Partida Rol por web

El surtido de la armería demuestra a Even que GenTek quiere que sus B.O.W. se enfrenten a desafíos reales, pero tampoco demasiado. Mientras se quita la bata de laboratorio empieza a ojear las existencias: pistolas, escopetas, fusiles de asalto y montones de munición. También hay mochilas de primeros auxilios y aparatos de radio que seguramente estén conectados a la red de GenTek.

Y hablando de eso...

La puerta del establecimiento es blindada, lo que permite cerrarla para una mayor seguridad. Even empieza a darle vueltas a la bata, mirando en todos los rincones y descosiendo los dobladillos. Oculto bajo el cuello encuentra un pequeño micrófono que fue lo que permitió a Hunk enterarse de los planes de Even y Mercer.

La pregunta ahora es ¿Por qué les permitió llevarlo tan lejos?

En ese momento alguien empieza a sacudir la puerta del establecimiento desde fuera...

Sasha, Akira y Lana corren a toda la velocidad que les permiten las piernas para dejar atrás a los dos Tiranos enzarzados. Por las calles se encuentran con unos pocos infectados a los que no les cuesta trabajo esquivar, pero que atraen a otros con sus gritos furiosos y poco a poco se va formando una nueva horda de mutantes a la caza de los tres humanos.

¡Allí está la armería! - Lana señala una tienda con la puerta blindada y un escaparate con varias pistolas y escopetas de muestra sobre el que puede leerse "Gun Shop Kendo" en grandes letras de neón.

Sin embargo, al intentar abrir la puerta se descubre que está firmemente cerrada con llave. La mitad de las luces de la tienda están encendidas permitiendo ver que hay alguien dentro sosteniendo una bata de científico.

Los gritos de los infectados hacen presagiar que pronto estarán allí...

Por poco. Sasha me habría matado si hubiera salido algo mal.

Akira no sabía todavía como habían salvado la situación ante aquellas dos armas biológicas, que, por suerte, se habían enzarzado en un combate que ninguno de los soldados estaba dispuesto a presenciar. Después su ataque, sabía que no tendría ninguna posibilidad de herir a ninguno de aquellos dos mutantes.

- ¿Sabes quién es? - preguntó el soldado a Lana, refiriéndose a la persona que había dentro - No es buena idea quedarnos al descubierto, van a venir a por nosotros.

Akira se separó unos metros de la fachada, intentando ver alguna posible entrada a la tienda de armas, ya que estaba claro que por la puerta sería imposible acceder a menos que quien estaba dentro les abriera, cosa poco probable en aquel momento.

Por suerte, la velocidad del jeep es superior a la que el Tirano puede alcanzar, por lo que pronto sus rugidos se pierden en la distancia. Sin embargo sólo es un respiro temporal. El monstruo seguirá el rastro y acabará por darles alcance.

Kyle y Riahnna llegan al gigantesco árbol-edificio con la luz de reserva del depósito de combustible ya encendida. De todos modos ya no lo necesitan, porque el edificio es también uno de los extremos de este hábitat artificial. Hacia ambos lados se extienden muros de hormigón pintados con los colores del cielo tropical provocando una falsa sensación de profundidad que se desvanece al mirarlo de cerca.

Cubriéndose mutuamente, los dos soldados se acercan a pie al edificio y descubren que la única entrada es un recio portón de metal cuya cerradura electrónica brilla con una siniestra luz roja. Sin embargo, sí que sería posible trepar por las ramas e intentar romper alguna ventana. Seguramente estén reforzadas para evitar que entren las criaturas del hábitat, pero quizá sea posible inventar algo...

De repente se oye un fuerte siseo y el jeep explota quedando envuelto en una infernal llamarada humeante. Kyle y Riahnna se esconden por instinto en el estrecho espacio delante del portón.

Necesitáis una tarjeta de acceso - La voz, que es la misma que les interpeló a través de la radio en la superficie, viene de la espesura de los árboles - Una tarjeta que tengo aquí mismo ¿La queréis? ¡Jugad conmigo!...

La situación se había salvado, pero no quitada que Kurosawa había hecho un malgasto de balas y encima seguía con pretensiones de hacerse el héroe. No estaba precisamente feliz ante esa idea pero era lo que tocaba, del mismo modo que tocaba la puerta cerrada de la armería.

- Mire, puede abrirnos la puerta y hablar de manera civilizada o esperar a que volemos la puerta y cojamos lo que necesitamos antes de que los infectados vengan atraídos por el ruido. Así que hágame el favor, abra y no me haga malgastar munición.-  mi voz sonaba cansada pero estoica. No era una amenaza ni un engaño, simplemente un hecho que iba ocurrir.

