Partida Rol por web

El Rey Sombra dibuja una sonrisa sardónica en su feo y narigudo rostro, mientras saluda con una leve inclinación de cabeza al seguidor de Asceltis que le está dando su tácita bienvenida a la nueva organización:

- La Mano no había muerto por el veneno de nuestra pequeña Hannah sepulturera – comenta mirando a la que ha sido su discípula predilecta – Pues como buen maestro asesino sabía lo que tenía que hacer para salvar su vida…

Pasa un dedo por el gaznate, algo que los profanos no sabrán interpretar pero para un iniciado en su arte indica claramente que tuvo tiempo de abrir los ganglios del cuello antes de que le provocaran la asfixia.

- Aunque no he podido asegurarme tanto como me hubiera gustado de que ya no está entre los vivos, cuando iba a rematarlo se derrumbó el tejado y desapareció entre los escombros – aguarda unos instantes, sólo para ver cómo se toman tal amenaza potencial sus nuevos compañeros… y entonces da una información clave – Pero lo que no pudo evitar de ningún modo es que viese su rostro, al haber retirado la capucha para salvar el pellejo – y se regodea – Apuesto a que soy el único hombre vivo de todo Uldholm que ahora mismo sería capaz de identificarlo…

Lo cual le hace notablemente valioso.

Hannah suelta un bufido desde la parte trasera del grupo.

- Y apuesto a que eso hará que no sigas vivo mucho tiempo... Maestro - añade no sin sarcasmo en sus palabras.

La muchacha observa al hombre con el que ha estado viviendo los últimos años. Sin embargo, no hay rastro de cariño en su mirada. ¡A saber a qué trato ha estado sometida durante tanto tiempo con el desagradable Rey Sombra!

- Pero no me sorprende demasiado tu reacción. Después de todo, las ratas son las primeras en abandonar un barco que se hunde...
 

Henry interrumpe bruscamente.

- ¡Basta Hannah! - Dice elevando el tono. - No tenemos tiempo para discutir viejas rencillas. La Guardia no tardará en llegar, por muy lejos que estemos de los Barrios Medios.

Se vuelve hacia Oligis, sonriendo.

- Tienes razón, probablemente seas la única persona capaz de reconocer a la Mano. Y, si tienes suerte, serás capaz de hacerlo antes de que rebane el cuello aunque sea sólo por haberle visto la cara... - Las últimas palabras de la Mano resuenan en la memoria del asesino. - Pero, por suerte, eso hace que tengas algo de valor para Asceltis.

Mira a sus dos compañeros, que se mantienen en silencio sin tener muy claro cómo tratar al Rey Sombra.

- Cambio de planes. No iremos a nuestro lugar de reunión habitual. ¡Seguidme! - dice mientras sale corriendo por uno de los callejones adyacentes. Hannah no tarda en seguirle y, afortunadamente, no habéis recibido heridas en las piernas que os limiten la velocidad.

El taimado Rey Sombra corre tras sus nuevos aliados, pues no le conviene separarse de ellos. Aunque no pierde ocasión de contestar a la que hasta ahora ha sido su pupila preferida, en muchos campos...

- Todavía te quedan algunas cosas por aprender, mi pequeña Hannah - le susurra entre dientes - Así que yo en tu lugar intentaría restablecer los antiguos lazos, reservando todo tu veneno para nuestros verdaderos enemigos...

Ahora mismo Ledoma tiene un brazo malherido y no está en las mejores condiciones para un enfrentamiento, pero sus recursos ocultos siguen siendo notables, así que harían bien en no menospreciarle... ni provocarle. Por supuesto no espera que confíen en él, sería de ilusos hacerlo. Pero sí deberían considerarle como lo que és: un valioso aliado y un mal enemigo.

Porque un amigo de circunstancias es mucho mejor que otro enemigo venenoso y artero...

