Partida Rol por web

Los gritos y abrazos continuaban, pero se iban mitigando poco a poco. La llegada de Helen influyó en parte en eso pues logró que Mike bajase el tono de voz y dejase de corear el nombre del equipo. Mercy miró a su compañera de cuarto pensando en si ella se habría percatado tambien de aquel hombre al otro lado de las gradas.

La entrevista a la estrella del equipo había comenzado y Mercy guardó silencio, contemplando como se desarrollaba. Al menos en ese rato dejaría de pensar en "cosas raras". Mike demostró nuevamente que era tan buen jugador como payaso cambiando la modulación de su voz mientras hablaba con Helen, hasta que llegó a gritar parte de la frase inicial. Mercy le miró con cierta desaprobación. Capullo. Era estupendo que se mofase de sus rivales y el equipo perdedor, pero comportarse así con uno de los "suyos".

Pero luego Helen se columpió mucho, soltándole aquella pregunta igual que de una bomba se tratase. Pero... ¿en que demonios está pensando Helen? A todos los efectos sonaba como si le acusase a él de aquella atrocidad. Mike miró a su alrededor, contemplando los rostros del resto del grupo, buscando respuesta en ellos.

¡¡Wild-Cats!! ¡¡Wild-Cats!! ¡¡Wild-Cats!! ¡¡Wild-Cats!! - comenzó a gritar Mercy, usando su asiento para elevarse aún más sobre el resto y dar palmas, animando a todos a seguir coreando el nombre del equipo victorioso. Luego lanzó una fugaz mirada de complicidad a Mike. Le estaba ofreciendo una vía de escape para salir de aquella extraña entrevista realizada por Helen. Mercy ya hablaría con ella más adelante y de su "tacto y sutileza".

Tras los gritos eufóricos de Mike frente a su cara, Hellen cerró los ojos y se llevó la yema del dedo corazón al lagrimal para deshacerse de una gota de saliva que su estimado jugador había proyectado contra su cara al gritar de una manera que rallaba la psicopatía lo que opinaba del estilo de juego de sus rivales. Hellen se sacudió el salivazo y al abrir los ojos bajó su mirada hacía su cuaderno y escribió la traducción al palabrerio de Mike al tiempo que pronunciaba en voz alta lo que iba escribiendo.

-A pesar de un comienzo algo flojo, logramos sobreponernos y realizaron un gran trabajo en equipo para vencer a un digno rival. -La segunda frase pensó en dejarla tal cual la había pronunciado sólo para ver como acusaban a Mike de gafar la siguiente eliminatoria contra el primer clasificado de su división, una serie de partidos que sería mucho más difícil que el de aquella noche, sin duda alguna. -Vamos a darlo todo para ganar y hacer un buen papel en los playoffs.

Después de que respondiera a su pregunta sobre la violación con confusión y aspavientos, Hellen volvió a hablar en un tono suave y susurrado a la vez que agradecía que Mercy reanudara los cánticos para que nadie más escuchase aquello.

-Vamos, Mike. Tú estuviste el año pasado en la fraternidad. Habrás oído algo. Quiero escribir una buena historia para que no me encasillen en los deportes.

La ilusión de que podía unirse al vitoreo colectivo durante el partido duró poco tiempo. Aunque su preocupación por aquél hecho aislado era mínima, y durante un instante llegó a olvidarse, acabó por devolver la mirada hacia donde el hombre había estado observándoles, y de ahí a Mercy. La chica parecía nerviosa, y no era de extrañar. Después de aquello, había vuelto a sumirse en el tedio de estar en un sitio donde no quería estar, cerca de quien quería estar pero a quien no se atrevía ni a hablar en esos momentos. Era todo muy lioso y también muy tenso, o al menos lo era para él, que al final había cruzado los brazos sobre el estómago en una posición inconscientemente defensiva.

Y así es como le pillaron cuando, de manera literal, le obligaron a levantarse y le achucharon junto al resto en un abrazo grupal en el que todos a su alrededor coreaban 'Wildcats! Wildcats!' como si hubieran entrado a la Superbowl. No podía criticarles, ni tenía ganas de hacerlo, pero en el mismo momento en que alguien le palmeó la espalda haciéndole atragantarse con su propia saliva al tragar supo que aquello no era lo suyo, y que tanta alegría por algo tan insignificante desde su punto de vista era estúpido. Como fuera, que iba a decir él, que prácticamente botaba en la silla en las finales de los e-sports.

