Partida Rol por web

Un balón de fútbol americano cayó de pronto sobre la mesa, a punto de joder, romper o volcar algunas de las tazas que todavía había allí. No se habían repuesto del susto cuando el marine entró con una sonrisa angelical y bienintencionada, mientras dos de sus compañeros se quedaban en el puerta, apoyados y mirando.

-¡Touch down! -dijo el chicano- ¡Jajajaja!

Se acercó a la mesa, como si quisiera recuperar el balón. Miró a los presentes con mucha sorna.

-He oído por ahí que las nenas de este piso no tienen huevos a jugar al fútbol con nuestro grupo de fuego. Pero me resistía a creerlo. Demasiado mariconería, para ser cierta.

Brown parpadeó, mirando a Jackson. Una cosa es que se cayeran bien, y otra pretender abusar de esa confianza para escurrir el bulto. Era un jodido marine, y los marines cumplen órdenes, aunque sean órdenes dictadas en papel de váter que salen de las letrinas de los generales que quieren que los de abajo saquen el cubo de mierda, lo rocíen con algo de queroseno y lo quemen mientras lo agitan con una pala. Eso ya había salido en una peli, pero era una gran alegoría sobre el servicio de los marines en Irak.

Cruzó los dedos, con los puños sobre la mesa, y pensó un momento antes de comenzar a hablar.

-No se engañe. Esta misión es importante, aunque no lo crea. Llevamos casi siete años patrullando esta mierda de ciudad, intentando pillar a los insurgentes y los yihadistas, intentando joder el barrio de Ciudad Sadr, terminar el puto trabajo. Pero los de arriba no nos dejan, sargento. En su infinita sabiduría, se niegan a quitar la correa al perro, y dejar que los marines hagamos de esta ciudad un lugar cojonudo, donde poder llevar a los niños a comer un puto kebab sin temer que un loco les vaya a reventar de un bombazo.

Hizo una pausa, apoyando la espalda en el respaldo de la silla, como si estuviera cansado.

-Esta misión se la ha asignado porque, precisamente, se basa en joder a quienes nos están jodiendo. Hay muchos trapos sucios, sargento, y no todos son musulmanes. Incluso, me atrevería a decir que sus trapos sucios huelen a jodida gloria, comparados con los de los intereses de nuestras empresas y demás mamonadas que tenemos en la región.

Negó con la cabeza, sacando algo del labio inferior, como si estuviera asqueado.

-Llevo cinco años en esta puta mierda, sargento. Y nunca le veo el final. ¿Usted lleva, cuánto? Apenas un año. Pero puedo comprenderle, y de hecho le comprendo. Usted quiere una misión limpia, sencilla, sin calentarse la cabeza. Entrar, disparar y salir. Pero eso ya hace mucho tiempo que no existe en Bagdad. Ahora nos limitamos a esperar bombazos dentro de vehículos cada vez más blindados, aislándonos de la realidad de la ciudad. Dejamos que la policía y el ejército iraquí se encarguen, y ya sabe que la mitad de esos gilipollas son unos corruptos, y la otra mitad trabaja para oficinas iraníes de inteligencia, yihad islámica y otras cabronadas.

Le señaló con el mentón.

-Por eso esta misión es tan importante. Porque con las investigaciones de este plumilla, pueden hacer sangrar la nariz a unos cuantos hijos de puta que han provocado que esta ciudad esté como esté. Solo acompañando a este tipo en sus visitas y entrevistas, puede hacer usted un servicio al cuerpo de marines que yo compararía con el de los jodidos hermanos que murieron en las arenas de Iwo Jima.

Respiró hondo, mirándole con fijeza.

-¿Lo ha entendido, sargento?

Maggie echó mano del balón y lo examinó críticamente, sin dignarse a mirar a Santos.

Después se lo devolvió con un encogimiento de hombros, diciendo con una voz capaz de helar el propio Infierno: si necesita una descarga de adrenalina, *soldado*, creo que el batallón busca voluntarios para desactivar IED's. ¿Quién sabe? Igual es capaz de reventarlos a balonazos. Pero le recomiendo que no busque problemas aquí. Me han dicho que las celdas de Fort Leavenworth no son ni la mitad de cómodas que las de Abu Graïb.

