Partida Rol por web

Os habían permitido dormir en vuestra antigua habitación. A pesar de que aquella época en la que te tumbabas en la cama con banales preocupaciones parecía demasiado lejana, por una noche tu conciencia te dejó en paz. Cuando te levantaste, casi te sentías descansado. Casi. Solo necestaste que tus pies tocaran el suelo para que las responsabilidades, preocupaciones y sospechas volvieran a caer sobre tus hombros.

Desayunaste en la sala común. En silencio. La única muestra de que no eras la primera persona en levantarse eran los envoltorios que habían quedado desperdigados por la mesa. Ni los elfos domésticos parecían estar haciendo las cosas bien.

Habíais quedado en la entrada de Hogwarts, donde os esperaba el traslador. El camino se te hizo eterno. La noche cerrada no ayudaba a acelerar el paso.

- ... tener cuidado. - Tu cuerpo se tensó al escuchar la voz de Ayrton Black. Nunca te había acabado de gustar ese hombre. - Según nuestros informadores, es posible que las tengan retenidas en unas instalaciones subterráneas a las afueras de la ciudad. Entraremos rápido, haciendo lo que sea necesario por sacarlas de allí con vida. Prioridad absoluta.

Cuando llegaste al grupo nadie te dirigió la palabra.

- Todos los líderes nos mantendremos en contacto en caso de que algún grupo necesite refuerzos - llevó la mano a la oreja derecha, señalando un pinganillo apenas visible. Tras eso, se mantuvo en silencio mirándoos a todos. - ¿Alguna pregunta?

Os habían permitido dormir en vuestra antigua habitación. A pesar de que aquella época en la que te tumbabas en la cama con banales preocupaciones parecía demasiado lejana, por una noche tu conciencia te dejó en paz. Cuando te levantaste, casi te sentías descansada. Casi. Solo necestaste que tus pies tocaran el suelo para que las responsabilidades, preocupaciones y sospechas volvieran a caer sobre tus hombros.

Desayunaste en la sala común. En silencio. La única muestra de que no eras la primera persona en levantarse eran los envoltorios que habían quedado desperdigados por la mesa. Ni los elfos domésticos parecían estar haciendo las cosas bien.

Habíais quedado en el lago, donde os esperaba el traslador. El camino se te hizo eterno. La noche cerrada no ayudaba a acelerar el paso.

- ... estar alerta. - Tu cuerpo se tensó al escuchar la voz de Biger Evens. Mira que habían pasado años, y aun así no habías conseguido cambiar tu opinión de ese hombre. En realidad, solo había empeorado. - Según nuestros informadores, Mcnair puede encontrarse en los calabozos del Ministerio o en la carcel de alta seguridad del país. Deberemos priorizar. El grupo deberá mantenerse unido.

Apenas os miraba a Rachel y a ti.

-Todos los líderes nos mantendremos en contacto en caso de que algún grupo necesite refuerzos - llevó la mano a la oreja derecha, señalando un pinganillo apenas visible. Tras eso, se mantuvo en silencio mirándoos. En esta ocasión, a todos. - ¿Alguna pregunta?

Os habían permitido dormir en vuestra antigua habitación. A pesar de que aquella época en la que te tumbabas en la cama con banales preocupaciones parecía demasiado lejana, por una noche tu conciencia te dejó en paz. Cuando te levantaste, casi te sentías descansada. Casi. Solo necestaste que tus pies tocaran el suelo para que las responsabilidades, preocupaciones y sospechas volvieran a caer sobre tus hombros.

Desayunaste en la sala común. En silencio. La única muestra de que no eras la primera persona en levantarse eran los envoltorios que habían quedado desperdigados por la mesa. Ni los elfos domésticos parecían estar haciendo las cosas bien.

Habíais quedado en las inmediaciones del Sauce Boxeador, donde os esperaba el traslador. El camino se te hizo eterno. La noche cerrada no ayudaba a acelerar el paso.

- ... estar alerta. - Tu cuerpo se tensó al escuchar la voz de Andelin Blair. Siempre habías conseguido pasar desapercibida. Esta vez, ibas directa a la boca del lobo. - Todo apunta a que se encuentra en la ciudad, aunque nadie conoce el paradero exacto. Poneros las pilas porque no podéis echarlo a perder.

Apenas os miraba.

-¿Tenéis algo que añadir?

