Partida Rol por web

Semper Fidelis

El Plumilla (Capítulo 5)

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23/03/2010, 22:23
Director

Los héroes de Bagdad.

Ese fue el títular que dedicó el programa especial de la NBC que habló de ellos en la patria. Resultaba curiosa cuan delgada era la línea que separaba, en Irak, el oprobio de la grandeza. Operaciones como aquella, que solían terminar con alguna víctima colateral, se vomitaban cada semana en Al-Jazeera y los noticieros de la "eurobasura" solían hacerse eco de ellas. Noticias sobre marines malos matando inocentes de forma alevósica y sádica.

Pero por algún extraño azar, todo había salido a pedir de boca. Marines emboscados, con tres muertos y una mutilada que sin duda sería entrevistada cuando fuera enviada a casa en silla de ruedas. Luego estaban los héroes, aquellos tipos que estaban en el humvee y todo cristo les disparó, defendiéndose como leones para luego contraatacar y dar por el culo al enemigo. Todas las cadenas patrioteras y los camioneros del cinturón de la biblia que escuchaban la radio en la cabina del vehículo se congratularon de aquella noticia, y parecía que vendrían buenos tiempos para Tyrone y sus muchachos.

El teniente les recomendó para una medalla, que tardaría en llegar unos meses. Durante ese tiempo, su rutina se vió interrumpida por su nueva y adquirida "fama", y el teniente les rebajó a un servicio más relajado, protegiendo la zona verde o chupándose vida cuartelaria en el acantonamiento de la zona norte.

Entretanto, llegaron noticias de casa. Maggie recibió una carta de Frankie, al haber oído hablar de ella en la tele, y anotar en un papel cual era la compañía a la que estaba asignada. Junto a la carta recibió un paquete con un punching de regalo, para que según él "practicara para seguir partiéndole la cara a quien hiciera falta". James recibió durante este tiempo un permiso especial, con el que regresó a casa apenas dos semanas, tiempo más que suficiente para visitar la tumba de su madre y ser entrevista por una periodista liberal que usaría su careto como parte de un metraje antibelicista cuyo carácter procuró ocultarle, pero del que estaba seguro que no se iba a tratar precisamente de un documental tipo "apoya a nuestras tropas".

El cuerpo de marines es un poco hijo de puta, porque acabado ese tiempo tuvo que regresar de nuevo a Bagdad, vía vuelo charter en un avión lleno de civiles y contratistas de seguridad privada. ¿O acaso se creía que le iban a rebajar su periodo de servicio en aquella maldita cloaca?

En su ausencia, hubo ascensos. Las feministas del departamento de defensa aplicaron el criterio de discriminación positiva pura y dura, magnificando la hazaña de la "mujer luchadora americana en una escuadra de varones" para mover sus hilos. Maggie fue ascendida a cabo, pero eso planteó un grave conflicto de mando con Tyrone. El teniente movió ficha, y aprovechó la atención y las alabanzas del cuartel general para escribir sus propias cartas de recomendación. El negro fue ascendido a sargento al mes siguiente, con lo que la escuadra volvía a ser lo que era, al menos desde un plano organizativo.

Los "honores" terminaron con el acto de imposición de medallas, con el calvo de Odierno repartiendo las chapas, y los marines del batallón que fueron condecorados (entre ellos la sargento Peters) con el uniforme impoluto y a punto de ordenanza. El tipo les dijo lo típico: "que orgullosos estamos de vosotros, chavales" y "gente como vosotros hacen del nuestro un gran país". Ellos, simplemente, recibieron una divisa por acciones de combate, aunque Tyrone se ganó una estrella de bronce al ser el jefe del pelotón (cabrón con suerte, pensó Kendrik).

Tras este remanso de paz y calma, volvieron a lo normal: patrullas, controles y ayudar a la poli y al ejército irakí a defender zonas como el mercado, donde era rara la semana que no metían un bombazo y se llevaban por delante a alguien. Sin embargo, ahora parecía que les había dado más por matar a sus compatriotas, ya que eso de matar marines americanos se había vuelto una costumbre para la insurgencia, y como toda costumbre al final llegaba a ser monótona y aburrir.

Era temprano por la mañana cuando despertaron de nuevo en el pisito, con un día relajado de cuartel por delante. Un poco de ejercicio físico matutino, cantina, Kendrik que le tocaba guardia por la tarde en la torre de vigilancia, y poco más. Estaban desayunando como una familia atípica en el salón, como cada mañana. Cada uno a su puto aire y bola. El MP3 conectado a los altavoces portátiles les daba su propia banda sonora, cuando alguien picó a la puerta.

Era el sargento O'Rourke, y tenía cara de estar hasta los huevos de todo en general, y de ellos en particular. Los chicos mimados de la plana mayor. Eso no les había hecho reforzar la amistad con sus compañeros de pelotón, precisamente.

