Partida Rol por web

La energía nuclear contenida dentro de Trillo, que no dejaba de irradiar como un reactor eterno, se alimentaba enteramente del rencor y pura determinación del viejo anarquista. Era un ser de paciencia, energía contenida y a la espera de un estallido.

Al momento estaba ahí, hablando sin matiz ninguno de ansia, y al siguiente salía disparado hacia el grupo de armaduras voladoras. Se estrelló con violencia contra la más grande de las tres, impactando contra el pecho de acero del gigante de hierro. Hasta ahí había llegado su paciencia. Era hora de entrar en acción.

Si Germán se había ganado el apelativo de "el fantasma" entre la gente del Archivo en el que trabajaba no era porque sí. Y más aún siendo completamente invisible e intangible... como una brizna de hierba movida por la brisa se movió raudo en dirección al terrorista jefe. La distracción de Gastelu habría de darle también cobertura y así, con los puñales preparados en sendas manos se preparó para darle una buena "estocada" al cabecilla de la ofensiva. Si la hoja, una vez introducida en el pecho de Eridani, se partía por efecto de la armadura, con suerte un fragmento de la misma quedaría en su interior dañando cualquier órgano que pillara de camino.

Ahora solo había que acercarse sin ser detectado y el resto debería ser sencillo.

Todo se convirtió en una auténtica locura en poco tiempo, pero aun así, durante unos instantes pude sentir como si todo se detuviera. Fue cuando aquel tipo cayó y comenzó a convulsionar, siendo tan sólo consciente de aquel hecho. Me sentí terriblemente mal, a pesar de saber que aquello era lo que debía hacer. Aún temía mi propio poder.

Llegué incluso a no escuchar nada, y aquello agitó mi respiración sobremanera, creyendo haber regresado a aquellos tristes tiempos; pero no era así, y el fogonazo que provocó Gastelu terminó de sacarme del extraño trance en el que me había sumido.

No era mucho el tiempo que tenía para pensar, y el resto parecía estar cubriendo ya distintos frentes, aunque tampoco sabía qué querían hacer exactamente. Vi como única opción atacar a un nuevo objetivo a mi alcance, así que me concentré en la espía rusa. Habiendo caído el traidor y encontrándose el Capitán Azor ocupándose del virus, no creía que esta pudiera suponer mayor problema, pero más valía prevenir. No sabía con qué recursos podía contar, o si podía complicarnos las cosas tratando de ayudar a Eridani de alguna otra manera.

La situación se vuelve caótica al empezar el combate pero parece que al menos de momento es favorable a los intereses del grupo español.

Cristina aprovechando la distracción recoge al herido Silva y Gastelu, con su fuerza y agilidad no le cuesta ponerlos a salvo lejos de la vista del enemigo. Ahora debe decidir si huye o pelea ya que Silva y Gastelu están a priori a salvo de un ataque contra el hotel.

Trillo impacta de lleno en el rostro metálico de Estrella de Hierro. El poderoso golpe del no muerto logra enviar a Estrella de Hierro varios metros volando hacia atrás. No logró acabar con él de un solo golpe pero el piloto de la tecnoarmadura notó el golpe. Vulcano y Potemkin observan la situación y se preparan para actuar contra el poderoso enemigo que tienen enfrente.

El capitán Azor realiza un acercamiento a gran velocidad, logra colocarse lo suficientemente cerca del objetivo para que su disparo parezca hasta fácil de hacer. El rayo que sale de su arma impacta de lleno en la maleta metálica y logra fundirla lo que indica que se alcanzó la temperatura suficiente para que el virus muera dentro de los viales.

Azucena vuelve a usar su poder de agresión psiónica y ataca a la espía rusa que está al lado del traidor. Ella recibe el impacto y podéis ver como sangra por la nariz antes de caer al suelo inconsciente.

Eridani no es consciente de que Ballesteros se está acercando sigilosamente para atacarlo. Está mas concentrado en gritar al ver cómo habéis destruido el virus y como la situación se ha descontrolado totalmente.

Parece que de momento las cosas parecen salir bien para vosotros. 

Volcano decide atacar sin paliativos a Trillo y usa el lanzallamas que lleva en el brazo para quemar al no muerto. Con lo que no cuenta es que Trillo no solo es fuerte si no que es muy duro. Nota el calor aunque realmente no le afecta lo más mínimo.

Como un susurro... como un rumor, lento pero inexorable, peligroso, Germán se fue acercando a su objetivo. Conforme estaba más próximo se iba fijando más y más en su expresión corporal. ¿Le habría detectado? Todo apuntaba a que no. Al menos no hacía ademán de estar en guardia más que el mero hecho de encontrarse en medio de una refriega como aquella. Por otro lado, Ballesteros se sentía seguro mientras era invisible e intangible, pero aquellos cacharros tecnificados ponían los pelos de punta. ¿Quién sabe con qué ingenios podían contar para vulnerar la condición del fantasma? De cualquier modo, a aquellas alturas, la posibilidad de repensarse la estrategia había quedado muy atrás. Solo había que tomar posición y asestar una buena estocada a aquel Mihura.

