las piernas y respiro profundamente, cuando caigo en la cuenta de algo- Henry, Yi, Anguy... gracias a todos...

Henry coge la mano de Alex, lo que le recuerda por un momento el gesto de la abogada que le sacó de la cárcel.

- No - sentencia negando con la cabeza. - Si fuera esa piedra lo que cancela la magia, ahora mismo no seguirías sintonizado con tu escuela. Por los informes que tenemos de las batallas, no hace falta el contacto con ningún objeto para disipar los hechizos.

Pide a Yi Fan la piedra y la toma en su mano. La observa con detenimiento y frunce el ceño mientras la mira a trasluz.

- Sin embargo, es probable que esto tenga algo que ver con lo que hemos venido a buscar. Al menos parece un buen punto de partida para seguir buscando... Si conseguimos salir de aquí.

Le devuelve el fragmento de la piedra al dindavara, pensativo.

Martha casi levanta la voz cuando os contesta, pero en seguida recuerda vuestra situación y empieza a susurrar.

- ¡Esperad un momento! ¿Os habéis vuelto locos? - pregunta mirando especialmente a Alex - ¿O ese golpe en la cabeza te ha dejado atontado? - Suspira con frustración. - Eres un hechicero y, por lo que sabemos, de los pocos que volvieron a la capital después de una batalla con los Truil. ¡Tú tienes menos posibilidades de sobrevivir si te capturan que ningún otro!

Sujeta al chico, adivinando sus intenciones.

- Yo soy la única que podría salir de aquí con vida... Si consigo montar una distracción y robar alguno de los caballos al menos tendría una posibilidad.

Mira la piedra, de nuevo en manos de Yi Fan. - Alex lanzó un hechizo para derribar a la amazona. Creo que por eso nos han detectado, y no me sorprendería que tuviera algo que ver con eso. Llevadla al campamento de Jakko, tal vez allí podáis descubrir algo más.

Anguy mira a Martha con un gesto a medio camino entre la desconfianza y el respeto.

- No vas a ir ahí tú sola y desarmada... - le dice a Martha. - Y, desde luego, no te voy a dejar mi arco.

Se vuelve a Henry, esperando una confirmación del hombre y, cuando este asiente, se gira hacia Yi Fan.

- Asceltis me pidió que os mantuviera con vida... Y no tengo la más mínima intención de volver a ese campamento de traidores. Además, si una desertora va a hacer algo heroico por una vez, me gustaría estar allí para verlo.

Mira a Martha y señala al campamento.

- Si llegamos hasta allí y podemos provocar un incendio en las cuadras, las amazonas no tendrán más remedio que regresar. Tú podrás escapar con un caballo y yo te cubriré - dice levantando la mano con su arco.

Yi Fan mira alternativamente a Anguy y Martha mientras siente como si una garra le oprimiese las entrañas. Entiende perfectamente lo que ambos pretenden hacer y el riesgo que van a correr, sólo para darles a ellos una oportunidad de escapar.

Gra-gracias... Muchas gracias... consigue decir luchando contra la congoja que lo embarga. No es una palabra que haya utilizado a menudo en su vida. De hecho, dar las gracias está visto como una muestra de debilidad en su patria. Pero en estos momentos es lo que siente de verdad, un profundo agradecimiento y una honda pena porque sus propios prejuicios le hayan impedido valorar más a sus compañeros de viaje.

Se inclina hacia Alex. ¿Me oyes chico? Vamos a salir de aquí. Le pasa la mano por la espalda para incorporarlo un poco más. Prepárate para moverte aprisa. Henry y yo te ayudaremos a avanzar.

No piensa desaprovechar la ocasión que Martha y Anguy les van a proporcionar. Esperarán a que ambos creen la distracción para escapar de este agujero y dirigirse a la espesura, hasta quedar fuera del alcance de las amazonas. El Dindavara asiente al plan de sus compañeros con gravedad, con su mirada reflejando el respeto más profundo hacia ellos...

Miro alternativamente a Martha y a Anguy, cuando Yi me saca de mi entumecimiento que empezaba a recorrerme por el cuerpo.

-Si- respondo aun con dudas en la cabeza mientras me incorpodo más. Parece que la hierba curativa ha hecho su efecto- estoy listo, no nos cogerán- no pueden morir nuestros compañeros en vano.

Tras unos pasos me giro hacia nuestros dos salvadores y sólo acierto a decir un tímido.

- Suerte- en apenas un susurro mientras me quito el pelo de la cara, la misma determinación que tenía para quedarme ahora se ha transformado en resolución para salir de allí. Es extraño lo rápido que se puede enfocar un destino diferente y todo gracias a ellos que me han dado esperanza.

Anguy cierra el puño y se lleva la mano al corazón, mirando fijamente a Yi Fan. Inclina la cabeza hacia Henry y se da la vuelta, no sin antes tender su espada corta a Martha para que la mujer no vaya completamente desarmada. Con la cabeza cubierta por la capucha de su capa, se agacha y se aleja por el pedregal.

