Partida Rol por web

Matthew asintió ante la propuesta de su mujer, sin soltarla aún. El hombre estaba haciendo esfuerzos por no gritar de desesperación. Tenía ganas de gritar el nombre de su hijo destrozando todo y recordó el proceso de embarazo, como habían decidido que si era niña la pondrían Estela* y las discusiones del nombre en el caso de que fuese niño. Craven habló y Matthew levantó la cabeza de su mujer.

Ha llegado la hora cielo, son de confianza. Lo sabes.

Steffan debía estar en baja forma tras soportar aquel dolor y aquellas visiones. Todo le parecía extraño. Miró a Daisy esperando la respuesta. ¿Leighton? Sólo conocía a uno y no le apetecía que fuera el mismo. Se estaba empezando a impacientar y las palabras de Greywood habían acabado por agotar su paciencia. Se incorporó de un tirón del sillón donde había tenido que tomar descanso.

- ¿De qué coño estáis hablando?- Dijo en un tono nada caballeresco y su mirada era acusatoria hacia el matrimonio. Si sabían algo importante, ¿a qué estaban jugando?

Me...me refiero al mayor Leighton...Yo...Esto...es dificil de explicar, pero necesito que no salga de aquí. Sí alguien más se enterase... Por un momento la mujer pareció dudar. Como si no fuese a continuar, pero estaba decidida a contarlo. Estaba decidida desde que empezó la noche.Antes de continuar miró a su marido, cogiendo fuerzas para continuar. La mujer cogió una copa y dio un sorbo antes de continuar.  Quería haberlo contado pero no podía...a pesar de todo había decidido daros la noticia hoy. Yo...yo...Yo no me llamo Daisy ni soy enfermera...

En realidad cuando hace cuatro años fui a Reims fue para investigar lo que había ocurrido. El cab... el teniente DiCaprio estaba obsesionado con fusilaros y bueno, fui destinada allí para buscar pruebas que demostrasen que no habíais desertado y también para saber que había pasado. Como podréis deducir por como me ha llamado Matthew, soy Daphne...Siento en el alma haberos mentido entonces, pero al igual que vosotros, tenía ordenes. Ordenes del mismo superior explicó visiblemente azorada y con el brazo temblando. 

-OTRA VEZ ESE ITALIANO DE MIERDA!!!!!- explotó Derek aprovechando a dar escape a toda la frustración y rabia que había estado acumulando durante el episodio de las visiones. Luego de lo cual dedicó una gélida mirada a la hasta ahora Daisy y le preguntó:

-¿Y ahora para quien estás espiando, guapa?-

- Maldito espaguiti- murmuró entre dientes el sargento al escuchar la confesión de Dai... de Daphne.

- Mmmmmmmggrrrrrr- gruñó cuando recordó que la que creía era la enfermera, era una de asuntos internos-. Espero que no haya más sorpresas, enfer... bueno, lo que seas- advirtió Highway con su sempiterna voz profunda y grave.

Daphne sin poder soportar tanta tensión rompió a llorar pensando en su pequeño. Las acusaciones se clavaban en su alma como clavos ardiendo en la piely no entendía la animadversión que mostraba Dereck hacía ella. Highway parecía más calmado aunque suponía que estaba aguantando su ira y los demás simplemente la miraban en silencio. Yo...yo...¿Cómo voy servir ahora como espía? ¿También me vas a acusar de hacer desaparecer a mi propio hijo? Todo lo que hice fue para  ayudaros dijo antes de volver a romper a llorar. Sí hubieseis sabido lo que era ¿Creéis que os habrían creído?

-No, si no pasa nada.- dijo Derek muy serio -Pero entenderás si no vuelvo a fiarme de ti facilmente.- y añadió dirgiéndose al resto del grupo -Y ahora vamos a lo importante, que me da que no podemos perder demasiado tiempo.-

Un respeto a mi mujer Dereck. Ella no ha hecho nada malo y me parece que es más digna de confianza que tú mismo, que lo único que te interesaba en las trincheras era conseguir el lugar más caliente para dormir.—Matthew parecía enfadado...enfadado y asustado, pero como no quería traslucir ese sentimiento parecía aún más enfadado de lo que estaba. Mientras Daphne hablaba la había tenido abrazada pero finalmente la soltó y respondiendo a Dereck comentó— Lo importante es que tenemos un sitio por donde empezar a tirar. Nos deben mucho, joder. Sabíamos que podíamos perder la vida pero lo que casi perdemos es la puta cabeza, y nadie nos advirtió de eso. Cariño, llama a Leighton y dile las cosas claras: que o mueven el culo para averiguar donde están los críos o...o...

Dais... Daphne y sior Madeleine nos sialvaron en los tiuneles, sin illas ni il sargiento ni il tiniente istarían vivos hoy. Además, pactaría con dimonio por ricupierar a Jamil.- Comenta el argelino dando por zanjado el problema, por lo menos por su parte.-

Lliama a los militares, pior favor.

