Partida Rol por web

El mar se abría ante el penoso viaje de la maltrecha embarcación. Vuestro nuevo styrimadr os dijo que en Hirsk podríais reparar la nave antes de partir a la caza del monstruo.

-Es un infecto pozo de suciedad, pero no será difícil encontrar un buen carpintero y reclutar tripulantes para seguir nuestro viaje. 

Esas fueron las palabras de Harald respecto a la llamada ciudad de las cadenas.

Después de una noche y una mañana divisáis vuestro destino. Una ciudad en lo alto de un risco, accesible solamente a través de un estrecho camino y pegada a un bosque. Su puerto, en la parte baja, esta custodiado por una empalizada, que se yergue sobre las aguas menos profundas, coronadas cada poco espacio por torres defensivas. Al pasar dicha empalizada por la fortificada puerta veis como de las dos torres enfrentadas, que conforman la defensa de la puerta, cuelgan los enormes eslabones de una cadena.

-Y por esto que dan este nombre a la ciudad... Dicen que estas cadenas, destinadas a bloquear la entrada al puerto, fueron construidas por gigantes... Volvió a sentenciar vuestro taciturno Harald...

Al llegar al puerto lo primero que salta a la vista es el lujoso salón comunal del jarl de Hirsk arriba en la acrópolis defendido por otra empalizada. Fuera de esas defensas, en claro contraste, unas casuchas desvencijadas, dispuestas caóticamente en callejuelas estrechas y de difícil tránsito, son el refugio de los habitantes de la ciudad. Atracáis en el embarcadero y rápidamente un chaval de no más de 13 años sale corriendo para avisar al responsable del puerto, el cual llega hasta donde estáis antes de que terminéis de asegurar la nave.

-Será una décima parte de onza de plata atracar por día, además de la parte proporcional a las mercancías que llevéis y que queráis vender en Hirks...- Dijo el perro del Jarl.

Harald saca un saquete y le da tres décimas partes de una onza cuando baja de la nave

-Estaremos 3 días, con ésto será suficiente. No llevamos mercancía alguna.

El hombre del jarl le da 10 pequeñas piezas de madera marcada con la runa Hagalaz por un lado y con un par de eslabones de cadena por el otro, símbolo de Hirsk y que atestiguan el pago de las tasas por esos días. Pegado al puerto hay toda una linea de casas aún peor que las que hay más arriba. Tal y como os explican, esas casas están a disposición de los visitantes, tal y como indican las reglas de hospitalidad son de uso gratuito y cualquiera puede dormir en ellas... si encuentra sitio. E el puerto hay una veintena de barcos y de la mitad están cargando mercancías y descargando esclavos que son llevados a unas casas propias donde son encerrados. 

El cazador os mira cuando el hombre se va y todos bajáis a tierra.

-Voy a ir a buscar a un conocido para ver si puede reparar el barco lo antes posible... Haced lo que queráis, pero tened cuidado Ari Strigsson gobierna este estercolero con puño de hierro, además, es refugio de piratas y asesinos. Como veis su mayor fuente de ingresos son los esclavos que obtienen cambiándolos por manufacturas, la mayoría de ellas robadas, para luego enviarlos a las minas de hierro de noruega o a saber donde...

El hombre se gira y empieza a subir calles dirigiéndose a la parte media. Antes de desaparecer se gira y os grita

-MAÑANA OS QUIERO A PRIMERA HORA EN CUBIERTA, ID DESCANSADOS. 

Sin mucho más que decir desaparece entre las callejuelas.

A Yngrar no le apetecía seguir perdiendo el tiempo y sólo deseaba acabar cuanto antes con aquel monstruo para continuar su viaje junto a Vlödi. Por desgracia para él, Harald tenía razón y debían obtener suministros y más tripulación o la caza se convertiría en algo terriblemente difícil. Por otro lado, se alegraba de haber llegado a tierra de nuevo, pues llevaban demasiados días en el mar y estaba cansado de tanto balanceo.

