Partida Rol por web

Kroke observa a la gente a su alrededor mientras escucha las palabras de Eric. Evidentemente no es un orador, pero consigue salir del paso más o menos airoso.

Atentamente, se fija en todos los presentes. Hay miembros de todos los gremios de Uldholm, aparentemente preocupados por la seguridad de su nación. Para su sorpresa, reconoce a varios miembros de su propio gremio, algunos oficiales e incluso un maestro banquero, James Wickard, reconocido en las asambleas del Gremio de Abogados, Mercenarios y Banqueros por oponerse firmemente a las ansias expansionistas predominantes en el gremio.

Al notar la mirada de Kroke, se gira hacia él. No puede ocultar un momento de sorpresa al reconocer al abogado, teniendo en cuenta su fama en los círculos de abogados, pero en seguida sonríe y le saluda con un gesto de cabeza.

Así que de eso se trata. Una coalición de pacifistas. Extraños compañeros de cama que hace la política.

Se ríe para sus adentros sin mostrar un ápice de la gracia que le hace su propia broma e incluso tapa su boca sorbiendo un traguito del licor para asegurarse de mostrar indicio alguno.

Cobardes, alfeñiques y timoratos. ¿Acaso no se dan cuenta del poder que puede proveernos esta contienda? El prestigio de la república se basa en que sepamos progresar, evolucionar y mejorar. ¿Cómo conseguirlos si consentimos que nos amedrenten unos bárbaros desarrapados? Pero bueno, tendré que seguirles la corriente si quiero enterarme de sus planes.

Con sutileza Kroke va recorriendo la estancia con la mirada intentado memorizar todas las caras de los presentes. Muchos estarán aquí por convicción, aunque no puede juzgar a la ligera, quizás no sea el único que está aquí por interés. Sonríe de manera cómplice al banquero Wickard simulando alegría por "estar en el mismo" barco.

Amigos, -dice Ilsa mirando a los presentes, uno a uno, conocidos o no- hoy estamos aquí por diferentes motivos. Hemos llegado, desde lugares extraños, desde una comitiva fúnebre, desde una escaramuza fronteriza que puede crecer hasta convertirse en guerra, desde vuestras casas en Uldnach; todos con propósitos múltiples, dispersos, separados. Sin embargo, a partir de hoy, amigos, compañeros, seremos uno, un solo cuerpo con más de cien brazos, un Hecatonchires guerrero capaz de salvaguardar los muros de esta, nuestra patria, que pese a su genial fortaleza pende de las endebles hebras de nuestro conciudadanos. Estamos aquí para fortalecer la savia, para conservar la fuerza primitiva y el genio que nos llevó más lejos, más alto que nuestros más odiosos rivales.

Ilsa se para a respirar un segundo. Eleva sus alas mientras piensa en la quemazón furiosa que enardece su ánimo.

¿Y cuál es nuestro objetivo? ¿Qué nos mueve a estar hoy reunidos? ¿Qué agita nuestro corazón en las horas más sombrías que nos ha tocado vivir? Mis compañeros han muerto y siento la sangre en mis manos, amigos míos. ¿Qué deseáis para el porvenir que se os escapa entre los dedos? los mios yacen en los mausoleos mientras yo me pregunto qué hacer por mi tierra. ¿Qué estamos esperando?

Las amenazas se multiplican, pero, amigos míos, esta vez son invisibles. Tejen sus redes en una sombra que nos rodea sin que advirtamos su presencia. Nosotros, aquí, hoy, somos la luz que ha de alumbrar el camino con un candil cada vez más poderoso y brillante.

Hoy debemos abandonar el odio, las rencillas, los rencores obstinados que se clavan en nuestras entrañas pero nos alejan de nuestra fraternidad común. Hoy debemos vernos como aliados más allá de toda incertidumbre, de toda desconfianza, de toda mácula.

Ilsa traga saliva, y bebe un trago del licor de Zorya. Desearía, de algún modo, que fuese como un cuchillo, para que sus palabras pudieran abrir las almas de los suyos.

