Partida Rol por web

Rippers: Cazadores de monstruos

Episodio 1 - La Boda

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29/12/2017, 18:58
Seamus McBride

Seamus McBride había sido educado, como buen irlandés de bien, en la fervorosa fe católica. Durante su juventud había acudido a la celebración dominical junto a su familia y había escuchado los sermones en los que el sacerdote amenazaba a sus inocentes fieles con la condenación eterna si no se plegaban a los designios del Señor. Había escuchado cómo los diablos y demonios podían castigar sus almas inmortales durante toda la eternidad si no se cumplían los Sagrados Mandamientos, y cómo un hombre piadoso no tenía nada que temer. Cuando su rostro empezó a poblarse de vello - y otras partes de su cuerpo - y vio el mundo con otros ojos, Seamus había perdido parte de ese miedo ancestral a la Condenación, pero seguía siendo un hombre religioso.

Así que cuando sus ojos se posaron en esa abominación que desgarraba el propio tejido de la realidad y surgía del mismísimo Infierno - por supuesto, no podía venir de otro lado - mandando al carajo todo lo que había aprendido sobre el lugar que ocupaban cada uno, McBride no supo qué decir. Por primera vez en toda su vida, su boca se abrió y no emitió sonido alguno. Ni sorpresa, ni maldiciones, ni exabruptos, ni amenazas. Su mente estaba de acuerdo con sus ojos en que lo que estaba viendo era real y estaba allí, pero sus extremidades se pusieron en huelga y su corazón decidió realizar horas extras bombeando a un ritmo alarmantemente rápido. Sus pupilas se contrajeron hasta volverse diminutos puntitos y una fina capa de sudor cubrió su frente.

Pero no sucumbió al miedo. Su testadurez era más fuerte que cualquier terror primigenio grabado a fuego en sus tradiciones y se obligó a moverse. Primero, a parpadear. Luego tragó con dificultad para lubricar una garganta que se había quedado seca como una piedra. Luego, sus brazos y piernas, retrocediendo un paso para obtener cobertura. Luego a su mano para retirar la capa de sudor de su frente. Finalmente, a su lengua.

—Joder... joderjoderjoderjoder —masculló, mirando al suelo. Luego apretó los dientes y los puños como si estuviera a punto de estallar. ¿Cómo era eso posible? ¿Qué mierda estaba sucediendo allí? Bueno, eso era evidente. Esa puta bruja estaba intentando traer aquí algo de allí. Pero NO SE PUEDE TRAER ALGO DE ALLÍ. Así que la pregunta era, ¿por qué estaba él allí? ¿Rodeado de un viejo borracho, un forzudo de circo, un tipo pálido y cobarde y un casaca roja? Y lo peor, ¡con su hermana! Ella tenía que estar en su casa, cómoda y calentita, leyendo alguno de sus repugnantes libros de medicina, no allí con esa cosa... con sus brazos... y... sus... TETAS... ¡cuatro! Miró al casaca roja, que de repente no parecía estar tan rematadamente desequilibrado, conteniéndose para no gritar —¿PERO QUÉ.... cojones es eso? ¿Qué es eso? ¿QUÉ-ES-ESO?

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30/12/2017, 18:10
Dra. Eilish McBride

Al ver la cara de su hermano supo que algo no iba muy bien. 

Sólo tuvo que dar un paso lateral para vislumbrar lo mismo que se reflejaba en los ojos de Seam. Esa luz enmarcaba algo horroroso y gigantesco. Algo que nunca debió existir, no al menos en este mundo. Y por supuesto, no en una boda.

Eilish reaccionó de la manera menos esperada, miraba buscando alrededor un juego de luces, algún artificio que pudiese estar creando este tipo de ilusión. Ella sabía que en los teatros y en grandes salones se valían de disfraces, telas y variación de la luz para hacer ver al público lo que querían que viesen. Y así se sentía ella, como un mero espectador al que sólo le quedaba dos opciones: creer y vomitar a consecuencia, o intentar mirar más allá y encontrar el cómo demonios habían podido realizar algo así.

Desvió la mirada hacia su hermano esperando que él se hubiese recompuesto y ya tuviese en sus labios una respuesta, o quizá alguna de sus frases airadas e incisivas. Pero sólo lo vio paralizado y con la boca abierta. - ¡Coño! ¡Hasta se le podía meter un pájaro en esa bocaza! - su mente divagó por un instante y volviendo en sí reacomodó su vista sobre la apertura en el cielo y la amorfa bestia que se asomaba por ella.