-Pufff- Yngrar refunfuñó tras escuchar las palabras de Harald- asesinos, ladrones y comerciantes de esclavos,- miró a Helmi de arriba a abajo tras decir esto último- creo que esto va a ser un problema. Será mejor que encontremos alojamiento cuanto antes, no me apetece tener problemas tan pronto.

-Este bastardo conoce demasiado este lugar me parece... ¿Cuántas veces habrán reparado su barco? -Dijo para cuando terminó de desaparecer de su línea de visión como si temiese que los dioses le soplaran el insulto

-Tienes razón Yngrar, tendremos que hacernos un hueco por alguno de estos sitios -dijo señalando a la multitud de construcciones que había por aquel lugar- pues no pienso estar más tiempo del necesario en este lugar infecto. Parásitos incapaces de producir por sus propias manos.

Pensaba que nuestro naufrago nos llevaría directos ante la criatura que tanto molesta su vida pero no es así. Decide que necesitamos más gente, reparar mejor su barco y qué lugar mejor que Hirsk. Intento recordar anécdotas, nombres, historias que haya escuchado en mis viajes* para saber algo más de este pueblucho sucio y lleno de sabandijas. A priori me gusta, más que una ciudad de bien.

Cuando desembarcamos no dejo de mirar a la gente del puerto, desconfiada pero sin amedrentarme. Nadie me va a hacer sentir inferior o peor por ser mujer. Me cubro todo lo que puedo con mis ropajes y desciendo del Hendedor. Es entonces cuando mis compañeros una vez más dan muestras de su gran masculinidad.

-¿Cómo que esto hombre necio? La próxima vez que te refieras a mí lo harás por mi nombre si no quieres que tu piel adorne el cuerpo de algún desgraciado.- una vez contestado echo andar por el muelle. -No me hacéis falta ninguno de los dos.

Pongo mis ojos en la cumbre del pueblo, en el salón comunal. Quizá sea un buen lugar donde ir... O quizá él me lleve a uno mejor, sigo con la mirada a Harald para ver donde se dirige.**

Los dos hombres ven alejarse a Helmi la cual se va perdiendo en la lejanía a menos que hagan algo por retenerla. A su alrededor hay cada vez menos movimiento. Por lo visto, la gente empieza a recogerse para almorzar por el olor a comida que os viene de las distintas casas. El olor a guiso empieza a hacer que los dos hombres empiecen a segregar saliva y sus estómagos a rugir. Un hombre a caballo llama vuestra atención, entre tanto pirata y ladrón un hombre a caballo avanza altanero por las calles de la ciudad.

La muchacha camina por las calles, empezando a perderse entre callejas y callejones. Solo ve gente de mala catadura, hombres oscos, mujeres hurañas y niños sucios que no traman nada bueno cuando están ociosos, pero que la mayor parte del tiempo están trabajando en pesadas tareas. Poco a poco se interna en la ciudad media. De repente la mujer se da cuenta de que no puede seguir hacia delante ya que una pared la bloquea el paso. Cuando se gira ve como 4 hombres, con muy mal aspecto, la cortan el paso.

El que parece ser el líder mira a la skalda con malas intenciones.

-Hola, preciosa. ¿Te has perdido? ¿Quieres que los chicos y yo te ayudemos?

Miro de forma seductora a la escoria nórdica que me acorrala en el callejón. No me intimidan en ningún momento, no deberían meterse con Helmi y soy consciente de ello. Mientras tarareo de forma disimulada una canción invocando a mi amiga la niebla doy unos pasos atrás hasta que el sitio me lo permita, intentando ganar tiempo.

Para que estos neandertales no reparen en que pueda estar tramando algo mientras camino de forma elegante descubro un poco la parte de arriba de mi cuerpo mostrando parte de mis senos. Sigo tarareando mi canción sigilosamente como si simplemente les estuviese susurrando tomadme si queréis pero sin decirles nada directamente.

