Partida Rol por web

Mientras esperaba la respuesta de Mercer, por no hablar que ahora confiar en él realmente no estaba en mi mano si no de la sargento, considero como explicarme a la susodicha.

- Sinceramente no me fío demasiado de él, ya antes de está llamada de radio estaba actuando de manera extraña y creo que nos oculta información. Por otro lado mostró un interés mal sano en el frasco que tenía el soldado Kurosawa, yo personalmente he preferido mantener el mío escondido. Solo sabéis de su existencia él y usted, sargento.- de repente al nombrar eso caigo en otro detalle.- Otra cosa es que si lo que dice el de la radio es cierto, Tailor leyo una nota con el nombre de Zeus y no nos indico que podía ser Mercer. Definitivamente es sospechoso... 

-Pongámonos en marcha entonces.- Indicó la sargento, asintiendo a las palabras de Tankian y mirando por un momento al doctor. -Tailor, los exámenes físicos tendrán que esperar a menos que pueda realizarlos mientras camina. No estamos en la mejor posición en este momento.-

Sus gestos y pasos instaban a todos a moverse, sus ojos atentos a los posibles enemigos que pudieran estar rondando en lugar.

Riahnna asintió. -Entiendo entonces que ni tu ni Akira han usado lo que sea que nos ha dado Mercer. Bien. Lo mismo que dije a Kyle, mejor no usarlos a menos que realmente no quede ninguna otra opción. Y en caso que alguno comience a mostrar pruebas de infección, es preferible acabar con esa persona. Incluso si soy yo. ¿Queda claro?-

Esperó la respuesta de Sasha antes de intentar comunicarse con Mercer.

-¿Cual es nuestro punto de encuentro con usted, Mercer?- Preguntó la sargento a través del casco. -Comprendo su plan de escape, pero no me queda claro dónde estará usted esperándonos para salir de aquí.-

La cura de urgencia de Even hace que Natasha se sienta algo mejor. Todavía necesitará algo de tiempo para recuperarse del todo, pero por suerte no ha sufrido heridas graves...

Así es. Zeus era el nombre-clave de mi proyecto de reformas corporales armamentísticas - responde la voz - No vi razón alguna para dejar de utilizarlo. En cuanto a tu otra pregunta, era el director jefe del proyecto, de modo que tuve muchas compañeras de investigación. La única que tuvo algo de relevancia fue esa infeliz de Lana Saunders, la única lo bastante desesperada como para venir conmigo en mi plan de huida. Pero la cosa no fue bien, nos cazaron y mientras a mí me mantenían encerrado a ella la enviaron a la zona de pruebas urbanas ¿Quieres que te cuente algo más de mi vida o vais a mover el culo de una maldita vez?

La pregunta de Riahnna aplaca un tanto el tono agresivo de Mercer - Garaje B-2. Es más directo si vais a través de los túneles, pero como ya os he dicho es lo que Wesker está esperando que hagáis...

-Seguiremos por el desierto. Una zona abierta es más fácil de maniobrar que túneles cerrados donde pueden emboscarnos en cada esquina.- Terminó por indicar la sargento.

-Sí, Sargento-Respondo, sin saber muy bien por qué quiere ir a ese lugar. Me toca confiar en que sabe algo que yo no y que nos está guiando hacia nyestro objetivo. 

Nuestro objetivo... A estas alturas ya me resulta difícil saber cuál es nuestro objetivo prioritario. Ai conseguir la información, destruir este terrible lugar o simplemente salir de esta con vida. La idea de abandonar este sitio sin asegurarme de que cualquier información sobre los proyectos que se llevan a cabo aquí acabe completamenye destruida me resulta escalofriante.

Camino, atento de mis alrededores y con el fusil en alto, esperando no encontrarme con ningún problema. 

Uf... Cómo duele... 

Mercer estaba vivo y ahora nos echaba una mano para salir de allí con vida. ¿Qué estaba pasando? El japonés, todavía confiando en la buena voluntad de Lana se llevó un chasco al conocer el verdadero paradero del científico, totalmente opuesto a la versión de la mujer. Pero las palabras de Mercer la alejaron de la culpa, pues su paradero aparentemente mortal no era discutido por la mujer que no sabía nada.

