Partida Rol por web

MOMENTO: DESCONOCIDO.

HORA: POR LA POSICIÓN DEL SOL: POCO ANTES DE MEDIODÍA.

LUGAR: PÁRAMOS SALVAJES SEMI-ÁRIDOS.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Los tenían encima. Y no podía hacer nada ni para frenarlos, ni para ocultarse mejor, ni para defenderse. Podía correr, pero tenía claro que no iba a abandonar al pequeño grupo, ahora que se habían encontrado. O los habían juntado de nuevo, revivido.

Sintió de nuevo la presencia del Espíritu Guardián, al que había implorado ayuda en su fuero interno, y aunque en un primer momento no llegó a sentir contacto, ahora sí sintió como si le diera una ligera capa de protección. Muy ligera. Suspiró, por lo menos ya no era como estar desnuda. Completamente.

Pero eso era todo. Miró la espalda de sus compañeros con el ceño fruncido, y llena de impotencia. No podría ayudar.

ALEXA:

Por un instante, llegas a percibir una vaga silueta traslúcida y sientes una presencia espiritual. Alguien te susurra en voz muy baja, tanto que apenas llegas a entender lo que dice. Crees que ha dicho que se llama "Doro Doro-san".

Después notas una mano fría y esquelética en tu hombro. Normalmente, un contacto así te repelería y te daría escalofríos, pero intuyes que se trata de un espíritu guardián y que lo que está haciendo es prestarte una pequeña parte de su protección.

Y sí... lo sintió. El frío pero al mismo tiempo consolador aliento del Espíritu, alguien que aún vagaba por la tierra buscando quizá cumplir una misión, ya fuera de venganza, o de encuentro. Alexia lo sintió, y saludó de modo imperceptible. En su interior.

Soy Alexa, Doro Doro-san... gracias por acudir. 

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Tuvo ganas de chillar, pero se contuvo. Ya era bastante malo que la torpeza de Vicky le hubiera hecho entregar el batton a quien bien hubiera podido combatir sin él, esto es, a Shidi, pero que ahora todos ellos (Shidi, Raxus) hubiera decidido, así, a lo bravo, perder la oportunidad de atacar a sus enemigos, sin darse cuenta que era una ocasión perfecta, dándoles la ocasión de golpear y perdiendo una posibilidad maravillosa de eliminar a alguno de los enemigos antes incluso que pudieran actuar.

Vale: estaban desentrenados. Todos lo estaban. ¡Pero es que era tan evidentemente un error y una torpeza!

Suspiró, casi, para sí, y miró al enemigo que tenía delante. Gracias a su velocidad (y a mirar un poco el campo de batalla) había logrado golpearle antes que actuara. Pero debido al movimiento, o falta del mismo, de sus dos compañeros, su posición estaba expuesta.

- Esperemos tener suerte y que mis queridos compañeros dejen de hacer el idiota- pensó con un punto de fatalismo. Vaya oportunidad perdida...

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Las órdenes llegaron en una ráfaga dialéctica rauda y precisa. Mantener la posición, bien. Shidi no podía estar más de acuerdo, tácticamente les venía estupendo a merced del avance desordenado del enemigo. Echó un vistazo a Vicky, quien parecía estar pasándolo realmente mal tras aquel viajecito aleatorio, ¿Podría recomponerse a tiempo? Aquellos salvajes corrían como si les estuviera esperando la paga tras meses de embarque en espacio profundo. La duda le hizo desplazarse unos metros, dándole un poco de protección en su retirada, cubriendo de paso a Daeron, un movimiento habitual en los comandos.

¿En serio, justo ahora? La petición de soltar el batton le causó un profundo cabreo. Anteriormente, lo había ofrecido antes de quedarse con él, ¿Acaso ahora se podría arrepentir alguien viendo como se les echaban encima?