Notas de juego

Cambios en el pelotón y chapitas que tenéis en vuestro haber:

  • Tyrone Jackson asciende a Sargento (E5)
    • Estrella de bronce
    • Medalla de campaña de Iraq (a condición de cumplir un periodo de servicio sin ser licenciado deshonrosamente).
    • Medalla expedicionaria de guerra global contra el terrorismo (la tiene todo cristo allí).
    • Recibirás la Medalla de servicio de ultramar de la marina y el cuerpo de marines (por llevar un año fuera de casa)
    • Recibirás una medalla a la buena conducta al acabar el servicio de 3 años si no te has visto envuelto en un proceso judicial militar como acusado.
    • Más las cajas de pizza y la divisa de artes marciales del cinturón, por supuesto.
  • Maggie Fitzgerald asciende a Cabo (E4)
    • Divisa por acción de combate
    • Medalla de campaña de Iraq
    • Medalla expedicionaria de guerra global contra el terrorismo
    • Recibirás la Medalla de servicio de ultramar de la marina y el cuerpo de marines (por llevar un año fuera de casa)
    • Recibirás una medalla a la buena conducta al acabar el servicio de 3 años si no te has visto envuelto en un proceso judicial militar como acusado.
    • Más las cajas de pizza y la divisa de artes marciales del cinturón, por supuesto.
  • Jonathan Kendrik, Jonas Fendrew y James Kaczynski conservan el rango de PFC. Mismas condecoraciones que Maggie.

 

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23/03/2010, 23:29
Staff Sgt. O'Rourke

O'Rourke venía con una cara que era mezcla de sueño, apatía y una pizca de mala leche. Quizá es que algo le había tocado esa mañana especialmente los cojones. Algo extraordinario, por supuesto. Ya conocían de sobra su mala leche, y los malos modos que se gastaba cuando algo le tocaba la moral, como era el caso.

Fue Tyrone quien abrió la puerta, y se lo encontró de frente. Su superior se limitó a parpadear. No le gustaba una mierda que le hubieran ascendido a sargento y estuviera un escalón por debajo de él, solo por ser la niña consentida del teniente.

-Tu novia te busca en el módulo de mando. No se que haréis entre negratas para caeros tan bien, ni me importa. Ahora que el ejército ve con mejores ojos a las mujeres y a los maricones, no tengo derecho para juzgar a nadie.

Miró su reloj de pulsera.

-Los chicos van a hacer un partido de fútbol* en el patio. Quizá tus cabezabotes crean que pueden ser rival para los de mi escuadra. Pregúntaselo.

Los de la escuadra del neoyorquino les escucharon lanzar el desafío, aún desde el salón. Sea como fuere, el sargento no esperó la respuesta y se largó del lugar, como si tuviera asuntos importantes que atender.

Notas de juego

*Fútbol americano, entiéndase.

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24/03/2010, 17:15
Maggie Fitzgerald

O'Rourke siempre tan simpático, comentó Maggie en cuanto el otro estuvo fuera de su alcance auditivo. Es difícil saber qué día le duele la almorrana y qué día no le duele.

No me gusta esto, Tyrone: tú en el barracón de oficiales (es decir, sin poder intervenir) y nosotros haciendo de punching-ball para los desgraciados de su escuadra. ¿Nos podemos hacer el loco?

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24/03/2010, 22:43
Tyrone Jackson

Ha pasado una eternidad desde que nos tirotearon y casi nos vuelan las pelotas en Bagdad. Muchas cosas han cambiado, y el habitual rostro de mediocridad que había mostrado el servicio en el glorioso cuerpo de Marines destinado en Irak fue substituído por la sonrisa hipócrita de la politización. Convenía sacarle punta a aquella puta carnicería, y los mando supieron cómo. Aquél día murieron tres Marines y una más quedó desfigurada para el resto de su miserable vida. Pero en los noticiarios, los muertos fueron héroes y los que sobrevivimos y nos limitamos a cubrir nuestro trasero cargándonos a todo bicho viviente fuimos patriotas abnegados que reflejaban lo mejor del espíritu americano. Defensores de la libertad, azote de los terroristas.

Alguien pensó que mi negro culo de pandillero merecía ascender a Sargento. También era obligado que las tetas de Maggie destacaran más allá de las camisetas ajustadas, así que se ganó los galones de Cabo. Los héroes habían sido recompensados, algún subsecretario del Pentágono lo había celebrado con la mamada de una becaria y la FOX había exprimido la noticia hasta dejarla seca. Dios salve América.