- Lleva razón, lo importante es que salgamos de aquí cuanto antes... - dijo con un deje pensativo al recordar  la situación que habían vivido en el desierto, por la idea de volver por allí - A sus órdenes, sargento.

Tocaba un nuevo viaje en cuatro rueda, pero esta vez sin saber qué podría esperarle.

¿Qué sería aquella jeringa que le dieron después del rapto...? Mejor no lo comprobaría por mucho que aquel científico dijera.

Entiendo su pregunta y simplemente afirmo con la cabeza.- No repetiré el mismo fallo.

Sin embargo me doy cuenta de que se me había olvidado algo importante, había sonado tan estúpido que lo había bloqueado en mi mente pero realmente era necesario compartirlo.

- Disculpe sargento, se me paso esto pero es importante. Según el doctor, hay niños con poderes mentales en las instalaciones a ordenes de la directora. De alguna manera dice que se resistió a su control mental pero para variar dio evasivas de como consiguió eso. - a pesar de mi tono neutro se puede ver en mi rostro un gesto escéptico, si ya era por la existencia de eso niños, de que Tailor pudiera aguantar ataques mentales o ambas juntas era algo que no tenía ni yo misma claro. Es entonces cuando Mercer contesta.- Vale, lo que cuenta cuadra con lo que nos explico la civil que está con nosotros. Ella es Lana Suanders.

Me mantengo callada y calmada ante los exabruptos de nuestro "ayudante" y dejo que la sargento conteste. Sentaba bien volver a tener una cadena de mando clara, por otro lado no sabía hasta que punto podíamos fiarnos de ese tal Zeus o Mercer o quien diablos fuera. Definitivamente no me apetecía ayudarle sobretodo si había usado su suero sobre si mismo o si lo que había comentado Lana era cierto porque entonces es que estaba directamente infectado.

Otra vez los desiertos, obviamente necesitaban un vehículo o sería imposible dejar atrás a los gusanos gigantes. Por otro lado estaríamos al descubierto y cualquier BOW o enemigo nos vería venir, a cambio también sería más difícil que nos acorralaran... siempre que no mandaran a todo un ejercito.

- A la orden.- es lo único que dice la armenia a pesar de todo lo que se le pasaba por la cabeza. Una orden era una orden y cualquiera de las dos opciones teníaan sus pros y contras.

Me adelanto con Kuroshawarma siguiendo las órdenes de la Sargento, mientras van haciendo las presentaciones de turno y dan las explicaciones de nuestra huida. Hay alguna que otra cosa que no me termina de cuadrar y está claro que los que han estado con la chica lo sabrán mejor, así que no voy a ser yo el que vaya a ir haciendo preguntas... Bueno, sí, pero mejor más tarde. 

- Si tuviéramos algo lo suficientemente grande, se arrepentirían de meterse con nosotros en un túnel cerrado... Pero el desierto está bien. A la orden, Sargento. - termino con una sonrisa. 

Aunque fuera difícil maniobrar, la idea de ir por ahí con un tanque o similar, arrollando bichos como los de antes y agentes, me hacía feliz. Claro que poder ir a toda velocidad por el desierto como antes tampoco está nada mal... Siempre y cuando no tengan ganas de joderme el coche. En cuanto estamos más cerca de la entrada del andén, bajo un poco el ritmo y me mantengo con mi juguete nuevo entre las manos, comprobando si hay alguien decidido a darnos una sorpresa allí también.

Nada más llegar al siguiente andén el equipo sube por unas escaleras que terminan en unas puertas blindadas que se abren a poco que Kyle trastea con la cerradura electrónica. Una vaharada de calor sofocante inunda la frialdad del túnel. Tras echar un vistazo al otro lado el equipo cruza las puertas, escuchándose al poco tiempo el suave siseo hidráulico de éstas al cerrarse tras ellos.

