Partida Rol por web

La artillería sovietica eleva gradualmente el alcance de sus cañones. La barrera de fuego comienza a avanzar hacia vuestra trinchera mientras las minas enterradas y las alambradas explosionan. Habiais oido hablar de los ataques de artillería mediante fuego de barrera. Son una preparación para despejar el terreno antes del avance de la infantería y los carros. Os habían contado que hay que pegarse mucho al suelo, buscar un agujero y rezar que no caiga justo en ese agujero el siguiente proyectil.
 

-Vamos!, todos al suelo y protegerse pegados contra el borde de la trinchera de ivan!. así tendríamos mas posibilidades, y quizás gracias a lo estrecho de la zanja no entraría ninguno por el hueco y saldríamos vivos, pero llenos de tierra y si eso pasaba, luego llegaría la infantería.

Rudolf en el ínterin de las explosiones  me pide que sea el servidor de la ametralladora a lo cual respondo mediante las señas militares que nos enseñaron tiempo atrás. – ¡Esta bien pero cúbrete primero! -  le grito con la esperanza que me escuche. Luego de ello me cubro contra la pared de la trinchera y el fondo. Ahora llega la peor parte.

Luidl fue dando golpes en los cascos de cada uno de los integrantes de la tropa para que se agachasen y sintieran que estaba allí, justo antes de correr y tomar cobertura en uno de los rincones de la trinchera, junto a la caja del brasero y los vasos de cristal. No quería que se rompiesen porque debía devolverlos o acabaría debiendo algún favor. 

Pegado como estaba a la trinchera el terremoto que se acercaba a ellos con paso constante hizo que se pegara aun mas a la pared de tierra. Pese a que mantenía la tranquilidad era una locura pensar que no tenía miedo. Estaba aterrorizado. Pero no le quedaba mas remedio que mantenerse sereno si no quería acabar muerto en mitad de un agujero en Rusia.

Noto el golpecito en el casco y se apresuro a preparar el arma. Poco podía hacer mas que esperar.

Pues al suelo y a cubrirse. A rezar 20 avemarías...

Sigo pegado al suelo de la trinchera e intento retomar la compostura

Poco a poco os sobreponeis al estruendo mientras el tiro ruso continua avanzando hacia vuestras posiciones. Afortunadamente la trinchera es estrecha y profunda. Los proyectiles destrozan las alambradas y minas enterradas frente a vosotros y las que hay sobre la roca de vuestro flanco derecho. La roca se quiebra y se derrumba parcialmente apoyandose sobre una de las paredes de la trinchera ofreciendo ahora en apariencia una protección total frente al fuego de artillería. Uno de los proyectiles entra directamente en la trinchera a unos 11 metros de vosotros, provocando un fuerte socabón entre vosotros y la sección de vuestro flanco derecho. Por lo demás la barrera sobrepasa vuestra posición y sigue golpeando a vuestra espalda.

Cuando el fuego cesa, os pitan los oidos, pero notais como reina un silencio de muerte. Varias bengalas son lanzadas desde posiciones alemanas para observar al enemigo iluminando el campo como si fuera de día. La sección de vuestro flanco derecho tras refugiarse bajo la pared arruinada que protegía su brasero ha sido diezmada cuando esta se ha vendido abajo quedando varios de sus miembros aplastados.

Durante un momento, los alemanes se quedan paralizados: con las armas entrechocándose, las gargantas cantando y lanzando al viento gritos de “¡Hurra!”, los batallones soviéticos se aproximan marchando hacia ellos en un amplio frente, surgiendo de la gélida noche. Sus bayonetas caladas son como lanzas proyectándose desde una pared viva. Esa pared ahora se mueve sobre el hielo del Don. A la orden de un oficial, los rusos comienzan a correr. Con las armas todavía en bandolera, se acercan pisoteando el hielo.

Termina el infierno pero hordas siberianas avanzan sobre nosotros cruzando el rio congelado. Como en la caída del Imperio Romano. – ¡Hey Rudolf, prepara la ametralladora que los rojos se nos vienen encima! – sacudo el hombro del muchacho para que reacciones para luego señalar al enemigo avanzando. Luego pregunto al resto - ¿alguno de ustedes es bueno arrojando pisapapas hasta el rio? Si el hielo se rompe no podrán cruzar fácilmente. – sin más que hacer espero ordenes pero creo adivinarlas. Disparar a todo soldado vestido color caqui. Por las dudas preparo mi subfusil.

Termina el infierno pero hordas siberianas avanzan sobre nosotros cruzando el rio congelado. Como en la caída del Imperio Romano. 

