Partida Rol por web

Shiryu imitó al maestro en todo sus movimientos, y en cuanto a la meditación, procuró emularlo igualmente. los minutos pasaban, mas el joven nipón no alcanzaba a comprender si estaba haciendo lo correcto, si era otra prueba  o si simplemente estaba equivocándose de cabo a rabo.

Cuando la impaciencia estaba apunto de romper su concentración, el maestro habló.

Más allá de la meditación...

hay un poder insospechado...

cada uno debe encontrarlo a su manera...

busca en tu interior, Shiryu...

busca el sexto sentido que te lleve...

¡a encontrar tu cosmos!

Como si quisiera demostrarle de lo que hablaba, de repente el diminuto y enjuto cuerpo del maestro comenzó a emanar un potentísimo aura, visible incluso para los no iniciados, como llamas azules que envolvían su contenedeor físico sin quemarlo...

Si maestro - hago una leve reverencia y me siento de nuevo concentrandome en mi interior dispuesto a no moverme de allí, pasase el tiempo que pasase hasta que no encontrara ese cosmos del que me habia hablado. Ahondé dentro de mí buscando esa llama mientras la horas pasaban...

El anciano maestro estudiaba las evoluciones de Shiryu, y al cabo de un buen rato, rompió su silencio.

Quizá aún no estés preparado para esto, joven Shiryu. No importa, puedes practicarlo siempre que quieras. Mientras tanto, aprovecharemos para mejorar tus habilidades marciales.

Maestro y alumno se alejaron de la zona de la cascada, y practicaron de nuevo las katas de entrenamiento. Las horas transcurrían casi sin notarlo. Durante los ejercicios, Dhokko le preguntó al joven nipón:

Joven Shiryu, ¿cuál crees que es el deber de todo caballero?

Medito durante algunos segundos la respuesta a la pregunta del maestro.

Defender con honor y valor los ideales de los hombres de bien. Emplear sus poderes y sus fuerzas para enfrentarse al mal y nunca por motivos personales o egoistas por dificil que sea resistir esa tentanción. Luchar con el corazón, creyendo que lo que hacen sirve para hacer este mundo un poco mejor para todos

Dhokko asentía a medida que hablaba el joven aprendiz. Ya anteriormente habían sostenido una charla similar, pero el sentido de que se repitiera intrigaba a Shiryu.

¿Y qué crees que es mejor? ¿Atacar al enemigo para evitar que pueda hacer daño al débil, o reaccionar para proteger a éste cuando lo amenazan? preguntó el anciano maestro Dime Shiryu, ¿crees que el ataque debe ser más importante que la defensa?

De nuevo medito sobre la pregunta.

Un ataque significa un salto hacia el vacio, una defensa adecuada te permite estudiar al rival y reaccionar adecuadamente. Atacando puedes precipitarte hacia algo que no tendría que desenvocar en una pelea, mientras que comenzar una pelea defendiendote significa que al menos estás seguro que tu rival no quiere hacer otra cosa sino combatir. Sólo se deberia llegar al combate cuando no hay otra solución, tanto si tu rival desea la pelea como si tienes que defender a alguien que por sus medios no puede defenderse de ese ataque

Eres joven, mas tus palabras son sabias, discípulo. respondió el maestro. Ven. Hoy te enseñaré una táctica defensiva que te protegerá de los ataques de tu enemigo, pero úsala con precaución, pues una vez se la enseñes, tu rival podría superarla fácilmente...

Me fijo detenidamente en todo lo que el maestro me muestra tratando de grabarlo en mi interior y de racionalizarlo.

El maestro observó las evoluciones de Shiryu, poco a poco el discípulo comprendió la técnica que el maesto le enseñaba, y unas pocas horas después, parecía dominarla a la perfección.

Buen trabajo  sentenció el maestro Dhokko. Ahora será mejor volver. Está anocheciendo, y Shunrei se preocupará...

Gracias por esta valiosa leción, maestro. No quisiera preocupar a Shunrei pero antes de cenar quiero mantener mi palabra y subir y bajar las escaleras, no debo descuidar mi entrenamiento.

Dicho esto vuelvo hasta la casa y haciendo una leve reverencia como saludo, comienzo con mi entrenamiento diario con prisa para cenar en cuanto acabe.

El joven nipón llegó agotado a la casa en la que vivía temporalmente, tras haber realizado, una vez más, todas las pruebas que se exigía a sí mismo.

El otro aprendiz, Okkho, parecía haber regresado también, y se le oía rebullir inquieto en su cuarto.

Justo antes de que Shiryu se desvistiera, cansado y magullado, una voz femenina pronunció su nombre desde el otro lado del panel corredero de papel. Laa inconfundible silueta de Shunrei revelaba su identidad.

¿Shiryu? susurró la joven

Dime sunrey - vuelvo a ponerme la camisa antes de abrir la puerta - ¿que ocurre?

Yo...  susurró tímidamente la muchacha.  he de advertirte. Okkho va a desafiarte mañana. Cree que no debes estar aquí, que no tienes derecho... parecía que iba a añadir algo más, pero su timidez la vencía...

¿puede hacerlo? apenas le conozco pero dudo que el maestro le deje hacerlo - pienso durante unos segundos - De todas maneras no soy un cobarde, no huiré y trataré de hacerle entrar en razón. Muchas gracias sunrei, estate tranquila y duerme bien.

La despido gentilmente y me acuesto rapidamente para estar listo mañana ante lo que venga

Shunrei dejó descansar al joven huérfano, aunque partió visiblemente preocupada. La noché cayó y Shiryu encontró que a pesar del cansancio, le costaba conciliar el sueño. Muchas emociones habían tenido lugar en poco tiempo. Y ¿qué sería aquello que el maestro deseaba enseñarle al meditar en la cascada? ¿Cçomo pudo el anciano golpear de aquel modo el agua hasta olbigarla a correr curso arriba?

tras unos  minutos de reflexión, me abandono al reparador sueño para estar listo al dia siguiente

Una vez más, el día siguió a la noche, y el joven Shiryu despertó. Tras realizar sus acostumbradas abluciones y observar esperanzado el desayuno que Shunrei preparaba cariñosamente, Shiryu se dispuso a salir para entrenar en las montañas como cada día.

Sin embargo, y como ya le había advertido la joven la noche previa, afuera un enardecido Okkho le aguardaba con los puños muy cerrados y en evidente tensión.

Tú gritó japo de mierda. Si crees que te permitiré robar la Armadura del dragón a nuestra orden estás muy equivocado. De algún modo, has engañado al maestro y a esa palurda de la casa, pero a mí no me la das. Vamos a resolver estoaquí y ahora. ¡Ven aquí y pelea como un hombre!

Nadie es capaz de "robar" la armadura del dragón - digo con voz calmada - es ella la que elige al hombre que debe de portarla. Ni siquiera la he visto, solo trato de entrenarme con la esperanza de que me elija, si tienes dudas sobre quien será su portador, quizá deberias entrenar más y aprender a calmarte, dudo mucho que un espiritu lleno de ira como el tuyo vaya a ser elegido como caballero del dragón. No tengo tiempo para discutir contigo sobre ello. A lo mejor deberias hablar con el maestro Dhokko sobre tus sentimientos, estas dirigiendo mal esa energia.

Empiezo con mi entrenamiento diario aun a sabiendas que es muy probable que me interrumpa en cualquier momento o que espere a que acabe para que yo esté más cansado

MALDITO SEAS ¡NO ME DES LA ESPALDA! gritó el joven mientras se dirigía directamente contra la desprotegida aunque no descuidada espalda de Shiryu