La habitación al otro lado resulta ser el almacén de suministros de un búnker. Las luces se encienden activadas por detectores de movimiento, y de alguna parte empieza a llegar el ronroneo de un aparato de aire acondicionado. La estancia está relativamente limpia y bien ordenada, indicando que no hay B.O.W.s en las inmediaciones. Las estanterías contienen paquetes de raciones militares y agua. Lana no tarda en dejarse caer sobre una silla, abrir un paquete y empezar a comer a toda velocidad.

No debía haber B.O.W.s ahí abajo - murmura para sí. Se la ve magullada y sucia, con la mirada medio perdida. No tardará mucho en venirse abajo - ¿Por qué estaban ahí esos Lamedores?

Aparte de las estanterías también hay un escritorio con un ordenador de sobremesa. El cable de red ha sido desconectado y yace junto a la C.P.U. (1). Una inspección más tranquila del lugar revela una habitación con camastros y taquillas que contienen uniformes de combate reforzados con un patrón de camuflaje para el desierto (2). También hay duchas limpias y varios inodoros. Justo al otro extremo de las puertas hay un garaje que contiene un voluminoso jeep blindado con grandes y gruesas ruedas especiales para la arena, detenido con la parte trasera apuntando hacia la persiana blindada que cierra la salida al exterior. En la caja trasera hay espacio para varias personas y una ametralladora pesada alimentada por una cinta de munición.

Un extraño hedor a descomposición y algo que recuerda a medicinas caducadas surge del interior del jeep. Hay un cadáver recostado de lado sobre los tres asientos, con una pistola de gran calibre (3) en la mano y un gran boquete en la cabeza allí donde se pegó el tiro que acabó con su vida (4). El brazo y la pierna izquierdos están hinchados y amoratados, cubiertos por una costra amarillo verdosa que surge de varias lesiones que parecen picaduras de insecto muy sobredimensionadas y que ha reducido a jirones la manga y la pernera del uniforme de camuflaje desértico. Las uñas de la mano izquierda están alargadas y tienen algo de curva, como si se hubieran empezado a transformar en garras.

Además del jeep, en el garaje hay varias herramientas para reparaciones menores y una pequeña bomba de gasolina acoplada a un depósito medio lleno (5)...

Parecía que podrían tomarse unos minutos antes de partir. La sargento González hizo un barrido rápido alrededor, y vio como la joven se dejaba caer en una silla. Se dirigió a su equipo. -Tailor, revise el cuerpo. Me interesa saber qué tipo de heridas tiene, ya que es posible que tengamos que enfrentarnos las criaturas que las hayan hecho cuando entremos a la zona del desierto. Kyle, acompáñalo y aprovecha de mirar el jeep.- Sabía que era como estar dando un dulce a un niño, pero tenía que admitir que el piloto era excelente en su trabajo, por lo que podía tolerarle las pequeñas excentricidades.

-Tankian y Kurosawa, revisen alrededor y tomen lo que vean necesario. Descansaremos unos minutos aquí, necesito algo de atención médica.- Ella también se unió entonces a la revisión, y una vez estuvo segura de haber visto todo lo que podía sacar, se acercó a la chica llamada Lana, quitándose temporalmente el HUD.

Riahnna se sentó frente a la chica. -Soy la Sargento Riahnna Gonzales, y lidero a este grupo. Asumiré que mi equipo ya te ha hecho las preguntas pertinentes, pero me gustaría conocerlas de primera mano. ¿Te ves en la capacidad de responder algunas preguntas? ¿Te es familiar el seudónimo "Atenea"?-

Esperó a ver la reacción de la joven para decidir si podría sacar información de ella o si de momento se encontraba demasiado alterada para responder.

La sala parecía más o menos segura, pero me mantengo atenta mientras observo los alrededores incluso antes de recibir la orden de la sargento. Por lo demás escucho a la civil decir una frase que yo misma me estaba planteando, de base se suponía que nosotros no deberíamos llegar allí y sin embargo nos estaban esperando.

