Partida Rol por web

-Sé que él no le ha hecho nada, pero sabe quién es el violador... O al menos sabe algo del tema. - Replicó Helen arrugando la frente algo sorprendida por la reacción de Lena. Chasqueó los labios e hizo un gesto con la mano como para olvidar el asunto.

Helen dio un par de pasos hacía Mercy, estaba más preocupada por ella que por el resto quienes habían estado bebiendo y seguramente sus paranoias serían fruto del alcohol. O al menos así lo determinó al ver como Mike tropezaba por las escaleras y trataba de subirlas a gatas sin mucho éxito tras haber tropezado con el primer escalón, aunque el creyera que estaba igual de ágil que aquella misma tarde en el hielo, lo cierto es que más parecía un pato tratando de trepar por una montaña de arena. Pero Mercy parecía estar sobria. Y además era su compañera de piso, si alguien tenía que cuidarla era ella.

-Ve tú con Edmund Hillary, yo iré con ella. Además tengo que dejar todo esto. -Alzó el bolso del portátil que cargaba al hombro. -Vamos Mercy, iremos a dormir. Noah estará bien.

Estaba llamando demasiado la atención sin darse cuenta. Su pasado y el miedo estaban ganando terreno con velocidad y Mercy se preguntaba porque el calmante aún no había empezado a hacer efecto. Guardó silencio mientras Mike, Helen y Lena hablaban, tratando de calmarse. No hay nada que temer, estoy asalvo... aquí no vendrá... es todo casualidad... Se decía a si misma cuando notó como Mike pasaba a su lado.

No necesitó girarse para saber como estaba subiendo el joven las escaleras, el sonido lo decía todo. Sintió como la agarraban del brazo y miró quien era: Lena. - Necesito una ducha...- Murmuró sin pensar que los baños y las duchas de su planta, a esas horas, eran auténticas neveras. Pero claro, al amanecer eran congeladores.

- Noah... no podrá entrar en su cuarto... Archie se encerró en él y tiene la música muy alta. - Explicó entre susurros, como si nadie más pudiese enterarse de aquello salvo sus dos amigas, mientras se dejaba llevar por quien tirase de ella en aquel momento. Se llevó una mano a la frente y la bajón con cuidado por su mejilla. - Sí, quizás dormir sea lo que necesite... Tú estás bien y Archie en su cuarto... todo va bien.

El grito de Mercy no le pasó desapercibido, y estuvo hasta a punto de deternerse, pero entonces otro cálido hilillo de nauseabunda cerveza regurgitada se coló por su calcetín y tuvo claro que tenía que ducharse y cambiarse, cuanto antes, y aunque para ello tuviera que derribar la puerta de su propio cuarto, se pusiera Archie como se pusiera. 

Sin embargo, aunque no escuchó lo que decía, si que acabó por darse la vuelta, sobresaltado, al escuchar un ruido tras él, algo como los pasos de un toro resbalando sobre el mármol. Por su puesto, era Mike, quien intentaba subir tras él, no tenía muy claro si para ayudarle o para tocarle más las narices. 

Fuera como fuera, se tragó las ganas de gritarle, así como las ganas de devolver al sentir el vómito cada vez más pegajoso, secándose en sus pantalones, y en parte porque era demasiado tonto como para ser borde y en parte porque sabía que MErcy se sentiría mejor con alguien acompañándole – cosa que tampoco creía necesitar, pero que en esos momentos comprendía a que se debía –, le esperó hasta que estuvo a su altura.

– ¿Qué quieres? – preguntó malhumorado, pero aún así no demasiado enfadado, sin duda no como debería estar visto lo visto –. No estoy para bromas – entrecerró los ojos, los mantuvo unos segundos, y al final suspiró; podría ser incluso de ayuda –. Archie está encerrado en la habitación, no me va a dejar entrar...

Ya andaba pensando en el tirón de orejas monumental que iba a propinarle a Archie, cuando a Mike se le escapó un escalón justo cuando iba a poner el pié en él.