Bebamos, compañeros, por ser esa antorcha que no se agote jamás. Esta noche, aquí, por nuestros Antepasados. Somos Cerberus, los Guardianes. Por todos nosotros.

La gente brinda tras las palabras de la maestra Svletana y, mientras ella y Eric se retiran, vuelven a mezclarse poco a poco entre ellos. Si bien hasta hace unos minutos todos parecían juntarse con gente que ya conocían, ahora se escuchan muchas más presentaciones y las frases "encantado de conocerle" y "me alegra verle por aquí" son bastante frecuentes en el salón.

Eric mira a Ilsa e inclina la cabeza en un gesto de respeto por sus palabras. De alguna forma, entre los dos han conseguido que Cerberus sea más un sólo grupo en vez de dos sociedades recién fusionadas. Los dos líderes se separan mientras van a hablar con distintos grupos.

Observas atentamente a la gente mientras escuchas los discursos. Más o menos te puedes hacer una idea general de la orientación política de este grupo, aunque imaginas que los benefactores de Emma preferirán tener conocimiento de sus actividades más detalladas.

Cuando Eric e Ilsa bajan de la palestra desde la que hablaron a la sala, observas cómo una joven hechicera se aproxima a Eric. Es atractiva, aunque no tanto como la maestra Svletana, y te fijas en que un par de veces se para a disculparse con alguien por haberle golpeado con una de sus alas, como si no estuviera del todo cómoda con ellas. Mientras empieza a hablar con el soldado no puedes evitar fijarte en otra chica, aproximadamente de la misma edad, que les observa frunciendo el ceño.

Mientras piensas si deberías o no acercarte a ellos, te fijas por el rabillo del ojo como el maestro Wickard se aproxima a ti para saludarte. Podrías intentar evitarle sin quedar mal fingiendo que no le has visto.

Zorya se aproxima a ti mientras te separas de Eric. Miras preocupada al soldado cuando ves cómo Biza se aproxima a él.

- Bien dicho, Ilsa - te anima la mujer. Por un momento te preguntas por qué siempre se queda al margen, haciéndose pasar por una excéntrica mujer fatal no muy amplia de miras, cuando su inteligencia es más que notable. Sin embargo, la conoces lo suficiente para saber que sólo le gusta llamar la atención por su aspecto, pero los discursos no están hechos para ella.

- Ahora, deberíamos reunirnos para discutir nuestro curso de acción, ¿no crees? - te dice señalando la puerta que lleva al pasillo.

Mientras alzo mi copa en gesto de aprobación a las palabras de la oradora no puedo menos que valorar el discurso.

He de reconocer que no habla mal la hechicera. Ha sido capaz de orar un buen rato, exaltar a la audiencia y no decir absolutamente nada. Todo palabras vacías, cargadas de buenas intenciones, pero sin detallar en lo más mínimo cual es el objetivo y los métodos de Cerverus. Los guardianes. Espero enterarme de qué es lo que guardan a lo largo de la velada.

No puedo evitar fijarme en la curiosa mezcla que hacen las integrantes del gremio de hechiceros con los soldados e imaginar las debilidades de una coalición cómo esta, pero mis reflexiones se ven interrumpidas por la llegada Wickard. Mi curiosidad por la chica que observa la conversación de la pareja es mayúscula, pero decido saludar al maestro en primera instancia confiando en tener oportunidad más tarde de hablar con ella y quizás también valorar un poco más sus sentimientos mientras la observo durante la conversación con el integrante de mi gremio.

- Mestro Wickard, que grata coincidencia encontrarle aquí.

-Por supuesto, Zorya... -Responde Ilsa a su enigmática compañera.

La hechicera agradece poder alejarse del gentío al menos durante unos instantes. No obstante, es consciente de la importancia de que el nuevo grupo sea capaz de alcanzar los fines que ella se ha propuesto para Cerberus. Encontrar al gremio secreto se ha convertido en una prioridad que Rowan le legó. Y en cierto modo sus fracasos con Jezzabel y Rhenar, con Rowan e incluso Biza, no hacen sino atormentarla.