Pero mientras salvaba la tierra de las oportunidades, olvidaba Irak. En el culo del mundo seguía habiendo emboscadas, explosiones y más muertos. Eso sí, ahora los Marines habían recibido nuesvas premisas, y los yihadistas se dedicaban a joder a sus propios congéneres. No diré que lo lamento. Mejore ellos que yo. Al fin y al cabo, lejos de menciones, honores, medallas, apretones de manos y miradas de complicidad de los payasos con galones, yo estaba aquí para servir a los Marines. A estas alturas ni siquiera sé que justificación moral teniamos, si es que alguna vez la tuvimos. Soy un negro problemático, crecido en un barrio de pandillas, sin familia y sin futuro. El uniforme es lo único que tengo, y me importa una mierda todo lo demás. ¿Tengo que matar moros? Pues por mis cojones neoyorquinos que eso es lo que haré. Y mientras esté metido en esta letrina, mi única motivación es mantener vivos a los capullos que me acompañan. Tras este tiempo en Irak, sé que ellos son mis Marines. Incluso el idiota de Kendrik merece salvar su blanco culo y regresar a casa entero.

Por eso, cuando el imbécil de O'Rourke nos hace una visita, sé que en el fondo quiere jodernos. No ha digerido los ascensos ni la propaganda generada a raiz de nuestra emboscada. Él sabe igual que nosotros que aquello fue un montón de mierda que los medios han convertido en dulce miel. Pero eso no debería justificar que pretenda machacarnos. No traga a James, ni a Jonas, quizá le gustaría acostarse con Kendrik, pero no tolera a un negro con un rango que no sea el de limpiabotas, y mucho menos a una rubia con uniforme que no se la esté chupando.

Hago oídos sordos a su oferta testosterónica para que su pelotón de esquizofrénicos le patee el culo a los míos. Cualquier subnormal sabría que si nos presentamos a ese partido "amistoso", acabará en un combate de wrestling pero sin el cuento ni el teatro. Maggie también lo ha captado.

"-Olvidad lo de ese partido de football - les digo a los chicos - Quieren tocaros las pelotas y partiros la cara disfrazándolo de partido entre hermanos de armas. Al parecer es la única forma de que a O'Rourke se le ponga dura..."

Cojo la casaca y me la pongo sobre la camiseta, abrochando la botonera.

"Voy a ver qué quiere el Teniente. Si esos capullos - digo refiriéndome a las nenazas de O'Rourke - salen con tonterías, desafíos y soplapolleces, os doy permiso para que os bajéis los pantalones y les enseñéis el culo. Pero nada de enfrentamientos, insultos ni partidos de football. No nos sobran los Marines para tener a unos cuantos en la enfermería..."

 

Notas de juego

Visito al Teniente para ver qué quiere de nosotros.

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25/03/2010, 23:06
Jonas Fendrew

Jonas habia andado disperso mentalmente desde el final de la operación, y solo tenia ganas de ducharse y de estar un rato con Maggie. Fue a la ducha y se aseó, como si pudiese quitarse todos los malos recuerdos con eso... Pero habia cosas que no podría borrar. Volvió a buscar a Maggie luego y se la encontró hablando con Tyrone:

- No pìenso dejar a esa panda de soplapollas contemplar el culo de aqui la cabo... Eso es solo para momentos especiales. - Dice guiándole un ojo a la chica.- Cuando tengas tiempo ven, necesito charlar contigo... - Luego mira a su viejo compañero.- Tyr, espero que disfrutes, te lo has currado, ahora es momento de relajarnos, y disfrutar del momento.

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26/03/2010, 02:22
Jonathan Kendrik

Kendrik empezaba a estar hasta los cojones de todo aquello. Aquella operación fue una mierda, y les salió bien por qué Dios estaba de su lado, o la suerte, o los dos... En cualquier caso, aquel intento de patrulla atrajo la atención de todos los medios, y no solo de Estados Unidos. De repente, se habían hecho más famosos que la puta Dolly Parton. Y eso, no era bueno, por qué aquella fama no solo no le permitió librarse del pollicorto de mierda de Jackson, al cual ascendieron a Sargento, sino que además, lo tuvieron sentado no haciendo nada, más que paridas, lejos de los tiros y la acción por semanas. Calentando sillas y paseando como mariconas por la zona verde. Eso era todo. 

Además, gracias a su recién ganada fama, los oficiales lo tenían fichado. Nada de peleas, de líos, borracheras o violencia no ninguna clase. Había pasado de ser un marine a ser la puta Heidi. Solo tras recibir las medallas, que luego solo fueron para Maggie y Jackson, les dejaron volver a algo parecido a la acción. Aunque tampoco fue nada. Kendrik empezaba a desesperarse. Más de una vez golpeo una pared hasta que los nudillos le sangraban, por no poder hacer nada. Había venido allí a luchar, a matar moros, a proteger América del enemigo. No ha hacer el gilipollas para con periodistas y demás mierda demócrata. ¿Y aquello era una guerra? Joder, pues le habían timado. 