Kendrik solo estaba sentado, suspirando, aburrido, mirando al techo, viendo el tiempo pasar, bien dibujado en la polvorienta superficie a la que miraba. Aunque en realidad, no miraba nada, ni siquiera pensaba en nada. Es como si le hubieran dado al botón de "apagado". Simplemente esperaba a que fuera la hora de su guardia, para la que aún faltaban muchas, muchas horas. Es entonces cuando un balón atraviesa la ventana. Maggie lo coge y lo examina con seriedad. A continuación, sube el puto chicano con dos soplapollas de escolta. Sin embargo, aquel perro chicano de mierda tenía suerte por dos motivos. Uno, por que le habían dado una orden, y una orden importante, y era la de no provocar ninguna clase de follón. Y dos, que era un soldadito de plomo, que ahora no podía portarse mal ni cometer actos "racistas". Y hasta él sabía lo malo que podría ser el violar alguna de aquellas dos razones. Así que simplemente se dedicó a clavar la mirada en Santos, mientras Maggie le devolvía la pelota y le ponía las cosas claras. Podría ser una tía, pero debía reconocer que los tenía bien puestos. 

-Lárgate, a jugar a la pelota con tus amigas.- Señaló con un gesto de cabeza a la "escolta". -Aquí intentamos hacer la guerra.- Dijo, únicamente, mientras apoyaba los pies sobre la mesa y cruzaba las manos en el estómago. 

Maggie se sirve más café y mira a los tres gallitos por encima del borde de la taza, como tomándoles las medidas para el ataúd, y por fin vuelve a hablar en el mismo tono frío.

Santos: cuando estemos de vuelta en el Mundo, seré la primera en organizar una velada de boxeo contigo -o con vosotros tres a la vez, me da lo mismo- sin galones, ni reglas; y entonces me daré el gustazo de borrarte la sonrisa de la cara. Pero aquí y ahora se acaba la tontería. No quiero tener que preocuparme de orgullos heridos en medio de las balas de un francotirador enemigo. Por cierto, recordad que si a alguien le dan en combate seré yo la que le cosa el pellejo mientras llegue el Medevac, así que más os vale tenerme contenta.

¡Venga, multiplicaos por cero!

El Teniente me suelta el rollo. Quizá es el mismo cuento que le han soltado a él para cubrir esta misión con un manto de gloria que a mi me huele a mierda. Me explica la realidad de Bagdad. Nada que yo ya no sepa tras casi un año chupando polvo y lamentando bajas de otros Marines; y para no engañarnos, esta ciudad necesita que sean los Servicios de Inteligencia los que limpien de basura las calles de forma expeditiva con su estilo propio. Sin embargo, hasta eso merece ser tarea de los Marines. Cómo dice el Teniente, no han tenido los huevos para soltar el collar que nos ata. Y ahora, además, nos quieren poner el bozal.

¿Importa lo que yo piense? Nah, importa un carajo. Igual que importa un carajo que los insurgentes cacen a nuestros hombres en emboscadas fruto de una mala preparación o información errónea. Estados Unidos paga un precio por la libertad de estos chimpancés sanguinarios.

Claro que quiero una misión limpia, entrar, disparar y salir. Soy un Marine, no el puto Colombo... a mi me la suda que unos imbéciles estén vendiendo su patrimonio histórico a unos mamones encorbatados que pagan con divisa extranjera. Y si el Teniente se cree de verdad que encontrar un pedazo de metal mesopotámico se puede equiparar a la toma de Iwo Jima debe ser porque no debe haber contemplado con atención la estatua esa de los Marines levantando la bandera de barras y estrellas. En todo caso, yo no soy político, ni General. Ni siquiera estoy en la piel del Teniente. Soy un Marine. Y si eso significa ser la chacha de alguien con una estrella en los galones, a joderse.

"Señor, entendido, Señor - contesto de forma escueta."

Aguardo a que el Teniente me facilite datos sobre la misión, instrucciones o a que me mande a tomar por el culo. Sea como sea, veremos cómo les sientan las buenas noticias mis muchachos.

James no presta mucha atención a todo aquello. De hecho, apenas se da cuenta de la sutileza con la que Santos entra al lugar. No interviene ni interrumpe su lectura. Lo único que se puede oír de su parte es el sonido de las hojas pasar y cambiar de pagina tras las ultimas palabras de Maggie.

El chicano sonrió, jugando a pasarse el balón de una mano a otra. Parecía que toda aquella hostilidad, más que acojonarle le hiciera gracia. Después de todo, y por muy gilipollas que fuera, era un marine.

-Siempre tan simpática, "mi caba". ¿O se dice cabo? ¿Cabo-ella? ¿Cabo con chocho quizá?

Sonrió, caminando tranquilamente hacia la puerta.

-Por cierto, será mejor que vayáis a hablar con Brooks, y lo integréis un poco en vuestro grupo de rednecks, negros y mariquitas. No le ha hecho mucha gracia el traslado.

