Partida Rol por web

Radchenko no te presta atención, parece estar escuchando lo que le dice uno de los que va con él. Con sigilo y disimulando parece que puedes tenerlo vigilado a distancia, se dirigen hacia sus habitaciones en la última planta. Suben por las escaleras y puedes observar que de vez en cuando echan un vistazo para ver si alguien viene detrás, incluso dejan pasar a una pareja antes que ellos. 

Llevan mucho equipaje, seguramente material militar entre sus pertenencias. Cuando llegan a la última planta ves que dos hombres se quedan vigilando las escaleras, parece que han reservado toda la planta para ellos y tendrán vigilancia. Es algo interesante y tendrás que buscar alguna forma de acceder a esa planta si quieres visitar a tu antiguo conocido en algún momento.

Logras pasar desapercibido al menos de primeras, el problema son las cámaras que están grabando la zona. Si alguien revisa las cintas podría verte en actitud sospechosa, pero bueno ya podrás dar el cambiazo llegado el momento si tienes suerte.

Llegas hasta las cocinas y puedes ver que el ajetreo es impresionante. Al menos hay treinta cocineros y pinches de cocina allí, además de los camareros y personal que entra a dejar material. Ya están preparando la comida, puedes oler los diferentes consomés y también una fondue de queso impresionante ya que al menos la tartera es de unos cincuenta litros.

Un cocinero te ve y te dice:

- ¿Qué comanda vienes a buscar?

- Supongo que lo harán... es el precio que tengo que pagar por su ayuda... - Suspiré resignada. Al menos Xabier sabía de lo que hablaba. - No me fío del gobierno ni de quienes le siguen. Si me fío de usted es por Corso. De no ser por él... no estaría viva. - Le dije a mi superior.

- Mi padre me mordió porque se moría y aquello perecería con él. Creo que en su interior deseaba que fuese  mi primo quien recibiese el... regalo, pero enfermó de golpe y se apagó muy deprisa. No fui educada ni preparada para esto... no lo quería tampoco y no pude elegir. Esa noche perdí a mis padres y mi vida quedó maldita. Mi madre no superó la muerte de mi padre ni mi cambio y su frágil mente se quebró.

- Acabó en un psiquiátrico y yo me convertí en una fugitiva de mi propia sangre. Así que espero que entienda que para mí esto no sea más que una maldición. Además, descubrí que el Vaticano daba caza a la gente como yo de una manera muy poco agradable, cuando viajé a Galicia en busca de respuestas sobre mi legado, sobre Romasanta, el primero de mi línea de sangre... y allí entró Corso. - Le dije al hombre, relajándome quizás demasiado al decirle aquellas palabras. - No se si el chico tiene algún don o no... pero le debo la vida, eso si que lo sé.

Miré la nieve cubriendo lo que debía ser un campo verde lleno de árboles en el deshielo, antes de responder a Xabier. - No lo sé. Me he acostumbrado tanto a huir que ahora no se si sería capaz de asentarme en algún lugar...

Mierda, mierda, mierda. Ya tenía que tocarme el capullo eficiente de turno. ¿Y ahora qué coño le digo? ¿A ver, quién había por la sala, sentadito para comer?

El vasco por un momento intentó hacer memoria rápidamente hasta que cayó en la cuenta de que había una solución fácil: mentir descaradamente.

─La de los españoles ─dijo con cara de hastío─ Y han pedido ketchup...

El cocinero mira las comandas y no encuentra la de los españoles. Empieza a jurar en arameo y puedes ver cómo le echa una bronca a otro cocinero. Éste contrariado se acerca a ti y te dice:

- ¿Qué comanda de los españoles? No teníamos constancia de ese pedido, para ¿qué habitación es?

- Lo del Vaticano lo sabía, Corso lo comentó en alguna ocasión...al parecer tienen su propio servicio M que se encarga de realizar dichas acciones...

Se hace el silencio durante un largo rato, al menos quince minutos luego decide volver a hablar.

- Asiéntate en algún lugar y disfruta la vida porque sólo tenemos una. Yo tengo mujer e hijos pero apenas los veo, y es algo que me pesa todos los días y cada día la carga es más grande y pesada. Este será mi último servicio a mi país, luego asumiré mis tareas como noble en España y me dedicaré a criar a mis hijos y ver como crecen mientras disfruto de la compañía de mi mujer. Si decides dejar todo esto podría conseguirte un trabajo y podrías asentarte en Galicia. Todo noble necesita retratos para colgar en los fríos muros de sus vetustas mansiones ¿no? A mi mujer le encanta el arte y todos nuestros vecinos nos imitarán por lo que hasta podrías retirarte tras unos pocos años de trabajo... - te comenta sonriendo - Pero para eso primero cumplamos la misión y terminemos todos con vida, menos Trillo. Él ya está muerto...es una persona un poco perturbadora por dicha condición.