- ¡WOW WOW WOW! -consiguió espetar mientras casi daba de morros contra las escaleras. Ahora no lo notaba, pero al día siguiente tendría unos curiosos morados en los antebrazos para los que no tendría explicación.

Intentó alcanzar la barandilla desde aquella posición cuadrúpeda, pero la escalera principal de la fraternidad era lo bastante ancha, o así le parecía a él en aquel momento, como para hacerle ver que le saldría más a cuenta seguir avanzando a cuatro patas. Y así lo hizo, con el trasero exageradamente en pompa.

-¡Amosparribamichael! -se animaba a si mismo.

Una vez arriba, hizo un pequeño desvio, ahora sí, hasta la barandilla y la usó para recobrar la verticalidad. Le costó un poco adaptarse a aquella nueva altitud, subir a gatas había resultado más útil de lo que parecía. Pero no pudo congratularse demasiado tiempo, pues rápidamente tuvo la malhumorada cara de Noah cerca de la suya. Alzó las manos en señal de sorpresa.

- Wow... -fue lo único que consiguió decir durante unos segundos.- Tranqui tio, la guerra ha terminado. Sé que tienes un problema de pantalones. Te entiendo, hermano... -señaló sus desnudas piernas, como si el hecho de que hubiese lanzado sus pantalones fuese a simpatizar con el desastre que Noah cargaba en las perneras. Aquello, en la mente de Mike, tenía pleno sentido.- Tú necesitas entrar en tu cuarto y yo tengo que soltarle un zurullo en la boca a Archie, así que...

Señaló hacia el pasillo por el que se llega al cuarto de Noah. Sin esperar más respuesta, comenzó a marchar con un paso militar muy exagerado, dando zapatazos contra el suelo y levantando mucho los brazos mientras canturreaba un supuesto toque de corneta. Si había alguien que intentara por fin dormir en aquel pasillo, Mike no tenía previsto darle tregua aun.

Resopló y le siguió hacia su propia habitación. Había ido a decirle algo más, responderle cualquier cosa, pero la verdad es que se daba cuenta de cuando no tenía sentido seguir una discusión o, peor, increpar algo a Mike. Estaba claro que no se iba a enterar, y en el extraño caso de que lo hiciera, no iba a darse por aludido. Lo único que podía hacer, en definitiva, era aguantar y esperar que al menos tuviera éxito abriendo la puerta.

Eso... Y que lo del zurullo fuera una mala broma.

Puse los ojos en blanco cuando Helen se refería de esa manera a MIke.

Desde luego no estaba nada favorecido. Verlo subir de esa manera por las escaleras daba vergüenza ajena. Y lo peor de todo, que encima veía que me tendría que encargar yo de el. Si por lo menos estuviera sobrio...

- Vale. - Asentí  resoplando y mirando a la vez a Helen.- Tranquila Mercy. Solo es vomito. En cuanto te cambies te sentirás mejor.- Devolví una sonrisa a la rubia.- Si necesitas algo...bueno, sigue los gritos del loco de turno- señalé escaleras arriba con el pulgar.

Subí corriendo mientras negaba con la cabeza mirando como MIke hacia mas "S"´s que la pista de un Excalestric. Al llegar arriba, al lado de Noah le miré y me encogí de hombros en un intento de disculpa por Mike y el vómito.

La joven comenzó a moverse, sientedo como la ropa se pegaba y despegaba a causa del vómito de Mike. Su rostro va cambiando conforme la sensacion variaba.

Todos estábamos bien a pesar de la situación. Helen no se jabía encontrado con un lco con un hacha y Archi estaba encerrado en suartao- Sí, croe que lo mejor es  ir a dormor... mañana lo veremos todo mejor.- Dijo la joven mientras comenzaba el ascenso a su dormitorio.