Las palabras de Helen le helaron, sacándole de su ensimismamiento de golpe. Miró a la reportera, miró a Mike, volvió a mirar a la chica y luego a Mercy, que se había puesto a corear con el fin de, suponía, evitar oídos indiscretos. Por último, volvió a mirar al jugador de hockey con los ojos entrecerrados y una sonrisa divertida en el rostro. Aquello se había convertido en un caso de esos que a él le interesaban, ¡y no quería perderse detalle!

– Venga, Mike, ¡di algo! – le insistió, exclamando en voz baja. 

Mike no pudo evitar entrecerrar los ojos y mirar a Helen con cierto recelo y duda, mientras en su boca una risa y una pregunta parecían pelearse por salir sin que ninguna de las dos pareciera terminar de ganar al contienda. Por primera vez en mucho tiempo, Mike no supo qué contestar. Por suerte, el interés casi morboso de Noah pareció despertarle del embrujo.

- Wow. -le dijo, levantando la mano frente a su cara.- Tranquilo, Doctor Frankenstein.

Volvió a centrarse en Helen, intentando encontrar las palabras adecuadas. Fue entonces cuando se dió cuenta de que Mercy no había sido poseída por el espíritu del hockey, si no que intentaba ayudarle. Le devolvió al mirada con una leve sonrisa y una ceja arqueada. Agachó la cabeza para, finalmente, contestar a Helen en voz baja.

- No hagas caso a la primera patraña que te cuenten por ahí.

Se incorporó, aun con aquella media sonrisa, y se puso a corear el nombre del equipo con los seguidores sentados en la grada de enfrente. Se agarró a uno de ellos y pasó como pudo por encima de los asientos.

- ¡Ostiaputaquemematonen! -balbuceó cuando uno de los patines se quedó enganchado en el asiento y casi le hizo caer.

Fue avanzando entre el público, cantando y devolviendo abrazos, hasta llegar a la baranda por donde había subido. Lanzó una última mirada hacia al grupo, guiñando un ojo a Mercy y haciendo la señal de "ok" con la mano. No había perdido la media sonrisa cuando desapareció al bajar el muro hacia la zona de vestidores.

La idea no fue mala. Funcionaba. En seguida las gradas cantaban y aplaudían al unísono el himno del equipo. Mercy creyó que con eso le daría a Mike la ventaja de salir de aquel apuro. Pero Helen lo aprovechó para sí, insistiendo en la pregunta. Pero más me sorprendió ver a Noah meterse en ello. Su expresión decía a la joven que le gustaba ese tema, o quizá fuese todo cosa de morbo, pero ahí estaba, con cara de disfrutar de aquella conversación.

Mike seguía bloqueado, hasta que Noah le habló. ¿Doctor Frankenstein? Lo que no se le ocurra a este chico... Los cánticos continuaban y esta vez Mike si los supo aprovechar para lo que los había reiniciado Mercy. Al ver el gesto en la cara de Mike, Mercy asintió con la cabeza y le sonrió, momento en el cual aprovechó para elevar los gritos.

Lo siguiente que vio la joven fue a Mike, descendiendo por las gradas, donde casi se vino al suelo. Cuando el joven se giró y le guiñó el ojo a Mercy junto con aquel gesto con la mano, esta comenzó a corear el nombre del jugador, haciendo así que las gradas repitiesen una y otra vez el nombre de la estrella del equipo.

Cuando le vio a salvo, Mercy volvió a sentarse y guardó silencio, volviendo a su cabeza aquel siniestro hombre al otro lado de las gradas.

Hellen frunció el ceño y arrugó la frente poco convencida con la respuesta que le había dado Mike sobre todo aquel asunto. Chasqueó la lengua molesta y cerró de un golpe la libreta en la que tomaba sus apuntes. Después se quedó mirando a Noah, quien parecía interesado también en el tema de la violación y le había echado una mano en su empeño de sonsacar información a Mike, aunque no sirviera para mucho.

-Pues vaya... -Se limitó a decir viendo como Mike se alejaba deslizándose por el hielo de la pista tras estar a punto de darse de morros contra ella.