Tenía algo... estaba claro que era antinatural y lo que tenía más claro es que sólo había una cosa que la estaba uniendo a este mundo, Lady Lang. Al mirarla - Sus ojos, tiene los ojos negros, esos ojos... Ojos negros en los que todo es frío y terror. 

Su hermano habló, se le veía un poquito desquiciado y ella no podía dejar que fuese a más - Seam, no es el momento. ¡Es ella! Ella lo hace. ¡Hay que detenerla! - su mente sólo buscaba soluciones, pues ya habría tiempo para preguntas y sus correspondientes respuestas. Y de golpe se acordó - Ese símbolo en la joya... - sabía que podía ver más allá, siempre había algo más allá. 

- Hermano, la moneda. Ese símbolo, el de la joya que lleva ese... monstruo en el cuello. Es igual - con una mano llamaba la atención de su hermano mientras con la otra señalaba al demonio que emergía en medio de la nada. - Dámela, a prisa - y pasando su mirada al hombre de la casaca roja - Usted. No hay tiempo de presentaciones, y según parece es el que tiene más conocimientos sobre todo esto. Venga aquí y díganos si esto que encontré sirve para algo y, si no es lo mismo que tiene ese ser al cuello.  

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30/12/2017, 19:26
Dra. Eilish McBride
Sólo para el director

Eilish reaccionó de la manera menos esperada, miraba buscando alrededor un juego de luces, algún artificio que pudiese estar creando este tipo de ilusión. Y en su cabeza apareció esa vocecilla - ¿Qué crees que buscas? Ya deberías tener bien claro que estamos ante una bruja. Y eso... ¡Puaj! Eso es una asquerosa demonia, ya sabes... ¡ya! Como... Un ángel...  y un asquerosísimo demonio - ¿De verdad la estaba tratando como si fuese una niña? Su hada le hablaba con suavidad. Aunque lo que decía no le aportaba nada en absoluto.

Desvió la mirada hacia su hermano esperando que él se hubiese recompuesto y ya tuviese en sus labios una respuesta, o quizá alguna de sus frases airadas e incisivas. Pero sólo lo vio paralizado y con la boca abierta.  - Me parece mentira que Hermano se esté tomando así las cosas. ¿Por qué no te coge de la mano, corréis juntos y simplemente huis? Ya le vale.

Mientras tenía su mirada posada en cada detalle del demonio ella seguía con su parloteo - Hay algo... claro que hay algo. ¡Hay que salir de aquí! No sabes cómo acabar con esto ni cuan poderosa es esa bruja - y justamente en esos momentos se fijó en los ojos de Lady Lang - ¿No te recuerdan a alguien? Esa chica, la de la terrorífica visión. Esa que nos advirtió - y Eilish pensó de inmediato - No solo nos advirtió, nos pidió ayuda - pero sabía que estas palabras no serían escuchadas por nadie.

Ya había tomado una decisión, no huiría, no abandonaría a Allison.

- Hermano, la moneda. Ese símbolo, el de la joya que lleva ese... monstruo en el cuello. Es igual - con una mano llamaba la atención de su hermano mientras con la otra señalaba al demonio que emergía en medio de la nada. Y al escuchar su hada interna estas palabras, supo que por más que hablase no la detendría - Muy bien, muy bien. Luego no me llores y no me digas que no te lo advertí.

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02/01/2018, 09:26
Sir Anthony Sutton III

La situación le recordó a Anthony a aquellas partidas de dominó con el viejo General McGreggor, aquel escocés retirado afincado en Londres que se divertía alineando las fichas del juegó y, con un pequeño toque del dedo, las veía caer con una sonrisa boba en el rostro, una detrás de otra.

El rostro de Seamus, el primero en asomarse, se tornó en una mezcla de terror y asco; lo que provocó que su hermana hiciera lo propio y su rostro siguiera el ejemplo fraternal. Y así, como las fichas del viejo McGreggor, todos fueron asomándose y sufriendo una reacción parecida.

Su cerebro solo fue capaz de agradecer que todo hubiese comenzado antes de la cena pues estaba seguro que habrían echado al suelo todo el contenido del estómago de forma muy poco decorosa.

¡Es ella! Ella lo hace. ¡Hay que detenerla!

Las palabras de la dama le hicieron volver a prestar atención a la situación en la que estaban y buscar una solución al problema.

Rescaten a la joven. - dijo mirando al boxeador y al silencioso hombre. - Nosotros nos encargaremos de agradecer a Lady Lang por esta velada tan singular...