─Ummm, creo que era la 234(1), ¿o era la siguiente? Ahora me haces dudar. La de los españoles. ¿Cuántos españoles hay en el hotel? No puede ser muy difícil localizarlos, ¿no? No, no, seguro que era la 234. Y si me equivoco yo asumiré las consecuencias, ¿vale? ─respondió el vasco en francés.

Vaya mierda, cuando uno iba con un disfraz pasan esas cosas, que la gente te toma por lo que vas vestido, con todas las consecuencias. Pero a estas alturas era mejor dejarse llevar antes que reconocer el engaño, eso estaba claro. Las consecuencias podrían ser desastrosas. Al fin y al cabo, si conseguía salir de aquellas cocinas con algo, lo que fuera, luego podía perderse tranquilamente por el camino. O, incluso mejor, llevarse la comanda a su propia habitación y tomarse un tentempié...

El cocinero te mira y te comenta:

- No encuentro la comanda, ¿qué es lo que querían? ¿Te acuerdas? 

Tras decírselo prepara todo lo que le hayas dicho y al poco rato te prepara la bandeja para que la lleves a la habitación. Se le ve cabreado por tener que sacar una comanda rápidamente pero al menos la comida está ya lista y parece que la situación se calma en la cocina. 

Con la bandeja en la mano ya puedes salir de la cocina. ¿Hacia dónde dirigirás tus pasos?

Ahí habían claramente tres opciones:

a) Abandonar la cocina, el entrecot y el disfraz y volver a la habitación a respirar un poco.

b) No dejar que se desperdiciara aquel estupendo entrecot, metiéndoselo entre pecho y espalda tan ricamente en su habitación.

c) Utilizar la excusa del entrecot y hacer una visita a la habitación de los soviéticos, aunque fuera para echar un vistacito.

La primera opción era muy atractiva, la segunda casi más y la tercera no le hacía la menor gracia, pero peor sería que los jefes de misión considerasen que había estado haciendo el vago.

Joder, vaya mierda, con lo rico que tiene que estar y se lo voy a regalar a los putos rusos...

Dicho y hecho, pidió en recepción dónde estaba la habitación de los soviéticos y se dirigió para allá con el ascensor, como si tal cosa. No tenía por qué haber ningún problema. Todo el mundo sabía que en Rusia la gente pasaba hambre, ¿no? Seguro que no rechazarían un buen plato de carne...

Ves salir de la zona de cocinas a Gastelu, vestido como un camarero con una gran bandeja y en dirección a la zona de los soviéticos. Parece que va a intentar acceder a esa zona por su cuenta y tiene al menos un plan trazado.

- Sí... supongo que lo sabía, de no ser así, de no ser por él... - No había que añadir mucho más. Sabía lo que aquel chico había hecho por mí aquel día y de alguna manera, estar en aquel lío era lo que me tocaba hacer por él.

- Yo ya no tengo familia y no se si encontraré a nadie que me quiera siendo el monstruo que soy. - Le confesé a aquel hombre. No había pensado nunca en ello, tampoco me había dado tiempo a hacerlo. Pero al hablarme así de su familia me di cuenta de que estaba condenada a no tenerla. Luego escuché su idea sobre mi futuro, si es que lo tenía, claro.

- Ya veremos que pasa aquí... - Le dije no muy convencida de nada. - Y si logro huir del Vaticano, del Régimen y de mi primo, quizás pueda asentarme en algún lugar y... empezar a vivir y aprender quien soy ahora. Antes de regresar con los demás, Corso me dijo de quien fiarme y que buscabáis un... traidor. El único que podría serlo de los que estamos aquí es Trillo, pero... lo que podría usar para saber si nos miente, como los latidos de corazón acelerados, la sudoración incipiente... ya sabe, lo que mis afinados sentidos pueden detectar en un ser vivo, con él no funcionan y... me resulta imposible llegar a acercarme a una persona tan fría y meticulosa como él. - Le confesé. - No se como buscar nada raro... si es que se le puede considerar normal, en él...

- Pero no olvido mi cometido...

Justo cuando Gastelu sale y pide en recepción la dirección de las habitaciones de los rusos. En la bandeja lleva un suculento manjar cuyo aroma llama la atención de los que circulan por la recepción. En ese momento Trillo se acerca disimuladamente para entablar conversación con el "camarero".

Psst- chistó Trillo por lo bajini, tras una columna, cuando el vasco pasaba por el lado.- ¿Se puede saber que haces? Esos rusos son peligrosos.

-¿Peligrosos? Vaya -dijo Gastelu llevándose la mano derecha melodramáticamente al pecho exagerando un gesto de miedo- y yo que pensaba que estábamos de picnic… Los japos son peligrosos en bolas, los rusos necesitan vestir sus trajes. Voy a echar un vistazo, pasa “casualmente” por el pasillo si te preocupa.