Por si se acercaran más de la cuenta también preparo mis manos en mis nalgas para coger mis dos cuchillos, Song y Haf. En el caso de que no me de tiempo a invocar la niebla o de que algo salga mal siempre puedo darles uso y jamás se esperaran algo así ya que parezco estar dispuesta a gozar del placer carnal.

Al ver a la mujer salir ofendida Yngrar se quedó pensando unos instantes si habría dicho algo mal, pero no se le ocurria nada. Pronto se dio cuenta de que sería peligroso para ella avanzar sola por la aldea así que decidió avanzar para alcanzarla lo antes posible.

-Ivar, vayamos a por la scalda, con su belleza dudo que los comerciantes de esclavos se queden quietos, ademas es mejor estar juntos.

En su camino se topó con el hombre a caballo quizás un noble de la ciudad o quizás un viajero como ellos, el caso es que llamó su atención, por desgracia Yngrar llevaba prisa.

-Como quieras Yngrar, por lo que a mí respecta, se la puede llevar Fenrir al abismo. -Y no contento con la blasfemia la subrayó con un escupitajo. Con este acto quedó retrasado respecto de su compañero, lo que le permitió observar de manera más descarada al recién llegado inconsciente de que se estaba quedando solo por su distracción.

El campesino y el feral siguieron a la skalda perdiéndola de vista solo por un momento. Cuando dan la vuelta a una esquina ven como en un callejón cuatro hombres miran pasmados a la voluptuosa mujer con los pechos al aire y como una niebla empieza a envolverles a todos.

-BRUJERÍA,- Grita uno de ellos mientras desenfunda un largo cuchillo, siendo imitado por sus compañeros con porras.

Sus intenciones no son nada buenas, desde luego. 

Permanezco quieta en la niebla buscando un lugar donde resguardarme por si me atacan actuar desde un sitio ventajoso.
Mientras mantengo mis cuchillos preparados para el ataque decido probar con otro hechizo que quizá confunda aún más a esos matones... Quizá pueda hacer una réplica de mi misma para que la ataquen y entonces dar mi golpe.

Yngrar observó la escena desde la esquina anodadado, pero al ver a su compañera en peligro reaccionó rápidamente.

-PERO !¿QUE DIANTRES?¡, NI UN PARPADEO Y YA TENEMOS PROBLEMAS. - exclamó claramente enfurecido.

Sin dudarlo desenganchó su lanza de la espalda y rabioso se lanzó a por los cuatro hombres que amenazaban a la mujer.

Te explico un poco como va la magia. Para lanzar un hechizo tienes que gastar como mínimo un dado de furor cada vez. El lanzar un hechizo te da un -3 a la defensa física y mental por la concentración que requiere. Para lanzar un sortilegio de galdr lanzas tu carisma+tu habilidad de galdr+ un dado de furor, coges los dos dados que más te convengan, más el de furor, lo que hace un total de los tres que más te convengan y eso marca si alcanzas o no la ue de un hechizo. Preparar y lanzar un hechizo se tarda tres acciones, que se pueden acortar o alargar según las reglas descritas en la página 246. Por cierto, cuando lanzas un hechizo cantas o recitas unos versos de forma mas o menos melódica. Tirame, también la duración de los hechizos para saber cuanto duran.

Si quieres crear tu doble puedes, pero eso va a ser lo único que vas a hacer durante tres acciones.

En realidad puedes atacar, habéis llegado y veis como Helmi se pone a cantar. Desenfundar en este juego es gratuita, así que si quieres puedes dar un lanzazo.

En cuanto llegó a la altura de los hombres, Yngrar lanzó con fuerza una estocada frontal hacia el hombre que se encontraba mas cerca de Helmi.

No le caía bien aquella perra, pero tampoco era como para atacarla... Además por el hecho de haber compartido embarcación se sentía en un deber moral lo que le hizo cargar con valentía.