El nuevo día despuntaba, y para Kendrik, empezaba como cualquier otro. Con las manos vendadas, por una fallida pelea contra la pared, solo comía, en silencio, recordando que le tocaba turno de guardia por la tarde. El ofrecimiento del Sargento le animó, una oportunidad de liberar tensión, patear los culos de aquello a lo que llamaban "unidad". Pero Jackson, tenía que chuparle el nabo al Teniente, y debían ser "buenos". Vaya una puta mierda. Kendrik solo suspiró, decepcionado, y pensando en si cumplir las órdenes o ir a buscar bronca y pasar de todo. 

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26/03/2010, 06:49
James Kaczynski

Las ultimas semanas habían sido bastante tranquilas, pero no menos extrañas para James. La vuelta a casa le ayudó menos de lo que esperaba. Fue al cementerio un par de veces, a llorar finalmente la muerte de su madre, y esa fue prácticamente su principal actividad en su tiempo en casa. El resto de su descanso lo paso encerrado en su casa, leyendo o simplemente tendido en la cama pensado, tratando de relajarse un poco después de todo lo sucedido, intentando alegrarse de no tener que seguir aguantando toda aquella mierda, al menos por un par de semanas. Pero el solo hecho de tener que volver a aquel lugar empañaba aquella situación, haciéndole imposible disfrutar de aquella vuelta. Tan solo había tenido contacto con aquella reportera que le había entrevistado, y no se había guardado nada en esa entrevista. De hecho le gustaría ver el rostro de alguno de sus superiores al ver el documental para el cual supuestamente estaba dando la entrevista, aunque la idea de que aquellos tipos se sienten a ver algo como eso le parece imposible.

Así pasó su permiso, y para cuando se dio cuenta estaba en un vuelo de vuelta a toda aquella mierda, aunque aun habiendo dormido esas semanas en su casa, fue como si nunca hubiera abandonado el lugar. Lo que a visto ahí en aquella ultima patrulla aun le da vueltas en la cabeza, y seguirá ahí al menos hasta que vuelva a su casa de manera definitiva.

Ya de nuevo en el servicio siguió sin hacer demasiado, de vuelta a la rutina, aunque extrañamente mas tranquila que de costumbre. Parece que se habían ganado unos mimos, al menos por un tiempo, aunque eso no supone algo demasiado bueno en aquel lugar. Le da igual, en su tiempo libre tan solo se dedica a leer el mismo libro que lleva con el desde el primer día, siquiera había pensado en buscar otra cosa en su estadía en casa. Lo debe haber leído decenas de veces desde su llegada a aquel sitio, pero por alguna razón no se aburre. No hace otra cosa. Desde el día de la patrulla había estado aun mas callado que antes, aunque ya sin esa actitud melancólica. Hace lo que tiene que hacer, y habla cuando tiene que hacerlo, y cuando no, se dedica a leer por enésima vez aquel libro, a contar los días que le faltan para salir de ese lugar de una vez, y a tomar alguna nota, escribir alguna frase o algo sin sentido aparente. Piensa en todo aquello como si fuera una prisión, y lo único que le preocupa es cumplir su condena. No hay gloria ni honor, no para él, en nada de todo aquello. Disparar a civiles y regodearse de ello, decirse que defienden al país, que luchan contra el terrorismo tan solo para poder dormir mejor en las noches... no lo comparte, pero da igual, al resto tan solo le importa que haga su trabajo, y a él solo cumplir su jornada y volver a casa. Es por eso que casi no habla, no siente la necesidad de apegarse a nada de lo que esta ahí.

Posiblemente si alguna de las personas con las que comparte aquella habitación, y con las que a pasado tanto tiempo, cayera muerto al día siguiente, le daría completamente igual... incluso se alegraría, aunque realmente no esta seguro de eso. Tal vez, después de todo, finalmente se convirtió en el soldado que cumple ordenes y piensa poco, de una forma u otra hicieron con él aquello a lo cual tanto se resistía. O tal vez todo lo contrario, no lo sabe aun.

“Yo soy el malo” dice una inscripción en la contraportada de su libro, algo que escribió una noche y ahí dejó.

Luego de la escena del Sargento Rourke, James vuelve a sentarse sobre la cama mientras sigue leyendo, sin prestar mas atención al resto, aunque agradeciendo el no tener que salir a que le pateen el culo. Echa un vistazo por la ventana mientras pasa de pagina y continua con su lectura.

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26/03/2010, 10:11
Maggie Fitzgerald

Cita:

"Voy a ver qué quiere el Teniente. Si esos capullos - digo refiriéndome a las nenazas de O'Rourke - salen con tonterías, desafíos y soplapolleces, os doy permiso para que os bajéis los pantalones y les enseñéis el culo. Pero nada de enfrentamientos, insultos ni partidos de football. No nos sobran los Marines para tener a unos cuantos en la enfermería..."

Maggie asiente sin decir palabra, cierra la puerta tras Tyrone y vuelve a su cuarto, no sin decirle a Jonas: dame 10 minutos.

