Partida Rol por web

-Rayas no era un traidor.- Aclaré y respondí en cuanto a su duda, con un tímido hilillo de voz, pues Apestoso me imponía. -Tan solo le doblaron las rayas…- No pude evitar bromear sin ser capaz de mirarlo directamente. Inmediatamente me sentí culpable y añadí: -Hay otro grupo que ha ido a sacarlo de la… ¿perrera?- Informé sin estar muy segura de si debía hacerlo pero como el coronel había dicho que aquél gato callejero era nuestro supervisor pensé que era más o menos lo correcto.

Y como necesitando dejar de ser el centro de atención, me rasqué con la patita de atrás la barbita distraídamente, pues hacía rato largo que me picaba. Al ver mi pata, pensé que necesitaba un acicalamiento de emergencia y me lamí entre los dedos.

Escuché las instrucciones y las propuestas de cómo llevarlo a cabo, ante aquello solo me atrevía a asentir. Tenía una idea y planteaba un sistema distinto pero no me atrevía a decirlo en voz alta, así que apenas me atrevía a levantar la vista del suelo. –O… los menos… ágiles… distraen el perro… mientras los que los que puedan saltar y ser discretos se cuelan y luego ayudan a subir el resto.- Dije con menos voz que antes.

Entonces pensé que ellos estarían más curtidos y que debería haber callado y seguir sin decir nada. Embriagada por la vergüenza de haberlo maullado en voz alta. –Meuw.- Solté distraídamente y me volví a rascar.

Con ojos muy abiertos, y moviendo sus orejitas hacia quién decidía hablar, escuchó a todo el resto. Ella, personalmente, prefería no hablar demasiado. Era una gata de acción. Aunque si debía admitir que se había sorprendido de que Bola de Nieve, el gato con el nombre más sarcástico del universo, decidiera ir a ocuparse del perro. No se veía tan fuerte como Fusfus, o como ella. No a primera vista, al menos. 

Estoy de acuerdo con Felicia. Quizás los que debiéramos ir por el perro somos Fusfus y yo, con Sphynx de vigía, mientras ustedes se colan, que siendo negros y todo eso de seguro deben ser más sigilosos. 

Se quedó sentada quieta, moviendo la cola de un lado a otro como cada vez que estaba tomando una decisión, arrastrándola por el suelo. 

Dejé de rascarme bruscamente. Incrédula. Y miré a Ofelia con los ojos completamente dilatados. -¿La tengo?- Pregunté desconcertada y sin dar crédito. Y ladeé la cabeza reflexionando en ello. Cierto que espeté la opción que me pareció más sensata pero jamás pensé que otro gato, gata en este caso, me secundara y pensase lo mismo.

Aquello era nuevo, saqué mi blanco pecho moteado con relativo y desconocido orgullo. -¡Yo soy una ladrona de guante blanco!- Repliqué entusiasmada.

-Vaya, genial! gatos activos y con ideas! El haberles dicho que me ocupaba de todo el trabajo sucio, les ha motivado. Espero que el chucho no sea muy grande o que Fusfus sea más ágil de lo que parece. Qué ganas de pillar a esa humana anti-gatos! Iba a odiarnos con razón.

-Perfecto. Si Fusfus y Ofelia os ocupáis del cabeza hueca, con ayuda de Sphyx, mejor. Yo puedo distraer a la humana o subir primero. Pero cómo puedo ayudar a un gato a que suba, estando yo arriba? Y quién irá a por la humana? Felicia es perfecta para distraer a humanos, pero ésta no es una humana normal. Se queda pensando.

Camina de un lado hacia el otro, moviendo las orejas a veces y pensativo. 

-Hay que planearlo bien. Cuando vayamos subiendo, quedarán menos de nosotros abajo y el chucho y la humana serán más peligrosos. Tal vez deberíamos crear una distracción para que no nos vuelvan a molestar durante un rato. Así subiríamos todos. 