Mientras camina por el pasillo, Ilsa se pregunta por qué habrá traído Eric a lo que parece a todas luces un potencial espía de Porter. No obstante, ahora solo puede confíar en sus razones... al fin y al cabo la deuda contraída con Porter también implica aceptar que vigile sus "activos".

"No obstante, llevo tanto tiempo equivocada sobre tantas cosas, que quién sabe cuáles serán sus intenciones..."

El hombre sonríe mientras te tiende la mano.

- ¡Ah! Oficial Wintall - el título se te clava en lo más profundo de tu orgullo, pero si Emma mantiene su promesa, gente como este tipo no podrá mirarte por encima del hombro. Y, si todo va bien, antes o después deberán incluso ofrecerte sus respetos. - Es toda una sorpresa verle por aquí. La verdad es que no me imaginaba que alguien de su reputación estuviese realmente preocupado por el bienestar de nuestra nación...

Estrechas la mano mientras observas a la chica del fondo. Parece realmente enfadada mientras observa a la hechicera hablar con Eric y por un instante crees que se va a acercar a ellos para reprocharles algo, aunque en el último momento alguien interrumpe su determinación para comentar algo con ella.

- ¿Supongo que viene usted por los Soles Azules, no es así? - pregunta. - Nunca le vi en las reuniones de Gorgonae. Me alegra ver que más gente de nuestro gremio parece pensar que la estabilidad es buena para los negocios a largo plazo. La mayoría de mis compañeros banqueros prefieren especular y ganar o perder mucho en poco tiempo y los mercenarios siempre buscan problemas en los que poder inmiscuirse. Pero claro, usted era abogado, ¿no? Y, ¿qué son las leyes sino la salvaguarda del bienestar social? Al fin y al cabo, por eso estoy aquí, ¿no?

Entráis en un pequeño despacho donde podáis charlar más tranquilamente.

- No me fío de ese Wickard - comenta Zorya, confirmando tu misma sensación. - Conozco bien a los hombres que me miran y no ven más que la fachada - sonríes con el comentario, pues sabes que eso es lo que normalmente busca Zorya con sus comentarios superficiales, aunque sabes que en realidad la mujer esconde una aguda inteligencia - y no tengo muy claro que sea el tipo de persona que encaje con nuestro trabajo.

Se sienta en un sillón, relajándose un poco.

- De cualquier forma, no es de eso de lo que quería hablar. Te presentas al puesto de Rowan en el Consejo, lo cual es algo que nos vendrá bien y estoy segura de que es lo que Rowan hubiera querido. Gorgo... Cerberus necesita alguien en la cámara si hay que controlar el equilibrio de poderes de los gremios por el bien de esta nación. Sin embargo, me temo que esas elecciones van a robarte demasiado tiempo.

- Me temo que será complicado evitar el asalto a la frontera habiendo llegado a este punto. Sin embargo, seguimos investigando el ataque a Jezzabel y Rhenar, tratando de localizar al asaltante de tu casa. Por lo que sabemos, es el mismo dindavara que encontró Biza tras el ataque a los hechiceros. Por otro lado, hay que buscar al joven hechicero, Alex, que sigue desaparecido desde el ataque al Cerro de Oro.

Te mira seriamente mientras te sientas.

- Son demasiados frentes abiertos para ti sola, querida. Deberías pensar en delegar algo en Cerberus, porque es probable que entre todos podamos encontrar más información que tú sola.

Una máscara de cordialidad decorada por una sonrisa camufla mi malestar por el comentario respecto a mi título de Wickard.

- La vida esta llena de sorpresas Señor Wickard. - Digo mientras me imagino destituyéndole de honores y posesiones mientras me siento en el cómodo sillón del consejo. - Pero no se deje convencer por las habladurías que quieren machar mi imagen, le aseguro que mi devoción por esta república es incondicional y alejada de todo interés personal.