Suspiro más tranquilo al ver que los monetes salen por fin del coche y echo algún que otro vistazo nervioso a los retrovisores, esperando no encontrarme con la figura del Tirano. Después de un rato conduciendo, me giro hacia la Sargento, asegurándome de que sigue viva y no parece tener ganas de matarme. Miro un momento su pierna herida, pero tampoco es que tenga muchos conocimientos de medicina, ni tiempo para pararme a revisarla.

- ¿Estás... está bien? - me corrijo, frunciendo los labios - La herida... Bueno, no lo sé. ¿Pero cómo se sabe si alguien está infectado? Todos parecéis tener más idea que yo, je. - Aunque por supuesto tendría más, si no me hubiese empeñado en olvidarlo. - ¿Cómo se distingue si una cosa transmite el virus o no? ¿Hay alguna carpeta de información súper clasificada que me haya perdido? ¿Alguna reunión en la que me haya dormido? - pregunto con una sonrisa. 

Independientemente de su respuesta, creo que lo mejor que puedo hacer es considerar todo bicho que se mueva como tóxico y hacer bang bang antes de que se acerque demasiado. En cuanto llegamos al edificio de cristal, echo un vistazo rápido y frunzo el ceño con la entrada. No puede ser tan fácil, no. Apenas pienso esto, escucho la explosión a nuestras espaldas y me giro hacia el jeep, aferrando el fusil con fuerza y abriendo la boca al ver que es... cómo no, el jeep.

- ¡Oh, venga ya! - se me escapa con cabreo. Apenas le quedaba gasolina pero... Entrecierro los ojos al escuchar la voz de nuestro "amigo", buscándole entre los árboles - Si  querías pasar una tarde de juegos padre e hijo, tendrías que haberlo dicho desde el principio. Hay mucha madera para hacer una fogata, no solo mi... puto... jeep. - aprieto los dientes, fijándome en una sombra entre los árboles. Sin quitarle la vista de encima, le hablo en voz baja a la Sargento - Lo veo, a las dos. ¿Órdenes?

Las sacudidas de la puerta cesan y los recién llegados empiezan a hablar entre sí, demasiado bajo como para que Even pueda entenderlos. Por más que Even estire el cuello para ver quiénes son, el abarrotado escaparate sólo le permite ver tres cabezas moviéndose nerviosamente y, más a lo lejos, los infectados que ya están llegando. No pasará mucho tiempo antes de que los tres intrusos tengan que elegir entre abrir la puerta a la fuerza (lo que inutilizaría la armería como refugio) o huir. Mientras Even decide le llega la fría voz de Sasha desde el otro lado.

Mire, puede abrirnos la puerta y hablar de manera civilizada o esperar a que volemos la puerta y cojamos lo que necesitamos antes de que los infectados vengan atraídos por el ruido. Así que hágame el favor, abra y no me haga malgastar munición...

Había sido la carrera de una vida. Aún me dolían los pulmones por la falta de aire. Cuando consigo cerrar la puerta detrás de mí, me quedo un par de segundos recobrando el aliento mientras compruebo la mercancía. Iba aponerme cualquier. Cosa que me ayudara a defenderme de los cortes y las mordeduras, a coger un fuail de asalto, una pistola, un cuchillo, y si las encontraba, varias granadas para la Sargento, balas para el rifle de Sasha y botiquines para ayudar al equipo. Y por supuesto una radio.

Los golpes en la puerta me asustaron. No sabía quién estaba al otro lado y por eso dudé. Tragué saliva al tiempo que me equipo todo lo que puedo, y entoncescesan los golpes. Y hablan al otro lado.

Solo esperaba que no fuesen soldados enemigos. 

Con cuidado y con el fusilde asalto cargado y preparado, abro la puerta lentamente y me echo a un lado, apuntando con mi arma a la entrada desde la cobertura de la puerta. 

Akira ya había localizado una entrada alternativa al edificio utilizando las persianas metálicas para trepar hasta las ventanas del primer piso cuando el pestillo de la puerta se abre con un chasquido. Tras la puerta aparece el doctor Even Tailor vestido con un polo y unos pantalones de civil con los tres hexágonos de GenTek bordados en la pechera.

Al mirar hacia fuera Even descubre que los intrusoso son Akira y Natasha acompañados por una mujer rubia que porta una escopeta de combate en las manos idéntica a las que ya ha visto en la armería.

