Partida Rol por web

Parecía que la suerte le sonreia burlona a un aturullado Martin. No perdía a ritmo alarmante, pero tampoco ganaba como debiere. Y eso, llenaba de esas dudas que acometen al jugador en esos momentos de incertidumbre. "No debería... esto no va bien... y si me retiro dignamente...". Pero una vez entrados a por uvas, no valían las quejas y lamentos. asi que con una mueca de seguridad en si mismo que en el fondo distaba de sentir, martin giró la cabeza a su joven amigo de piel de ebano, sonrió como diciendo "todo va bien", y agarró los dados con nuevas esperanzas. Estos matraquearon en su cerrado puño y rodaron sobre la tabla, prestos a darselo todo o a arrebatarselo por igual.

Mirn intentó seguir al extraño ser, o actor (todavía no lo sabía), por la estancia, pero era mucho más difícil de lo que creía. Estaba perdido entre tantas piernas altas, y cuerpos que medían dos veces su tamaño. La situación comenzó a ser desesperada. Aquella miríada de gente, pareció arrastrarlo cuál barco por el batir de las olas. Aunque intentaba oponer resistencia, era como si intentase parar una ola de 5 metros con su pequeño cuerpo. En esta lucha inhumana, uno de los grandes cuerpos tropezó con él. Estuvo apunto de lanzarlo al suelo, pero otro cuerpo evitó precisamente que se cayera al suelo. Pero para la otra persona, no hubo tanta suerte, y esta sí que fue a parar al suelo todo lo largo que era.

Las risas y carcajadas empezaron a escuchar alrededor. El objetivo de las chanzas era precisamente el que se había caído al suelo. Mirn no sabía si ir a socorrerle o intentar terminar de recomponerse del golpe, que lo había dejado desequilibrado, ..., cuando el que había caído al suelo se volvió, ..., ¡¡ERA Él!!, ..., el que estaba buscando, y ahora podía ver que no era un actor caracterizado, sino un demonio proveniente del averno, ..., y uno que realmente daba miedo. Se quedó mirando a Mirn con un odio profundo, y por un momento le cortó la respiración, pero rápidamente, el demonio se giró al resto de personas allí presentes, y las carcajadas cesaron poco a poco, dando paso a una situación tan tensa que parecía poderse cortar el aire, ..., aquel ser parecía imponer el respeto, o más bien el miedo, en el resto de personas ...

Martin, al principio estaba un poco tenso, pero quiso calmar a Bodhi con un "todo va bien". Quizá fue un talismán esa misma frase, ya que la suerte pareció dar un giro para Martin a medida que avanzaba la noche. No eran unas ganancias de un jugador profesional, pero comenzaba a "hacer caja", y parecía que Desna le sonreía. Martin comenzó a estar cada vez más calmado, e incluso jovial, ..., parecía estar disfrutando esa noche ...

La jornada había resultado la mar de productiva. Mordred había ganado tanto dinero para la banca, que se permitió el capricho de forzar menos las últimas manos de juego. Había triunfado en su reentrada. A pesar de eso, oteó sus alrededores en busca de su hermano, pues siempre resultaba de ayuda y en las últimas partidas no había gozado de su inestimable colaboración.

- ¡¡Puto engendro!!- pensó para sus adentros. Dredmor era capaz de provocar sentimientos enfrentados en el pícaro tiefling, y así lo expresaba su subconsciente.

- ¡¿Dónde coño se habrá metido?!...

Después de un pequeño tropezón en la última ronda, Zendr decidió que ya había jugado suficiente esa noche.
Se levantó de la mesa y con gesto cauteloso (medida adquirida tras muchos años de andar por el mundo), contó sus fichas, descubriendo que tenía exactamente las mismas con las que había empezado.
Lejos de sentirse decepcionado, le embargó una profunda tranquilidad dada la mala suerte con que empezó a jugar.
El caso es que no se sentía cansado en absoluto. Así pues decidió permanecer un rato más observando a los demás jugadores y buscando con la mirada por si encontraba a la bella Mirri.

El tiefling hechicero deambulaba por el salón de juego como si fuera su casa. Altivo, duro y firme se enfrentaba a los conatos de ira con determinación. Nadie le decía ni mú. Entonces ocurrió un suceso vergonzante que le irritó sobremanera... un mediano le hizo tropezar y despertó más de una carcajada de los jugadores cercanos. Dredmor se levantó como un resorte y repartió furibundas miradas por doquier. Se volvió hacia el halfling y le espetó:

¿Dónde están tus padres, maldito sorbemocos? ¿Quién se ha traído a su hijo a una sala de juego? Algún cerdo desalmado....

Y se giró bruscamente sin darle la oportunidad al interpelado de proferir respuesta alguna. Tenía trabajo que hacer, y no era de niñera precisamente...

El pequeño clérigo se sintió culpable de lo que curiosidad había provocado en aquel ser de aspecto tan diabólico y se quitó su llamativo sombrero llevandoselo a la panza a modo de disculpa.

-Disculpe señor, creo que hemos tropezado.... es muy dificil moverse por este local.... - dijo a modo de disculpa.