La imagen de la solitaria chica no se me quita de la cabeza y deseo apartarme cuanto antes de este sujeto, pero el protocolo y la posibilidad de obtener información hacen que ejercite mi paciencia.

¿Soles azules? ¿Gorgonae? Tengo que enterarme de que me está hablando.

- Como no podía ser de otra manera no se le escapa a usted ningún detalle y efectivamente no estaba presente físicamente en dichas reuniones pero comparto la preocupación por que esta guerra pueda utilizarse de forma egoista por ciertos sujetos desalmados.

Afortunadamente si algo sé hacer es hablar sin decir nada y evadir respuestas comprometedoras y trato de salir del paso lo mejor posible y quizás, si es posible, tirar de la lengua del maestro.

El banquero niega con la cabeza.

- Desgraciadamente esta guerra es sólo una gota más en todo el vaso... - Comenta. - Nos ha tocado vivir un momento muy particular en la historia de Uldholm. No hace más de una generación que éramos un reino con una aristocracia clásica. El Imperio se encargó de acabar con eso y nuestro pueblo consiguió reestructurarse con un sistema político completamente diferente. Todos esos son cambios suficientes para un pueblo joven y ahora mismo necesitamos más estabilidad.

Se encoge de hombros y sonríe.

- Por supuesto, es un buen momento para hacer fortuna si te lo propones, pero creo que es nuestro deber para con las futuras generaciones el invertir en un desarrollo a largo plazo. Cosas como esta guerra o el ataque a unos hechiceros en plena calle, demuestran que debemos vigilar más a nuestra clase dirigente para que lleve a la nación por el camino que deseamos.

De repente parece percatase de algo, y añade:

- ¡Oh! Está claro que debemos defender nuestras fronteras si nos atacan, pero no ser nosotros quienes tratamos de expandirnos. Desde luego, los Soles Azules hacen bien en tratar de promover una política externa menos expansionista.

- ¿Un ataque a hechiceros? No había oído nada. Paso demasiado tiempo rodeado de montañas de papeles y en muchas ocasiones no tengo oportunidad de enterarme de las noticias que ocurren.

Digo tratando de tirarle de la lengua sobre ese ataque que ha mencionado y procurando desviar la conversación sobre los Soles Azules.

El banquero se sirve una bebida mientras te escucha.

- ¡Oh! Ocurrió hace tres o cuatro días... El día antes de la reunión del Consejo - explica. - Una hechicera iba a declarar en la reunión sobre las tácticas Truil para vencer a nuestras tropas, pero fue atacada junto con un oficial de su gremio. Él está malherido en el hospital del Gremio de Físicos y ella desaparecida.

Te ofrece una copa y bebe un poco de la suya.

- Afortunadamente, otros dos jóvenes hechiceros vinieron también de la frontera. Una mercenaria mujer-caballo - recuerdas haber oído que la relación directa con la magia puede conllevar transformaciones físicas, aunque estás más acostumbrado a ver magos alados que centauros - y un joven danzallamas. Después de que la mujer hablase en la gran cámara, también ella fue atacada y su compañero está desaparecido.

- ¿No habías escuchado nada? - pregunta finalmente. - Supongo que has estado demasiado ocupado con el trabajo la última semana.

- Pues sí, efectivamente he estado bastante ocupado en estos últimos días. ¿Y se sabe algo del motivo del ataque? No me puedo imaginar quien sería capaz de poner en peligro la vida de nuestros soldados tratando de evitar que la hechicera declarase.

Asiento agradecido y tomo un trago del vaso que me tiende.

- La verdad es que pasando tanto tiempo entre montañas de papeles me resulta difícil estar al día de los acontecimientos relevantes que marcan la vida de la república pero aprovecharé la ocasión que nos brinda esta velada para pedirle su opinión sobre la situación de la guerra. Usted como hombre entendido y al día podrá iluminarme sobre este asunto.

Trato de alimentar su ego haciéndole creer que le tomo como una referencia valiosa.