Las palabras de Hellen parecían indicar que se resignaba a desistir tras lo que había conseguido, pero tenía esa mirada ceñuda y testaruda de quien no se dejaba convencer para desistir de su empeño. Cuando se trataba de una historia, Hellen era como un perro con un hueso, se agarraba a ella hasta que conseguía lo que quería.

-¡Eh Mike! -Gritó Archie tras haber estado descojonándose un buen rato cuando su colega casi se cae de bruces contra el suelo. -¡Noah dice que te quiere!

Archie gesticulaba con exagerados movimientos de sus brazos en un extraño baile que había iniciado después de las celebraciones de la victoria de los Wildcats y que continuó para despedir a Mike y finalizó imitando el movimiento de un robot al tiempo que se acercaba a Hellen para molestarla un poco tocando su nariz con el dedo índice.

-Oh, oh... mis sensores detectan que Hellen está triste... bip bup bip

Entre tanto Mercy se recostaba aliviada en uno de los asientos y buscaba con la mirada al extraño que les había provocado escalofríos durante el partido, pero el siniestro hombre ya no estaba allí. La gente abandonaba el estadio y las gradas iban vaciándose a gran velocidad dejando butacas vacías y restos de comida y vasos de bebida esparcidos. Mercy sacó el móvil para ver cuanto había durado aquel espanto de partido y descubrió que tenía varias llamadas perdidas. Ninguna de ellas era del doctor Marcus, pero había unas 5 de su hermana gemela y alguna también de su padre, lo cual era más extraño pues el trabajo lo solía tener absorbido completamente y rara vez llamaba. 

NO pude sino mirar a Helen con disgusto frente a la pregunta que le hizo a MIke.

Desde luego no era ni el momento ni el lugar, y ni mucho menos como lo sugería. ¿Acaso creía que Mike tenia algo que ver con ese asunto?¿ O que estaría tapando a alguien?. MIke paso de ella y se tiró al campo de nuevo para salir a los vestuarios.

-¡¿ Pero que mosca te ha picado, tia!?- Dije a Helen dándola un codazo. - No puedes simplemente disfrutar del momento?- Añadía algo disgustada.

Negué con la cabeza. Pero me preocupaba mas lo pasaría a continuación. Sabia que Hellen era un futura periodista y que no dejaría a Mike en paz hasta conseguir lo que quería. Temía mas el que en la fiesta, Hellen acosara hasta la saciedad a Mike, sugiriendo que sea costaría con él con tal de sacar la información.

No me extrañaba nada que lo hiciera.

- Creo que deberías dejarlo, Hellen- ¿Por qué había dicho eso? Seguro le sería un incentivo para indagar mas aún.

Mercy se sentó para mirar el móvil. Y aún así parecía perdida en sus cosas o mirando al oro lado de la grada como si buscara a alguien. Me acerque y me senté a su lado mientras ponía los pies sobre el respaldo del asiento de enfrente.

- ¿Que? ¿Un exnovio? - Pregunte refiriéndome al supuesto tío que la ponía nerviosa.- Si quieres se donde encontrar un espray de esos ahuyentas salidos. Me lo prestó mi amiga Sam, de Woodsboro. Según ella es muy útil.

Torció el gesto nada más abrir de nuevo Mike la boca, dirigiéndose a él para después escapar. No es que le hubiera molestado que le llamara así –no era lo peor–, sino darse cuenta de que se había dejado llevar, delante de todos, y había llamado la atención de una manera que no deseaba. Mientras la estrella del momento huía entre sus fanáticos, Noah agachó la cabeza mirando de reojo a los demás, principalmente desviando sus ojos entre Mercy –que parecía haberse dado cuenta de que aquello le gustaba– y Helen –que seguramente no dejaría aquello de lado–, para finalmente resoplar hacia Archie. Siempre Archie.

No le quedó más remedio que saludar, por lo bajo, a Mike cuando se giró a mirar tras fingir que no había estado a punto de comer más hielo del que podía soportar por una noche, y luego él mismo se unió a los que se iban apagando en las gradas. Viendo que Mercy y Lena estaban juntas, y la primera con el móvil, y sobre todo después del numerito de la entrevista, se sentó dejando un par de butacas entre medias.