Helen fue con Mercy hasta el cuarto que ambas compartían en la fraternidad, la estudiante de periodismo le tendía a su compañera un brazo para que ésta se agarrara y pudiera sentirse algo mejor. Así, juntas, cruzaron los fríos y solitarios pasillos escuchando las risas provenientes de los cuartos de aquellos que habían asistido a la fiesta y se resistían a dormir. Pronto estuvieron en la cama, Helen se ofreció a dormir con Mercy por si tenía miedo y la Wells no tardó en quedar dormida apenas apoyó su cabeza sobre la almohada de su cama.

Lena, Noah y Mike, o lo que quedaba de Mike, trataron de llegar hasta el cuarto de Noah y Archie con el objetivo de encontrar unos pantalones secos y libres de vómito y abroncar a un escudero de mil fiestas que aquella noche había faltado a su cita con la celebración de la victoria más épica de la historia de los Wildcats. Incluso en aquella ocasión habían lanzado dos grandes pescados al hielo de la pista -obra de algún descerebrado amigo de Mike, eso seguro -para conmemorar tan histórica remontada. Pero Mike no ponía nada fácil la labor a la hora de avanzar por los pasillos, el alcohol estaba ahora subiéndose a su cabeza y descontrolando su cuerpo hasta el punto de que sus rodillas eran incapaces de flexionarse con un mínimo de coordinación. Lena y Noah tuvieron que cargar con él durante más de la mitad del camino mientras Mike tropezaba continuamente y cantarrujeaba una canción sobre un tipo llamado Archibald al que iban a colgar de la horca por no haber acudido a la fiesta que el sheriff daba en la vieja Oklahoma.

Al llegar a la habitación, se encontraron que la puerta estaba cerrada desde dentro, pues Archie había echado el pestillo, y había colocado un cartel pegado en el exterior de la puerta que rezaba: No molestar. Genio trabajando. La foto de Eddie Murphy como Axel Foley en Superdetective en Hollywood, alzando los dedos corazón, anular y meñique mientras juntaba el índice y el pulgar en un pequeño círculo, acompañaba al cartel.

Tardaron una eternidad. Más que una ayuda, seguía siendo una maldita molestia, una que le había vomitado encima y a la que aún estaba aguantando, sin saber muy bien por qué.

– ¡Phffft! – resopló enfadado, soltando a Mike de golpe, lo que hizo que se desestabilizara hacia el lado cojo y quedara en una extraña y seguramente incómoda posición, y se acercó a la puerta. Sin pensarlo, y sin importarle en realidad si hacía mucho ruido, pues al fin y al cabo que más daba, si ya habían estado arrastrando el peso muerto del cantarín jugador de hockey por el pasillo, empezó a golpear la puerta. Primero con los nudillos, y en cuanto se dio cuenta de que eso dolía, con el puño, martilleando la madera –. ¡Archie! ¡Abre! No estoy de broma, ha sido una noche muy larga – gruñó mostrando su frustración, tentado de empezar a insultar –. Sal a por tu amigo. ¡Venga! – Noah, solo por si acaso, para remarcar sus palabras y mostrar que iba en serio, pateó también la puerta. ¡Maldita sea! Como no abra rápido le mato. Juro que le mataré.

Dos pasos hacia delante, tres hacia atrás, un paso hacia delante, un trompicón y un cambio de pierna, dos pasos hacia delante... Así avanzaba Mike, si a aquello se le podía llamar avanzar. Y aun suerte que las paredes frenaban su desviación lateral. En uno de esos tropezones sintió que el suelo se movió justo cuando él intentaba pisarlo, y dió un par de brazadas al aire para mantener el equilibrio. No consiguió, sin embargo, mantener el mismo rumbo y terminó girándose, momento en que vió que Lena también estaba allí.

- ¡Wow! -exclamó. Pasó el brazo por su hombro.- Hey, ¿vienes mucho por aquí?