¡Ya vienen! - dice la mujer mirando hacia atrás, donde una creciente horda de infectados se acerca agitando sus extremidades en el mismo baile demencial que vieran en Dryfield. Sin perder más tiempo todos entran en la armería y cierran la puerta. Sasha y Akira echan un rápido vistazo descubriendo estanterías con escopetas, pistolas, fusiles de asalto y cajas y más cajas de munición.

La mujer se dirige al interruptor para apagar las luces. Poco después los infectados empiezan a sacudir las persianas y golpear la puerta.

Si no hacemos ruido terminarán por aburrirse e irse a otro lado - informa la mujer - Aunque será mejor que nos vayamos a la trastienda...

Bajo el arma al ver las caras conocidas. Hubiese sonreído de no ser por lo que veía que venía de fondo. 

Mierda, esa cosa SIGUE AQUÍ.

Les hago una señal con la mano para que se apresuren a entrar, y cierro la puerta detrás de ellos, asegurándome de que la válvula está bien apretada. Miro a la extraña, y luego a Sasha. Akira parecía estar bien, también. Me muevo con rapidez, ayudando a la mujer a apagar todas las luces del refugio, y luego me cubro tras uno de los mostradores, en silencio, apuntando con el rifle hacia la puerta. Cuando veo a Sasha colocarse, le lanzo la munición de rifle de francotirador que había encontrado, y mantengo la posición.

Esperemos que esta chica tenga razón...

Estoy bien - responde la sargento. Luego alza la voz para que el otro le escuche - ¡Eh, Nakov! ¡Habla conmigo! Supongo que ya sabes que nos está persiguiendo un Tirano, y si nos alcanza todos seremos potenciales comidas para esa cosa.

No estés tan segura - replica el otro. Riahnna no se lo piensa y dispara una granada incendiaria hacia la dirección de la que viene la voz, provocando un abrasador incendio que empieza a consumir las plantas. Sin embargo segundos más tarde un disparo procedente de otra zona entre los árboles impacta contra el pecho de Riahnna y la hace caer al suelo tras rebotar contra la puerta metálica. Kyle se agacha por instinto justo a tiempo para evitar ser alcanzado también. Siguiendo la dirección de los disparos consigue ver una bocacha humeante y al tirador medio oculto entre la maleza. Lo primero que se le viene a la cabeza es cómo un tipo tan grande puede moverse tan deprisa y en silencio...

¡Tailor!

Akira, sorprendido, se apresuró a entrar junto con Sasha y Lana. Allí, el doctor había cambiado su indumentaria y se le notaba cierta prisa. El soldado, que salió de sus pensamientos por los gemidos y gruñidos de los zombies que se apresuraban tras ellos, avanzó hacia la trastienda como había recomendado Saunders.

- Doctor Tailor - dijo en voz baja, guardando la posición como sus compañeros - ¿Cómo está? ¿Cómo están los demás? ¿Qué sabe de todo esto?

El japonés se cercioró de que Lana no estaba pendiente de ellos. Deslizó su mano en el bolsillo del muslo y enseñó discretamente la probeta que había recibido nada más separarse del grupo.

- ¿Usted también...?

Parece que la persona de dentro entra en razón, pero lo que aún me sorprende más es comprobar que el que va con bata de científico no es otro que Taylor. Sin embargo no es momento para hablar así que entro rápidamente y ojeo el lugar en busca de munición cuando el experto en comunicaciones me lanza un cargador para mi rifle de francotirador.

Lo cojo en el aire y me lo guardo haciendo un asentimiento de agradecimiento con la cabeza mientras me oculto y me mantengo en silencio a ver si se calman las cosas, la idea de Lana me parece acertada así que hago un gesto a los otros dos para que retrocedamos a la trastienda no sin antes lanzarles una mirada un poco foribunda cuando Kurosawa saca el frasco.

Levanto una ceja al ver que el "gracioso" tiene nombre y no es nada más y nada menos que el ex de la Sargento. El mismo tocapelotas del desierto y al que quería pegarle una paliza... Sigo queriendo pegársela pero un poco más de lejos, el tipo es un puto armario. Con el fusil bien preparado, doy un respingo al ver el balazo que le llega a la sargento, de un sitio que... no debería estar al alcance del tipo. 

Veamos cómo de rápido es... Sin pensarlo un momento, disparo al mismo punto del que viene el humillo del cañón, esperando darle en la cabeza. Acto seguido disparo de nuevo, esperando a ver si sigue o no en el mismo sitio metido...

El mercenario apenas logra ponerse a cubierto tras un árbol evitando que el disparo de Kyle le vuele la cabeza y saliendo de la línea de tiro. Acto seguido se le escucha corriendo entre los árboles buscando una nueva posición de tiro...