En su cuarto, se pone los guantes y se dedica durante los 10 minutos a golpear rítmicamente el punching ball, imaginándose que es la cara del sargento O'Rourke. Una vez calmada, se ducha y vuelve a la sala, dejándose caer en el sofá, al lado de Jonas.

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26/03/2010, 12:19
Jonas Fendrew

Jonas pasa un brazo por el hombro de la chica:

- Tienes disciplina, yo hubiera optado por reventar cabezas en lugar del saco... Y bueno querida, tras sobrevivir al infierno, ¿Que haremos ahora? - Dijo sonriendo.- Cuando volvamos me pillaré el coche y unas vacaciones, o directamente unas vacaciones, te sugiero venir.

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26/03/2010, 18:25
Maggie Fitzgerald

Cita:

Y bueno querida, tras sobrevivir al infierno, ¿Que haremos ahora? - Dijo sonriendo.- Cuando volvamos me pillaré el coche y unas vacaciones, o directamente unas vacaciones, te sugiero venir.

Mmmmm, responde Maggie con los ojos cerrados, acurrucándose bien. ¿Dónde me llevarías? Por el día, me refiero, porque de las noches ya me encargaría yo, dijo con un toque pícaro en la voz.

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27/03/2010, 23:24
Director

Cuando Tyrone llegó al módulo de mando, el soldado de la policía militar le hizo esperar en la sala de control y mapas que ya conocía de anteriores misiones. Allí, durante un rato, pudo escuchar en silencio a los técnicos que estaban detrás de la radio y que respondían a las llamadas de tipos como él, durante el día a día en las operaciones y patrullas en Bagdad. Un enorme mapa satélite de la ciudad estaba colgado al fondo, con las zonas insurgentes pintadas con círculos rojos (entre ellas el famoso y peligroso barrio de Ciudad Sadr), y las zonas militarmente consideradas como "seguras" marcadas en verde, aunque él por experiencia supiera que esa seguridad iba tan solo en función de que los terroristas decidieran poner un bomba, tender una emboscada o mandar a un suicida para que se reventara con un coche en el día de mayor afluencia en el mercado.

Las voces de aquellas personas, hombres y mujeres, se mostraban allí tan desapasionadas como las intuía al otro lado de la radio. Voces monocordes con acento neutro, de niños más educados que él, que realizaban un trabajo técnico con el que iban a pagarse sus estudios, o continuarlos. Un trabajo desapasionado, frío, donde dar órdenes a un helicóptero de combate con el oficial en la chepa, viendo las imágenes del visor nocturno y confirmando la resolución de tiro para ametrallar a un viejo sunní que paseaba por el extrarradio con una pala al hombro, eran tan solo "el protocolo de actuación establecido para la eliminación de sujetos varones en edad militar que constituyen un peligro potencial" o, simplemente, "posible insurgente con herramientas para colocación de IED". Luego, ese señor que paseaba tranquilamente con su pala de jardinería, recibía del cielo una lluvia de fuego que le dejaba como un colador.

Pero aquellas eran las reglas de Bagdad, y seguían siéndolas a pesar de que la televisión ya no hablara de ellas. El debate sobre la reforma sanitaria de O'Bama o las escenas lacrimales del programa de Oprah capitalizaban más el interés de su nación que la trampa mortal en la que se habían embarcado gracias a los neocon hijos de puta de Hallyburton, Blackwater y la fallida Enron. Hijos de puta con traje italiano y camisería fina que sacaban provecho de tanta muerte y destrucción, sumando una pila de billetes sobre otra gracias a las vidas de marines e insurgentes. Hurra.

Entonces, el ordenanza entró a la sala desde el despacho, y le indicó escuetamente:

-Puede pasar ahora, sargento.

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27/03/2010, 23:52
Tte.Brown

El teniente estaba sentado tras su mesa de despacho, hablando por el teléfono que le habían instalado. Tyrone se colocó inmediatamente en posición de firmes delante de su escritorio, mientras él seguía dándole a la sinhueso con, aparentemente, un pez gordo del cuartel general. Eso lo sabía por la cantidad de "si señor" que llegó a pronunciar en menos de cinco minutos de conversación.

Durante ese tiempo, pudo ver a otro hombre sentado frente al teniente, que ahora le examinaba con curiosidad. Se trataba de un tipo blanco de pelo entrecano, con expresión culta y a la vez curiosa, aunque relajada. Llevaba ropa de civil, aunque preparada para patear la ciudad: botas, pantalones cómodos, camisa con chaleco antibalas azul encima (que rezaba "PRESS" con grandes letras) y una chaqueta paramilitar sencilla, marrón y algo gastada, donde lucía una credencial de pase de prensa. No hacía falta leer su letrero para darse cuenta de que aquel hijo de puta le sonaba mucho, y pronto cayó en la cuenta: Martin Cochran, el famoso escritor y reportero de acción de la PBS, ese canal público que emite tantos documentales y mariconadas que ningún buen americano inflado a comida rápida y adicto a Los Soprano veía más que para tener ruido de fondo al echarse una cabezadita.