Mira a Apestoso durante un segundo y luego comienza a rascarse la garganta tras un repentino picor. -Éste tipo va a empezar a pegarnos parásitos. 

-Mejorrr que Rrrayas no sea un trrraidorrrr, es majo ese Rrrrayas... A veces me trrrae rrrratones muerrtos de su casa- Apestoso asiente ante el plan de los gaticos. Le parece buena idea eso de distraer al perrete mientras el resto va hacia el árbol y pasa al jardín de al lado.- Bien, no falléis la misión, camarrradas.

Apestoso os lleva frente a ambas casas. La casa del señor Smith está rodeada de un alto muro en apariencia infranqueable. La casa de al lado tiene una pequeña valla de madera rodeando el jardín, desde ahí veis el árbol que queda en la parte trasera del jardín. Una de las ramas pasa por encima del muro de los Smith, de forma oportuna, acercándose a una de las ventanas de su casa. Había que llegar a aquel árbol que os dejaría tan próximo a la ventana de los Smith.

-Debéis pasarrr porrr aquí- indica Apestoso un par de tablones en la valla de madera. Dejan un pequeño hueco por el que podríais escurriros con algo de agilidad.- Cuidaos del estúpido cánido y de que no despierrrrte a la señorrra Dorrrothy.

Mew. Qué asco de valla.

Aun así, Sphynx se escurrió como quien no quería la cosa hacia la valla y, metiendo la cabeza con un serio esfuerzo (¿Quién dijo que una cabeza triangular y grande era una ventaja?), se coló al otro lado, dando un traspiés (traspatas, que diría Sphynx) cuando la cabeza pasó y todo el impulso que había dado para forzar la entrada empujó el cuerpo de forma inesperada aunque lógica.

Ante las preguntas del gato-ninja me sentí inquirida a hablar y así lo hice aunque no muy convencida de saber explicarme. 

-Yo... Había pensado que quizás podíamos atraer el perro desde el lado opuesto de la valla por el que vamos a infiltrarnos. Cuando el perro esté ladrando entre barrotes, quizás...- Tragué saliva solo por imaginar el acto de valor que íbamos a realizar. -Quizás Bolita, y una servidora, podamos llegar a la casa del lado sin ser vistos. Entonces, Ofelia, Sphynx y Fusfus, pasan del estúpido canino, vuelven a la valla del Sr. Smith, donde intentaremos hacerles llegar algo que les permita cruzar como una rama o algo. Así reuniremos el grupo de nuevo.- Me rasqué la cabeza con la pata trasera. -Seguramente es una idea demasiado, rebuscada.- Concluí indecisa, a la vez, que la creía viable. Contradictoria que es una.

-Si... si... si... sale la humana.- Tragué saliva de nuevo. -Puedo probar yo, a ver, a ver si se desmorona igual que cuando se enfadan mis... los otros humanos.

-Felicia, la idea de atraer al perro sin tener controlada la situación supone que ladre. La humana aparecerá y tendremos dos problemas de los que ocuparnos. Créeme, esos chuchos son como uno de esos aparatos que usan para despertarse, hacen ruido para que vengan los humanos. 

Mira ahora a los demás gaticos. 

-Lo primero, controlemos dónde está el perro y si está dormido. Voy a reconocer el terreno enemigo con Sphynx, no es necesario que entremos todos. Esperad. Volveré para que tracemos un plan. 

Bola de nieve les da la espalda comenzando a caminar con paso ligero hacia la valla de madera. Se para, mira hacia arriba, se le mueve una oreja con un tic. -Humm, aquí podría saltar. Pero tal vez estaría muy expuesto. Puedo introducirme por donde lo ha hecho el gato sin pelo. Las dos son buenas opciones.. mmm.. Mira hacia abajo, hacia el hueco entre dos tablas y se lanza a colarse entre ellas.