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02/01/2018, 11:36
Francis Douglas

Francis ya había tenido contacto con los seres que se ocultan tras la sombra; sin embargo el estupor se manifestó en su rostro como en los demás. Aquel ser no era literalmente de este mundo y su cuerpo respondía ante este mal primigenio. Todo los pelos de su cuerpo se erizaron y sintió unas punzada de ansiedad en el corazón.

Yo iré con el señor Smith. No ataquéis hasta que hayamos puesto a salvo a la señorita—. Al ver que sus palabras sonaban con un tono autoritario, algo que no venia bien en aquellos momentos añadió—: por favor.

Cuando su superior respondió a las preguntas de la joven doctora y dio instrucciones, sin decir mas palabra comenzó a rodear el lugar esperando poder pillar por sorpresa y por la espalda a aquellos rufianes. Era importante atacar al unisono y de manera eficiente. Al menos si no querían que el ritual se completase y ese ser entrara al mundo mundo. 

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Notas de juego

Oh dios, una pifia jajaja. Mejor voy a gastar un bennie xD. 

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02/01/2018, 11:54
Francis Douglas
Sólo para el director

El joven investigador tenia intención de atacar por la espalda al hijo de los Lang. Esperaba que el boxeador fuera sigiloso, al menos tanto como el. De no ser así pretendía usar sus ultimas reservas arcanas para aturdir al enemigo antes de que el cuchillo precipitase sobre el cuello de la joven.

Era un buen plan, si lugar a dudas, pero a pesar de ello podía salir terriblemente mal. El problema radicaba en que la magia no era bien vista ni entre la gente que conocía lo paranormal. Usar de manera tan abierta sus poderes podía suponer que le descubriesen. Francis prefería seguir aparentando ser un enclenque inútil a que descubrieran sus capacidades, pero cada vez era mas dificil mantenerlo en secreto.

Solo esperaba que Alexander no se percatara, de nuevo, de la corriente de aire que justamente aturdía al enemigo. 

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02/01/2018, 23:45
Alexander Smith "Alex"

 - Definitivamente, Sr. Douglas, esto es un mal mayor, ¡PERO MUY MAYOR! - Los músculos del boxeador se agarrotaron en cuento vio semejante figura a traves de un ¿agujero en el aire? Alexander estaba acostumbrado a encontrarse rivales mayores que el, y eso que no era un hombre bajito, pero esto sobrepasaba, y con creces, todo limite racional, por eso tardó en reaccionar cuando sus compañeros empezaron a urdir un plan.

De acuerdo - dijo dirigiéndose al señor Douglas - pongase detrás de mi, algo me dice que no aguantaria mucho contra un bicho de semejante calibre - aunque siendo sinceros, no se si yo aguantaré - ¡Vamos, no creo que podamos demorarnos demasiado!

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03/01/2018, 01:05
Lord Aidan Huxtable

Lord Aidan no fue la excepción. Al igual que el resto, él también giró los ojos en sus cuencas y su mandíbula inferior pareció perder toda sujeción con la superior, cayendo a plomo contra el musculoso pecho. No tardó en recuperarse de la impresión y, sin perder tiempo, volvió a buscar cobijo tras los parterres que habían escogido para protegerse de las miradas de Lady Lang. Parecía meditabundo y, con seguridad, preocupado. El tono imperativo de Seamus le sacó de su reserva.

– ¡Yo que sé, irlandés! ¿Acaso te crees que tomo el té todas las tardes con este tipo de monstruosidades? – El casaca roja era un oficial y acostumbraba a dar órdenes y a que le hicieran caso. Pero también era un hombre pragmático y no era la primera vez que tenia que trabajar con civiles. Así que suspiró para recuperar la compostura y no se dejarse provocar por la bravuconería y la falta de respeto del pelirrojo –. No lo sé con seguridad. – continuó tras una pequeña pausa –. Pero creo haber visto un grabado de un ser parecido y, o mucho me equivoco, o esa abominación es uno de los siete príncipes del mismísimo infierno. – A pesar de lo que les acababa de decir, su voz sonaba pausada, casi relajada, pero llena del porte y aplomo que solo saben darle los oficiales del ejército –. No es un enemigo al que podamos combatir. Si se abre paso a nuestro plano, se cobrará su ofrenda. Y no creo que haga falta que os diga de quien se trata.

Eilish intervino entonces y Sir Sutton  o tardo en darla la razón. Lord Aidan asintió complacido con la forma de pensar de la doctora.