El resto del camino fue semejante al tramo anterior, con la diferencia de que ahora Noah y Lena corregían las derivaciones de rumbo que su cuerpo decidía dar. Dejó caer gran parte de su peso en ellos, no porque quisiera, sino porque no parecía del todo capaz de soportarlo él mismo. Lo que sí sentía era ánimo de cantar, y así lo hizo con toda la fuerza que le quedaba en los pulmones.

En Oklahoma City se reunió el tribunal.
Firmaban la sentencia que llevaba al criminal
al que las malas lenguas llamaban Archibal
al encuentro de la horca bajo pena capital.
En Oklahoma City dió su paseo final
aquel al que todos llamaban Archibal.
 

Y así llegó a la pierta de Archie, junto a la que medio cayó después de que le faltara inesperadamente uno de sus puntos de apoyo. Al principio no prestó mucha atención a los golpes y exigencias de Noah, pues estaba demasiado ocupado haciéndole muecas a Lena, pero cuando vió que no había respuesta tras la puerta, se incorporó y tomó la iniciativa.

- Con permiso... -dijo a Noah mientras lo apartaba para ponerse frente a la puerta. Al ver la foto de Eddie Murphy se sorprendió, abriendo notablemente los ojos y mirando a Noah y Lena mientras señalaba al actor. Negó con la cabeza y se puso serio, clavando al mirada en la puerta como si fuese a agujerearla.- ¡Archibal, bastardo! El pesssode... El peso de la justicia cae sobre tí. En Oklahoma City... -comenzó a reirse solo, pero pudo controlarse en apenas unos segundos.- No te perdono que no hayas estado celebrando nuestra entrada en los play-off. Y no me digas que... No me digas que no nos has oido, sorda de las pelotas. Deja de pelártela como un mono, no me voy a largar hasta que no abraaaaaaaaaaaaaaa... -comenzó a dar ligeros cabezazos contra la puerta.- ...aaaaaaaaaaaas. ¡Archie! Archieeee...

Dejó de dar golpes, fingiendo que lloraba y arañaba la puerta. Soltó un par de gimoteos que podrían haber despertado a la fraternidad vecina y volvió a ponerse serio y recto como si nada hubiese ocurrido, dando una última tanda de golpes a la puerta.

Las chicas llegaron a su habitación, donde Mercy cogió una toalla y el pijama. - No se tu, pero así no me meto en la cama y ahora hace menos frío en las duchas que cuando nos levantemos. Y no me vengas con historias de violadores. Noah y yo íbamos a buscarte a la biblioteca cuando Mike nos vomitó encima. - Le dijo la joven Wells con cierto tono de reprimenda.

En las duchas, no se desvistió hasta que el agua salió caliente, dándose una fugaz ducha, evitando mojarse el cabello. Tras secarse, se puso el pijama y corrió hacia su dormitorio. A parte del frío, las voces de los compañeros bebidos, junto con sus risas, podrían ser un nuevo problema para la joven.

Mercy no tardó en meterse en la cama. Por fortuna el calmante y la ducha caliente habían funcionado bien y ahora lo único que tenía en su cabeza era sueño. Ni tan siquiera respondió a Helen, se quedó dormida antes de poder hacerlo.

-¡Un momento! ¡Un momento! -Se escuchó gritar a Archie desde el otro lado de la puerta en respuesta a la retahíla de golpes que Noah asestó a la puerta de la habitación que ambos compartían. -Por las barbas de Gandalf el gris, ¡que prisas!- Se escuchó apenas un minuto después cuando Archie abrió al fin la puerta.

No la terminó de abrir del todo sino que apenas dejó una rendija por la que asomaba su cabeza. Miró con espanto a Mike y se echó a reír ante su estado. Después miró a Noah, quien obviamente se moría por entrar en la habitación de una maldita vez, y señaló con demasiada pausa y calma hacía Mike. Después le habló a Noah en tono de reproche. -Mira que las normas eran sencillas: -comenzó a enumerar con los dedos de su mano -no exponerlo a la luz brillante, nunca mojarlo, y la regla más importante, nunca, NUNCA, -recalcó abriendo bien los ojos -darle de beber después de medianoche.