Os habían permitido dormir en vuestra antigua habitación. A pesar de que aquella época en la que te tumbabas en la cama con banales preocupaciones parecía demasiado lejana, por una noche tu conciencia te dejó en paz. Cuando te levantaste, casi te sentías descansado. Casi. Solo necestaste que tus pies tocaran el suelo para que las responsabilidades, preocupaciones y sospechas volvieran a caer sobre tus hombros.

Desayunaste en la sala común. En silencio. La única muestra de que no eras la primera persona en levantarse eran los envoltorios que habían quedado desperdigados por la mesa. Ni los elfos domésticos parecían estar haciendo las cosas bien.

Habíais quedado en los invernaderos, donde os esperaba el traslador. El camino se te hizo eterno. La noche cerrada no ayudaba a acelerar el paso.

- ... estar alerta. - Tu cuerpo terminó de despertarse al escuchar la voz de Cassandra Black. Al menos tenías cerca a alguien en quien se podría confiar. - No será fácil colarnos en el Ministerio. Una vez dentro, habrá que ser rápidos.

Os dió un par de segundos para que lo asimilarais.

- Cada líder tiene uno, en caso de que algún grupo necesite refuerzos. - llevó la mano a la oreja derecha, señalando un pinganillo apenas visible. -Cuento con que no será el nuestro - Tras eso, se mantuvo en silencio mirándoos a todos. - ¿Alguna pregunta?

Te habían asignado una de las habitaciones del primer piso. Aunque estaba vacía, todavía se mantenía el toque a profesor rancio y desfasado. Por supuesto, no te importó. A pesar de que aquella época en la que te tumbabas en la cama con banales preocupaciones parecía demasiado lejana, por una noche tu conciencia te dejó en paz. Cuando te levantaste, casi te sentías descansada. Casi. Solo necestaste que tus pies tocaran el suelo para que las responsabilidades, preocupaciones y sospechas volvieran a caer sobre tus hombros.

Desayunaste en la habitación. En silencio. Habíais quedado en el Gran Comedor, donde os esperaba el traslador. No había perdida, y no tuviste prisa por completar el camino.

- ... estar alerta. - La voz de Erika Rouvin seguía desconcertándote. Era demasiado parecida a la de su gemela. - Nadie sabe donde está. Tendremos que seguir las pistas de nuestros informantes en el terreno. No es la mejor situación, pero estamos preparados para ello.

Os dió un par de segundos para que lo asimilarais.

- Cada líder tiene uno, en caso de que algún grupo necesite refuerzos. - llevó la mano a la oreja derecha, señalando un pinganillo apenas visible. -Cuento con que no será el nuestro - Tras eso, se mantuvo en silencio mirándoos a todos. - ¿Alguna pregunta?

Sin reunión previa. Sin planificación. Sin nada. Era como quien tenía ganas de suicidarse y no sabía con que objeto comenzar a probar suerte. Me senté a desayunar en la sala común sin prestar mucha atención en quien había pasado por allí o había dejado de pasar. Me preparé, dejé a un lado la ropa elegante para dejar paso a una ropa más práctica.

Guardé varios objetos en la bolsa que iba a llevarme. Polvos de oscuridad, pociones, varita, pertrechos... todo lo que uno podía necesitar cuando tenía en mente secuestrar al Ministro y máximo dirigente de las tropas enemigas. Aquello comenzaba a ser... irreal en más de un sentido.

Antes de marcharme, subí hasta el dormitorio de las chicas, visitando la cama de Isabella, parandome en los pies de la cama y observandola sin decir nada. Resoplé, negando con la cabeza y me di la vuelta. Si el Paleto no la traía de vuelta, era mejor que no volviera. Si no la traía, iría yo, personalmente a por ella.

El camino hasta el invernadero no era precisamente largo, y aun así se hizo eterno. Al llegar no crucé palabra con los presentes. Simplemente, me crucé de brazos. La escasa elocuencia de Bella era heredada de su madre, no cabía duda. Sabía que por mi, no hacia falta que... explicara nada. Matarlos a todos y destrozarlo todo. Esa era la única estrategia. Pero quizás los otros necesitarían... espabilar.

- ¿Planificación? - Sacó la varita y la guardó en el la manga.

- No dejes que te maten, Vinny. Una hermana muerta es más que suficiente.

Aquella frase había resonado más que la puerta al cerrarse. Era rara la vez que la llamaba por su nombre pero nunca había escuchado que la previniera de aquel modo. Casi se había odiado a sí misma por dejar que aquellas palabras le empañaran los ojos.