– Tu hermana es lista, irlandés. Esta claro como se hizo el reparto de dones en vuestra familia. – se permitió bromear el oficial –. Así es. Esa bruja es la llave que le permite entrar en este mundo. Así que, ¿si eliminamos llave…? – No hizo falta que terminará la frase para que todos supieran lo que quería decir. Pero era más fácil decirlo que hacerlo. A pesar de que el jardín disponía de ciertos parterres y otros elementos decorativos, en su gran mayoría era una superficie llana y no ofrecía el más mínimo cobijo detrás del que esconderse. Podrían intentar acercarse hasta unos metros de ella, pero a partir de allí estarían claramente a la vista y Lady Lang los descubriría.

Cuando Eilish comentó algo de un extraño objeto que al parecer habían encontrado, el casaca roja levantó una ceja entre curioso e intrigado. Tomó el círculo de metal que le ofreció la doctora y lo observó con atención, haciéndolo girar en sus manos y estudiándolo desde todos los ángulos.

– Podría ser un talismán, señorita. – empezó a explicarle a la pelirroja lo que suponía –. Pero mis conocimientos son limitados y no hay forma de saberlo con seguridad. También podría tratarse de un mapa… O de una llave, quizás. No lo sé. – Y, sin haber podido aclarar demasiado las dudas iniciales, devolvió el disco metálico a Eilish, quien lo recogió sin poder ocultar un gesto de decepción.

Las posibilidades que les quedaban no eran muchas y Francis fue el primero en proponer un plan, el cual, a pesar de sonar bastante suicida, era el único que tenían. Quizás por las ganas de mostrar su valía, el joven se puso entonces en marcha sin esperar siquiera la aprobación del resto y sin saber si Alexander le seguiría como había expuesto en su idea. Pero el boxeador, posiblemente queriendo confiar en alguien que no hace apenas una hora había tratado de incitarle a creer en la existencia de seres malignos y la necesidad de enfrentarse a ellos, o tal vez únicamente por querer hacer lo posible por rescatar a Allison del trágico final que la esperaba, no dudó y salió detrás del investigador, procurando ambos pasar desapercibidos.

Los otros cuatro se quedaron mirándolos con gestos que iban desde un sincero asombro hasta la más pura incredulidad.

– Se lo dije antes y se lo repito ahora. No voy a obligarles a salir ahí afuera y arriesgarse a perder el pescuezo. Yo voy a intentar ganar unos segundos para esos dos. Si quieren esperare un instante para que puedan ustedes salir de aquí. – Hablaba para todos ellos y no había muestra de burla en su voz. Tampoco la había cuando continuo –. Hay gente que se bufa de los irlandeses. Dicen que son un pueblo de pastores sin honor. Yo no creo en esas patochadas. Pero quizás hoy tenga ocasión de comprobarlo con mis propios ojos. ¿Qué me dices, pelirrojo?

- Tiradas (1)

Notas de juego

A partir de ahora atentos a los destinatarios. Tenemos dos grupos: Francis y Alexander, y Seamus, Eilish y Sir Sutton

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04/01/2018, 17:48
Seamus McBride

— ¿La moneda? ¿Qué moned...? —respondió Seamus, antes de que su hermana le abriera la chaqueta del ahora deshilachado traje y sacara la extraña moneda del bolsillo interior— Ah, cojones...

No entendía qué decía Eilish hasta que explicó la similitud entre el símbolo de aquella baratija y el collar de aquel monstruo llevaba al cuello. Él aún estaba conmocionado pero comprendía lo grave del asunto y se obligó a concentrarse, observar la situación y callar mientras el resto hablaba. El estirado casaca roja parecía saber más de lo que aparentaba su rostro de comesalchichas y pese a hacerse el tonto, dejó entrever que tenía acceso a información MUY relacionada con brujería y misticismo. No le gustaba mucho al irlandés, pero menos le gustó cuando le habló como si fuera un paleto de Dublín.

— ¿Primero me llamas imbécil a la cara y ahora me pinchas como a un toro? —respondió cuando los otros se hubieron marchado. El irlandés se aproximó tanto a la cara del casaca roja que ambos hombres podrían haberse besado si hubieran querido. Era una aproximación típica, una bravuconada de taberna que solía ir acompañada de un cabezazo en la nariz para desestabilizar al oponente para luego patearle las criadillas. Pero en aquel momento no había intención alguna de sacar de la partida a uno de los jugadores, sino de dejar claro a un inglés de mierda que debía de tener muchísimo cuidado con quién se jugaba los chelines— Mide muy bien tus palabras, guapito de cara. ¿O tengo que recordarte que han sido estos irlandeses quienes han regado de sangre inglesa el suelo de esta bonita casa de campo?

