Partida Rol por web

La vida en la institución no es que sea muy animada ni os proporcione muchas alegrías.

Sois parias e incluso vuestros padres os han abandonado, algo que para un niño es muy duro ... la mayoría de vuestros tormentos dan vueltas sobre este hecho y os sentís fatal, con un grave sentimiento de culpabilidad sobre vuestra situación personal. Sara, vuestra encargada, siempre os dice que no es culpa vuestra y que sois unos niños encantadores ... es una buena mujer, aunque normalmente no le habléis.

La verdad es que el lugar apesta a hospital, carcoma y a viejuno ... un edificio desfasado y que por las noches da grima.

El edificio en general está vacío, comedor, dormitorios, clases ... parece que sois los últimos antes de que cierren el edificio, quizá se les han terminado los fondos, quien sabe. Tampoco hay mucha gente empleada aquí, cada vez son menos y ya casi hace todas las tareas Sara, desde daros de comer a hacer de profesora.

Tampoco es que hagáis intentado salir de vuestro curso para ver si hay gente en los despachos, pero en lo general no observáis a mucha gente, aparte de algún enfermero ocasional y lejano.

Ahora mismo estáis en vuestros dormitorios, es un nuevo día y os despierta Sara con energía.

Venga chicos, buenos días! 

Hoy tenemos una visita especial, así que arreglaros bien. - Dice son una sonrisa desapareciendo por la puerta después de abrir las ventanas (con rejilla) para que se ventile el aire. 

James se levantó de la cama perezoso y puso los pies en el suelo. Las primeras horas del día no eran su mejor momento, y necesitaba que pasara un poco el tiempo para que su humor se ablandara. No le costaba levantarse, pero simplemente no lo hacía con una sonrisa en la boca.

Al escuchar las noticias de Sara, levantó una ceja y se quedó un rato pensando:

¿Una visita? ¿Quién puede ser?

Buscó sin prisa su ropa en los cajones y sus zapatos, y empezó a vestirse pensando en si quizá les había tocado el turno de abandonar por fin ese antro.

Como casi siempre Víctor se revolvió en la cama al escuchar a su instructora. La había oído llegar desde que abriera la puerta del pasillo que daba con los dormitorios. Como casi siempre no había conseguido dormir mucho y hacía más de una hora que estaba despierto. No prestó atención al saludo pero sí a lo segundo que dijo.

¿Visita? Aquí no nos visitan ni las cucarachas... Espero que no sea ningún asistente social que viene a decirnos que nos vamos a otro sitio porque éste lo cierran...

Escuchó ruidos a su alrededor. La cama de James. Es hora de que haga lo mísmo que él. Casi con la mísma pereza que su compañero comenzó a vestirse. De forma informal, sea quien fuere no tenía ni la ropa ni las ganas de ponerse "guapo" para quien viniera.

James mira de reojo y ve que en la cama de Breil no hay movimiento:

Venga Breil, ¿no has oído a la señorita? Despiértate. Levántate de una vez - le dice mientas se pone un calcetín en el pie.

- ¡Zzzzzz! Déjame dormir un poco más ¡Zzzzz! - apenas puede articular la frase, somnoliento y con una voz perezosa, debido a que se quedó jugando hasta tarde con la dichosa maquinita.

Breil se pone de costado en la cama como si dando la espalda a James y a Victor, le fueran a dejar en paz.

Podrían cerrar la ventana, ¿no? Me molesta la luz.

¡Qué sueño más bonito! A ver si lo pillo otra vez.

Os levantáis lentamente y os vais preparando para la visita, bueno Breil decide holgazanear mas.

Como siempre el agua de los lavabos está fría, con lo que lavarse la cara por la mañana siempre despeja un montón.

Al limpiarte la cara y mirar en el espejo, de repente de ves muy viejo y marchitado ... tienes la piel pálida y parece que estés a punto de palmarla.

Te das un susto buscando a los demás y volviendo a mirar al espejo ... pero luego ves tu cara de siempre.

Mientras vuelves por los silenciosos pasillos del lugar hacia tu habitación ... te parece escuchar voces de niños mas allá, hacia el final de oscuro pasillo donde estas. Extraño teniendo en cuenta que no hay mas niños por aquí.

Estas soñando tranquilamente, bien abrigado por la manta y sin darle atención a lo que hacen tus compañeros ... lentamente tu mente se desplaza de nuevo al mundo de los sueños.

Desgraciadamente, esta vez no estas en ese lugar agradable en el que creías estar soñando ... tienes frío y continuas estando en el reformatorio. Pero todas las luces están apagadas, el papel de las paredes esta sucio y caído, todo tiene un aspecto a decadencia y tu propia respiración provoca pequeñas nubes de calor que se disipa rápidamente.

La ventana parece estar congelada y no escuchas a nadie por aquí ... ¿donde están los demás?