Ahí, esperando que acabara todo y ver dónde les llevaba aquello, mientras pensaba en como podría enterarse él mismo de lo sucedido allí y deseando coger su ordenador para investigar, se dedicó a permanecer en su mundo interior, con los codos apoyados en sus rodillas y la cabeza en las manos. 

Por supuesto, aprovechando que tampoco hablaban las chicas en voz baja, puso el oído para enterarse de eso del exnovio sobre lo que estaban hablando.

Mercy continuó en su mundo, aislada de todo estímulo externo desde que Mike le agradeciese el gesto de aquella manera. Su mente andaba en algún punto entre su hogar y la universidad. Ver a la gente comenzar a levantarse y marcharse del lugar, hizo que Mercy volviese al presente.

La joven sacó el móvil para ver la hora y se encontró con varias llamadas perdidas. El doctor Marcus. Pensó de golpe, con la esperanza de tener alguna llamada suya, pero para su sorpresa se encontró varias llamadas tanto de Linnie como de su padre. Lena se sentó a su lado. - ¿Uh? ... No - Balbuceó en respuesta a la primera pregunta de la joven.

De refilón vió a Noah sentándose no muy lejos de ellas, algo a lo que no le dió ninguna importancia, el chico había ido a ver el partido con ellos, era normal que se sentase allí. Luego se giró hacia Lena abriendo mucho los ojos cuando esta la dijo lo del espray. Oh! No, no, no... no es eso. - Sonrió ante el ofrecimiento de la joven. - Sólo es mi familia, que me han llamado como doscientas veces en este rato. - Explicó tratando de restarle importancia al asunto a la par que se levantaba.

- Si me perdonáis, voy a llamar a ver que pasa. Dijo en general a todos los presentes. - Estaré unos peldaños más arriba. Les indicó mientras seleccionaba el número de su padre y le daba a la tecla de llamar, subiendo por las escaleras a un punto donde poder hablar tranquila y teniendo al grupo de jóvenes a la vista.

- No hagas caso a la primera patraña que te cuenten por ahí.

Fue todo lo que dijo Mike, quedaba claro como la misma noticia afectaba de manera diferente a los chicos quienes probablemente lo considerarían un desliz o puede que una calientapollas arrepentida... Que a ella quien podría haber sido la víctima... Demonios cualquier chica podría serlo...

Con esa resolución en su mente cruzó la distancia con un par de zancadas y le dió un puñetazo en el brazo.

-¡Oye Mike! Te conozco y no eres de esos, respóndela. Si sabes la verdad podría desmentir las patrañas de las que hablas. -Su rostro estaba contraído en una expresión de incredulidad aliñada con ira. 

Mercy se levantó y él, nervioso, desvió la mirada al ver que brevemente había llamado la atención. Calmando su excesivo latido del corazón, posó sus ojos en los demás que aún seguían por allí. Fue Marian quien, pese a lo que pudiera parecer, se negó a aceptar aquella respuesta, así que observó divertido como gritaba a Mike pese a que éste ya estaba en proceso de largarse.

¿Se daría la vuelta para responder a las acusaciones? Rió por lo bajo. No parecía lo más probable, eso sin contar con que seguramente ni se habría enterado, ocupado como estaba en dar gritos con sus colegas, pero lo cierto es que lo más inteligente sería hacerlo. Si dejaba a Hellen con las dudas sobre aquello, nadie sabía lo que iba a ser capaz de hacer, y el próximo evento que había por allí cerca era, en muy poco, la fiesta de navidad. Si la intrépida reportera fastidiaba la celebración de Sulli, iba a haber problemas...

– ¡Oye! Archie, ¡eh! – dijo poniéndose en pie y acercándose al chico –. ¿Por qué no intentas sacarle tú algo, eh? Seguro que a ti te hace más caso que a nosotros, y nos evitaremos que se líe en público, ¿no crees? 

Le dio una palmada en la espalda, o algo así, porque en cuanto le rozó se arrepintió, se quedó a medias, y al final apartó la mano cohibido. 

– Eh, bueno, ya nos dirás ¿si? Yo, hum – sonrojado, dio un paso atrás, pisando los restos del batido que la Wells había tirado un rato antes, y asintió tras evitar acabar en el suelo –. Si, yo voy a la habitación creo. ¡Mañana nos vemos!