Yi Fan corre junto a Areth tras los pasos del sonriente asesino a medida que éste se adentra por los oscuros y sinuosos callejones de este peligroso barrio de Uldnacht. Como le demostró Henry en su huída la noche pasada, es alguien que sabe cómo moverse por la ciudad sin despertar sospechas hasta llegar a donde se proponga.

A pesar de encontrarse ambos heridos, las dos espadas a sueldo de Asceltis no aflojan el paso en su carrera, aunque siempre manteniéndose unos pasos por detrás del peligroso Rey Sombra. El Dindavara se promete a sí mismo jamás dar la espalda a ese hombre, y no alcanza a entender el trato que la mujer del velo querría tener con semejante personaje, aunque también debe reconocer que si hay alguien capaz de tratar con el tal Ledoma de tú a tú, esa es Asceltis.

Sacudiendo la cabeza para desechar estos pensamientos, Yi Fan se concentra en no perder de vista los rápidos pasos de Henry…

Hanna, Oligis y Henry. Tres "aliados" que no dudarían en cortarme el cuello si con eso ganaran un leve beneficio. Menuda compañía. ¿Nuestros "verdaderos enemigos", dice Oligis? ¿Y quiénes son ellos, si se puede saber?

Ahora es Henry el que nos lleva a través de los oscuros callejones de la ciudad. Intento no perder detalle de las calles por las que pasamos. No me fío de a dónde nos lleva, y tengo que tener mis sentidos alerta. Esta ciudad tiene callejones muy profundos, y muy, muy oscuros.

A lo lejos escucháis los pasos de la guardia acercándose a los edificios que dejáis atrás. A pesar de que suelen ignorar todo lo que ocurre en la Periferia, el derrumbamiento de un edificio después de una batalla callejera es demasiado sonado como para pasarlo por alto, independientemente del lugar de la ciudad.

Henry os guía a través de un laberinto de callejones y, tras una media hora de carrera que probablemente sea suficiente para perder a cualquier posible perseguidor y desorientaros en las estrechas calles de esta parte de la ciudad, se para frente a un pequeño edificio.

- Hannah, esperaremos aquí. Vuelve al lugar donde estuvimos esta mañana y trae a Emma contigo. Es probable que nos esté esperando allí...

La muchacha asiente y, sin dignarse a volverse hacia su antiguo maestro, se aleja entre las calles mientras Henry abre la puerta de la casa. El lugar es un edificio pequeño, no muy diferente a los que habéis dejado atrás.

- Pasad - dice con tono serio. - Sentaos y dejadme mirar esas heridas... - añade antes de examinar a Yi Fan y Areth. - Con suerte Emma traerá algo del ungüento de Alder. Claro que Hannah también ha aprendido a fabricarlo - añade volviéndose al Rey Sombra. - Parece ser que sus conocimientos para manipular venenos también son útiles en la alquimia.

Se sienta y os mira, sonriendo.

- Henders ha caído y la Mano estará fuera de circulación unos días hasta que se cure las heridas de la garganta - resume vuestro anterior encuentro. - Eso hace dos de tres Grandes Maestros fuera de juego - explica. Las miradas de Yi Fan y Areth demuestran que no sabe de qué está hablando. - Tal vez el Maestro Ledoma pueda contaros algo más sobre su gremio. El Gremio de Asesinos - dice girándose hacia el Rey Sombra.

El Rey Sombra sonríe con aire maligno bajo su enorme y ganchuda narizota, antes de contestar como siempre hace, con rodeos y subterfugios:

- Dos de tres, y el tercero identificado gracias a mí – le recuerda – Novak no es un agente de campo, así que no debería ser difícil neutralizarle… – conjetura – Pero me permitiréis apreciar que no hay un adecuado equilibrio en nuestra nueva asociación: para que esto funcione correctamente, la información debe fluir en ambas direcciones y yo apenas conozco nada de vosotros… ¿Dónde está Asceltis?