Como Manolete se preparó y encajó el filo a través del casco lo más hondo que pudo. La mano firme aún sostenía el material coherente del que estaba hecha el arma. Sabía que conforme lo soltara Eridani notaría la herida y, si no conseguía acabar con él o incapacitarlo, sin duda entraría en cólera. Por seguridad, lo más importante era no perderla condición de invisible e intangible en ningún momento. De ese modo aunque el enemigo decidiera disparar al aire sin ton ni son, las balas atravesarían el cuerpo de Ballesteros sin causar daños de ningún tipo. Si usaba otro tipo de arma... alguna extraña que pudiera dañar al bibliotecario... que Dios nos pille confesados.

Ballesteros soltó el filo. —Que pase lo que tenga que pasar.

─Vaaaaale, bien, ya estaaaaá, ya puedes dejarnooooos... ─dijo Gastelu a la mujer-lobo, que le había transportado como quien lleva un libro bajo el brazo. Por fortuna no había hecho eso de llevar por el cuello, porque con semejantes colmillos. Cristina la verdad es que daba bastante miedito.

En cualquier caso, que le hubieran apartado del combate directo estaba bien, pero también le impedía vengarse de los matones blindados rusos, a los que les había pillado cierta manía.

─Estooo, se me ha ocurrido una cosa. Toma esto. Se lo lanzas a la armadura blindada que más rabia te dé. Es una mina anti-tanque, se le pegará y booom...

Estrella de Hierro tras recibir el tremendo golpe de Trillo decide vengarse de esa afrenta. Apunta el repulsor que lleva en su brazo derecho hacia Trillo.

El disparo impacta de lleno en Trillo que golpea el suelo tras recibir el impacto pero la dureza de su constitución impide realmente que sufra grandes daños por lo que podrá seguir combatiendo contra el coloso soviético.

Potemkin viendo que la situación parece ponerse tensa decide desplazarse volando para cubrir las espaldas del líder Eridani y así evitar que lo ataquen aunque no es capaz de detectar a Ballesteros en su movimiento furtivo ninja.

Lo había logrado. ¡Lo habíamos logrado! El objetivo, la misión, aquello que realmente inundaba mi mente por su importancia, había quedado resuelto. El disparo del emisor de partículas había dado en el blanco, de modo que aquel virus del demonio ya no sería un peligro para ninguno de los presentes, para la nación española, ni para nadie en absoluto.

Continuaba en el aire, trazando el vuelo rasante con el que había alcanzado el objetivo, a tal velocidad que el traidor y su maletín fundido por el calor del rayo emitido desde mi Tizona quedaron atrás en un suspiro, quedando muy lejos. Pero ya no era la espía rusa ni el resto de agentes armados lo que podía preocuparme. Mi propulsor podía sacarme de allí en segundos, y no sería la primera ocasión en que volase en medio de una lluvia invertida de munición. Aún podía salir con vida de aquella carga suicida.

Pero no sería eso lo que hiciera. Porque, trazando una leve curva, giré mi rostro lo suficiente para descubrir a través del visor de mi casco que Trillo se encontraba trabado en combate con los agentes tecnoacorazados rusos. De hecho, miré justo en el instante en que uno de ellos, Estrella de Hierro, repelía al inmortal con un repulsor que le arrojaba al suelo de bruces. Tanto Potemkin como el propio Eridani se mantenían a la espera, espalda con espalda, posiblemente tratando de decidir lo que hacer a continuación. Eridani no tenía ya nada que ganar allí, más allá de una mezquina revancha impropia de alguien que se las daba de inteligente y estratega como era su caso. Eso, y arriesgarse a que los agentes de las demás potencias, la mayoría de ellos considerados héroes en sus países, decidieran involucrarse. Al fin y al cabo, Eridani no había mostrado el más mínimo sentido del honor, sino que se comportaba como un auténtico terrorista internacional.

¡Munición ácida! -Grité mientras forzaba al propulsor a hacerme girar en vuelo para dirigirme directamente hacia el campo de batalla.

La misión había terminado. La misión encomendada por el gobierno, al menos. Pero yo seguía teniendo mi propia misión, la misma que había acompañado todas las misiones que había dirigido a lo largo de mi carrera: velar por todos y cada uno de los hombres a mi cargo. Por ello, mientras me propulsaba hacia mi objetivo, disparé a Estrella de Hierro con un proyectil ácido, buscando crear una fisura en la protección que le otorgaba el seguramente robusto blindaje de su tecnoarmadura, ya fuera para mí mismo o para brindar a Trillo una oportunidad mayor.

¡Emisor de partículas! -Exclamé acto seguido, sin apenas tiempo para pensar. Tanto si el ácido abría una brecha como si no, un buen disparo de mi pistola resultaba una seria advertencia incluso para un tanque como ese.