Luego, sin esperar respuesta, salió disparado de allí. Tenía claro que tenía que navegar un rato por la red. Lo que fuera que hubiera pasado el año pasado, tenía que estar en Internet, en los ficheros de la universidad, o en los archivos de la policía. Solo tenía que buscar un poco... Y usar su magia. Tenía toda la noche por delante.

Mercy se marcho y me dejó un poco... "pues vale".

La habían llamado sus padres y no se quien mas. Y a mi mis padres con eso de la libertad y tal, me daban tanta manga ancha que a veces me parecía vivir sola. " no queremos molestarte" o" sabemos que haces lo correcto, confiamos en ti" eran muchas de las coletillas que mis hippyfathers me decían de vez en cuando. Buf!! Una a veces necesita un achuchón, joder!!

Miré a Noah, que estaba cerca nuestro.

Iba a preguntarle algo pero .. no lo recuerdo, porque mi amiguísima le dió por seguir con el 3^er grado a Mike que salió casi tropezando por todos lados. Incluso Noah animó a ello preguntando a Archie.

¿Realmente pasó eso aqui? ¿No sería una  típica leyenda urbana para los nuevos?

Como fuera, dudaba mucho de que asaltando así a Mike este dijera nada. En caso de que supiera algo... ¿ porque tanta importancia al asunto? Si no fuera por Hellen tampoco noos habríamos enterado de nada. me encogí de hombros y me levanté del asiento .

- Te acompaño, Noah. Aquí no hay mucho que ver y tengo que prepararme para la fiesta. ¿Vendrás, no? - Luego me acerque mucho hasta el poniendo mi brazos sobre sus hombros. - Vendrá Mercy.... venga! No creas que no me he fijado en como la miras. ¿Os conocéis de mucho?

Se tuvo que detener casi en el último momento, o más bien tuvo que parar, porque el que Lena le cogiera por los hombros no ayudaba a que siguiera corriendo y seguramente, de haberlo, hecho, habría acabado tropezando, protagonizando algún momento ridículo, y llamando demasiado la atención, cosa que ya había hecho suficiente con aquellas preguntas y, por supuesto, no necesitaba más.

Sin embargo, en cuando la chica se le acercó, tanto que podía sentir su respiración, estuvo a punto de caerse en el sitio, cosa que logró evitar aunque no así ponerse rojo como el pelo de la chica.

– ¿Q...Qué? ¿Eh? Si, claro, osea, me puedes acompañar – '¡¿a mi habitación?!' Un tic nervioso acudió a su ojo, haciéndole tener que cerrar ambos un momento, controlándose, antes de seguir hablando, entrecortadamente y sin mucha fuerza –. Voy, vamos, esto... ¿Qué? No, no, apenas nos conocemos. No la he... Bueno, iré a la fiesta si, Mike me obliga.

Carraspeó, sin saber muy bien como salir de esa situación y cada vez más alterado. En esos momentos, se le había olvidado incluso a lo que iba a su cuarto.

– Vamos, hum, vamos yendo mejor, ¿no?

No se había alejado demasiado, lo suficiente como para poder hablar tranquila con su padre. Un tono..., dos tonos... no lo cogía. Al quintó saltó el contestador. Que raro, si me acaba de llamar. Pensó Mercy antes de volver a llamar nuevamente a su padre. Se giró un momento, mirando a quienes se movían a su alrededor, dejando las gradas vacías tras terminar el partido.

Cuando volvió a mirar a sus amigos, vió como comenzaban a marcharse y a quedarse sola allí. Fue a llamar a Helen, pero supuso que esta querría hablar con Mike y seguramente le perseguiría hasta los vestuarios. Marian parecía haber seguido el mismo camino, moviéndose en dirección a Mike, quien huía hacia la pista de hielo.

Mercy comenzó a bajar lentamente, mirando a Lena y Noah, quienes parecían no moverse de su sitio, mientras intentaba por última vez, dar con su padre. Pero vió como Lena se acercaba mucho al joven y le pasaba el brazo por encima del hombro. Observó sorprendida el suceso y les siguió con la vista mientras salían andando de allí. No sabía que Lena... pensó a la par que se sentaba nuevamente en las gradas y les miraba boquiabierta.