Era patente que Noah quería entrar y no escuchar vagas referencias a películas de los ochenta que ya nadie recordaba a excepción de Archie, pero éste no pretendía dejarle paso tan rápidamente. -Ah, ah, me temo que no estás en la lista. Además con deportivas... ¡Madre mía del amor hermoso!. -Señaló los pies de Noah cubiertos de vómito de Mike percatándose entonces del destrozo. -¡Chico! ¿Así vas tú a las fiestas? Pero ¿por qué no entras a cambiarte?

Finalmente se hizo a un lado y dejó que Noah se metiera en la habitación. Archie tenía unos extraños patrones de costura sobre la mesa y una máquina de coser de la que Noah prefería no saber su procedencia ya que seguramente la hubiera tomado prestada de algún taller del campus. Pero antes de abrir la puerta, de ahí su tardanza, Archie se había ocupado de guardar bajo llave en su armario lo que fuera que estuviera tramando y tan sólo explicó que estaba confeccionando un disfraz para la fiesta de Navidad que, según él, causaría sensación. Esa era la excusa que le planteó a Mike como explicación a por qué no había acudido a la fiesta.

-¡Pero oye! Yo debería ser el indignado, ¿montas una fiesta y ni siquiera vienes a buscarme? Anda, vamos, iremos a planear alguna fechoría antes de que se te pase la poca lucidez que te queda. -Se fijó en Lena y volvió a señalar a Mike. -¿Le has dejado usar el traganator?

Mike aun aporreaba la puerta cuando Archie abrió, hasta el punto de casi darle un sopapo cuando su cara se colocó donde hasta ahora solo había habido madera. Mike puso una sonrisa estúpida de oreja a oreja a ver a su amigo y se acercó a él con los morros exageradamente extendidos para darle un beso, aunque Archie se movía demasiado mientras hablaba. Orbitó durante unos segundos interminables alrededor de su cara hasta que este hizo una pausa y pudo plantarle un beso sonoro en la mejilla. Pero después Archie continuó su cháchara con Noah, y el cerebro de Mike decidió no colaborar. Se giró lentamente hacia el pasillo hasta encontrarse de nuevo con la cara de Lena, pues había olvidado, una vez más, que los había acompañado. El descerebrado defensa parecía haberse puesto bastante contento por el hallazgo, pero antes de poder acercarse a ella oyó a Archie echarle la culpa de su ausencia.

- Tú... ¿Estás sordo? -dijo entrecerrando mucho los ojos.- ¿Alguien te planta una fiesta en el culo y no se te ocurre que puede que esté allí? -alzó las manos y miró en todas direcciones, claramente confuso. -Y la fiesta no la monté yo, iluminado. -se acercó mucho a Archie y habló en voz baja, con cara de poseso.- La fiesta vino a miiiii... Oh... -de pronto pareció sorprendido, se llevó la mano al bolsillo y volvió a sacarla, con el pulgar y el meñique extendidos a modo de auricular de teléfono, que se llevó al oido.- ¿Dígame? Sí, lo tengo aquí mismo. -pasó el "teléfono" a Archie.- Son los años 90, dicen que les devuelvas sus bromas, que bastante malas eran ya por aquel entonces.

Rió cual perro sarnoso, sacando la lengua y recolgándose en Archie. Pero antes de poder añadir más, sintió que su amigo se lo llevaba por el pasillo. Fue a quejarse, pero solo se oyó un balbuceo extraño y algo sobre "bastardo" y "Oklahoma". Miró a Lena mientras se alejaba de ella, le puso morros y volvió a llevarse aquel auricular de teléfono imaginario al oido, vocalizando mucho la palabra "Llámame" pero sin dejar escapar ningún sonido.

Estaba poniéndome muy nerviosa

No sabía porque, pero entre el patético espectáculo de Mike y la cara de Noah por no poder cambiarse, mezclado con el olor a vómito, me estaba impacientando de verdad.