¿Donde está nuestra artillería? ¿Acaso no hay quien informe del avance enemigo o los chupatintas de Berlín duermen profundamente? No tenemos suficiente munición para matarlos a todos.

– ¡Hey Rudolf, prepara la ametralladora que los rojos se nos vienen encima! – sacudo el hombro del muchacho para que reacciones para luego señalar al enemigo avanzando. Luego pregunto al resto - ¿alguno de ustedes es bueno arrojando pisapapas hasta el rio? Si el hielo se rompe no podrán cruzar fácilmente. – sin más que hacer espero ordenes pero creo adivinarlas. Disparar a todo soldado vestido color caqui. Por las dudas preparo mi subfusil.

Algo tengo que decir porque nadie reacciona. ¿No se supone que son experimentados Afrika Korps venidos en desgracia pero experimentados al fin de cuentas? Espero sobrevivir lo suficiente para coger algún abrigo de esos pobres bastardos rojos. Solo tengo que dejar acercar a uno que tenga mi talla y llenarlo de agujeros. Pero no en el torso porque no me pondré ropa ensangrentada.

- Diría de retirarnos... Pero eso es de sentido común y no lo querréis hacer. Así que venga, al lío.- sacudo la tierra de la ametralladora y la coloco en posición, preparado para disparar mientras doy las últimas indicaciones a Falkenhage.- Si se calienta mucho habrá que cambiar el cañón. Levanta la cinta así... Bien, listos.

Dejo también mi rifle cerca por si las moscas. Dispararé cuando se dé la orden.

Hans se incorporo y tomando su ya preparado subfusil se puso a apuntar al frente. Había enemigos suficientes para todos, raro sería errar un solo disparo. Aunque también sabía que estaban aun algo lejos para que su fuego fuese efectivo.

Ya solo le quedaba esperar la orden de disparo, Luidl mandaba, en cuanto lo dijera apretaría el gatillo.

Se levanto y escucho las palabras de Paul indicando que si se rompe el hielo les dificultaremos el acceso, por lo que girándome a Jhon le digo, Jhon, tu tienes el mejor brazo de la unidad, crees que podrías llegar con una granada al Don y abrir un trozo de hielo en alguna zona ya tocada por la artillería?
después me pongo en posición con el subfusil preparado y digo:Soldados, abarquen toda la trinchera y esperen a que se de la orden de Fuego, no se precipiten. para terminar diciendo mientras miro a Philipp- Señor, Preparado y en posición, cuando usted diga.

El cabo comprobó de un vistazo rápido que sus hombres estaban todos bien y que ninguna de las salvas comunistas habían hecho mella en la tropa. El zumbido en los oídos le impedía pensar bien, así que se incorporó levemente y trató de concentrarse. Vamos, Luidl, lo único que queda ahora es darles por saco a los valientes rusos. Las voces de Falkenhagen y Wolfram le llegaron lejanas.

—Gracias, herr von Bray. Olvídense de tratar de destruir el hielo. Céntrense en los malditos rusos. No quiero que ninguno acabe ensartado en las bayonetas de esos locos.

Philipp fue recuperando la voz y se hizo escuchar entre los ruidos mientras colocaba su subfusil también en posición y quitaba la sujeción de una granada de mano.

—¡Atención! ¡Prepárense para abrir fuego a discreción! Primero ráfaga de ametralladora, herr Ziska. Cuando estén al alcance fusiles y subfusiles, después a menos de 20 metros utilicen sus granadas. ¡Fuego!

La infantería sovietica avanza a la carrera mientras la escasa artillería alemana comienza a abrir fuego sobre el Don. Manteneis los ojos fijos en la enorme muralla humana que avanza mientras esperais la orden de abrir fuego. Una sección de hombres acude a vuestro flanco derecho apoyando la posición mientras veis y escuchais como los vuestros comienzan a abrir fuego. Un cañón antitanque pak de 75 mm debe estar muy cerca de vosotros porque ois sus disparos con intensidad.

- ¡Schnell! ¡Schnell! – Le grito a Rudolf mientras sostengo la cinta de balas. Tarda demasiado en abrir fuego a Ivan y estos tipos ahora avanzan a la carrera perseguidos por los “Genosse Kommissar” que ante la menor duda ejecutaran a los cobardes. Al lado de la cinta de balas se encuentra mi mp40.

Viendo que Paul hace de asistente de Ziska, observo a los demás y veo que están preparados, espero la orden de Philipp que se asegura de que la masa rusa este lo suficientemente cerca para poder empezar a disparar, siendo la ametralladora la primera que abre fuego por tener mayor alcance, después los rifles y por ultimo los subfusiles donde aprieto el gatillo y no dejo de disparar, solo para cambiar el cargador y volver a apuntar.