Partida Rol por web

Hyoga había caído sobre la compacta y áspera nieve que cubría las rocas, provocándose serios rasguños y cortes. el frío le hacía temblar, y apenas pdo ponerse en pie, mucho menos continuar descendiendo. Si no ocurría un milagro, Isaac le vencería.

Este por su parte, continuó descendiendo, dejando atrás a su adversario, aunque comenzaba a acusar también el frío.

La oscuridad rodeaba al joven nipón. El frío había atenazado su cuerpo, y su mente parecía a punto de sucumbir al abrazo del hielo, recibiendo el descanso eterno con gusto.

Sin embargo, en medio del silencio, una dulce voz de su pasado comenzó a llamarle

Hyoga...   hyoga...  despierta hijo mío...

Hyoga abrió los ojos y se encontró, sorprendentemente, junto a su madre, muerta tiempo atrás en un espantoso accidente naútico. El joven sabía que el cuerpo de su madre reposaba en el fondo de un mar helado, en un glaciar, curiosamente, cercano al lugar dónde se hallaba ahora.

Hyoga...resiste...

Mis ojos se llenan de lagrimas al escuchar la dulce voz de mi madre muerta Madre? Madre!!! Perdoname por rendirme, luchare por ti madre!! Y consegire que vuelvas a mi lado o que te sientas orgullosa de mi.

La aparición de la mujer, tan añorada por Hyoga, fue milagrosa. Una nueva energía recorrió el cuerpo del huérfano, calentando sus extremidades y dotándole de nuevas fuerzas para continuar.

Hyoga abrió los ojos. Seguía tendido en esl suelo y a lo lejos veía a Isaac inteentanod descender. No estaba muy seguro de lo ocurrido, pero se encontraba listo para seguir...

Me levanto recojo la espada si es que se me ha caido y sigo corriendo Madre lo hare por ti!!!!!!!!!!!!!!!!! Grito mientras empiezo a correr

Hyoga no había comprendido del todo que le había ocurrido, pero de todos modos aprovechó la nueva energía que le rcorría el cuerpo para descender aa trompicones la falda helada de la montaña.

Una vez llegó abajo, encontró a un iSaac ufano, que descansaba intentando aparentar encontrarse en perfectas condiciones, auqnue no era así. Junto a él Crystal aguardaba inmutable.

Bien  dijo cuando Hyoga llegó hasta ellos los dos habeis completado esta prueba. Volved a casa, está claro que necesitais calentaros.

Maestro me gustaria hablar con usted un segundo en privado! Algo estraño me ha pasado hay arriba y me gustaria esplicarselo en privado.

¿En privado? preguntó dirigiendo una curiosa mirada al otro joven Claro, si nos disculpas Isaac... comentó, indicando al aprendiz que se adelantara.

El otro joven no disimuló en absoluto la mirada de desprecio que lanzó al huérfano nipón, y procedió a regresar al improvisado albergue que compartía con él.

Una vez solos, el maestro se dispuso a escuchar a Hyoga...

Vera maestro cuando cai desde lo alto de la montaña y perdi el conocimiento de repente, mi madre aparecio y me animo a segir y de repente senti como si hubiera una explosion en mi interior  recobre las energias. Que me paso?

El maestro Crystal escuchó con semblante adusto la historia del joven Hyoga, hasta que éste terminó de explicársela. Después, meditó unos momentos antes de responder.

Hyoga, eso que crees haber visto... quizá sólo fuera un sueño comenzó, de modo que parecía que no le iba a prestar demasiada importancia al asunto Sin embargo... existen pocas personas en este mundo, muy pocas...capaces de desarrollar su fuerza de voluntad hasta límites insospechados. Antaño, todos los Caballeros eran capaces de hacer algo similar, pero hoy día... Bueno, si vuelve a ocurrir, dímelo de inmediato.

Dando así por zanjado el tema, aunque a Hyoga no le había convencido para nada, el maestro se encaminó de regreso a la cabaña.

Descansad, mañana continuaremos con el entrenamiento se despidió el maestro.

Hyoga despertó en la choza que compartía ocn Isaac, quien, una vez más, se había levantado y ya se hallaba ejercitándose en el exterior.

Una hora después, tras disponer de tiempo para alimentarse y asearse, Crystal apareció en su motonieve en la lejanía. Cuando el maestro llegó, indicó a ambos jóvenes que montaran en las suyas y lo siguieran.

El viaje no duró demasiado, unas tres horas sobrevolando las dunas de nieve y los árboles perennes que florecían aquí y allá. Por fin, Crystal se detuvo a la orilla de una gigantesca superficie de hielo. El lugar se extendía hacia el este allá donde abarcaba la vista de los jóvenes, parecía un yermo sin fin.

Ayer solventasteis con ciertas dificultades la prueba que os impuse, sobre todo debido al frío. expuso Vuestros cuerpos deben adaptarse al entorno gélido que nos rodea, si en verdad aspirais a ser el Caballero del Cisne.  Nada os enseñaré si no superais esta prueba.

Crystal desmontó de su motonieve y se situó a unos metros de los dos jóvenes. Acto seguido, con un rapidísmo movimiento, golpeó en dos ocasiones el hielo, provocando que dos descomunales agujeros en él se abrieran paso a la suprficie.

Quiero que os dediqueis toda la mañana a entrar y salir del agua gélida. Aguantad tanto como podais, y salid. Cuando esteis listos volved a entrad. Para cuando vuelva, si alguno no es capaz de aguantar al menos 5 minutos, será explusado. 

La mañana pareció un eterno suplicio para los dos jóvenes aprendices. Ninguno quería ser expulsado, de modo que ambos se dedicaron, cada uno por su cuenta, a entrar y salir del frío y semicongelado agua.

Sus cuerpos tiritaban sin que ninguno pudiera remediarlo, y una y otra vez corrían al salir del agujero para entrar en calor.

Al final de la mañana más parecían carámbanos humanos que seres vivos.

Por fin, varias horas después, los dos jóvenes escucharon el sonido de la motonieve de su maestro. Crystal desmontó cuando hubo llegado hasta el lugar del entrenamiento, observandoles con ojo clínico. Si parecía satisfecho, no lo demostró.

Bien anunció Es la hora. Entrad y aguantad cuanto podais.

Mi cuerpo se estremecia y apenas podia sentir ni mis pies ni mis manos, que rozaban la congelacion, pero ese fuego que antes senti, la voz de mi madre resonaba en mi cabeza y sobre todo la notaba en el corazon, el agua gelida atenazaba mis musculos, sentia que moriria en ese infierno helado. Pero no iba a ser asi, no lo podia permitir, no asi. Por ti madre!! Por ti resistire y triunfare. No me rendire nunca, y de esta forma aprete los dientes y segui sumergido, buscando en mi interior esa voz que me dio fuerzas antes...