— He empezado un trabajo y lo voy a terminar —señaló detrás suya, hacia el lugar donde se estaba desarrollando la ceremonia —Iré allí, pasaré a cuchillo a esa zorra y a su hijo, cerraremos ese portal de mierda al Infierno y aún tendré tiempo para beberme una buena pinta. Y luego... tú y yo vamos a hablar de hombre a hombre. Oh... sí, lo vamos a hacer.

Escupió un gargajo sanguinolento al suelo, junto a las brillantes botas del casaca roja, y le dedicó una falsa sonrisa antes de pasarse la mano por la nariz.

Vale, esos dos van a por la novia. Vamos a movernos como malditos gatos mientras nos acercamos a esa bruja. Tú, viejo, vas a ser el señuelo. Llamas la atención de la zorra y cuando se distraiga, le clavo palmo y medio de acero en el corazón. Y tú, Lissie... si te digo que te quedes te lo vas a pasar por el forro —le dijo a su hermana— Así que quédate junto a mí y no te alejes. Por favor.

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04/01/2018, 22:02
Alexander Smith "Alex"

- Vale, ahora es cuando me cuentas absolutamente todo lo que sepas sobre estas criaturas, y no me refiero a la aberración que esta flotando al otro lado del agujero, si no a nuestro queridos anfitriones, quiero saber sus puntos débiles y si hay algo que pueda utilizar contra ellos -

Alexander se fue acercando silenciosamente hacia sus anfitriones muy lentamente intentando no hacer ruido, pero le fue imposible, no estaba acostumbrado a ese hacer y por mucho que quería, era un armario ropero e iba a hacer ruido

- Tiradas (2)

Notas de juego

Lo he intentado, pero Alexander no saber ser sigiloso XD

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05/01/2018, 14:46
Sir Anthony Sutton III

Anthony se permitió un segundo para dejar escapar un teatral suspiro de hastío cuando el casaca roja y el irlandés empezaron a medir su hombría como si se trataran de dos pendencieros en una riña de taberna.

¿Siempre se comporta así? - llegó incluso a preguntar a la doctora McBride cuando su hermano escupió a las botas del último integrante del grupo pero quien parecía estar tan imbuido del misticismo como los Lang, ya que había hablado de príncipes infernales y paparruchas por el estilo.

Comenzó a avanzar hacia Lady Lang, sin entrar en el juego de aquellos dos jovenzuelos, agarrando con fuerza el mango de la cruz que no había soltado y tratando de contener los nervios que hacían temblar su cuerpo mientras observaba la escena que se desarrollaba ante ellos...

- Tiradas (2)

Notas de juego

Gasto Bennie en repetir la tirada :/ pero fallo, al menos no son dos 0...

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05/01/2018, 20:59
Dra. Eilish McBride

La irlandesa hizo oídos sordos cuando el militar habló sobre cómo se había repartido la inteligencia en su familia y no pudo evitar cierta cara de disgusto cuando no le pudo contar absolutamente nada sobre la moneda que acababa de enseñarle. Ella estaba esperanzada en que podría resultar útil de alguna manera... cómo decirlo...¿mágica? Esa palabra seguía resultándole extraña en su mente.

Cuando el joven ceniciento y el fortachón desaparecieron de la zona en la que todos estaban, al casaca roja no se le ocurrió otra genial idea que usar un insulto ajeno contra los irlandeses para picar a su hermano. Y menudo error había cometido, al hablar de los irlandeses también ella se sentía incluida - ¡Pero cuánta desfachatez! - tenía esto en su pensamiento cuando antes de siquiera proponerse decirlo en voz alta su hermano contestó como sólo él sabía. 

A ella toda la ira y odio que destilaba Seamus le pareció, en ese instante, tan bien traída que no se interpuso ni le recriminó su actitud. Lo que sí que apareció en su cara fue una mueca de reproche al mirar al soldadito.

Al escuchar las palabras de Sir Anthony se giró para mirarlo y con una sonrisilla y ceja alzada sólo le respondió - Aham... -como total y absoluta afirmación a lo poco dicho por el remilgado inglés. 

Centrándose nuevamente en lo que decía su hermano, se guardó la moneda en el corpiño realizando un suave giro de su torso para que no resultase muy visible y se preparó para seguir los movimientos que Seamus marcase.  