¡¿Qué narices pasaba con ella?! Mientras se echaba en la que una vez fuera su habitación, ahora vacía y solitaria con el único sonido de su estómago como compañía, no podía sentirse más diferente a la persona que una vez había dormido allí. Ya no se reconocía. Liam había dejado de ser su mejor amigo para ser un dudoso interrogante en la amistad. June estaba muerta pero le asqueaba pensar que sólo la recordaba con una vaga pena, así se habían llegado a separar en los últimos meses. Moses también y a veces se debatía entre el odio y la justificación pero rara vez ganaba la segunda. La Vinny de otra época le habría perdonado.

Incluso aquel apelativo le empezaba a sonar infantil, aunque le disgustaba tanto su nombre que tampoco pretendía adoptarlo. Pero, ¿quién era Vinny? Una niña. Una niña dolida con su hermano, enamorada de la viva imagen de él seguramente porque en el fondo ansiaba sentirse querida otra vez. Una niña perfecta, estudiosa, a veces insoportable y con preocupaciones banales. Una chiquilla que creía poder sobre ponerse a su fobia para dedicarse a un sueño poco meditado.

La persona que era ahora, aquella gran incógnita sin nombre, había empezado a experimentar un verdadero odio y rencor del que no se creía incapaz. Sentía rencor por los que una vez fueran sus amigos y una verdadera amargura por el que una vez fuera su novio. Pero sobre todo, odiaba a Rebecca. La odiaba por haber matado a su hermana, por haber destrozado su vida, por haberla llevado a la locura y haberla traído de vuelta. La odiaba por haberse convertido en su objetivo de vida.

La persona que era amaba a Isaac. No era un amor desesperado como el que había sentido por Ryan. Era suave y realista. Podía hablar con él, podía decirle lo que pensaba sin ambages, podía conocer sus defectos y aún así quererle. Sabía que si él moría, sobreviviría. Pero no quería afrontar su nueva vida sin él.

Pero lo que más la desconcertaba era que su nuevo yo empezara a aceptar a Andelin como era. Empezara una nueva relación de hermanos. La desconcertaba saber que realmente se había alegrado de que mostrara un poco de preocupación por ella, tanto que al final casi se había echado a llorar más por ello que por lo de Isaac.

Al final todos aquellos pensamientos habían colapsado en su mente y cansada de preocuparse y sufrir se había dormido casi de inmediato sin soñar, una noche limpia por fin. Por desgracia fueron demasiadas pocas horas teniendo en cuenta el trote del día anterior y sólo necesitó unos segundos para despejarse y que las preocupaciones volvieran a ella, de forma inconexa. Brevemente se preguntó si Isaac habría dormido algo aquella noche pero inmediatamente su cabeza le respondió que no. No, estaría sufriendo y además preocupado por ella. Esperaba que descansara unos días antes de empezar con su búsqueda.

Apartó al chico de la cabeza mientras desayunaba de forma frugal y rápida porque necesitaba estar lo más despejada posible aquel día. No tardó en dirigirse al lago donde habían quedado con aquel grupo que más bien le importaba poco. Pero mejor que con Liam y Ryan, se dijo sombríamente mientras Evens la ignoraba una vez más.

Hubiera preferido permanecer callada pero internamente estaba criticando la mala organización de la que hacían gala constantemente aquel grupo que supuestamente tenía que sacar el país adelante.

- No nos has organizado - le dirigió su mirada más indiferente, marca de la casa Blair, que últimamente estaba perfeccionando con creces -. En caso de que nos ataquen deberíamos organizarnos un poco de forma previa o corremos el riesgo de atacarnos sin querer - su mirada se endureció. Si pensaba decirle que aquello era estúpido es que no tenía visión estratégica. Cuando cundía el pánico, los errores sucedían -. Alguien debería ocuparse de defender mientras otros atacan, o incluso deberíamos decidir quién está más preparado para seguir adelante sólo en caso de que no se pueda hacer de otro modo. También deberíamos decidir qué hechizos no son recomendables - parecía tonto decirlo, pero si a alguien se le ocurría prender fuego no acabarían bien -. Además, no conocemos el lugar y nos vendría bien saber algo más, para empezar dónde nos apareceremos. También tendríamos que hablar ya del plan de escape.

