Partida Rol por web

La oficial se da la vuelta para encararse con Yi Fan. Al contrario que su superior, no carga salvajemente, sino que trata de adaptar su forma de combate al enemigo con el que se enfrenta.

Manteniéndose a cubierto con el escudo, alarga el brazo lanzando un hachazo al hombro del duelista, tratando de obligarle a soltar su arma.

Manteniéndose en su posición, el Dindavara espera el nuevo ataque de la mujer.

Sin embargo en esta ocasión, a pesar de adoptar la misma postura que antes, Yi Fan tratará de sorprenderla, ya que su ataque irá directamente a por su caballo...

Alex se vuelve hacia la amazona. Recordando las técnicas que le enseñó su padre, cruza las dagas ante él en un gesto que parece más un ataque a la lanza de la amazona que un bloqueo en si mismo. Hatysa no esperaba esa táctica e, incapaz de hacer nada, ve cómo la punta de su lanza es desviada por encima de la cabeza del hechicero.

La Cara Azul frena en seco su caballo.

- Perro mago - dice con un fuerte acento truil. Si su mirada refleja un odio profundo, su voz está cargada de veneno. - No saldrás de aquí con vida.

Saca algo de su túnica y se lo lleva a la boca mientras vigila a Henry por encima del hombro. Al ver cómo el uld se acerca corriendo hacia ellos, hace girar a su caballo para que cocee al siempre sonriente hombre de Asceltis. En el mismo movimiento, ella misma alza su lanza, tratando de terminar con la vida de Alex de una vez por todas.

En el último momento, Henry se aparta a un lado, retirando su cabeza de la trayectoria del casco del caballo. Ese movimiento le impide saltar sobre su jinete para derribarla, pero aún así le permite descargar un tremendo golpe sobre el animal.

Caballo y jinete se tambalean, pero ambos consiguen mantenerse en su posición original.

- No aguantarás mucho más - masculla Henry dirigiéndose a la montura.

Yi Fan lanza un tajo hacia el caballo, pero pronto tiene que rectificar su movimiento para bloquear el golpe del hacha de la truil hacia su brazo. El metal choca contra el metal y el hacha sale desviada, con una profunda mella en su filo causada por la dinda del guerrero.

Por un instante, la mujer mira preocupada a su oficial, enfrentándose con dos enemigos al mismo tiempo. Sin embargo, al igual que Yi Fan, no tiene oportunidad de acudir al otro combate hasta que termine con su actual oponente. Se centra nuevamente en el dindavara y opta por una acción más agresiva, cubriéndose el brazo con el escudo mientras lanza un tremendo tajo con su hacha hacia la cabeza del guerrero. Pese a que la fuerza excesiva del golpe hace que su ataque se desvíe ligeramente hacia abajo, la cabeza del hacha describe un arco letal hacia Yi Fan.

Vuelvo a usar la misma parada pero parece que esta vez no soy lo suficientemente rápido y la lanza atraviesa mis desesperadas defensas.

- ¡¡¡YI-FAN!!!- grito asustado

El grito de Alex es escuchado por el Dindavara un segundo antes del siguiente encontronazo con la amazona.

Después hay un fogonazo de dolor.

Yi Fan prueba la tierra del suelo, mezclada por el sabor de la sangre. Su propia sangre. Siente calor en el pecho, un calor húmedo y pegajoso. Cuando se palpa la camisa destrozada y se mira la mano, la descubre empapada de rojo. Estrellas de colores aparecen en su campo de visión y siente como se le va la cabeza, es incapaz de fijar una imagen. Todo parece moverse a su alrededor a pesar de estar tendido en el suelo.

Abre y cierra los dedos de las manos. Le falta algo. ¡Su Dinda! ¡¿Dónde está su Filo?!

Al Dindavara le cuesta un tremendo esfuerzo mirar alrededor sin sufrir una violenta nausea y enfocar la mirada, pero lo consigue cuando percibe el destello plateado del acero. Allí está. A apenas medio metro de sus dedos. Pero por más que lo intenta, es totalmente incapaz de moverse lo suficiente para alcanzarla. Su cuerpo, simplemente, no le responde.

Vuelve su cabeza hacia un lado y su mirada se cruza con la de Alex. El joven hechicero también ha caído.

Yi Fan siente como sus ojos se humedecen poco a poco, su mirada se empaña y las lágrimas surgen como un surtidor, recorriendo su rostro.

Lo siento... Trata de decir, pero de sus labios sólo surge una espuma sanguinolenta.

Lo siento...

Casi a la desesperada, Alex consigue bloquear nuevamente el ataque de la amazona. Sin embargo, el golpe que recibe es tan fuerte que el brazo herido es incapaz de sujetar la daga por más tiempo. Con una sacudida de dolor, Alex se repone tratando de pegarlo al cuerpo para que el hombro no le moleste más.

Yi Fan, por su parte, recibe un terrible hachazo en el pecho que le manda despedido hacia el suelo. El terrible tajo hace que su arma caiga a su lado. Por un momento, cierra los ojos, casi sumido en la desesperación, pero cuando los vuelve a abrir ve que su movimiento no fue completamente inútil. Su oponente se sujeta el costado en la zona donde el filo de la dinda ha abierto un tajo casi tan profundo como el del mismo guerrero.

Sobreponiéndose a su propio dolor y desesperación, Yi Fan apoya la rodilla en el suelo, cerrando su mano con fuerza alrededor de la empuñadura de la katana mientras ve cómo la mujer consigue dar la vuelta a su caballo, tomándose un momento de respiro para evaluar su propia herida y la de su oponente.

Herny mira a Yi Fan y por un momento parece preocupado.

- ¡Maldita sea, extranjero! - le impreca. - Levántate si quieres que salgamos de ésta con vida.

Sin embargo, no tiene tiempo de ir a ayudarle, pues eso significaría dejar sólo a Alex con la mujer del medallón. Con un nuevo salto, lanza una terrible patada al pecho del caballo de la mujer. El golpe es devastador y termina con la vida del maltrecho animal, haciendo que caballo y jinete caigan hacia un lado.