Partida Rol por web

Una estruendosa carcajada de Areth resuena en las paredes de la habitación.
 
-¡JAjajaja! ¡Sabía que no podrías resistirte a las andanzas del viejo Areth! Me echabas de menos, ¿verdad? Has escuchado que voy a la boca del lobo, a una muerte segura ante una horda de espadas en alto, ¡y no has tardado ni un segundo en pedir un asiento en primera fila! Este es el hombre que yo conozco.
 
Me acerco al Dindavara con aire ufano. –Pero yo pago los favores con favores, ya que plata no me queda. Así que por lo que a mí respecta, si necesitas músculos faltos de seso, ¡puedes contar con mi espada! Aunque claro, todavía no sé bien en qué líos te has metido últimamente...
 

Yi Fan se despide de Asceltis con una queda e indiferente inclinación de cabeza, pero la sigue discretamente con la mirada hasta que la mujer abandona la estancia, momento en que Areth estalla en carcajadas.

Has escuchado que voy a la boca del lobo, a una muerte segura ante una horda de espadas en alto, ¡y no has tardado ni un segundo en pedir un asiento en primera fila! Este es el hombre que yo conozco.

El hombre que Areth dice conocer tuerce el gesto. Más todavía.  Padre-Espada… pero dónde me estoy metiendo…

El Dindavara suspira, exasperado, pero decidido, clavando su mirada oscura en Areth. Guerrero, has de prometerme que no desenvainarás tu acero de forma precipitada, tal y como sueles hacer, exponiéndote al peligro innecesariamente… Esperaremos nuestra oportunidad, valoraremos nuestras opciones y entonces, sólo entonces, atacaremos. De forma rápida y definitiva.

Demasiados compañeros he enterrado en los últimos tiempos… y su por su mente cruzan los rostros de Fender, Anguy, Alex…

Pero yo pago los favores con favores, ya que plata no me queda. Así que por lo que a mí respecta, si necesitas músculos faltos de seso, ¡puedes contar con mi espada! Aunque claro, todavía no sé bien en qué líos te has metido últimamente...

Entrecerrando los ojos hasta convertirlos en rendijas, Yi Fan piensa en Peter Novak, chambelán de la Cámara del Consejo. Toma otro sorbo de té. Hace una mueca de disgusto. Está frío.

Una deuda que debe ser saldada. Murmura. La razón por la que soy un exiliado en esta tierra. Y hay alguien muy bien situado en las élites de esta ciudad que puede saber algo…

Aparta a un lado la taza. Esta tal Emma podría ayudarme. Si Asceltis dice que estará aquí en una hora, así será.

Después, estaré a tu disposición para ir en busca de Henders.

Deudas, deudas. Todos le debemos algo a todo el mundo, así es como funciona. Pero lo de este tío es patológico, es incapaz de ir a comprar el pan sin volver con cuatro deudas de vida bajo el brazo. A todo esto, ¿me ha llamado precipitado? No sé por qué lo dice...
 
-Muy bien, señor aguafiestas. ¿Quieres mi palabra? Sea pues, te doy mi palabra de que no sacaré mi espada hasta que tú no saques antes la tuya. Pero luego no me vengas con lamentos si tienes una cuarta de acero en las tripas antes de que hayamos podido hacer algo...
 
-Y una tal señorita Emma, dices. Élite de la ciudad... Y sin duda alguna, asesina experta, espadachín maestro o archimaga de la orden del Gran Rayo por el Culo. ¿Es que en esta maldita ciudad no hay una mujer medio normal? ¿Pero dónde diablos se esconden?
 

¿Dónde se esconden? Repite Yi Fan. A veces detrás de un velo…

Suspira… Discúlpame Areth. El resentimiento lleva tanto tiempo anidando en mi alma que se ha adueñado de mi carácter. Ni siquiera te he preguntado por tu hermana. La mirada que dirige al guerrero deja de ser tan dura y se aplaca un poco.

Espero que se encontrara bien y que hayas podido hablar con ella.