No es que le encantara señalar los errores de Evens, es que había dejado demasiados cabos sueltos porque los trataba de inútiles. Hablaba de grupo pero los trataba como si él fuera el rey y los demás simples peones. Tenía la clara idea de que aquella "osadía" le iba a reportar en alguna bordería pero la verdad es que le importaba más bien poco. Evens no era importante...pero curiosamente, tenían que asegurarse de que ella volviera viva.

-Para eso estamos aquí. - Por supuesto, ni aunque se tratara de una situación de vida o muerte aceptaría un error. - Una vez lleguemos a Sofía nos reuniremos con nuestro contacto. Será en una de las bases clandestinas de la resistencia. Debería tener información suficiente para que tomemos una decisión. Reuben tiene el plano del Ministerio y Rachel el de la cárcel. Debéis aprendéroslo antes de que comience la misión.

-En cuanto a la estrategia, no hay que ser muy inteligente para saber que yo soy la persona más preparada para completar la misión. Lo más lógico es que centren sus esfuerzos en mi. Por esa razón, deberéis ser uno de vosotros. Pensad en ello. - Su mirada volvió a clavarse sobre ti. Nunca te había gustado esa sensación. - El plan de escape ya está planteado. Tú debes salir con vida de allí, cueste lo que cueste. No podemos arriesgarnos a brindarles en bandeja un nuevo aliado. Lo demás queda en un segundo plano.

Tu pregunta arrancó una irónico-divertida sonrisa a Cassandra Black. Siempre le habías gustado.

-Nos están esperando en una de las bases de los rebeldes. - Esa frase en una de las principales figuras de un Ministerio resultaban de lo más chocantes. - Oliver tiene el mapa del Ministerio. Aprendéroslo antes de que comencemos la misión. - continuó, señalando con al cabeza al aludido. - Trabajaremos en grupo. En caso de que debamos dividirnos, los chicos iréis por un lado y nosotras por otro. Nuestro objetivo es encontrar al Ministro. Utilizad las herramientas o hechizos que hagan falta, pero aseguraros de no dejar víctimas mortales a vuestro paso.... - Algo te decía que no había terminado la frase - ... a no ser que sea estríctamente necesario.

Había hablado mucho pero era otro de los expertos en no decir nada. Su mirada siguió indiferente, correspondiendo a la suya con cierta indolencia mientras confirmaba que el hecho de que ella siguiera viva era prioritario. En el fondo pensaba que era de lo más estúpido que pensaran aquello pero la dejaran participar en la misión, desde luego no resultaba demasiado congruente pero así iba el país.

- Muy bien - le daba la sensación de que llevaba un día entero zanjando asuntos con palabras similares aunque en realidad no se hubiera explicado nada. Le dio un vistazo somero a ambos planos antes de añadir -. Pues entonces más vale que vayamos ya.

Aquello iba de mal en peor. ¿Operación conjunta? Lo poco que había aprendido de los Búlgaros es que no solo todo lo que hacían era una chapuza, además se sentían orgullosos de aquellas chapuzas que los llevaban tristemente de lado a lado de la calle sin tener muy claro donde iban... y que finalmente, les salía bien la cosa por que Merín se les había aparecido.

Entre el cuerpo de escudos humanos que llevaban con ellos -Nicky era una inútil y Oliver considerarlo algo era ser demasiado optimista- y los chapuceros de Bulgaria que por rescatar, lo habían rescatado hasta en el peor momento, aquella misión prometía ser un viaje de solo ida.

- No os será difícil recordar el mapa del Ministerio. El diseño esta basado en el Ministerio Inglés. No tienen escaleras de acceso entre las diferentes plantas, así que el control del único ascensor será vital para entrar y salir de allí. Tienen un departamento especializado en armamento muggle, así que si veis a alguien sacar algo que no sa una varita, querrá mataros igual. -  Les advertí, mientras me acercaba al traslador esperando la señal de Black.

- El departamento de armas muggles esta en la tercera planta. Aunque no sea un objetivo prioritario, de pasar por allí podríais haceros con armas adicionales. - Explique a los presentes. Cualquier cosa podría aumentar las posibilidades de supervivencia de aquel grupo.

- Se porque estoy aquí, pero los dos sabemos que debería estar con el Señor Black. -  Le dejé claro a Cassandra en un susurro antes de posicionarme en el traslador.