Los hermanos seguían en sus quehaceres, Mordred en la mesa de juego y Dredmor pululando por la estancia. En otro momento de la noche, se cruzaron como otras veces, intercambiando alguna impresión mediante uno de los conjuros preferidos de Dredmor.

En uno de estos intercambios de mensajes, Mordred alzó la vista, más allá de su mesa, y Dredmor, instintivamente, siguió la línea de visión de su hermano, como si no hiciesen falta mensajes para saber que algo pasaba. Una muchacha varisia, con un sólo ojo, parecía estar en medio de la sala en busca de algo, ..., sin embargo, su mirada no era de miedo, como si estuviese perdida, ..., sino de interés, pero tampoco sabéis intuir hacia qué o hacia quién. 

Martin parecía estar en racha. Se sucedieron más rondas, y las apuestas fueron creciendo a medida. Se volvía cada vez más agresivo. Pero Desna parecía recompensarle por la osadía, y sus ganancias dieron cuenta de ello.

Bodhi seguía sin entender la razón última de este evento. Como druida y habitante de la naturaleza, el valor del dinero y la satisfacción de ganarlo, eran ajenos a él. Hubo un momento en que su atención se dirigió a la muchedumbre de la sala, y dentro de esta, y en especial, se fijó en una muchacha de la zona (varisia) que sólo tenía un ojo. Parecía tensa, como a la espera de algo. No menos extraño fue contemplar que un grupo de tres hombres, que no estaban muy lejos de ella, la observaban con especial interés.

Entonces, a la muchacha pareció caérsele algo que procedió a recoger del suelo, y cuando se levantó tenía los ojos cerrados, ..., y más extraño aún fue contemplar que los otros tres hombres, también tenían los ojos cerrados ...

El medio-demonio, con un semblante que podría helar la sangre más valerosa, arremetió verbalmente contra Mirn:

¿Dónde están tus padres, maldito sorbemocos? ¿Quién se ha traído a su hijo a una sala de juego? Algún cerdo desalmado....

Parecía una excusa para descentrar de él el embarazoso momento que había experimentado en sus carnes.

Pero sin tiempo a reaccionar por la parte de Mirn, desapareció entre el gentío. Por un momento, Mirn pensó en ir tras él para que se disculpase ante semejantes groseras palabras, pero luego recordó en qué ciudad estaba, lo peligroso que era, y a que a veces, es mejor cerrar la boca.

Sea como fuere, Mirn encontró una salida de aquel infernal tumulto de piernas, y volvió a salir por la parte de la barra del bar. Procedió a encaramarse en uno de los taburetes y dirigió una mirada hacia la sala. Iba a pedir otro refrigerio cuando varias cosas llamaron su atención. En medio de la sala una muchacha de la zona (varisia) con un sólo ojo parecía tensa, como a la espera de algo. Algo más extraño extraño fue contemplar que un grupo de cuatro hombres, que no estaban muy lejos de ella, la observaban con especial interés.

Mirn, desde su privilegiada posición, dirigió la mirada en la misma dirección que aquella muchacha, y contempló un habitante de la zona del mar interior que extraía un pergamino y lo desenrrollaba. Pero para terminar de poner la guinda en la situación a la muchacha pareció caérsele algo que procedió a recoger del suelo, y cuando se levantó tenía los ojos cerrados, ..., y más extraño aún fue contemplar que los otros cuatro hombres, también tenían los ojos cerrados ..., parecían haberlos cerrado al mismo tiempo.

Zendr había decidido poner fin a su experiencia en el juego, "hombre precavido, vale por dos". Pero por el contrario decidió alegrarse la vista en la escultural figura de Mirri, y sobretodo, en como se ceñía el traje que llevaba, de forma lasciva.

Tardó en localizar a la muchacha, pero la vio en la otra punta de la habitación, y sin ningún tipo de reparo fue en su busca. Pero en ese trayecto, algo llamó su atención. En medio de la sala una muchacha de la zona (varisia) con un sólo ojo parecía tensa, como a la espera de algo. Algo más extraño extraño fue contemplar que un grupo de cuatro hombres, que no estaban muy lejos de ella, la observaban con especial interés.

Zendr dirigió la mirada en la misma dirección que aquella muchacha, y contempló un habitante de la zona del mar interior que extraía un pergamino y lo desenrrollaba. Pero para terminar de poner la guinda en la situación a la muchacha pareció caérsele algo que procedió a recoger del suelo, y cuando se levantó tenía los ojos cerrados, ..., y más extraño aún fue contemplar que los otros cuatro hombres, también tenían los ojos cerrados ..., parecían haberlos cerrado al mismo tiempo.

Mordred cayó en la cuenta de la chica varisia tuerta. Había algo en aquella escena que no le acababa de gustar, y así se lo hizo saber a su gemelo con un simple gesto de su cara. Luego debía detener la partida, pues los nuevos jugadores se ilusionaban con las irrisorias ganancias y apuestas obtenidas en aquellas partidas de la basura... ¡¡El palo ya estaba dado!!