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Para cuando J.T. quiso soltar el arma y moverse para apoyar a Emil, ya tenía uno de esos tipos encima. Fue buena idea haberse adelantado, su cuerpo ahora hacía de muro entre Vicky y el bárbaro acelerado. Su aspecto, sucio y desagradable, le causó repugnancia, exclusivamente por lo primero. Entonces, al mismo tiempo que lanzó un directo a la mandíbula, el batton caía bajo sus pies, a total merced de Vicky.

— ¡Acércaselo a Alexa! — Le dijo en voz alta, en su idioma nativo. Pero aquello nunca sucedería, ya que pocos segundos después, escuchó unos pasos alejarse a toda velocidad. Tardaría un tiempo en volver a hacerle caso, lo juró allí mismo.

El combate se sucedía en desventaja a su alrededor, aunque escuchó el potente golpe de hacha que Raxus había dado a uno de sus rivales. Confiaba en el poder militar del enano, era una fuerza combativa que no tardaría en resolver su situación, en cambio, sabía que tenía que llegar a Emil lo antes posible.

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La Mística tomó el bate que Shidi había dejado a Vicky, ya que ésta parecía estar demasiado trastornada por la teleportación como para hacerse cargo del arma. 

Se preparó, no tenía madera de luchadora, no sabía exactamente de qué tenía madera, pero lo que sí sabía es que no iba a morir sin plantar cara. 

Sin embargo Vicky se rehízo, y cruzaron miradas. Su compañera le reclamaba el bate, y desde luego sabría usarlo mucho mejor que ella, era una ranger después de todo. Alexa asintió, se lo pasó, y se retiró de nuevo, volviendo a buscar el lugar menos expuesto y protegerse.

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Recibió un tremendo golpe de maza en el costado que le dejó sin aire un par de segundos, "¡Maldición joder!" el dolor le espabiló e hizo que adoptase un enfoque más defensivo. Aquel hijo de su madre pegaba duro, no estaba seguro de poder resistir otro golpe igual, pero le pondría al menos las cosas difíciles y conseguiría entretener al tipo el tiempo suficiente como poco. James retomó la iniciativa en cuanto el aire volvió a sus pulmones, apretó los dientes y lanzó una potente patada de costado esperando no tener ninguna costilla rota. Solo encontró aire, pero no desesperó y se preparó para esquivar el siguiente golpe.

La armadura y movimientos de combate del mercenario le salvaron de otro golpe, aunque él falló de igual manera. Parecía que llegaron a un punto muerto cuando la situación se volvió a repetir. Para entonces, Raxus hacía volver la cabeza de jodido chucho mutante. Emil seguía de una pieza y tanto Vicky como Alexa ahora estaban muy próximas a él.

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En un abrir y cerrar de ojos, aquellos bárbaros y su perro guardián se abalanzaron contra ellos. Raxus comenzó a recibir golpes con suma facilidad, que poco a poco hacían mella en él. Aún así, necesitaban algo más para tumbar al enano. Con dos rápidos movimientos de su hacha, acabó con el primero de aquellos guerreros, mientras que un movimiento descendente, cortó por la mitad al mastín que intentaba morderle.

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Daeron encontró dos buenos pedruscos que poder arrojar. En cuanto los cogió se giró hacia los atacantes... y ya estaban trabados en un cuerpo a cuerpo con sus compañeros. El joven, con una piedra en cada mano, alzo su diestra para lanzar la piedra contra uno de aquellos brutos descerebrados. Los que venían con el chucho, se entendía. El caso es que resultaba casi imposible ya que acertar a uno de esos enemigos conllevaba poder impactar con igual posibilidad a uno de sus aliados.

Maldita sea, rezongó frustrado, esperando que alguno se separara por algún motivo y hacerlo objetivo de su proyectil. Ahora... no. Ahora, ahora... tampoco. Caray, así no hay quien lance nada, pensó desesperándose, alzando la mano para arrojar, haciendo amago de ello y deteniéndose en el último instante al estar seguro que iba a dar a uno de los suyos.