Aquella noche habia resultado extraña, para qué negarlo. Dormir en mi antigua habitacion, en Hogwarts, habia sido extraño. Al menos habia podido pasar algunas horas con Lucas, horas empañadas de una extraña tranquilidad. Era extraño, pero no recordaba cuando habia sido la ultima vez que habia tenido unas cuantas horas para hablar, con tranquilidad, con el. Sin rencores, sin prisas, sin que alguien estuviera al borde de la muerte, o a punto de partirnos la cara. Habia sido, simplemente, tiempo para hablar de nosotros, para ponernos al dia, para llorar la muerte de los que queriamos, y para reirnos con las pocas alegrias que habiamos tenido ultimamente.

A decir verdad, fue algo refrescante, y gratificante, y aunque por desgracia no fue la noche en mi casa que habia planeado junto a Ari en mi mente, tampoco habia estado mal. Lo de Ari, lamentablemente, tendria que esperar.

Aquel fue mi primer pensamiento por la mañana, cuando me desperte. No me habia despedido de ella. Y aquello era un pequeño pellizco que seguia teniendo en mi estomago. No queria marcharme asi, como si nada.

Sin embargo, el deber era el deber, y ahora el mio era bajar a desayunar y prepararme para aquella mision que se me habia encomendado. Al menos iba a ir con el padre de Isabella, la unica persona que, minimamente, contaba con mi confianza dentro de aquel grupo que iria en busca de Sarah y de Isabella.

Sarah.

Mi mente fue hasta ella mientras desayunaba en la sala comun, jugueteando con aquel colgante que Ryan me habia dado entre mis dedos. Lo habia reconocido al instante cuando lo vi. Era el mismo que Victor llevaba puesto el dia que... que murio, o que lo matamos. Ni siquiera tenia claro a aquellas alturas que habia pasado.

¿Como estaria Sarah? Me preocupaba, para que negarlo, y aunque habia intentado no darle demasiadas vueltas al asunto de su desaparicion, lo cierto era que seguia estando presente en mi mente, irremediablemente.

Te traere de vuelta. No te preocupes, Sarah. Ya voy a por ti.

Con aquella promesa mental termine con mi desayuno, y acabe por dirigirme hacia aquel punto de encuentro, en el que Black, el padre de Isabella, ya estaba dando su discurso. Cogi aire, tensandome ligeramente. Era normal que Isabella diera miedo. Su padre tambien lo daba. Sin embargo, algo me decia que, llegados a aquel punto, era el mas adecuado para liderar aquel grupo. Nadie mas que el iba a preservar la seguridad de Isabella y de Sarah.

-¿Se sabe algo mas de esas instalaciones? Dónde estan exactamente, qué vamos a encontranos alli, si se espera que esten o no custodiadas... - pregunte entonces, dispuesto a saber algo mas sobre la mision antes de salir de alli, usando aquella intervencion a modo de saludo.

-Me alegro de que sepas lo que tienes que hacer. Acatar órdenes.

La frase de Cassandra se mezcló con el vértigo propio del traslador. Cuando tus pies volvieron a tocar tierra firme tu respuesta se quedó relegada a un segundo plano. Vuestra atención estaba en las quince botellas colocadas en la mesa situada frente a vosotros. A su lado una nota, un pergamino y un pequeño dispositivo tecnológico. No había nadie en la habitación.

-"Utilizadlas para entrar en el Ministerio. Tenéis tres horas para cuando se pase el efecto. Empezad por el Departamento de Misterios y el Sótano".

Fue Nicky la que leyó la nota. Mientras, Oliver echaba un ojo al pergamino. Te lo pasó en silencio.

Ekaterina Angelova: Aurora

Sergey Alekseev: Empleado departamento Cooperación Internacional

Teador Petrov: Cuerpo de Seguridad del Ministerio

Kalina Vasileva: Secretaria Ministro de Magia

Emil Ivanov: Subdirector Departamento de Seguridad Mágica

Tocasteis el traslador al mismo tiempo sin pronunciar una sola palabra más. Cerraste los ojos intentando, en vano, contrarrestar el mareo que siempre te producía ese método de transporte. Necesitaste unos segundos para acomodarte a la oscuridad de vuestro destino.

-Bienvenidos.

La ronca voz que os recibió no daba indicios de quién estaba detrás de ella. Hasta que se acercó hacia vosotros lo suficiente. Una chica bajita, morena y con la piel blanca como el marmol.