La pregunta clave, aunque por supuesto no la única…

- Y por encima de todo… ¿Cuáles son los planes de vuestra organización para Uldholm? – inquiere con aire sibilino – Entenderéis que si hemos de colaborar, tengo que saberlo… siempre he sido más efectivo cuanto más he conocido de mi objetivo.

En estos momentos sujeta uno de sus cuchillos en la mano sana para ir rasgando longitudinalmente la manga de su negro jubón, para así poder examinar la herida…

-¡¿Maestro del gremio de asesinos?!- rujo de ira, incapaz de contenerme más- ¡Bellaco homicida, diría yo! ¡Monstruo sanguinario! -aún pienso en Henders. No es que la tuviera excesiva simpatía, y aún así... Esa no es forma de morir. Es... asqueroso. -Y aún pretendes imponernos condiciones... ¡La única razón por la que no te parto ahora mismo por la mitad es porque Asceltis aún no te quiere muerto! Sin duda el mundo sería un lugar mejor si tu garganta estuviera entre mis dedos...

El dolor reticente en mi brazo izquierdo todavía recuerda su puñalada... y hace que controlarme sea más difícil.

El Maestro Ledoma se vuelve hacia el iracundo hombretón con mucha calma, mientras una sarcastica y maliciosa sonrisa se dibuja en sus labios. Aunque no suelta la afilada daga, que brilla siniestra entre ambos:

- ¡Ésta sí que es buena! - comenta provocador - Me gustaría saber qué lecciones morales puede impartir un mercenario que alquila su espada al mejor postor... la única diferencia real entre nosotros es la que distingue a un carnicero de un cirujano: la pericia alcanzada a la hora de ejercer nuestro oficio.

Sabe que está jugando con fuego, pero eso no es sino un aliciente adicional...

- Y por si fuera poco... ¿acaso no sabes para quién trabajas? - se mofa - ¡Tal vez tengas todavía más preguntas que yo, acerca de la naturaleza de Asceltis!

La mención de Novak hace que a Yi Fan le recorra un escalofrío. ¿Está hablando de Peter Novak, el chambelán de la cámara del consejo que Asceltis mencionó? ¿El contacto de los negocios ilegales de su tío en Uldholm?

Una sensación de urgencia invade al Dindavara, que refrena su impulso de preguntar al retorcido Maestro Ledoma por él y de esa manera desvelar su interés en el chambelán. Y es que tiene la impresión de que cuanto menos sepa el Rey Sombra sobre él, mejor.

Así que debe actuar cuidadosamente…

Reserva tus fuerzas guerrero… Musita el Dindavara si levantar el rostro, en un consejo dirigido a Areth. Este hombre no es nuestro enemigo. O por lo menos no lo es aquí y ahora…

La mirada oscura de Yi Fan se cruza con la del Maestro Ledoma, que se encuentra examinando la herida que el filo de su Dinda provocó, y finalmente se encoge de hombros.

Desperdicia sus preguntas con nosotros. Asegura. No somos más que espadas a sueldo de Asceltis. Debería dirigir su curiosidad hacia la nujer del velo, o hacia el señor Henry, aquí presente.

Yo mismo desconocía hasta hoy la existencia de tal gremio. Y por lo poco que he escuchado sólo sé que dos de sus dirigentes han sido neutralizados: La Mano y Leena Henders.

Dice que queda un tercero: Novak. Pero no sé cuál es el interés en eliminarlo junto a los otros, y por qué es necesario hacerlo precisamente ahora…

Con la ceja temblando todavía de ira, vuelvo la cabeza a mi compañero Yi-Fan. Evidentemente, tiene razón. Tengo que tranquilizarme. Vuelvo otra vez mi atención hacia nuestro "nuevo compañero".

-¿Y cuál es su naturaleza, si puede saberse? ¿Qué clase de persona es Asceltis, entonces, en su "humilde opinión"? ¿Qué hace que tú seas tan buena persona como ella, o ella tan monstruosa como tú?