- Tiradas (1)
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06/01/2018, 22:48
Narrador

La tensión entre los compañeros del involuntario grupo aumentaba hasta límites que amenazaban con romper la frágil unión. Lord Aidan no retrocedió ni giro la cara cuando Seamus acerco la suya a apenas unos pocos centímetros. Ni siquiera pestañeo. Se limitó a sonreír como si estuviera contento con el resultado. Al menos el irlandés y su hermana, heridos en su orgullo, iban a continuar en aquella loca y casi imposible aventura. Y el noble, quizás por la curiosidad o por la búsqueda de emociones, también mostró su intención de seguir adelante con la desesperada tarea. La amenaza del pelirrojo había que tomarla en serio, de eso el militar estaba seguro, y sabia que podría suponer un problema para el siguiente paso, pero Aidan tenía ahora otras preocupaciones más acuciantes.

Sir Sutton hizo caso de la orden de Seamus y avanzó agachado y tratando de ocultarse de la vista de la bruja lo mejor posible. El resto le siguió en fila india, gateando, arrastrándose y reduciendo paso a paso, metro a metro, la distancia que les separaba de su odiado objetivo.

Aún les quedaba bastante distancia por recorrer como para poder arriesgar un ataque y las posibilidades para ocultarse empezaban a escasear. No tardarían en tener que atreverse y salir a campo abierto. Se arriesgaron a lanzar un vistazo por encima del grupo de arbustos tras el que se ocultaban. El portal iba ganando en tamaño y la monstruosidad al otro lado sonreía, viendo acercarse el momento de hacerse con su sacrificio. Era una imagen tan repulsiva y a la vez aterradora, que resultaba difícil apartar la mirada de ella. Entonces escucharon la voz de Lady Lang gritando y esto captó su atención.

– ¡Perros! Os acercáis arrastrándoos como ratas. Y como tales debéis morir.

En un primer momento creyeron que las palabras de la bruja iban dirigidas a ellos, pero en seguida comprobaron que miraba hacia otro lugar del jardín, en la dirección donde suponían debían de encontrarse el boxeador y el detective.

Lady Lang hizo unos movimientos con las manos, acompañados de un cántico, y dos nuevas criaturas hicieron aparición tras el portal. Estas eran bastante más pequeñas que el demonio que esperaba impaciente con poder acceder al jardín de los Lang, pero su apariencia era igualmente monstruosa. Tenían el tamaño de un Mastín, el musculoso cuerpo de un Bulldog y las mandíbulas poderosas de un Dóberman. Y esta era toda la similitud que guardaban con los canidos terrestres. La estructura ósea de ambas criaturas se encontraba en el exterior de sus cuerpos y era de un color negro como el más puro carbón. Sujetos a ella se encontraban músculos y tendones igualmente de un color oscuro, pero que tomaban el tono rojizo de una llama con cada inspiración, retornando al negro con cada espiración. Los ojos eran dos antorchas despidiendo odio y azufre y las fauces, abiertas y mostrando unos enormes colmillos destinados a cortar la carne de sus presas como un cuchillo caliente corta la mantequilla, escondían dentro el resplandor de un fuego eterno.

A pesar de tener un tamaño intimidante, los dos perros infernales pudieron atravesar el portal y aterrizaron ágilmente en el césped del jardín. Olfatearon un momento el aire y se lanzaron sobre sus presas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Nuevas criaturas, nuevas tiradas de miedo.

Ya sabéis, superar 4 con una tirada de Espíritu.

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06/01/2018, 22:55
Narrador

Alexander siguió al detective confiando en él y en su plan. Tampoco es que el boxeador viera muchas otras posibilidades de actuación, si querían rescatar a Allison y al resto de invitados de su siniestro destino a manos de esa bruja. Pero debía de reconocer que había además otras razones detrás de su decisión de colaborar en tan desesperada empresa. Alexander quería saber que estaba ocurriendo allí y que relación podría tener con los extraños sucesos que pudo vivir en su pasado y a los que aún no había podido dar explicación.

Así que siguió a su compañero y, cuando habían ganado cierta distancia, empezó a preguntarle. Sus primeras preguntas fueron más bien pragmáticas. Si querían acabar con su odiada anfitriona, debía de conocer su punto débil, aquel que la haría caer como a cualquier otro mortal, pues podría ser que solo tuvieran una oportunidad para acabar con ella.

Alexander abrió la boca para contestarle que, por desgracia, el tampoco disponía de esa información, pero de su boca no llegó a salir palabra alguna.

Por mucho que lo habían intentando, el terreno no ofrecía apenas espacios tras los que esconderse y habían logrado llamar la atención de su enemiga, quien les grito con voz estridente.

– ¡Perros! Os acercáis arrastrándoos como ratas. Y como tales debéis morir.

Convencidos de que aquella amenaza iba dirigida a ellos, el boxeador y el detective se giraron a mirar en dirección a Lady Lang. Así era.