-Tenemos un problema.

-Información clasificada. - Añadió Ayrton al instante - Nos darán más detalles y los mapas tras nuestra llegada. Deberemos memorizarlos con la mayor celeridad posible.

Ninguno de tus compañeros añadió nada.

-Estarán custodiadas. Por eso trabajaremos junto a otro equipo de Bulgaria. Nos coordinaremos con ellos al llegar.

En silencio, os miró a todos de nuevo.

-¿Algo más?

El despertar fue sorprendentemente tranquilo. Por un momento Arianna pensó que todo lo que había pasado había sido simplemente un mal sueño, que volvía a estar en el primer día de clase, en su cama de Hogwarts, preparada para un año fantástico. Por desgracia, le basta con incorporarse y echar un vistazo a la habitación vacía, a la cama de Sarah impregnada del olor de su ausencia, para saber que no es así. Sigue estando ahí. Su padre, sus tíos y su prima están muertos. Su mejor amiga desaparecida y su ex-mejor amiga convertida en una criminal. Pocas cosas se le ocurren que harían el panorama todavía peor, excepto una: puede que llegue tarde a su cita con Andelin Blair. Si en cualquier otra situación, ya le habría desagradado la idea de formar equipo con el hermano de Vinny, en esa ocasión todavía más. La nota que le habían dado en la taberna apuntaba a que no se trataba de una misión de secuestro, en el que la víctima tenía que permanecer con vida. Tenía la sensación de que al señor Blair la vida de Rebecca no le importaba lo más mínimo. De hecho, probablemente no dudaría en ordenarles su muerte. 

Con esos pensamientos cruzaba Arianna los terrenos en dirección al Sauce. Ya estaban todos ahí. Por suerte, Andelin no se había percatado de su ausencia, por lo que la chica se desliza discretamente hasta colocarse al lado de Alex, su salvavidas en esa misión. - ¿En la ciudad? ¿Se refiere a Londres?- le pregunta en silencio. No le parece adecuado plantear la pregunta en voz alta, ya que probablemente había quedado contestada antes de su llegada- ¿Ha habido repartición de tareas o algo?- añade, esperando que su amigo se hay enterado de más cosas que las que ella a logrado captar. 

Entonces el mismo Andelin pregunta si hay algo que añadir. Todas las preguntas de Arianna que el día anterior habían quedado sin contestar no eran para Andelin. Preguntándoselas solo conseguiría molestarle y no obtendría ninguna respuesta útil, por lo que se abstiene de preguntar nada y se queda junto al resto, expectante, esperando a escuchar el resto del plan. 

Informacion clasificada.

Dos palabras que en realidad querian decir: deja de preguntar, porque no voy a deciros nada mas.

Asi que, en vista de que cualquier esfuerzo por saber algo mas era estupido, me limite a asentir, esperando a que llegara el momento de marcharnos.

Sin embargo, no podia quitarme de la cabeza la idea que llevaba rondandome desde que el dia anterior hablara con Ryan: ¿Y si sabian que ibamos? ¿Habrian tenido aquello en cuenta?

Quizas merecia la pena comentarselo al señor Black... o quizas pasaria como siempre, y acabarian tratandome como un niñato gilipollas que, finalmente, tenia razon.

Una razon que, en esta ocasion, deseaba estuviera mas equivocada que nunca.

Asi pues, limitandome a asentir, espere, formando en mi cabeza una estrategia en caso de que, al llegar, nos encontraramos en una ratonera.

Como siempre el viaje en traslador resultó desagradable en grado sumo y por desgracia desató todos sus nervios. Sólo llegar, a la sensación de mareo se le sumó la presión de saberse sin salida. Era una extraña sensación de claustrofobia saber que sólo había un camino a seguir y que era, inevitablemente, hacia adelante. La falta de control de aquella situación la superaba un tanto pero era el problema de no haber podido participar en la elaboración de un plan y no conocer los detalles del mismo.

Mantuvo el enfado que todo ello le producía bajo control mientras una diminuta mujer se acercó a ellos para anunciar lo que estuvo a punto de arrancarle una sonrisa. "Tenemos un problema". Qué novedad, se dijo.

- ¿Cuál?

Le importaba un rábano que Evens estuviera a cargo, no iba a esperar a que el hombre se autoerigiera líder, portavoz y amo y señor de sus vidas.

-No, en Sofía.