El estrés fue creciendo en él y el hecho de que su brazo amagara y amagara pero no terminara de lanzar causó una sensación extraña en dicho brazo. Una tensión que lo sobrecargaba y que llegado un momento necesitaba liberar. Soltó la piedra debido a que su mano se abrió por un calambre, por una sensación electrizante que recorrió su brazo, su antebrazo y finalmente salió de su puño, liberando la tensión, como si saliera en oleada hacia el frente, hacia uno de los bárbaros. Repentinamente oyó un crack en dicho enemigo y este aulló de dolor, observando como su nariz se había roto y sangraba por los orificios nasales, pero sin que nadie le hubiera atacado.

Daeron parpadeo confuso, incrédulo, y se miró la mano.

¿He... he sido yo?

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No estaba en su mejor forma y eso lo notó al balancear por primera vez el batton contra el primer oponente que se le puso delante. Había intentado ayudar al bocazas de Emil, pero aquel tipo que parecía ir puesto de todo hasta arriba le había cortado el paso, con rapidez, o mejor dicho por culpa de ella misma y su suerte en la teleportación. Tardaría en olvidar la escena de vomitar avispas enfurecidas.

Pero eso no fue lo peor, sino el tremebundo golpe que sufrió Daeron. De un directo de hacha fue a dar con sus huesos al suelo, casi destripado y al borde de la muerte.

Vicky gritó de rabia, agarrando con furia el batton, no se iría de rositas aquel bastardo, no, aunque fuese lo último que hiciera en aquella tierra extraña.

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Daeron había caído malherido, muy malherido. Se acercó a él, arrodillándose a su lado, ignorando el tipo que lo había abatido, y el peligro que los rodeaba. Confiaba en Doro Doro-san, y en la capa de protección que había extendido sobre ella. 

Intentó ayudarlo, pero sangraba profusamente, y no tenía nada para probar curarle. Aún así, comprimió con su mano plana para aminorar la hemorragia. Por fortuna el propio Daeron sacó fuerzas de flaqueza y a costa de su heroico potencial consiguió estabilizarse mínimamente. 

Alexa suspiró aliviada, y mientras comprimía se dio cuenta de que el mago agarraba aún las dos piedras que había encontrado. Si les atacaban podía usarlas ella.

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Un par de sus compañeros habían caído, pero Raxus apenas se percataba de lo que ocurría a su alrededor, imbuido en una sed furiosa de ira y con el único objetivo en mente de acabar con sus enemigos. El bárbaro que tenía enfrente cayó ante un puñetazo de Shidi, haciendo que caiga al suelo. Sin embargo, aún quedaba uno de aquellos enemigos y el enano ni lo dudó: dió un paso rápido colocándose enfrente del enemigo y lanzó un golpe brutal con su hacha acabando con él. 

Tras esto, miró a su alrededor, pero tras ver que ya no quedaban rivales en pie, empezó a recuperar la normalidad. Poco a poco la ira homicida que le había acompañado empezó a desaparecer, mientras su cuerpo acusaba aquel esfuerzo. Necesitaba descansar durante unos instantes para recuperarse. Dos de sus compañeros habían caído, pero ya estaba el resto intentando ayudar en su recuperación. Ahí poco podía hacer. 

A decir verdad, necesitaba recuperar el aliento antes de ser útil, así que en esos momentos no iba a hacer mucho más salvo eso. 

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Había acabado con aquel bárbaro loco a un gran coste. Un tajo en el hombro daba fe de ello, lo que unido a la desastrosa teleportación, había dejado a la ranger en una mala situación física. Podía dar gracias de no estar como Emil o Daeron.

Limpió los restos de hueso y seso del batton restregándolo por el suelo, mientras varios recuerdos, o más bien habilidades que poseyera en otra vida, acudieron a ella en momentos de necesidad como aquel.

-Hace frío y estamos casi en bolas, ni Daeron ni Emil aguantarán el frío de la tarde, menos aún de la noche, creo que yo tampoco seré capaz- hablaba con profesionalidad salida de una experiencia que apenas recordaba pero que allí estaba almacenada, en lo profundo de su mente.