Deberíamos ir también a hablar con el profesor Olive. - Añade Kepper, que poco a poco se va recuperando.- El tatuaje tiene algo que ver. Y ese hombre es el único que he encontrado parece saber algo sobre el maldito tatuaje.

También hay que ir también a Arkham, hemos visto a Harper levantarse de la cama. Tendremos que dividirnos, no tenemos mucho tiempo.

Yo piuedo ir a Arkham. ¿Alguien más si apiunta?

Vosotros dos os vais con Samid. La partida se acaba aquí.

Galthor -> A estudiar.

Rahel -> A jugar solo con la manca.

Escucháis las palabras del argelino, pero pensáis que seréis más útiles si os quedáis para hablar con el mayor y con el profesor Olive.

Te acompañaré Samid. Daphne te quedarás en casa y tratará de localizar a Leigthon. Puede que el tenga información extra que no conozcamos. 

Daphne lanzó una mirada furiosa a su marido. Le adoraba y la enternecía que la protegiese pero si se quedaba en casa esperando a tener noticias se volvería loca.

Gracias Samid, dijo mirando agradecida al argelino con los ojos aún enramados, aunque espero que no me consideres un demonio... Creo que el Mayor podría conseguiros un pasaje para Arkham ya mismo... No soy tan ingenua como para pensar que no nos han estado vigilando desde lo de Reims...A TODOS—especificó mirando a Dereck y dandole a entender que a ella también.  Ahora Matt, si piensas que me voy a quedar en casa al lado del telefono mientras mi marido y mi hijo están en problemas...en lo bueno y en lo malo...

Steffan miró a sus compañeros sopesando las posibilidades. Él no tenía hijos así que se interesaba más por el tema del tatuaje.

- Yo iré a ver al profesor Olive.- Lo que iba a ser una agradable velada se había convertido en una noche cargada de angustia. Se había sentido minúsculo, como un átomo en la inmensidad del universo. No quería que se repitiera aquella sensación vertiginosa. Se palpó de nuevo el hombro donde estaba el tatuaje.

-Bueno...-Dijo recuperando el tono jovial al que estaba acostumbrado.-...parece que la cena ha terminado. ¿Qué era lo que nos tenías que contar Keeper?- Posiblemente sería una nimiedad comparándolo con lo que les había pasado, pero por otra parte, como científico, no creía en las casualidades.

- Lo de dividirnos es una gran idea- concedió el sargento que había permanecido callado bastante rato-. Acompañaré a cualquiera de los grupos que decidáis, me es igual. De hecho ayudaré en la tarea que parezca más difícil...o sea, a quien creais que no va a soltar prenda y tenga que "hacerle entrar en razón"- dijo sin miramientos.

De manera que la supuesta enfermera era una espia... interesante... aunque no se podía esperar nada mejor de una mujer... Roderick se limitó a observar y escuchar todo lo que se decía. Parecía como si todos los hados se hubieran conjugado para tejer a su alrededor una gran tela de araña... con lo poco que le hudtaban a él esos bichos.

Entonces cuando el infiel propuso lo de ir a Arkan decidió no hacerlo, estaba convencido que encontraría más respuestas de otra manera.

-Por mi parte creo que sacaríamos más en claro hablando con el mayor o con Oliver, de manero que yo también me quedo.

No teníais mucho, en realidad no teníais prácticamente nada, sólo unos cuantos hilos desmadejados de los que intentar tirar, pero de lo que estáis seguros es que lo que no tenéis es tiempo. Si el que tiene a los niños está relacionado con vuestro tatuaje en el hombro quién sabe qué puede estar haciéndoles.

Mientras Samid, Matthew y el teniente Speirs cogerán el taxi del argelino y partirán para Arkham, al hospital militar a ver cómo se encuentra Harper, que ha parecido despertar en vuestras visiones, el resto intentará solicitar la ayuda del mayor Leighton.

En cuanto salen del restaurante, Daphne vuela hacia la cabina de teléfono más próxima. Tras cambiar unas palabras con el mayor, ambos acuerdan verse en unas oficinas que la armada tiene cerca de los muelles del puerto de Nueva York.

Llegáis a las oficinas de la armada a la hora acordada. El sargento Highway ha comprado un coche con los ahorros que le permite sus paga de militar y os ha traído en un momento por las calles de Nueva York.

En la puerta un militar vestido con el uniforme de gala de la marina y el pelo cortado a cepillo os hace pasar a una pequeña sala con una mesa redonda y seis sillas. En una de ellas está sentado el mayor Leighton que se levanta en cuanto entráis; parece que los años no han pasado para el hombre que compró vuestro silencio a cambio de una condecoración.

Buenas tardes.- dice indicando las sillas para que os sentéis.- Lamento volver a verles en tan malas circunstancias.