La cara de incredulidad, desprecio y '¿eres tonta o qué te pasa?' de Andelin te dejó claro que no habías empezado con buen pie. El primogénito de los Blair continúa hablando, mientras tu cuerpo se tensa todavía más. Habías hablado lo suficientemente bajo como para que no te oyera, ¿es que ese tio tenía un oído sobrenatural?

Por suerte, tu segundo comentario no lo percibe o al menos no le hace caso. El gesto de cabeza de tu amigo sirve para saber que no te has perdido tantas cosas como esperabas en un primer momento. Sin nada más que añadir, todos os ponéis alrededor del improvisado traslador.

Lo tocasteis al mismo tiempo sin pronunciar una sola palabra más. Cerraste los ojos intentando, en vano, contrarrestar el mareo que siempre te producía ese método de transporte. Necesitaste unos segundos para acomodarte a la oscuridad de vuestro destino.

Era una habitación pequeña y oscura, sin ninguna ventana. En medio había una mesa cuadrada, y al otro lado de ella una figura. Un hombre alto y extremadamente delgado. Incluso con la poca luz podían verse los profundos surcos de su cara. Algo que decía que tenía muchos menos años de los que aparentaba.

Tras observaros durante unos segundos, su mirada se dirigió al enorme pergamino desplegado sobre la mesa.

-Nos han informado de que se encuentra en la red de alcantarillado. -Estiró la mano hacia el plano, haciendo movimientos circulares con el dedo. - La semana pasada nuestro equipo pudo colocarle un localizador a una de sus manos derechas, una niña rubia y pequeña que se hace llamar Jeanine Bogdan. Si no hay contratiempos, McLaggen debería estar con ella.

-¿Sabéis en el punto exacto en el que se encuentra ahora? -Fue Alex quien hizo la primera pregunta, acercándose más al mapa y animándoos a que siguierais sus pasos.

-La mayoría de los movimientos hechos están por esta zona - su huesudo dedo señaló a la parte centro-este del mapa. - Está...

- ... demasiado cerca del Ministerio.

-Sí, demasiado cerca del Ministerio. - corroboró el extraño hombre.

La voz de Andelin te había preocupado. ¿Qué pasaba con que estuviera demasiado cerca del Ministerio? Fue Cassandra la siguiente en hablar.

-Parece demasiado fácil. ¿Estáis seguros de que no es una trampa? ¿De que no es consciente de que lleva encima ese localizador?

-Estamos plenamente seguros de que no. Aprovecharon un fuerte enfrentamiento en el que ambas partes tenían suficiente con luchar por salvar su vida. - Indicó con tranquilidad el hombre. - Pero como bien dices, parece demasiado fácil. - Continuó, dándo un par de golpecitos sobre el pegamino - Estas alcantarillas sirvieron como protección a gran parte de civiles durante la última Guerra. Para mantener a raya a los soldados, tanto muggles como mágicos, se establecieron trampas mortales por toda la red. Al parecer, estan de nuevo operativas.

Cuando Ayrton habló de que tendríais compañía, nunca imaginasteis que se trataría de un grupo tan numeroso como el que os esperaba tras vuestro fugaz viaje en traslador. Debía haber al menos una docena de soldados ya preparados. A pesar de las armas muggles que portaban, algo te decía que en el interior de sus bolsillos había una lustrosa varita que no dudarían en sacar a pasear.

- Bienvenidos, os estábamos esperando. - El primero al mando estaba justo en frente de vosotros, un paso por delante de sus compañeros. - Mi nombre es Nikolai Ivankov. Estos son los compañeros asignados a la misión. Formamos parte de la resistencia, y para vuestra tranquilidad, todos hemos sido en algún momento de nuestra vida soldados. 

Dió un paso más hacia delante, colocándose justo al borde de la mesa. En ella estaban los planos de un gran edificio.

-Esta instalación subterránea se encuentra a las afueras del oeste de la ciudad. Según informadores son como una especie de cárcel-laboratorio. Creemos que pueden estar encerradas en alguna de las plantas inferiores, pero no tenemos suficiente información sobre ello. Deberemos dividirnos en el terreno. Hoy se va a producir una actualización en el sistema que dejará los controles ciegos y sordos. Dispondremos de una hora para encontrarlas. Esperamos que los dispositivos humanos se incrementen durante ese tiempo. Cuando el corte se restablezca, las cámaras y los sensores se podrán en marcha. Y comenzará la lucha.