El problema es que podía darle las vueltas que quisiera que tampoco iba a descubrir nada nuevo hasta tener más piezas de esto, por ahora solo quedaba sospechar de cualquiera que pareciera estar ocultando algo, ya fuese la dichosa voz de las radios o cualquiera que nos acompañara.

Sea como sea siguiendo las instrucciones de la sargento empiezo a rebuscar por la zona cualquier cosa que fuese de utilidad mientras cojo la pistola y compruebo si estaba cargada. Ciertamente tenía un calibre mayor que mi 9 mm y podría resultarme útil en caso de acabar en zonas cerradas.

Tranquilidad.

Eso fue lo que sintió Akira cuando entró en aquella habitación. El silencio, después del incidente en el tren con la explosión y los ataques de los lickers, fue como un bálsamo. Vaya, duchas. Se habría quitado la ropa allí mismo y se habría metido bajo el agua caliente un buen rato, pero el japonés tenía los pies en la tierra.

- A sus órdenes, sargento - indicó el soldado - Descanse y recupérese. De que esté lista saldremos - dijo asintiendo.

Tras un respiro emocional, agitó la cabeza y comenzó a echar un vistazo. Aquel sitio era un buen lugar para cargarse de nuevo material. Entre ellos, unos nuevos chalecos camuflaje que tenían muy buena pinta. Todos estaban protegidos excepto Tailor, así que Akira pasó por encima dando por hecho que lo justo sería que el médico se lo enfundase.

Echó también un vistazo al vehículo. Aquel jeep, sin el pasajero que yacía en los asientos traseros, sería perfecto para cruzar el desierto. Pero al soldado se le escapaba algo. Entornó sus afilados ojos y miró hacia los lados, buscando algo que quizás estuviera fuera de vista.

Llegar a aquella sala es tan largo y tortuoso como lo había sido pasar por los pasillos de la central de la mano de Mercer y bajo la supervisión de los agentes. Quizás esta vez se debe al dolor y no a la acuciante sensación de que voy a acabar con un tiro en la sien en cualquier momento.

La sala está bastante limpia y ordenada, buena señal. Pero el olor inconfundible a podredumbre y muerte me dice que aquel lugar no va a estar tan tranquilo como esperaba. Tras una ligera inspección, llegamos a concluir la fuente de aquel aroma putrefacto. El conductor de un Jeep que está preparado en la sala. Tiene cierto sentido que guardaran vehículos en un lugar que da a un inmenso desierto, pero aún así, las posibilidades de que el vehículo esté alterado, mostrando la previsión del enemigo de que viniésemos por aquí, es tan real como que acabamos de huir de un ejército de lamedores.

Echo un vistazo rápido a los uniformes militares y al cable de red desconectado del ordenador. Voy a caminar hacia allí cuando la orden de la Sargento me interrumpe. Es entonces cuando me fijo en el cadáver del Jeep. Un pobre infeliz que parece a simple vista infectado del mismo Blacklight que había afectado al hombre de las Vegas. Sólo que éste había tenido la sensatez de quitarse la vida antes de que la transformación ocurriese.

Aún aunque es bastante evidente a qué nos estamos enfrentando, sobre todo por la forma de las picaduras, y sin saber muy bien qué espera que descubra a través de unas pocas picaduras y un cadáver putrefacto, sin ningún material de autopsia disponible, atiendo a la directiva de mi superior con pocos reparos.

-Está bien, Sargento-Respondo, llevándome una mano al costado, sintiendo otra punzada de dolor. Tengo claro que voy a tomarme un respiro y a comprobar a todo el equipo, incluido a Lana. Que murmura para sí algo que debe tener sentido para ella. Si está pensando en voz alta, o tramando algo, de momento es todo un misterio.

Echo un vistazo por encima a las marcas. Luego compruebo las zonas mutadas. Estoy seguro de que me dirán algo interesante sobre el recorrido del virus en el cuerpo. Hay muchas cosas que se pueden adivinar gracias a ese tipo de erupciones, como el vector de transmisión principal. Algo así puede indicarme aproximadamente cuánto tarda el cuerpo en mutar desde que empieza el proceso. Por desgracia, sin más instrumental, es imposible determinar el tiempo entre la exposición al virus y el inicio del proceso de mutación.