Me remangué la chaqueta de los WildCats que llevaba puesta hasta los codos, aunque al instante se volvieron a caer por las muñecas. Si ese tonto no abría, lo haría yo! Podía tratase de una emergencia y el seguiría sin abrir. Idiota!

-Apartaros que tiro la puerta y.... ¿Hola?- Un poco mas y casi embisto la cabeza de Archi que asomaba por una rendija.

Mike se interpuso también y casi lo golpea en la cara. Suspiré tranquila al ver que estaba bien y no le había pasado nada, como una lipotimia o algo así.

-Tio!!! Creía que te había pasado algo... ¿El traganator? ¿Y yo que sabía? ¿Crees que me iba a hacer caso? ¿A mi?

Mike seguía haciendo bromas absurdas de Borrachera. Y pensar que casi lo beso... Tonta!!

-Oh... espera. -Dijo Archie simulando que cogía el teléfono y hablaba por el auricular imaginario. -Sí, lo sé, está demasiado borracho para darse cuenta, sí, te lo paso. -Hizo como que le devolvía el supuesto teléfono a Mike. -Te has equivocado, es tu hígado, dice que le des algo de cancha.

Archie se encaramó el brazo de Mike a la espalda y se alejó con él por los pasillos dejando atrás a Lena y Noah. Cuando Mike se emborrachaba demasiado, Archie era el único capaz de engatusarlo para llevarle de vuelta a su cuarto y dejarlo en su cama sin demasiados reproches. Mike se despidió de Lena y gritó sobre Oklahoma y volvió a canturrear la canción que se había inventado borracho sobre Archibald, Archie se echó a reír francamente sorprendido por la genialidad y al finalizar cada estrofa de la canción simulaba que tocaba una armónica al estilo del viejo Oeste con la mano libre tapando su boca.

Lena se quedó sola mientras Archie recogía a Mike y se lo llevaba a su cuarto. En vistas del estado en el que se estaba sumiendo, con el alcohol afectándole cada vez más, era mejor que Archie se hiciera cargo de él y lo llevara a descansar a su cama. Algo le decía a Lena que Mike no tardaría en volver a vomitar y, aunque así no fuera, el alcohol pronto le dejaría aletargado en una esquina, al borde del coma etílico, sin poder moverse ni decir nada coherente.

Ella que todavía se encontraba bien, decidió regresar a su cuarto y dar la fiesta por finalizada. Al día siguiente habría otra oportunidad para estar cerca de Mike, y en esta ocasión se aseguraría de que no bebiera tanto. Y sobre todo, de que no usara el dichoso traganator. Cuando Lena llegó a su cuarto y se tumbó en su cama, se sintió de pronto muy cansada y no tardó en quedarse dormida.

Noah cogió algo de ropa limpia y fue a las duchas para quitarse hasta el más mínimo rastro de vómito alcoholizado. Para cuando regresó, por fortuna para él, ni Archie, ni Mike, ni nadie que pudiera molestarle se encontraba allí. Con unos pantalones secos y limpios, y con la profunda calma que daba el hecho de que Archie no estuviera en el cuarto, se sintió mucho mejor. Aunque todavía no conseguía quitarse de la cabeza la desagradable escena que Mike había provocado.

Ya era muy tarde para seguir con aquello, y pensó que Mercy ya estaría durmiendo después de todo el tiempo que le habían robado. Se puso su pijama y se metió en su cama todavía enfurruñado por lo ocurrido. Sólo esperaba que Archie fuera silencioso cuando regresara. No tardó en dormirse, se sentía bastante cansado después de todo el jaleo de aquel día.

Un rato después de haberse dormido, no supo decir si habían sido minutos o horas después, el ruido de la puerta del cuarto que se abría le despertó. Supuso que sería Archie y no quiso girarse hacía él, indignado como estaba. Archie no encendió la luz para no molestarle e hizo el mínimo ruido posible. Había dejado la puerta del cuarto abierta para poder ver con la luz del pasillo y poco después la cerró con el mayor sigilo posible. Noah volvió a dormirse de inmediato en completa paz. 