Los ojos de la bruja estaban puestos sobre ellos, destilando pura rabia. La anfitriona hizo unos movimientos con las manos acompañados de un cántico y dos nuevas criaturas hicieron aparición tras el portal. Estas eran bastante más pequeñas que el demonio que esperaba impaciente con poder acceder al jardín de los Lang, pero su apariencia era igualmente monstruosa. Tenían el tamaño de un Mastín, el musculoso cuerpo de un Bulldog y las mandíbulas poderosas de un Dóberman. Y esta era toda la similitud que guardaban con los canidos terrestres. La estructura ósea de ambas criaturas se encontraba en el exterior de sus cuerpos y era de un color negro como el más puro carbón. Sujetos a ella se encontraban músculos y tendones igualmente de un color oscuro, pero que tomaban el tono rojizo de una llama con cada inspiración, retornando al negro con cada espiración. Los ojos eran dos antorchas despidiendo odio y azufre y las fauces, abiertas y mostrando unos enormes colmillos destinados a cortar la carne de sus presas como un cuchillo caliente corta la mantequilla, escondían dentro el fuego de un fuego eterno.

A pesar de tener un tamaño intimidante, los dos perros infernales pudieron atravesar el portal y aterrizaron ágilmente en el césped del jardín. Olfatearon un momento el aire y se lanzaron sobre sus presas.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Nuevas criaturas, nuevas tiradas de miedo.

Ya sabéis, superar 4 con una tirada de Espíritu.

Cargando editor
07/01/2018, 07:43
Seamus McBride

Hasta ahora lo había hecho bastante bien. Habían sido sigilosos, se habían acercado lo suficiente a Lang como para poder lanzar sobre ella un rápido y contundente ataque, y la hoja de Seamus estaba preparada para apuñalar a la bruja. Pero el irlandés se sentía tenso, inquieto. Aunque por fuera pareciera una roca inamovible, en su interior se sentía atemorizado por la situación. Era un firme creyente de las creencias cristianas y delante suya tenía la prueba irrefutable de que podía acabar en un sitio terrorífico durante el resto de la existencia. 

Esa sensación se acrecentó cuando aquellos sabuesos demoníacos fueron traídos hasta el mundo como si fueran los perros de presa del mismísimo Satanás. Ya no era cuestión de ir a por Lang y matarla, regresar a casa y descansar. Por culpa del boxeador y el cobarde, que habían hecho ruido de más, habían llegado esas bestias que podrían acabar con su vida antes de poder cerrar el portal.

Un sudor frío corrió por la frente del irlandés. Quizás, si se quedaba quieto... negó para sí, tenía que seguir avanzando.

- Tiradas (5)

Notas de juego

Gasto dos Bennies para intentar superar la tirada de Miedo para nada >_<

Tiro en la Tabla de Miedo del Manual Básico. 5, Seamus queda Aturdido. Tiro para salir y fallo.

Seamus se mueve a la mitad de su Paso lo máximo posible.

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08/01/2018, 10:55
Sir Anthony Sutton III

Anthony notó el corazón golpear con tanta fuerza su pecho que estaba convencido que Lady Lang sería capaz de descubrirles solo por eso y su respiración comenzó a ganar velocidad cuando aquellas criaturas aparecieron llamadas por aquella mujer.

A su mente volvió Egipto y las noches llenas de pesadilla, con aquellas criaturas capaces de hablar pese a ser más parecidas a unos chacales que a unos hombres. Se acordó de la condescendencia de las autoridades y los médicos, quienes achacaban a la histeria del momento y a un par de copas de más.

Pero esta vez no había bebido. Al menos no tanto como para intoxicarse y la iluminación dejaba poco lugar a malinterpretaciones de lo que sucedía frente a él.

Y no solo eso, esta vez tenía frente a él lo que parecía la causa de todo aquello y la posibilidad de remediarle estaba en sus manos. Literalmente aquellas libras de metal podían acabar con la dama como había sucedido con su difunto marido y comenzó a correr hacia ella, dispuesto a desquitarse con ella lo sucedido en Egipto.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Sería un 6, que no apliqué el -1 por herida, pero la saco, así que echo a correr hacia Lady Lang.

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08/01/2018, 21:18
Alexander Smith "Alex"

Una dulcísima anfitriona convertida en una especie de vampiro, pase, una aberración flotante con cuatro tetas al otro lado de un agujero en el aire, pase, pero esos "perros" , si es que podían llamarse así, fue demasiado para el boxeador, que cuando quiso reaccionar fue in capaz, quedándose clavado en el sitio, para segundo después salir corriendo en dirección opuesta a su queridísima anfitriona, para volver a quedarse totalmente quieto.