Diablos... qué bien me vendría mi ordenador de mano...

Levanto la vista, algo decepcionado por no poder dar más datos sobre el fallecido, pero compruebo su cuerpo de arriba a abajo para tratar de encontrar aspectos identificativos. En cuanto termine con esto, voy a usar ese maldito ordenador para encontrar toda la información que pueda sobre el fallecido. Nos puede ser útil en el futuro.

-En cuanto termine con esto, quiero examinaros a todos. Ese choque de trenes nos ha dejado en mala forma.-Miro a la Sargento-Sobre todo a usted, sargento, esa herida no tiene buena pinta.

-Recomiendo que nos tomemos al menos una hora para recuperar fuerzas y pueda realizaros los primeros auxilios.-Digo, manteniendo la mirada en Riahna y Luego miro a Lana-También quiero examinar a la civil.-Suspiro-Si no os importa, luego me quitaré esta... cosa...-Señalo la bata de laboratorio-Y me pondré algo con lo que no sea tan fácil de cortar como una barra de mantequilla-Hago una media sonrisa, recortada por el dolor de las costillas.-Kyle ¿Podrías comprobar que el Jeep está en condiciones y no ha sido alterado? No queremos más sorpresas de las que ya llevamos encima. Es casi un milagro que todos estemos vivos...

En cuanto la puerta se abre y compruebo que no hay ningún peligro inminente, hago una reverencia para dejar pasar a los demás, echando un vistazo al lugar. Es el refugio que todo grupo cansado y herido desearía... Tal vez sea demasiado bueno. Me mantengo alerta y echando un vistazo a todo lo que hay en la sala, pero está claro que hay algo que me enamora. Sí, huele mal y tiene un cadáver dentro, pero eso es lo de menos. Me quedo en la entrada mientras la Sargento da las órdenes y aunque pensaba ir de todas formas, su orden me hace ilusión de todas formas. 

- ¿¿Puedo?? - le sonrío enormemente, como si no me terminara de creer eso - ¡Bien! Ah, sí, mierda, espera... 

Ya me iba a ir dando saltitos al jeep cuando me acuerdo de algo. Saco la tarjeta de Novak y se la tiendo a la Sargento, además de quitarme el fusil del susodicho y dejárselo.

- La tarjeta parece que abre más puertas que la de la selva... - le comento evitando que la desconocida nos oiga, haciendo un sutil gesto hacia la puerta del andén - Y esto como si se lo quiere dar a Sasha o a Kuroshaw... - me trago el resto del mote y señalo al asiático con la cabeza, mientras me encojo de hombros - Es muy útil pero conducir y dispararlo... Créame, puedo hacerlo, pero prefiero preocuparme más por lo primero de lo que dependen todas las vidas del equipo.

Con una sonrisa, finalmente me acerco a mi preciosidad y casi me dejo caer sobre uno de sus laterales, abrazándola. Porfa, que no te rompan a ti también. Dejo que Doc le quite de encima la cosa orgánica y podrida que tiene la pobrecita y voy comprobando que lo demás esté en orden en el jeep, ya sea comprobando si algún insensato se ha atrevido a dejar una bomba bajo ella o ver cuánta gasolina aparte del que hay en el depósito tenemos para marcharnos de aquí...

- ¿Un milagro? Nah, no lo creo. Dicen que no te puedes considerar persona hasta que sobrevives a un choque de trenes a alta velocidad. - comento como si tal cosa, haciéndole un gesto de ok a lo de revisar todo mientras sigo en ello. Llegado un momento, me quedo a su lado y hablo en voz baja, con un tono más serio de lo habitual - Por mí no te preocupes, lo que tengo son rasguños y más herida el alma que lo de fuera... Si vas a gastar el tiempo, que sea con la Sargento. Las ha pasado bastante más putas que yo y ya de antes del choque. 

Carraspeo como si allí no hubiera pasado nada y sigo inspeccionando el jeep y mirando el almacén, comprobando cuál será nuestra ruta de escape.