El Maestro traidor del Gremio de Asesinos se exclama con una sobredimensionada y burlona afectación:

- ¿Unos monstruos? ¡Pues qué sensible nos ha salido este mercenario! - y tras la mofa, el desagradable hombrecillo deriva la respuesta hacia el joven amanerado - Pero si tenéis preguntas acerca de la verdadera naturaleza de Asceltis, como yo mismo, dirijámoslas hacia quién mejor la conoce... ¿Quién es realmente nuestra patrona y cuales son sus planes?

Henry observa sin perder su sonrisa, como si disfrutase de vuestra discusión.

- ¿Asociación, Ledoma? - pregunta finalmente cuando el asesino se vuelve hacia él. - ¿Qué te hace pensar que Asceltis desea una asociación contigo de igual a igual? Cualquier proposición que te hicera en un pasado tendrá que revisarla ella misma después de conocer tu actuación en esos tejados... La Mano sigue vivo, después de todo...

Inclina ligeramente la cabeza, pensativo.

- Sobre la naturaleza de Asceltis, efectivamente, puedo decir algo. Es una persona de honor, que recompensa a sus asociados, como los tres sabemos perfectamente - añade mirando a Areth y Yi Fan. - Sin embargo, no es alguien a quien convenga traicionar, ni tratar de adelantarse a ella o a sus planes. Cualquier otra información sobre ella, tendréis que preguntarla directamente y dejar que sea ella quien os considere dignos de su confianza - dice dedicando su sonrisa a Yi Fan.

La puerta se abre y una mujer entra en la sala seguida por Hannah.

- Si queréis averiguar algo de Asceltis podéis esperar sentados - dice completando las palabras de Henry mientras le dedica una inclinación de cabeza a modo de reconocimiento. Mira un momento a Ledoma antes de volverse hacia su compañero una vez más. Henry asiente en silencio con su sarcástica sonrisa antes de que Emma se acerque.

- Hannah me ha puesto al día - dice cuando la chica se acerca a vosotros. - Por favor, cubrid vuestras heridas con esa pomada - añade mientras la chica le da un frasco lleno de una sustancia viscosa a Areth y Yi Fan. - Oligis también. Será bueno para sus heridas... - Ante la severa mirada de la mujer, Hannah se acerca al Rey Sombra y le hace un gesto para que se levante la manga del brazo herido.

La mujer, miembro del gremio de mercenarios, banqueros y abogados si el alfiler que lleva en su torso es verdadero, se inclina sobre una bolsa que ha traído con ella. Con esfuerzo, saca un par de trajes de cuero y se los pone al alcance de Areth y Yi Fan.

- Asceltis me dijo que necesitaríais algo más discreto, pero, visto lo visto, también necesitaréis algo de protección - dice señalando vuestras heridas. - Peter Novak se hace pasar por el chambelán del Palacio del Consejo, pero sigue siendo un asesino y tiene fama de ser un buen duelista - añade volviéndose hacia Oligis. Aunque, tal y como ha dicho el Rey Sombra, no se trata de un agente de campo de su gremio.

- Si tenéis alguna pregunta, Asceltis está ocupada ahora mismo, pero Henry y yo podemos daros algunas respuestas, supongo - añade mirando a su compañero.

Con extremo cuidado, el Dindavara se dedica a aplicarse el ungüento sobre el corte que le cruza el rostro y que afortunadamente ha dejado de sangrar. Sin embargo, no hace demasiado caso de las prendas de cuero que Emma le ha proporcionado. Las viejas costumbres aún perduran, y sigue pensando que la armadura es propia de aquellos que no confían lo suficiente en su habilidad con las armas. Pero también ha de reconocer que muchas de las cicatrices que recorren su piel no estarían allí si no fuese tan terco y se decidiese por fin a llevar ropas de protección.