Entonces, el teniente colgó el teléfono, y le indicó con una voz de mando que podía descansar. Luego, se dirigió de nuevo a él.

-Sargento, gracias por venir. Se que su escuadra está hasta los huevos de perderse lo que consideran como su verdadero trabajo, pero es dificil contentarles habida cuenta de que la infantería, los rangers y el nuevo ejército iraquí se disputan esas misiones como verdaderos perros de presa, pillándonos a nosotros en medio.

Hizo un gesto con la mano, como presentando a su interlocutor.

-Creo que ya conocerá al señor Cochran, al menos de oídas. Viene directo del cuartel general, de hablar con el general, y éste me ha pedido que asigne a un grupo de hombres para una misión de naturaleza especial. Normalmente, habría solicitado la ayuda de contratistas de seguridad, cuyos menesteres se ajustan más a lo que se me ha solicitado. Sin embargo, el general y el señor Cochran han insistido en que deben ser marines los que la lleven a cabo, y no cualquiesquiera cabezabotes, no. Han pedido a los famosos héroes de Bagdad para esta misión.

Calló un momento, ya que el periodista sacaba una fotografía de un bloc de notas que tenía metido en uno de los bolsillos de la chaqueta.

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28/03/2010, 00:06
Martin Cochran

El hombre le mostró una foto, que en verdad le sonaba un cojón. Recordaba noticias por la televisión relacionadas con aquel tipo de mierdas, antes ni siquiera de que se le hubiera pasado por la cabeza alistarse en los marines:

-¿Le suena este objeto, sargento? -preguntó, con un tono de voz correcto y educado.

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28/03/2010, 00:16
Janet Lovelace

La escena de relativa intimidad entre Jonas y Maggie se vió interrumpida por una presencia de metro ochenta y tantos, fuerte como un toro. Janet estaba allí, y llevaba un gorrito de lana. No hacía tanto frío ya, ni de coña, pero le gustaba ese toque de tia dura de barrio bajo. Cada cual tiene sus pequeñas manías estéticas.

-Me imagino que esa es la cara de Brooks y me corro al pensar en como se la dejas al final.

Se refería a los puñetazos que estaba dando al punching, y que ella misma había sufrido durante el entrenamiento. Con algo de desverguenza, robó lo que quedaba del café en la taza de Tyrone, y tomó asiento en la cercana mesa.

-Dicen que Martha se va mañana a Rota, y de ahí a casa.

Jugueteó un momento con el plato vacío, pensativa.

-¿Ya os contado la mala noticia? Van a fusionar parte de nuestros grupos de fuego, por las bajas. Nos van a dar un Cougar, y como cabe más gente, os va a tocar estar con ese cabrón y algunos de sus amigos. Pero yo estaré allí también, y eso compensa un poco, ¿No? Por cierto, ese guaperas de gimnasio ya es cabo como tú. No sois los únicos que han andado partiendo cocos por ahí, y mereciendo ascensos.

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28/03/2010, 15:22
Tyrone Jackson

Tras el obligado paso por delante del PM, observo como los chupatintas de los auriculares y los mapas están ganado la guerra ellos solitos mandando a los Marines por rutas "seguras" a barrios "limpios". Luego, cuando vuelan por los aires, hacen un informe con el que alguien con galones se limpia el culo. Eso sí, la CNN y la Fox anuncian lo heroicos que son los soldados estadounidenses y como el número de bajas creciente no impedirá que nuestro país traiga paz y libertad a estos orangutanes. Y así cada día.

Soy Sargento condecorado porque un imbécil de estos nos metió en una ruta sin comprobación reciente de su seguridad. Al chupatintas le pareció buena idea. A nosotros, que íbamos en el Humvee, nos olió mal desde el jodido principio. Y así acabó la cosa. La lástima es que lo que para nosotros fue una jodida tragedia y una cagada digna de patada en los cojones, ha acabado siendo una puesta en escena con las barras y las estrellas en la que fuimos nombrados héroes de la patria. Amén.

Ya en le despacho, observo al Teniente tras su mesa, haciéndole una felación telefónica a algún oficialucho con galones y despacho con aire acondicionado. Joder, si Clinton tenía una becaria para las limpiezas de sable; un General tiene que tener a un Teniente que le ría las gracias. Y probablemente a una becaria iraquí que de vez en cuando se quite el velo de delante de la boca y se la chupe para mantenerlo en forma.

Luego vienen las presentaciones. Un payaso disfrazado de periodista, luciendo su camisa raída a lo Indiana Jones y un cartelito en el que pone "Press", me es presentado. Me suena el tal Cochran, quizá de algún cana de esos de mierda a los que no le presto atención. Y escuchando al Teniente mientras afirma que la misión que nos va a encomendar debería ser para mercenarios privados, voy haciéndome a la idea de que el tal Cochran debe estar tirándose a la mujer del Genral, y debe estar haciéndolo tan bien, que ha conseguido que un militar de alto rango cuyo culo no ha estado cerca de un RPG nos obsequie con el honor de hacerle de niñera. Miro al Teniente, miro a Cochran. Me mantengo firme, impertérrito. Me está dando por el culo; y el Teniente lo sabe.