Asoma primero la cabeza, luego lentamente va metiendo el cuerpo sin mucho esfuerzo. Está dentro. Saluda a Sphynx con un levantamiento de cabeza. Se para en estado de alerta mirando con los abiertos ojos dorados de un lado para otro para localizar al chucho...

Entonces, Bola de Nieve vé al animal...

Fusfus escuchó el plan de Bola de Nieve y de Felicia mientras asentía- yo puedo encargarme del perro sin problemas, solo decidme donde está y lo cazaré -dijo el enorme gato mientras Bola de Nieve saltaba la valla con una facilidad pasmosa- Bueno, yo habría subido con mayor facilidad, seguro -presumió el enorme gato.

Al escuchar las nuevas y obvias reflexiones del gato ninja bajé la mirada al suelo un poco avergonzada. Podría haber previsto que el perro haría ruido, pero no sabía como salvar ese problema, me daba algo de miedo el plan y había querido, sin lograrlo, simplificarlo.

Asentí obediente a sus órdenes sin atreverme a decir más y a la espera de que nos diesen luz verde para cumplir con nuestra parte (que no era poca ni segura).

Observé con interés creciente los movimientos de Bolita. Intentando aprender de su forma de moverse y contorsionarse entre la estrecha abertura. Cuando éste hubo desaparecido tras la valla maulló aquél compañero enorme que siempre me sorprendía que se pudiera mover, siquiera.

Lo miré asombrada, quizás algo incrédula, según afirmaba que podía "ocuparse" del perro. -¡¿Cazarlo?!- Para mí eso era tan imposible como pescar esos peces que salían en esa pecera tan extraña que aparecen cuando no la miran los humanos. Esa que tiene una cama poco mullida en su base. Esa tan rara, con símbolos que todo el día combinan constantemente moviendo sus zarpas en claves indescifrables, y que guardan con tanta celosía de que no lo pruebe yo (no sea que lo desvele).*

Volviendo al greñudo... pero... ¿Había visto nunca un perro? Entonces soltó lo de trepar mejor que el otro, y mis ojos se abrieron tres veces más. -Pero... pero... pero...- ¿Todo ese volumen sería sólo pelo?

¿Cazarlo? - preguntó incrédula al mismo tiempo que Felicia, aunque en voz más baja. Sabía que era una posibilidad, pero... ¿Era necesario? Sonaba a una completa pérdida de tiempo. Obviamente, sabía que decirle eso tal cual no sería una manera viable de convencer al gato. - Aunque estoy segura de que un gato fuerte y ágil como tú podría destrozarle esa nariz de la que tanto se enorgullecen los caninos al perro en cuestión, no sé si tengamos tiempo para tal demostración.  - se acercó a Fusfus y con la naricita le empujó un poco la mejilla, a modo de cariño. - ¿Por qué no mejor lo distraemos el suficiente tiempo para que los otros pasen, y si queda tiempo a la vuelta nos das un espectáculo como solo tú sabes darlo? - terminó por decir, mirándolo con sus enormes y expresivos ojos, con tanta seducción concentrada como podía. 

Pasa Sphynx, pasa Bola de nieve y pasa Felicia, aunque esta última anda algo despistada y se da sin querer contra uno de los tablones, por no mirar por dónde andaba. Los tres gatitos miran el patio no parece haber nada y todo está calmado. Las luces de la casa están apagadas, la señora Dorothy debe dormir. Se dirigen hacia el árbol, sin parar de buscar a aquel perrete, por si las moscas. Respiran aliviados cuando no lo ven. Con suerte incluso aquel perrete dormía. Apestoso se había preocupado por nada.

Giran la cabeza, para indicar a Fusfus y Ofelia que pasen, que no hay peligro. Cuando un sonido perturba vuestros oídos.

Aquel perrete corría derrapando dirección vuestra, desde el interior de la casa. ¡Había que subir al árbol o volver!