Maldice en silencio. El ungüento arde en su herida abierta como lenguas de fuego del infierno. Yi Fan se concentra en normalizar su respiración y alejar el dolor de su mente hasta que se desvanece completamente. Después se dirige a la asociada de Asceltis.

Entonces, nuestro próximo objetivo es Peter Novak… Asiente con la cabeza, para sí mismo.

¿Cuándo y dónde?

La mujer sonríe ligeramente y se encoge de hombros.

- Por lo que me ha dicho Asceltis, tienes algo personal que resolver con él... - dice en respuesta a Yi Fan. - Trabaja en el Palacio del Consejo y, si la noticia del asalto en la Periferia tarda un poco en llegar hasta allí, es fácil que puedas encontrarle en ese lugar. De hecho, es bastante probable que tenga prisa por ir a su cuartel general si se ha enterado de lo ocurrido - añade mirando de reojo a Oligis - así que tal vez puedas utilizar eso en tu favor.

La mirada de la abogada se centra un momento en Areth. - En cuanto a ti, por lo que tengo entendido querías acompañar al dindavara por si algo se torcía. Tened cuidado y trabajad con discreción, pues os estaréis moviendo por los Barrios Centrales, no en la Periferia.

Se gira por último hacia el Rey Sombra.

- Maestro Ledoma. Supongo que tendremos cosas que tratar... Hay algún tema con respecto a su lealtad que conviene aclarar antes de que sigamos colaborando - sugiere con una sonrisa. - Aunque, por supuesto, todos sabemos que su principal lealtad es consigo mismo y nadie pretende que eso cambie por ahora.

El gesto de Hannah se endurece con las palabras de Emma, y se separa finalmente de su antiguo maestro.

El taimado Rey Sombra deja el frasco que le ha entregado la dulce Hannah a un lado y en su lugar recoge los restos que hayan quedado de los ya utilizados por el mercenario malcarado y el dindavara, excusándose en una cínica sonrisa mientras bromea:

- Mejor no desperdiciar estas cosas, apuraré lo que sobren mis nuevos camaradas – entonces le dirige su empalagosa y desagradable sonrisa a la que fue su pupila y añade zalamero – Deberías sonreír más, mi pequeña Hannah, te recuerdo mucho más cariñosa…

Aunque decide no agitar más el avispero y centra su atención en la burócrata:

- Pronto descubriréis que tratar conmigo es sumamente fácil – comenta con tono burlón – Tanto como ganarse toda mi lealtad: basta con hacer que me merezca realmente la pena.

Pero por lo visto este hombre tiene para todos, pues también dirige unas palabras hacia los hombres de armas:

- Si el objetivo actual es el escurridizo Novak, me necesitáis más que nunca – se regodea en lo que cree una posición de ventaja – Apuesto a que en cuanto tenga noticia de que las cosas van mal se dirigirá al corazón de nuestro Gremio… y lo hará por las alcantarillas – les revela – Pero aquello es un verdadero laberinto y sólo los Maestros del Decimosexto Gremio conocemos sus más íntimos secretos…

Desde luego, Hannah no lo sabe todo. Buena parte sí, pero no lo suficiente. Pero todavía tiene algo que añadir, y esta vez se dirige al joven andrógino que parece gozar de cierta autoridad:

- Y decidme… ¿Tenéis algún plan concreto para cuando os enfrentéis al Sin Rostro?

Recibo con verdadera alegría las ropas de cuero endurecido que la chica pone en mis manos. -Por fin. Algo de ropa decente.-

Inmediatamente pienso en el próximo follón en el que estamos apunto de meternos de cabeza. -¿Otro más? ¿Cuántos llevamos en éste día? Estoy seguro de que hay gente muy rica que no tiene que recurrir a jugarse tanto el cuello...

-¿El sin rostro? ¿En serio lo llaman así? ¿Qué sabes tú de ese fulano?