- Tiradas (3)
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09/01/2018, 16:25
Francis Douglas

Los pasos de su compañero no eran nada cuidadosos al contrario que los pasos del detective. Eran como la noche y el día. Uno grande, fuerte y poco silencioso, el otro la antítesis personificada, pálido, escuálido, de rasgos finos y silencioso como un espectro.

—Me temo que no puedo decirle gran cosa señor Smith. Yo hace poco descubrí a las criaturas de la noche.

De pronto la voz de Lady Lang les sobresalto haciéndoles girar en redondo. Solo bastaron un par de movimientos precisos de sus manos para convocar dos sabuesos infernales de aspecto terrible.

Francis tomo con fuerza el sable y dejo con cuidado la botella de alcohol en el suelo. Dio un par de pasos para alejarse de la botella. Observo como aquellas bestias se acercaban mas por cada segundo que pasaba. Lamió sus labios resecos y aguardo.

Cuando sus fornido compañero fue vencido por el pánico retrocedió varios pasos. Un duelo consigo mismo se estaba fraguando en el interior de su mente.

—Esto no es nada para ti Alex. Juntos podemos con esto ¡por Allison!

- Tiradas (1)

Notas de juego

Cargando editor
09/01/2018, 17:35
Dra. Eilish McBride

Lo que más impresionó a Eilish de todo lo que ocurría frente a ella, no fue que la maldita anfitriona descubriese  que alguien la acechaba. No. Fue descubrir que, a la vez esa puerta en el cielo se hacía más grande dando la bienvenida a ese demonio, podía hacer cruzar sin ningún problema a dos perros deformes, enormes y rabiosos. Y aunque creía que no habían sido ellos los descubiertos en seguida supo que aquellas bestias los encontrarían.

Notó cómo su hermano se quedaba paralizado justo delante de ella. Pero ella no quería hablar, no quería atraer a aquellos perros a su posición, por lo que su única acción fue apretarle con cariño del brazo infundiéndole fuerzas para continuar.

Casi de inmediato su corazón volvió a latir con fuerza abriendo los ojos al máximo al ver como Sir Sutton se exponía de una manera tan abierta, como si de un suicida se tratase. 

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09/01/2018, 20:40
Narrador

En el mismo momento en que las dos criaturas pusieron las patas en el suelo salieron corriendo en la dirección donde se encontraban Francis y Alexander, como si hubieran sido adiestradas única y exclusivamente para dar presa a esos dos hombres. Sin embargo, una de ellas se detuvo en seco, casi al instante, y olfateó el aire. No tardó en descubrir otro aroma flotando en el ambiente. Intenso. Atrayente. Tentador. Y cambió su rumbo.

Sus aullidos helaban la sangre en las venas, sus pisadas dejaban rastros de hierba calcinada, su cuerpo irradiaba calor y rabia a partes iguales. Y se dirigía como un caballo desbocado hacia donde se encontraban Seamus y los demás. Y el irlandés sintió por primera vez en su vida algo parecido al miedo. Una pesadez que mantenía sus piernas fijas al suelo como si estuvieran hechas de plomo, impidiéndole avanzar. Pero Seamus no se dejaba amedrentar fácilmente, no era la primera vez que veía a la muerte mirarle directamente a los ojos y la escupía a la cara. Le costó toda la fuerza de voluntad de la que disponía, pero se obligó a avanzar paso tras paso.

Su hermana le conocía bien. Demasiado bien y supo en seguida que algo iba mal. Así que se acercó a él y trató de influirle valor. La unión de los hermanos McBride era más fuerte que el mismísimo bastardo rey de los infiernos.

Pero no fue el pistolero irlandés el único que reaccionó de una forma totalmente inesperada. El estudio de la psicología humana aún no estaba demasiado avanzado, pero la mayoría de los expertos en este campo hubieran deseado poder hablar en ese momento con el noble inglés, para preguntarle por los motivos que le llevaban a lanzarse de manera suicida contra media tonelada de músculo y colmillos salida directamente del averno.

– ¡Oh! ¡Mierda! – Lord Aidan vio a esa criatura de pesadilla lanzarse en embestida contra Sir Sutton y tuvo claro lo que debía hacer. Sujeto la daga firmemente en su mano derecha y siguió a Anthony convencido de no abandonarle en un momento desesperado. Si había que morir no dejaría a aquel hombre solo.

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Notas de juego

Combate en tres, dos,...