-Las pieles podridas que llevan estos tipos servirán de momento, aunque como he dicho lo peor vendrá con la noche, aparte debemos coger las armas para que todos tengamos con qué defendernos, ahora no importará mucho, pero quizás lleven encima algún tipo de moneda local que pueda servirnos en un futuro, así que por favor, ayudadme a quitar las pieles de los muertos y tapar a los más heridos, yo también necesitaré una, me temo-

Miró el cadáver del mastín.

-Veré si se puede aprovechar algo del chucho para comer- Finalizó.

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Me parece... bien- resopló más que dijo el enano. Aún estaba recuperando las fuerzas y empezaba a notar las heridas recibidas- lo ideal sería movernos y largarnos de aquí, por si vienen más de esos tipos. No estamos para combatir más. No se vosotros, pero yo estoy bastante tocado.

Por otro lado, si vemos que no vamos a llegar a nuestro destino, lo ideal sería buscar un posible refugio para pasar la noche e intentar hacer una hoguera. Ya sé que no es lo ideal hacer fuego pero creo que lo necesitaremos para pasar la noche. 

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Por fin entre Raxus, Vicky y Shidi habían acabado con esos bárbaros apestosos y su no menos apestoso chucho. Alexa soltó las piedras, y se dio cuenta de que Emil yacía en el suelo, tan malherido como antes Daeron.

Se acercó a él, maldiciendo por no tener ni un maldito ungüento curativo, pero las heridas del elfo sangraban de tal modo que había que detener la hemorragia antes, como fuera. No tenía vendas, pero el albino llevaba puesta su estupenda bata culera, así que la rasgó en tiras y confeccionó unas improvisadas vendas con las que atajar la sangre que estaba perdiendo.

Arrodillada a su lado, mientras le sacaba la bata, susurró a su oído, socarrona:

-No te hagas ilusiones, no te estoy desnudando. Más bien te voy a dejar como una momia, muchacho...

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Vicky recogió la pútrida piel tendida por Alexa y se la puso con rapidez antes de ver un arma que le había gustado. Un martillo tosco, pero con apariencia brutal que sin duda alguna sería mucho más efectivo que el batton de aluminio que llevaba.

-Me quedaré esto, por si las moscas, aunque dudo que pueda aguantar otro combate.- Comentó.

Se acercó a Alexa. -Alexa ¿Te importaría pasarme uno de esos pellejos de licor? Creo que haré de punta de lanza y lo probaré, así sabremos si es veneno o no, tan solo esperad a que no caiga al suelo desmayada.-

Mientras esperaba a que la mística se decidiera o no a pasarle el licor bárbaro, se centró en el resto.

-Shidi tiene razón, hay que moverse lo más rápido posible, quizás tu puedas llevar a uno, Raxus y el propio James a otro, no he visto ni escuchado nada, pero mi instinto me dice que estamos sobrando en este lugar, así que cuando envolvamos a Daeron y Emil, saldremos de aquí zumbando.-

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Bueno, el licor puede servir para entrar en calor- dice el enano- que bien lo vamos necesitar, al menos los que vamos aún desnudos por esta tierra hostil. 

Por otro lado, si Shidi ha oído algo, quizás debería ir alguno a explorar. Ya sé que no es lo ideal dado nuestro estado, pero tampoco es que tengamos muchas opciones. No conocemos el terreno y no sabemos qué vamos a encontrarnos. Quizás ver que hay por esa zona nos pueda dar una pista de que hacer a continuación.

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Tras ver que el licor causaba buen efecto, miro a Alexa:

Creo que me vendría bien uno de esos pellejos- dice mientras extiende la mano esperando que la mujer le dé uno de ellos para beberlo. 

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El elfo albino abrió los ojos para ver, sobre él (bueno, es una forma de decirlo, pero ya me entendéis) a la semidesnuda Alexa. Sonrió, divertido, en medio del casi insoportable dolor.