Areth le da un largo trago a su bebida, sin tener muy claro qué contestar a Yi Fan. De cualquier forma, por lo que dijo Asceltis, no tienen mucho tiempo para hablar: Henders está ahora atacando una casa en la Periferia y, si es la mitad de hábil que lo que Asceltis os ha hecho creer, no tardará mucho en acabar ese trabajo y desaparecer de nuevo...

Ante la pregunta de Yi Fan, llevo la enorme jarra de cerveza a la boca y pretendo estar muy ocupado bebiendo. –No puedo pasarme todo el día escondido detrás de la jarra, tengo que decir algo, cualquier cosa. No me gusta mentirle a Yi Fan, pero saberlo tampoco le hará ningún bien. ¿Qué demonios le digo?- Me siento profundamente imbécil, teniendo que hacer esto, y sabiendo que este hombre estaba dispuesto a combatir a mi lado para ayudarme a recuperar a mi hermana.

Areth permanece con su cara oculta por la enorme jarra de madera un tiempo inusualmente largo. Parece que se haya quedado petrificado. Entonces, lentamente baja la jarra. La espuma adorna la barba guerrero, dándole un aire cómico que queda reforzado por la mirada vacía que mantiene clavada en la pared de enfrente. Cuando empieza a hablar, los balbuceos salpican unas pequeñas gotas de cerveza sobre su pechera.
 
-Eehh, síí, eemm. Sí, mi hermana, muy bien... Se encuentra muy bien.- De repente mira a Yi Fan como si lo hubiera visto por primera vez en su vida. –Bueno, pueees.. Sí, está estupendamente, está mejor de lo que recordaba... Algún día te la presentaré quiero decir NO, No creo que sea una buena idea, después de todo, es una mujer muy aburrida y esta muy fea MUY FEA. En fin, que no creo que sea tu tipo ni que tú estés muy interesado en conocerla ni creo que Nadia, nadie, en fin, ya sabes... Que como dijo el profeta, las mujeres son muy complicadas, y es mejor no intentar comprenderlas. O algo así.
 
Durante todo el soliloquio, el rostro del guerrero ha ido alcanzando una tonalidad rojiza que nada tiene que ver con la bebida..
 

Yi Fan contempla al guerrero mientras le da sus explicaciones, y no le pasa desapercibido el cambio de tono de la piel en su rostro. ¿Qué le ocurre? Espera sinceramente que no esté enfermando ahora que están a punto de poner a prueba sus habilidades marciales de nuevo.

Por lo demás, no entiende demasiado bien lo que le quiere decir Areth. ¿Aburrida? ¿Fea?

Bien… lo importante es que ella tenga salud, guerrero. Responde duditativo el Dindavara, que no parece darse cuenta de la incomodidad de su compañero en lo más mínimo.

Y ahora… continúa poniéndose en pie …creo que debemos ponernos en marcha.

Henders espera.

Aún sigo rojo como un tomate, pero agradezco de corazón silenciosamente a Yi Fan su discreción en este tema. Sin duda, ha comprendido que es un tema delicado, y prefiere no ponerme en apuros con explicaciones más detalladas.

-Henders, sí, en fin..- Tratando de cambiar de tema rápidamente -La verdad es que no sé exactamente a lo que nos enfrentamos. Sin duda, ejem, como ha dicho Asceltis, un adversario temible.

Me froto la cabeza con ambas manos para tratar de centrarme en el asunto que nos ocupa. -Tan sólo sé que Henders es una peligrosa mujer que está tratando de asesinar a un confidente de Asceltis mientras éste se esconde en su madriguera. Y si puede inquietar a Asceltis, a mí me pone de los nervios. Vamos a estar de nuevo superados en número, y no tenemos demasiado tiempo para pensar en algo, porque el asalto se debe estar produciendo en estos momentos...

Mientras charláis, camináis por los callejones de la Periferia en la dirección que os ha indicado Asceltis. No tardáis demasiado en llegar a la zona, pero no hay ningún indicio evidente de un asalto siendo perpetrado en los alrededores. Paráis un momento y fruncís el ceño, incómodos ante la sensación de que algo no termina de encajar.