La chica sonríe un momento mirando a Alex. - Saludad a Areth de mi parte. Decidle que siento no poder cumplir mi parte del trato.

Un rayo de luz se refleja en su mejilla mientras gira la cabeza, apretando los párpados para enjugar las lágrimas de sus ojos. Tras secarse rápidamente con la manga de su traje, sale en pos de Anguy sin decir nada, ya pensando en la misión que se han impuesto.

Para variar, Henry no sonríe y su voz suena ligeramente entrecortada cuando se dirige a vosotros.

- Movámonos... - dice secamente. - Tenemos que alejarnos un poco de este punto, pero sin ir demasiado lejos antes de que puedan preparar una distracción.

Sin más palabras, comienza a arrastrarse por el suelo, en dirección contraria a la que han tomado Henry y Martha, alejándose del campamento.

Sigilo: 2x7 y 2x4

Percepción: NADA -.-!!

Táctica: NADA

Vigor: 2x9

Tumbado en el suelo, Yi Fan comienza a gatear siguiendo a Henry y vigilando a Alex, que avanza a su lado.

Os movéis en silencio lo más rápidamente posible hasta que Yi Fan hace una señal para que os dentengáis. El entrenamiento marcial del dindavara le permite intuir a qué distancia las amazonas Truil habrán preparado un perímetro de seguridad. A su señal, os agacháis tras unas rocas mientras observáis cómo tres mujeres, lideradas por la que parecía guiar al grupo anteriormente, pasan a unas decenas de metros de vosotros.

Bruscamente, las mujeres detienen a sus caballos y se giran en vuestra dirección. Sin embargo, sus miradas pasan por encima de vuestra posición, en dirección al campamento. Os giráis un momento para ver una pequeña columna de humo desde una de las tiendas, próxima al cerco en el que guardan a los caballos. Espantados por el fuego, los animales salen en estampida pese a que sus dueñas tratan de controlarlos.

La líder de las amazonas deja escapar un grito de rabia y le hace un sigo a sus compañeras para que se dirijan hacia el campamento, quedándose ligeramente retrasada, aún mirando a su alrededor, buscándoos con la mirada mientras sujeta con su mano algo que le cuelga del pecho.

Durante menos de un segundo Yi Fan se atreve a mirar por encima de las rocas en las que se ocultan. Se esfuerza en contener un bufido de desaliento, ya que su sino continúa siendo aciago: una de las amazonas, la que parece poseer un rango más elevado, no se ha movido de su posición todavía. Es más, parece presentir su presencia, parece buscarlos con la mirada.

¿Cómo es posible? El Dindavara se pregunta qué estaría sujetando la mujer en su puño… ¿Quizás una pequeña gema como la que él guarda? ¿Le sirve acaso para encontrar a sus enemigos o tal vez…?

Su mirada se desvía hacia Alex. No es la primera vez que este pensamiento cruza su mente, pero cada vez está más convencido… de que estas Truil son capaces de sentir la magia que es propia del joven hechicero.

En nombre de Dindakuan, ¿cómo van a ser capaces de escapar de estos perros de presa con la forma de mujeres guerreras?

Henry os mira preocupado, señalando con la barbilla la pierna herida de Yi Fan y el improvisado vendaje alrededor de la cabeza del joven Alex. Hace un gesto de negación, expresando su opinión sobre atacar a la amazona. En una lucha abierta tal y como están las circunstancias habría bastantes posibilidades de que al menos uno de vosotros cayera en combate, especialmente teniendo en cuenta que el resto de las amazonas no ha tenido aún tiempo de alejarse demasiado y no tardarían en volver en auxilio de su líder.

Observáis con atención a la mujer, cuya mirada pasa por encima de las rocas tras las que os estáis ocultando sin llegar a detectaros. Bruscamente, tira de las riendas de su caballo y gira hacia el campamento, alejándose de vosotros.

La sonrisa vuelve al rostro de Henry mientras os hace un gesto para que le sigáis.

En el momento en que la mujer da la vuelta con su caballo, suelta lo que tenía agarrado en su mano. Un medallón que brilla con una luz rojiza y que recuerdas haber visto hace semanas cuando esta misma mujer acabó con la vida del Capitán Johan.

Yi Fan se permite respirar de nuevo una vez que la amazona se aleja de vuelta al campamento. En silencio, dedica una pequeña plegaria de agradecimiento al Padre Espada, ya que parece que le ha escuchado.

Girándose hacia Henry, asiente y coge el brazo de Alex para pasarselo sobre sus hombros mientras le sostiene la cintura para alzarlo un poco y seguir los pasos del sonriente sicario de Asceltis.

Una vez estoy cerca de Yi-fan, me permito el lujo de respirar. Sin quererlo había aguantado la respiración al ver el collar de la amazona. Era el mismo que vi en la batalla, esa es el arma del enemigo, la que acaba con los hechiceros. Se lo susurro a Yi mientras me apoyo en él, e intento coordinar mis movimientos, cada vez mejor.

- Ese, ese era el objeto mágico que buscamos, aunque ahora tenemos la confirmación- algo es algo- quizás esta información sea de ayuda.