El tipo saca una foto y me la muestra. Casualidad o no, la imagen me resulta familiar. Supongo que Cochran esperaba encontrar al negro pandillero que ascendió a la categoría de héroe condecorado, algo que todavía lo hace todo más heroico. No solo me jugué la vida, vencí al enemigo y salvé a mis compañeros; además procedo de un ambiente conflictivo de pandilleros y con una educación escasa. Con esa premisa, le dicen a todo el mundo lo bien que hacen las cosas en el cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Han convertido a un mierdecilla en un puto héroe patriótico.

"-Sí, me suena....- le respondo - arte mesopotámico - afirmo - anterior al siglo VI aC.... supongo. Creo haber visto algo parecido en alguna de las revistas destinadas por el mando al entretenimiento de la tropa en periodos de descanso"

No está mal para un palurdo pandillero que aprendió a leer en un reformatorio. Qué se joda Cochran. Y que se joda el Teniente. Cualqueir oficial sabe que la tropa, a pesar de disponer de revistas aprobadas por el Mando para su entretenimiento, lo único que leen y miran son las guarradas con las que nos obsequian las patróticas Playboy y Hustler. Ambas publicaciones muy populares entre nosotros. Ese es el precio que paga el mando para que ésto no se convierta en una Babilonia llena de putas iraquíes y Mujeres marines con las bragas en la cabeza. También nos dejan leer el National Geographic.

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29/03/2010, 20:40
Jonas Fendrew

Antes de que Janet acabara con la conversación, sonrió y dijo:

- Bueno, siempre podemos improvisar... Aunque Chicago suena bien. - La miró de arriba a abajo.- Y eso si alguien me deja fuerzas para conducir...

Luego de llegar Janet, la miró y se echó a reir:

- Ciertamente, habrá que aguantar a algunos imbeciles, pero son gajes del oficio... Si hace falta repartir galletas están aquí mis guerreras para dejarlos K.O - Dijo mirando a ambas.

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30/03/2010, 01:37
Martin Cochran

El teniente miraba al sargento con cara de circunstancias, pero prestando atención. Cuando Tyrone pareció identificar la pieza arqueológica, el periodista sonrió despacio, como agradado por aquello. Luego, carraspeó y aclaró el dato.

-Se trata de una pieza muy importante de las tumbas real de Ur, del tercer milenio antes de nuestra era. El casco dorado del rey Meskalamdug, una pieza que desapareció en 2003 cuando saquearon el Museo Nacional de Irak.

Él sabía que al marine aquello le importaba una verdadera mierda, y por eso añadió lo que realmente deseaba contarle.

-Verá. Llevo desde 2005 investigando los robos de piezas de arte del museo, y he dado ya con algunos compradores y las piezas, sin embargo incanzables. Gente poderosa, del primer o el tercer mundo, que han comprado algo exótico por mucho dinero, y no lo devolverían a no ser que les obligáramos lanzándoles bombas. Y como usted sabe, Estados Unidos no puede estar en guerra con todo el mundo a la vez.

Se sacó un cigarrillo y consultó al teniente con la mirada, que le dió su aprobación. Luego lo encendió y dió una primera calada.

-Mis investigaciones me han llevado a una pista muy buena, una fuente que me ha asegurado que ha visto el casco, y me ha dado nombres y ubicaciones. Pero el casco es una pieza codiciada, y está en manos de gente con influencias en el nuevo gobierno iraquí. Su policía no va a mover un dedo, y blackwater se lava las manos, porque está involucrada en los robos. Yo tengo pruebas de esa implicación.

Dejó reposar el cigarrillo entre sus dedos, y miró al negro con franqueza.

-He solicitado al general Odierno una escolta para continuar mi investigación, y él me ha recomendado a usted y a sus hombres. Les han galardonado recientemente, y eso creo que es síntoma de calidad y seriedad en su trabajo. Porque yo leí el informe de su hazaña, ha pasado por mis manos. Se que no son ustedes más héroes que cualquier soldado con dos dedos de frente que responda a una amenaza. Pero como sabrá, no es gente íntegra ni confiable la que abunda hoy en día en ejércitos y compañías de seguridad privada. La mayoría son muchachos problemáticos a los que les importa una mierda su propia seguridad cuando suenan los primeros disparos, o que se creen excesivamente chulos y prepotentes. Pero si algo he extraído de la lectura del informe, es que ustedes son hombres de fiar, y eso es justamente lo que yo, el general y su teniente necesitamos en este momento.

Le ofreció un cigarrillo a Tyrone, amistoso.