La hubiese gustado ir con ellos a la fraternidad, pero no quería estropear lo que hubiese entre ellos y menos aún ser una sujeta-velas. Volvió a mirar a los fans de Mike, a ver si alguno decidía no perseguirle e ir hacia la fraternidad. No se atrevía a ir sola después de ver a aquel hombre en las gradas.

Su padre seguía sin responder, así que lo intentó con el doctor Marcus de nuevo. Si debía regresar sola, al menos que fuese con una voz conocida al otro lado del móvil.

-Sí claro. -Le respondió Archie a Noah. -Yo siempre le estoy metiendo y sacando algo a Mike. Aunque a veces se lo meto tanto que es difícil de sacarlo. Pero me temo que es más que nada por el tamaño... espera Noah, ¿de qué estás hablándome?. Bueno es igual, Mike es un cabeza de chorlito, si queréis preguntar por algo serio es mejor que busquéis a otro. No... yo tampoco os sirvo para eso.

Archie se encogió de hombros y mostró una sonrisa franca y simple. A pesar de ser un tipo que continuamente estaba bromeando y que parecía no tomarse nada en serio, a veces mostraba ser una de esas buenas personas simples y nada malintencionadas.

-Bueno chavales, yo también me voy. Tengo que preparar mi disfraz para la fiesta. -Dicho eso se puso a reír como un maníaco con un plan perverso para conquistar el mundo.

-¡Cowabunga!- Dijo alzando la mano a modo de despedida mientras echaba a correr por las gradas hacía la salida. En lugar de ir por la escalera y los pasillos habilitados a tal fin, Archie corría por encima de los asientos hasta que la gente comenzó a echarle la bronca.

No. Por supuesto que Helen Dillbert no iba a dejar aquel asunto así como así. Era como un perro de presa, cuando agarraba una cosa entre sus tenaces mandíbulas no lo soltaba hasta, en este caso, desenterrar el hueso. Hizo caso omiso a los reproches de Lena y se fue tras Mike para tratar de insistir un poco más en el tema. Tenía cara de pocos amigos, pues era una chica que se ofuscaba rápido cuando las cosas no salían como ella esperaba. Le haría alguna pregunta más a Mike y después seguiría indagando por otras vías.

-No te preocupes, Marian. Yo me encargo. -Le dijo posando suavemente la mano en el hombro de su compañera. Sabía que aquello le había afectado tanto como a ella, por eso mismo tenía que llegar hasta el fondo del asunto.

Ni su padre ni el doctor contestaron tras los largos tonos de espera que Mercy estaba soportando, era muy extraño que el doctor Marcus no contestara a la primera, y en aquel día ya le había llamado unas cuantas veces. También era raro que tuviera tantas llamadas de su familia, la intriga sobre el motivo de tanta llamada le estaba empezando a destrozar la curiosidad. Justo cuando colgó tras más de cinco tonos en el intento de llamar al doctor Marcus el teléfono comenzó a sonar y la pantalla se iluminó con la foto de su padre en ella.

-Cariño, ¿estás bien?. -Preguntó con una mezcla de alivio y alarmismo en el tono de su voz.

Mercy miraba al resto como se alejaban lentamente mientras ella era incapaz de contactar con quienes necesitaba en ese momento. Al doctor Marcus para serenarse y a su padre para ver que pasaba y que su voz la calmase, como había hecho siempre. Al quinto tono Mercy cerró los ojos y cortó la llamada. Estaba claro que hoy no era su día de suerte, pero pronto comenzó a sonar el teléfono y vió la imagen de su padre en la pantalla.

El tono de voz usado por su padre la descolocó un poco. - Sí, papi, estoy bien. - respondió extrañada, pero manteniendo esa forma cariñosa de hablar y tratar al que para ella era el mejor hombre del mundo. - ¿Por qué? ¿Ha pasado algo? - preguntó un poco angustiada.

Marian agradecio sus palabras con una sonrisa y un gesto amable.

-Gracias porque esto... -La sonrisa desapareció rápidamente de su rostro tornándose en un gesto de indignación. Aún no lo entendía... Tras ello decidió que había tenido suficiente con aquella despreocupación de los "machitos" y se marchó rumbo a "la resi" sin apenas despedirse del resto del grupo. Estaba en medio de un calentón.