- Alexa, querida, ¿sabes que no es necesario... - gemido de dolor y entrecerrar de ojos, un instante, antes de volver a abrirlos, mostrando ese brillo perverso y guasón.- ... que me dejes inconsciente para poder tener un rato íntimo, verdad? Aunque... -miró a sus compañeros, aprovechando para tomar aire y recuperarse aun mínimamente- ... reconozco que hay un poco demasiada gente para mi gusto. No es, de todas formas, algo importante- se encogió de hombros, reprimiendo un gesto de dolor y, con esfuerzo, logró medio incorporarse.- No soy precisamente maniático con las perversiones ajenas, mientras se respeten las mías- tras esas palabras recobró la seriedad y miró alrededor, asintiendo y cambiando drásticamente de tono.- Gracias por salvarme, Alexa. Daeron sigue inconsciente. Supongo que me habéis dado algo para recuperar la consciencia. Es obvio que algo más me vendría bien, pero lo prioritario es dar de beber a Daeron. Y, chicos... tenemos que hablar. Ha sido el peor combate que he visto lidiar a los Rift Warriors en toda mi puta vida. Y ha sido larga. De acuerdo: es evidente que no queréis que sea vuestro líder. Me parece bien. Pero necesitamos uno. Shidi, Raxus, mantener la posición- se detiene, medio incorporado como está, reprimiendo un nuevo gesto de dolor, y jadeando, antes de continuar.- Mantener la posición, como decía, era necesario. Pero no atacar cuando los bárbaros se pararon frente a nosotros fue una estupidez, y perdimos una ocasión de oro de acabar este combate sin tantas heridas. ¿En qué estábais pensando? Ambos sois con mucho nuestros mejores guerreros. Tanto que, sin vosotros, estaríamos muertos. Pero no podemos dejar pasar una oportunidad así. Y Raxus (y yo mismo, que manda narices como pude olvidarme) si no tenemos escudo, hay que usar estas mierdas con las dos manos. Casi había derribado al mío, y quizás si lo hubiera usado como se debe- negó con la cabeza, molesto consigo mismo, aprovechando para recobrar el aliento y tapar un nuevo gesto de dolor.- Daeron lo hizo más o menos bien, igual que Alexa, teniendo en cuenta que sus habilidades no han retornado aún. Pero lo tuyo, Vicky, es de órdago. Eres una ranger, por amor de todos los dioses habidos y por haber. ¿Cómo se te ocurre retroceder sin coger el batton, luego cambiar de posición para cogerlo, y solo tras más de la mitad del combate dignarte a aparecer? ¿no te das cuenta que si en vez de unos bárbaros dementes hubieran sido combatientes medianamente inteligentes tu estulticia hubiera supuesto el fin del grupo? Odiame todo lo que te de la gana. Se la líder si crees que estás capacitada. Maldice entre dientes o insúltame. Pero no vuelvas a actuar como si fueras una niña incapaz porque todos sabemos que no lo eres. 

Hizo una pausa larga y con mucho esfuerzo, y ayudándose en Alexa si se lo permite, o invirtiendo sino mucho más tiempo, el elfo albino se puso en pie.

- Tengo algunos conocimientos y, en el futuro, si uno cae, y no soy yo, quiero que sepáis que podré evitar que se desangre, como ha hecho Alexa conmigo, con una efectividad del cien por cien... Siempre que llegue a tiempo, claro. Y sin necesidad de vendas y cosas por el estilo. También creo que habría que buscar un medio-  cerró los ojos, más recuperado, pero sintiendo otra vez una punzada de dolor por tener que mantenerse erguido.- Un método para repartir los objetos de tesoro que encontremos, similar a cuando éramos una unidad mercenaria. En todo caso, lo prioritario, ahora, es que Daeron pueda medio moverse si es que queda algo del brebaje que se ha usado para ponerme en pie. Si tras esto quedara algo más preferíría que yo lo tomara, para poder estabilizar a cualquier otro que resulte herido, llegado el caso. Y habrá que explorar por supuesto. No podemos quedarnos aquí o moriremos. Vicky es la mejor para eso, aunque sería conveniente que alguien le apoyara.