Se despidió con la manita, sin volverse. Luego, los otros dos marines ahuecaron el ala detrás de él.

Janet había reprimido las ganas de partirle la cara. Pero eso habría dado una excusa para comenzar la batalla entre veteranos y "novatos", como les llamaban. Aunque claro, a los ojos de aquellos gilipollas, siempre serían novatos, por muchos años que pasaran en aquella mierda de país.

-Puto espalda mojada. Debió haberse quedado traficando droga y criando burros al otro lado de la frontera.

Luego miró a Maggie, y de reojo a Jonas, sin que este se diera cuenta.

-Bueno, ¿Como va todo por aquí?

El teniente miró un momento al plumilla, y le preguntó que si quería café. Él dijo que si, pero el teniente se limitó a decirle donde estaba la cafetera en la sala de oficiales. El tipo entendió la indirecta, y les dejó solos de momento. Entonces, Brown miró a su "hermano", aunque ciertamente no tenían demasiadas cosas en común, aparte de estar destinados al mismo cuartel, en la misma ciudad de Irak.

-Se trata de una misión de escolta y protección de VIP. Van a visitar varios lugares, no se exactamente cuantos, pero si le puedo decir que las investigaciones pueden llevarles algo lejos de la zona verde, espero que no cerca de Ciudad Sadr. Él no ha dicho que si, ni que no.

Carraspeó, parpadeando antes de proseguir.

-No se metan en líos, ni vayan dando la nota. Contarán con el factor sorpresa, pasando por zonas no-frecuentadas por las patrullas, lo que descarta ataques con IED en principio. De todos modos, no se alejen demasiado de las zonas vigiladas, porque si pasa algo no podremos ayudarles a tiempo.

Negó con la cabeza, despacio.

-De cualquier manera, no creo que suceda nada. Por lo que me ha dicho, van a entrevistar a personas, y a lo sumo tendrán que detener a algún gilipollas que quiera escapar a su particular interrogatorio, si es que la poli iraquí no llega a tiempo para hacerlo. Nada de heroicidades ni gilipolleces. El plumilla es la misión: proteger su culo liberal en todo momento, y facilitar sus investigaciones. Si hay que partir la cara a un par de ladrones insurgentes en el proceso, no creo que nadie en esta jodida ciudad se vaya a quejar, mientras no lo graben con un móvil y lo suban a youtube para fardar.

Consultó la hora en su reloj de pulsera, y pareció recordar algo.

-Por cierto. Hace diez minutos he hablado con vuestro sargento, y hemos acordado daros un nuevo vehículo, un Cougar. Como eres sargento, vamos a poner dos grupos de fuego bajo tu mando. Uno, mandado por Fitzgerald, y otro mandado por Brooks. Contarás entonces con dos vehículos: un Maxx Pro y el tuyo.

Volvió a mirarle, tranquilamente.

-¿Alguna pregunta?

Escucho nuevamente al Teniente manteniendo mi acittud marcial. El puto plumilla ha conseguido que sean dos vehículos los que le hagan de taxista. No está mal para un chupatintas. Aunque no todo pinta bien. Confío en Fitzgerald, pero Brooks es un enigma; y eso, en una letrina como Bagdad puede ser una jodida mala noticia.

 "-Señor - respondo al Teniente - ¿Cuándo debemos estar preparados, Señor?"

Me ha dejado claro que no sabe adónde nos llevará el plumilla. Lo que sí tengo claro es que cada nuevo destino vamos a tener que analizarlo antes de presentarnos allí. Quizá ese idiota de despacho crea que Bagdad es la aventura de su vida, pero lo último que quiero es que nos meta en el lavabo de un insurgente...

Cita:

Bastará con "señora", gracias.

Cita:

Maggie apoyó la mano en la cara, mirando la salida de los tres soldados, y dijo simplemente: ¡Qué pena! ¿Y con estos tíos queremos ganar esta puta guerra?

Cita:

Hacemos progresos, dijo Maggie, repentinamente sonriente, y en voz lo suficientemente alta como para Jonas la oyera. ¿Sabes, Janet, creo que Jonas, aquí presente, progresa adecuadamente. Con un poco de suerte, si salimos vivos y enteros de este berenjenal, igual consigue que yo siente la cabeza.

El teniente tenía claro que el sargento no estaba muy contento con la misión, pero eso parecía que se la sudaba bastante. Eran jodidos marines, y ninguno de ellos hacía lo que quería, excepto cuando cantaban en el vehículo, comían chocolatinas a escondidas y se hacían una gallarda en la cama del acuartelamiento. Durante el resto del día, sus actos eran propiedad del USMC.