El unico ruido es el que produce el viento por las rendijas de la ventana, y cuando centras tu atención en ellas, las ventanas se abren de sopetón dándote un susto de muerte y dejando entrar la ventisca helada del exterior que rápidamente empieza a llenar de nieve el suelo cerca de la ventana.

Te levantas con prisa para intentar cerrarla, caminando con tus pies descalzos por la nieve que, y es cuando empujas la ventana para que se cierre de una vez que levantas la vista y observas el exterior ... la ciudad esta congelada y destruida, al borde del colapso. Todas las ventanas están rotas y no hay nada mas que viento y nieve.

¿Niños? ¿Pero si ya no quedaba nadie?... Quizá sean los nuevos visitantes...

¡Venid, venid, son niños!

James sale corriendo hacia donde oye las voces.

- ¡Brrrrr, brrrrr, cerrrrrrad la vennntana, brrrrrr! - castañea como puede Breil, a la par que abre sus somnolientos ojitos.

- Ya podríais abrir la luz, que no se ve nada - protesta quejica, cuando advierte que algo no va bien.

¡Eh, esto no estaba así!. ¡Hala!, como flipas, vaya pedazo de respiración. Eso nos lo enseñan en las clases, cuando el aire caliente del cuerpo entra en contacto con el frío. ¿Y eso?,  la ventanuca está congelada.

- ¡James, Victor, no os escondáis! Es alucinante, colegas. ¡Uaaaaaaaa! ¡Es nieve!

¡Qué susto! Voy a cerrar, así estará más calentito el interior.

- ¡Hey, hey, hey! Está todo destruido y lleno de pinchos de hielo. Mirad, allí, la ciudad, es como en las pelis de catástrofes. ¡Haaaaalaaaa! 

Parece que ni James ni Victor te responden.

Tus pies se están congelando enmedio de la nieve.

Te vas moviendo hasta el final del pasillo, que al no tener las luces encendidas está bastante oscuro.

Las voces se mueven, parecen huir por el pasillo, hacia las escaleras ... aunque esta vez parece que puedes entender algo de lo que dicen.

¿Y este? ¿Como se llamaba este niño?

No lo se, nunca habla.

Las tenues voces se pierden escaleras arriba, en medio de la oscuridad absoluta.

¡Victor! ¡Breil! ¡Venid por aquí! ¡Por las escaleras!

James sigue inocentemente a las voces, pero cuando llega a la zona oscura busca si hay algún interruptor a la vista para encender la luz. Si no encuentra nada, duda.

¿¡Victor!? ¿¡Breil!?

Te das cuenta que nadie te ha seguido, lo que hace que el viejo reformatorio de mas grima aún.

Ya no escuchas las voces.

- ¡Buah, qué frío! Voy a ponerme los calcetines y las botas. ¿Y James y Victor? Ya me han vuelto a dejar solo; da igual, me voy a investigar, esto es super-chulo.

Cuando Breil acaba de calzarse y protegerse del frío, intenta pasar a través de la ventana.

La ventana tiene una rejilla con lo que no puedes salir por ella y esta no cede.

Aún así ahora que estas calzado, te diriges a la puerta rápidamente ... al salir del dormitorio te das cuenta que todo el edificio parece estar en estado decadente y a punto de desmoronarse. Partes de las paredes están derrumbadas, el papel esta caído, las luces rotas y las cañerías corroídas.

Al bajar las escaleras observas como una luz azulada ilumina la entrada.

Una de las hojas de la puerta está tumbada y la nieve ha inundado la entrada con una fuerte ventisca que lo remueve todo y crea un ambiente fantasmagórico y extraño con las motas de nieve flotando en el aire medio iluminadas por la luz exterior.

Cuando pisas la nieve la escuchas crujir como no lo habías hecho nunca y observas el exterior mientras el frío te hiela la nariz.

¡Qué raro! El cole no estaba tan viejo. Esto no mola nada, parece una peli de terror de las que tiene papá en casa.

A ver, a ver, esa luz azul. Me gusta mucho ese color tan brillante.

¡Anda, la puerta! ¡Qué guay! Parece sacado de uno de esos libros de mamá sobre magos.

Me acerco y asomo la cabeza un poco (es un pensamiento de Breil a modo de plan para ver un poco el exterior de la puerta); ni Victor ni James se van a creer esto. - ¿Ya podríais aparecer, no?

 Jooo, seguro que si me concentro más en el sueño, aparecen. Es que estoy un poco asustado. Y además, cada vez tengo más frío.

Te concentras en intentar que aparezcan tus compañeros, incluso te arrodillas mientras aprietas tus cejas en un gran esfuerzo ...

... hasta que caes de la cama y te despiertas por la vida rápida.

Parece que tenias un sueño movidito.