- Señores... ruego que me disculpen.- Dijo el tiefling con una sonrisa lateralizada que mostraba sus afilados y enjutos colmillos. - Pero debo ir urgentemente a cambiarle el agua al canario. Espero que no se cansen de esperar. Jajajaja- emitió una sonora carcajada al tiempo que se levantaba y le decía a una de las camareras que se quedara allí custodiando la mesa de juego. - Bien mirado señores... ¡¡No salen perdiendo tanto!! Aquí les dejo con esta belleza infernal. Es divertida, alegre y está tan buena como una sacerdotisa de Calistria ¡¿Qué más pueden pedir?!- Y dicho esto, se levantó de la mesa y como por arte de magia se volatilizó entre los asistentes de aquel lugar. Era una sombra rojiza en un lugar de vivio y corrupción.

Al joven Varisio le llamó muchísimo la atención el comportamiento de aquella muchacha...y de los otros hombres.
En un principio llegó a pensar que esos cuatro estaban tramando alguna maldad contra aquella pobre chica dada la forma en que la observaban. Pero al ver cómo actuaban, casi al unísono, terminó pensando que todos se traían algo entre manos.

Más tarde, al pensar en ese momento, sería incapaz de explicar qué le movió a ello. Fue como un gesto involuntario, un acto reflejo del todo irracional. El caso es que de inmediato Zendr imitó a esas personas: bajó la mirada y cerró los ojos cubriéndoselos con una mano.

La mirada cómplice de Mordred indicó al tiefling hechicero que algo había captado su atención. Siguiendo su línea de visión descubrió el motivo de la inquietud de su hermano... Una mujer... Menuda novedad... Cuando quiso decirle que no tenía tiempo para sus impulsos libidinosos no fue capaz de verlo. Aquello puso en alerta a Dredmor. Confiando en la intuición de su hermano se intentó acercar de manera errática y casual hacia la joven para investigar... 

Mirn se extraño ante tan raro comportamiento de la mujer y la extraña relación con aquellos cuatro individuso. ¿Qué se suponía que estaban realizando, algún tipo de magia? pensó. Sea como fuere aquel lugar estaba causando mareos y hasta nauseas al siempre límpio y perfumado clérigo de Shelyn, aquel infierno de piernas y golpetazos le había ensuciado la ropa y eso empezaba a hacerle sentir bastante asqueado de aquello, y en general de toda la ciudad.

No obstante, la chica con un solo ojo era extraña, y tal vez estaba en alguna clase de apuro. Mirn era un clérigo del bien y siempre se prestaba a ayudar, y no sólo en la defensa de las artes y lo bello del mundo. Así que partiendo del taburete inspiró hondo para prepararse a entrar de nuevo entre el tumulto y mirar de auxiliar a la chica, que tan tensa estaba.

Martin se encontraba a la sazón en aquel antro...y mucho mas despues de recuperar la fortuna perdia e ir amasando dineros a manos llenas. Su sonrisa lobuna asi lo atestiguaba. Durante un rato, Bodhi estuvo al tanto de los pormenores de la partida, aunque sin entender nada de nada. Los dados rodaban, las monedas tintineaban y cambiaban de manos con la misma logica que las abejas cambian de flor. Que gusto había en aquella practica insulsa...? Tales diatribas fueron cortadas por un raro suceso. Una moza tuerta, vigilada de cerca por tres hombres, dejó caer algo que volvió a recoger con presteza. No pareceria nada del otro mundo a no ser que despues de tal maniobra, ella y los otros tres tipos se quedaron con los ojos cerrados. Algo, un instinto animal, o un soplo de brisa marina en su interior, no sabria decir, se apoderó del negro muchacho. Allí había algo... mas alla de lo natural. Y aunque para el toda aquella sala era un esperpento de la naturaleza, aquel gesto en apriencia inocente se clavó en el como la aguja de un pez gato. Sin saber el porque, Bodhi puso los ojos en blanco, "miró" la extraña escena, y la urdimbre de todo lo que es y está se le mostró clara y meridiana como el agua de un estanque.

Los hermanos se pusieron en acción. Mordred desapareció como un fantasma, aprovechando la muchedumbre presente en la sala. Dredmor interpretó los movimientos de su hermano, y fue hacia la posición de la chica. Sin embargo, entre medio de tanta gente, el movimiento era difícil y pesado.

En ese periplo, a la muchacha pareció caérsele algo. Se agachó para recogerlo y cuando se levantó tenía el ojo sano completamente cerrado, ..., ¿qué se supone que está pasando con esta chica?, debió de venir la pregunta a la mente de los dos hermanos ...

Bodhi recurrió a sus dones, en el límite entre lo innato y lo celestial, y trató de leer posible auras mágicas presentes en la chica. Parecía estar limpia, pero le pareció atisbar un aura más distante ...

El sacerdote de Shelyn respiró profundo y se dispuso a entrar de nuevo en aquel infierno de piernas, en pos del auxilio de lo que parecía una muchacha en apuros. Estaba en medio de su particular liza, cuando algo pareció suceder ...