-Tienes razón Zorya. Tenemos más recursos, y debemos aprovecharlos para cumplir nuestros objetivos. Creo que podemos utilizar la información de la soldadesca para localizar al dinda. Alguien tiene que saber algo de él. También espero que ese Oligis con el que nos cruzamos en la visita a Diana pueda ser de utilidad. Aunque como siempre, es cuestión de confianza. Con más recursos podremos controlar desde aquí nuestras acciones.

Respecto al dichoso Alex... -Ilsa se detiene a meditar.- ¿Por qué atrapar a Jezzabel y a ese chico ha sido tan importante? ¿Por qué intentar matarlos ya a su llegada? ¿Quién lo protege realmente? Ese muchacho olvidadizo creo que tiene la clave de todo esto.

Ilsa se gira para ver al equipo que han conseguido reunir. Se pregunta si Rowan estaría orgulloso, de alguna manera, de todo esto.

-Debemos hablar con Biza y con Eric y Balder acerca de las acciones a seguir a partir de mañana. Es mejor empezar con buen pié estas cosas. Así que, Zorya, por favor, no permitas que pruebe una gota de absenta hoy. -Le ruega con un guiño, y por un momento se detiene a pensar en el compañero que acompañaba a la maestra. Tal vez algún día.

Entonces se sorprendió, todavía más, al pensar que en lugar de en ese mozo, su mente estaba evocando a Merak. Y así acabó su tentador devaneo, con total brusquedad.

-Vamos. Dijo molesta consigo misma.

Zorya asiente con la cabeza cuando le dices lo de la absenta, consciente de tu debilidad.

- Por supuesto querida, pero... ¿Quién es ese Oligis? - pregunta. Te das cuenta de que no le has contado toda la visita de esta tarde. No tardas en hacerlo y frunce el ceño mientras se lo cuentas.

- Me preocupa que nos relacionemos con un usurero de los bajos fondos, - te dice con sinceridad. - Pero una cosa es cierta... Hemos centrado toda nuestra atención en los Barrios Centrales y Medios, pero ni una sola vez hemos investigado la Periferia. Tal vez nos sea de ayuda ese tal Rey Sombra.

Asiente mientras os dirigís de vuelta a la sala principal. La gente parece más animada y charlan entre ellos. Hacen bien en divertirse, pues las próximas semanas es probable que tengan que recabar información para Cerberus. Eric y Biza están charlando entre ellos en una de las esquinas del salón.

El banquero se encoge de hombros.

- Lo cierto es que aún no sabemos quién fue el atacante... - dice con algo de pesadumbre en su voz. - Hemos estado investigando en paralelo a la guardia de la ciudad, pero sin éxito. Esperaba que los Soles Azules hubiesen descubierto algo más que nosotros, puesto que sus recursos están... estaban - corrige - más enfocados en ese tipo de búsquedas.

La chica a la que observabas por fin se queda libre y decide dirigirse con paso resuelto hacia Eric y Biza, pero se para nuevamente frunciendo el ceño. Miras de reojo hacia el soldado y la hechicera, que se juntan ahora nuevamente con Ilsa y Zorya que acaban de volver al salón.

- ¿No habéis hablado sobre ese tema en vuestras reuniones? - pregunta el maestro Wickard.

Observo a la chica que parece no encontrar oportunidad de acercarse a la pareja mientras el banquero habla. Cuando me alcanza su pregunta ya la curiosidad ha por la mujer me ha atrapado y aprovecho mi aire distraído para esquivar la respuesta.

- Eh...esto ... perdón le rogaría que me disculpase. Tengo un asunto que tratar que con cierta persona. Pero descuide, nos veremos por el gremio y podremos continuar esta interesante conversación.

Después de despedirme de Wickard tratando de ser correcto pero sin que se note que no quiero responder a su pregunta me acerco a la joven con rostro.

- Disculpe Señorita... bueno, yo soy Kroke Wintall, pertenezco al gremio de abogados. Espero que no le importune mi conversación pero he estado observándola y no podía permitir que siguiera sola sin poder entrar en la conversación de estas personas. - Digo señalando sutilmente a  Eric y Biza.