De sus problemas en la cocina y del cúmulo de casualidades que habían llevado al vasco a estar en aquellos momentos disfrazado de camarero sosteniendo un suculento entrecot *de verdad* Gastelu no le dijo nada al no-muerto.

- Si te ves como un monstruo puede que te conviertas en uno...es mejor que no veas tu don como una maldición. En Arga los lobisomes que viven allí se ven como personas, no como monstruos sedientos de sangre...así que tienes que mejorar tu visión de ti misma y hacerlo cuanto antes.

Hace una larga pausa y mira al cielo con lo último que le has comentado.

- No te preocupes por el traidor, el gobierno siempre los busca y ya los vemos en todos los sitios. - hace una pausa y comenta sobre Trillo - Lo de Trillo es un caso para tener en cuenta, un no-muerto con ideas anarquistas ayudándonos a luchar contra comunistas que quieren comprar por métodos capitalistas un virus mortífero... - sonríe - Daría para una serie de televisión cojonuda, si encontramos a unos buenos guionistas. Olvídate de Trillo y de Gastelu, no creo que ellos sean traidores. Gastelu está aquí obligado y como ves hace lo que le da gana cuando quiere...pero su poder lo hace muy útil. Luego el capitán es un hombre íntegro, luché con él en la Guerra de Marruecos pero los otros tres los desconozco. Revisé sus expedientes y en el caso de doctor hay algo extraño en los datos que me aportó el SECED pero bueno es algo normal si se codea con ciertos círculos que le interesan al régimen.

Mira el reloj y te dice:

- Creo que será mejor que vayamos dentro, el spa creo que nos vendrá bien y veremos que encontramos allí. Además no me vendrá bien algo de calor y ver si nuestros compañeros han tenido mejor suerte. Si ellos han logrado recuperar eso la misión habrá acabado y podremos irnos a casa tras unos días...

- Yo no estaría tan seguro- mascullo Trillo.- Hay uno que reconozco de los años 20, ya era un hijo de puta entonces, y con la edad esas cosas no mejoran- explicó.- No necesita un traje, lo he visto abrir cabezas como si fueran melones con una tubería, y a saber de lo que es capaz ahora. ten preparada una señal, si me necesitas, haz que suene algo, no se, un silbato o lo que sea.

- No se me educó para llevar esto a mis espaldas. De pequeña lo deseé, no voy a negarlo. Pero cuando me enseñaron que solo era para los hombres, busqué todo lo negativo de esto y llegué a odiarlo. ¿De qué me serviría seguir toda mi vida ansiando algo que no tendría jamás? Así que... es difícil cambiar el chip de nuevo y verte bien como algo que... te obligaste a odiar ser. - Confesé a Silva. Jamás había hablado de esto con nadie y se me hacía raro.

Por un momento recordé el momento en el que dije que quería "ser como papá" y me lo negaron. Lloré durante días, estuve triste durante meses hasta que me di cuenta de que eso no me haría ser como él y que solo me hacía ser infeliz. Rechazarlo y odiarlo fue la mejor vía para recuperarme y volver a sonreír. Y funcionó...

... hasta que me mordió.

- Ya pero... - Era lo que me pidió Costo, lo que me pidieron como tributo... y... - Y que más daba. Si quien parecía ser el cabecilla de aquello, quien debía darme la información que necesitaba y las órdenes precisas sobre aquello me decía que lo dejase, ¿se lo iba a discutir? Yo solo quería salir de allí con vida y con mi conciencia tranquila. Ya bastante tenía viéndome de aquella manera tan horrible como para que la muerte de inocentes me torturasen el resto de mi vida.

Ser un licántropo tenía sus ventajas, y una de ellas era que el cuerpo peleaba mejor contra el frío que siendo un humano normal. Supongo que la regeneración del mismo era lo que me influía en aquello, pero eso no quería decir que no sintiese frío y que no desease estar en un lugar algo más cálido.

- Supongo que sí... nunca estuve en un spa. - Respondí encogiéndome de hombros esperando recibir buenas noticias en el interior del hotel y así poder acabar con toda aquella farsa de una vez.

Gastelu sube al último piso del hotel donde los rusos han reservado un ala del mismo. Trillo se coloca en las escaleras por si el "camarero" necesita ayuda, así al menos podrá apoyarlo antes de que le sucede algo malo y estará al tanto de la situación ya que el ascensor está justo al lado de las escaleras.

Cuando Gastelu sale del ascensor dos gorilas (no hay mejor término para definirlos ya que son armarios empotrados de dos por dos) te paran y deciden preguntarte a qué has venido en un francés que se asemeja más a escupir sobre el diccionario ya que pronunciación y acento es terrible.

- ¿Qué haces aquí? Esto es un área restringida, no puede entrar el personal del hotel.