De repente caéis en la cuenta de que estas calles están mucho más vacías de lo que debieran a esta hora de la mañana. Comprobáis casi instintivamente que vuestras armas están al alcance de vuestra mano y seguís avanzando con cuidado.

Un grito ahogado llama la atención de Yi Fan, que gira la cabeza hacia una casa. Areth mira en su misma dirección y podéis ver una ventana rota con algo de movimiento en su interior. Sin duda ese es el lugar que Henders está atacando, pero ¿de quién es ese grito? ¿Estará la mujer ya dentro o se contentará con orquestar el asalto desde las inmediaciones? Miráis hacia los tejados, pero las calles estrechas y las casuchas de la Periferia proporcionan numerosos escondites para alguien medianamente hábil escondiéndose.

-¡Maldición, podríamos haber llegado tarde!- Murmullo para mis adentros. Mis ojos intentan penetrar las sombras, sin lograr distinguir nada en especial. -No podemos quedarnos quietos, tendremos que improvisar. Yi Fan, voy a acercarme. Cúbreme las espaldas.-

Aproximándome con todo el sigilo que puedo, me acerco a la pared justo debajo de la ventana encendida. Agachado debajo del dintel, con la mano izquierda cerrada fuertemente al mango de mi espada, me elevo con cuidado por encima del dintel para observar con discreción.

Agachado todo lo que resulta posible, Yi Fan avanza un par de pasos por detrás de Areth, mirando alrededor y afinando el oído. Cada sombra, cada recodo fuera de su vista, cada sonido, le resultan sospechosos al Dindavara. Y sabe que tiene razón en sentirse paranoico…

La incursión por parte de los seguidores de Henders ya está teniendo lugar, según parece. Y aunque a Yi le resulte un acto de cobardía y deshonor, piensa que lo más probable es que ella no sea de las primeras que hayan atacado, dejando ese placer a quien pueda considerar prescindible.

No, seguramente estará controlando la situación desde un lugar donde pueda ver el punto de incursión, y sólo entrará dentro del refugio del Rey Sombra cuando tenga la garantía de tenerlo atrapado. Yi Fan observa los alrededores con precaución, tratando de adivinar qué lugar será ese.

Deben ser cautelosos, y así se lo hace saber a su compañero Uld con un susurro. Si entran en el refugio del renegado antes de que lo haga Henders, seguramente ella los verá y perderán su oportunidad. Para tener éxito deben estar seguros de penetrar en el edificio después de que su objetivo lo haya hecho.

Y así atraparla entre las fuerzas del Rey Sombra, luchando en el frente, y ellos, atacando desde la retaguardia.

Un buen plan. Pero el Dindavara sabe bien lo rápidamente que un buen plan se va al infierno…

Escuchas atentamente y, guiado por sus instintos comprueba los accesos de la casa: La ventana está rota, pero no se ven demasiados cristales en la calle, lo que da a suponer que se rompió desde fuera hacia el interior. A pocos metros, la puerta de la casa está también abierta y se escuchan ruidos de pelea en el interior de la habitación a la que dan tanto la ventana como la puerta. Afinando el oído, Yi Fan también escucha pasos por una escalera, de los que deduce que hay algo de movimiento en el piso de arriba.

El dindavara se para un momento a pensar para llegar a la conclusión de que el ataque está bien preparado: los asaltantes han entrado desde al menos tres puntos diferentes: la ventana, la puerta y el tejado. Este tipo de asaltos suele ser coordinado desde el exterior y parece probable que Henders sea la persona que se encarga de orquestarlo. Pero, ¿cuál es el mejor lugar para dirigir este asalto?

Me arrastro por las sombras y escudriño los alrededores. Intento no pasar por los claros de luz. Como un gato, doy a cada paso la presión necesaria para que los guijarros no salgan despedidos. -Así aprendí yo a cazar conejos, cuando era pequeño. La presa es ahora más grande...

Así pues, se trata de un ataque simultáneo y desde varios puntos a la vez. Muy inteligente...

Ahora, Yi Fan trata de pensar como aquella que dirige este asalto. Si él fuera Henders... ¿desde dónde lo coordinaría todo?

¿Dónde me habría situado?