Archie no llevó a Mike directamente a su cuarto, sino que lo bajó a los sofás del piso de abajo de la fraternidad por si a Mike le daba por volver a vomitar. Durante ese tiempo estuvieron cantando la canción de Oklahoma city, que Archie ya se había aprendido y Mike bebió de un whisky muy raro que Archie le había preparado y que era tan claro como el agua y tenía un sabor muy flojo para ser whisky. Aunque, en su estado, Mike pensó que sería normal, o que el whisky ya no le hacía efecto y que lo tomaba como si fuera agua. Archie estuvo hablando con Mike animadamente y le pasó un cubo cuando este vomitó un par de veces más. En esta ocasión sin mojar a nadie, por fortuna.

-Entonces he estado preparando mi disfraz para mañana, y he maquinado un plan perfecto. -Le decía Archie a Mike. -Si te portas bien te lo contaré. ¡Es más! Si te portas muy bien lo llevaremos a cabo esta noche. Vas a ver que alucine. Noah se ha dejado su ordenador desprotegido y he podido cotillear en su estúpido diario, sus apuntes o cómo sea que les llama. El caso es que a Noah le encanta todo lo tétrico, es un fan de los misterios sin resolver. Y por eso no he ido a la fiesta, no te lo quería decir antes porque no quería estropearlo delante suya. He estado todo este rato preparando mi disfraz de mañana para esta noche. Escucha atentamente, amigo mío, porque esta va a ser nuestra mejor fechoría...

Archie golpeó suavemente con su puño el hombro de Mike, y se puso a hablar sobre el plan que pretendía llevar a cabo durante aquella noche mientras todos dormían. Mike asentía con la cabeza y ese toque ligero en su hombro fue la última cosa que recordó Mike de aquella noche.

Algo despertó a Mercy en mitad de la noche.

Abrió los ojos y miró alrededor pero todo estaba en silencio, a excepción de la respiración regular de Hellen en la otra cama del cuarto. Mercy creía haber escuchado que la puerta se abría pero cuando miró hacía el lugar en las sombras donde ésta debía estar no vio más que oscuridad, así que supuso que debía estar cerrada. Apenas entraba luz del exterior por la ventana del cuarto y no podía ver demasiado bien. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad miró alrededor sin ver nada que estuviera fuera de lugar. Había sombras por doquier, adivinó la sombra del armario, la sombra del montón de ropa que Helen tenía sobre su escritorio, la sombra de Helen durmiendo en su cama, la sombra de su propio montón de ropa en su escritorio, la sombra del armario de Helen... Se detuvo un momento. Algo había extraño. Mercy era demasiado pulcra y ordenada, no recordaba haber dejado ropa allí, sino que la había metido en el armario, además su escritorio no estaba en ese lugar. Logró resituarse adivinando la sombra del escritorio en su lugar correcto y después volvió rápidamente la vista hacía aquella extraña sombra que no reconocía. ¿Podía ser un abrigo colgado en un perchero de pared? ¿Acaso tenían un perchero de pared?

El corazón de la joven se aceleró al no reconocer la sombra que veía. Estaba segura de que alguien había entrado y que ahora la observaba desde aquel rincón. Sus manos temblaban y su respiración se agitaba. No había nada que pudiese hacer, no sabía que hacer salvo una cosa.

Chilló.

Un agudo chillido de terror se apoderó de la garganta de la joven. Un grito que parecía no tener fin. Cuando se acababa sin aire y parecía que el chillido desaparecía, volvía a iniciar el grito, como si fuese una alarma descontrolada. La tensión y el terror hicieron que Mercy acabase desmayándose en su propia cama sin llegar a saber quien estaba en el rincón, si es que había alguien realmente.