-Hableme con franqueza, por favor. ¿Qué le parece lo que le acabo de decir?

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30/03/2010, 13:03
Maggie Fitzgerald

Maggie se lanzó en plancha sobre Janet, abrazándola con efusividad, sin otro efecto que dejar la silla algo maltrecha.

¡No sabes lo que te he echado de menos!, dijo, emocionada. Es estupendo que estés con nosotras, y así de paso me vigilarás a este salidillo, que se dedica a mirarme el culo en medio de las misiones. ¡Mira que le tengo dicho que eso es para otras ocasiones!

Oye, ¿ya sabe Tyrone que vienes con nosotros?, prosiguió con una sonrisa malévola. ¡Oh, hermana, no sé si voy a poder esperar a verle el careto cuando se entere!

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30/03/2010, 17:39
Tyrone Jackson

Escucho a Cochran soltar el rollo sobre su casco de oro mesopotámico robado. Este puto trepa de los documentales del Discovery Channel se cree que el Cuerpo de Marines es su jodida escolta privada, y de algún modo ha convencido al puto lunático de Odierno de que en lugar de combatir a los hijos de puta que nos revientan a bombazos día sí, día también, podemos dedicarnos a conquistar los corazones salvando la puta historia artísitica de esta letrina de país. Pero lo cierto es que la gran mayoría de los objetos de arte robados fueron saqueados por los mismos iraquíes y tardaron poco en venderlos al mejor postor, es decir, a los occidentales snobs y podridos de dinero que querían tener un trocito de historia en su pared del salón. Hay toda una mafia de tráfico de arte instaurada, y a la gran mayoría de iraquíes les importa un carajo. La gran mayoría de iraquíes no valoran una mierda su historia y su arte porque nadie les ha enseñado que tienen una. Les han comido el coco con yihads, paráisos llenos de vírgenes y la servideumbre a sus líderes políticos y espirituales. Pero la lección sobre el casco dorado del rey Meskalamdug no creo que fuese una prioridad en las clases del colegio al que no acudieron.

Hago un gesto de negación a la oferta del cigarrillo de Cochran. ¿Que hable con franqueza?. Pues me parece que es usted un imbécil tocacojones. El cuerpo de Marines no es una jodida escolta personal y yo no estoy aquí para proteger su culo ni para investigar la desaparición de un casco de mierda. Soy un héroe porque un idiota la jodió, y se cargaron a un montón de buenos chicos y desgraciaron a otra chica para el resto de su vida. Y nosotros les devolvimos el recado acribillando todo lo que se movía, importándonos una mierda si eran inocentes o no. La ira y las balas no entienden esos conceptos. No somos más fiables. No somos más valientes. Somos Marines en una puta guerra. Qué te den, imbécil.

"-Soy un Marine - le respondo a Cochran sin perder la posición firme - Existe una cadena de mando y unas órdenes que tengo que cumplir. Si mis órdenes son escoltarle a usted, es lo que haré."

Miro fijamente al Teniente sin ceder un ápice de marcialidad. ¿Ésta es la recompensa por meternos en una encerrona? ¿Medallas? ¿Galones? ¿Tratarnos como a un puto concursante televisivo para ofrecer una buena imagen del Cuerpo? Somos Marines y nos tratan como a jodidos pisapapeles. ¿Estamos aquí para servir a nuestro país o a un imbécil con delirios mesiánicos dispuesto a salvar la herencia artísitica de un país en ruinas?

El Cuerpo de Marines es la misma mierda que cualquier otro montón de basura infecta. Está todo politizado, las influencias y el amiguismo dipsonen y sus Mandos no dejan de ser jodidos egocéntricos jugando a las batallitas y nosostors somos los nombres que decoran Arlington. Salí de un infierno para meterme en el purgatorio. No era un patriota. No lo soy ahora. Era un superviviente y lo sigo siendo. He aprendido ciertos valores..... y he visto como se cagan encima de ellos. Matar iraquíes está bien visto, pero atracar viejas en un callejón, no. Y yo soy el mismo hijo de perra que estaría dispuesto a hacer ambas cosas.

"-¿Señor? - pregunto al Teniente esperando que termine de darme por el saco."

Y le miro. Miro al Teniente para que lo sepa. Si me obsequia con esta puta misión de mierda y una bala va en busca de Cochran o se va a tropezar con algún  cable, permitiré que lo que quede de él regrese a la alcantiralla de la que haya salido en una bolsa de plástico. Venga, hijo de puta, jódeme lo que me queda de estar en Iraq. Me merezco ser un Marine. Me merezco que me maten como matan a cualquiera de mis hermanos de armas. No me merezco ser una niñera ni un puto policía investigando el paradero de una mierda de casco. El único casco que me importa es el kevlar que me coloco en la cabeza cuando salgo ahí afuera. Porque yo soy un Marine. Y vosotros, panda de hijos de puta, no sois más que carroña.