Consultó la hora en su reloj de pulsera. Seguía siendo temprano, casi primera hora de la mañana.

-El plumilla me ha dicho que quiere comenzar las pesquisas cuanto antes. Así que estén preparados y comidos para las 14:00 hora local. Lleven equipo a su discreción, incluso visores nocturnos si creen que los necesitarán. Aunque tampoco vayan a llevarse un puto howitzer. No creo que les haga falta demasiada artillería gruesa.

Otra visita inesperada.

Brooks entró con la guerrera del uniforme arremangada y unas gafas de sol en el pelo. Ya le conocían, e incluso habían tenido oportunidad de verle exhibirse a veces en las duchas y en sus abluciones matutinas. Era un chulo de gimnasio, con cuerpo hercúleo, que no solía ser muy hablador. De hecho, en su "grupo" solía ser el tipo que hablaba al final, el que pontificaba. Llevaba allí casi tres años, y pronto su periodo de servicio habría llegado a su fin. Nadie echaría de menos a otro marine hipermusculado más en Irak.

-¿Habéis visto a vuestro sargento, cabezabotes? -preguntó, con tono neutro.

Cita:

Maggie se puso en alerta al ver entrar a Brooks.

No le gustaba ni un pelo, pero no se le notó en lo más mínimo, cuando respondió en tono oficial: Estaba con el teniente, pero de eso hace ya un rato; debe estar a punto de volver. ¿Quieres un café mientras le esperas?

Tras la bonita conversa con el chicano, Kendrik se decide a retirarse a su habitación, con su MP3, donde al menos hay algo de música, que le ayudará a matar el tiempo hasta que le toque ir a la guardia. Justo cuando se va, otro gilipollas hace acto de presencia en el lugar, buscando a Jackson, por lo visto. Pues que tenga suerte. Por lo pronto, y hasta que haya novedad, se retira. Se acuesta en la cama y se pone el MP3. Y mirando al techo, espera a que las horas, simplemente, pasen. 

Brooks no había hecho más que sentarse cuando Jackson regresó del módulo de mando, entrando por la puerta con aire pensativo. Vió que Kendrik se había metido en la habitación de las literas a escuchar música, pasando de todo.

En el salón estaba James, leyendo un libro con indiferencia, y Janet y Maggie estaban sentadas con cara de indiferencia barra asco. Aquello parecía una jodida reunión de familiares en un velatorio.

Con pocas ganas, el ahora cabo se puso de pie, componiéndose en algo parecido a una posición de firmes, vertiente informal. Saltaba a la vista que no estaba muy contento con su nuevo destino. Aquel cachas llevaba casi 3 años en Irak, y ellos seguirían siendo los novatos para él hasta que terminara su periodo de servicio.

Miró a Jackson, aclarándose la garganta.

-El sargento O'Rourke ha dicho que debía presentarme aquí para que mi grupo de fuego quede bajo sus órdenes, sargento.

No dijo nada más. Tampoco parecía tener ganas de palique.

Miro a los presentes con expresión de haber sido dado por el culo con una rama quebrada. El Cabo Brooks ya ha sido informado y se le nota que le repatea estar bajo el mando de alguien que lleva menos tiempo en Iraq que él. Que se joda. Igual que todos nos jodemos.

"-Exacto, Cabo - le respondo a Brooks - Su equipo estará bajo mis órdenes. Y si eso le está repateando el culo, espere a conocer la misión. - añado- Le va a encantar...."

Me acerco a la puerta de la habitación de literas y asomo la cabeza. Ahí está Kendrik, con cara de atolondrado escuchando música.

"-Kendrik, deja la música para otro momento y mueve el culo - le digo - Tu Sargento preferido tiene noticias cojonudas para ti. - finalizo dando la vuelta y regresando ante los demás."

"-Muy bien, niños y niñas.... - empiezo dando tiempo a que Kendrik se una al grupo - Alguien con más galones que todos nosotros considera que nuestro cometido principal a partir de ya es ejercer como escolta de un periodista. El Teniente está de acuerdo y esas van a ser nuestras órdenes. - añado mientras observo las expresiones de los chicos - El plumilla en cuestión es personal civil, y está en Bagdad investigando el tráfico de objetos de arte. Tiene nombres, tiene direcciones y tiene la intención de tirar de la manta para que empiece a salpicar la mierda. Y nosotros vamos a ser los encargados de velar por su seguridad. Y para eso contaremos con dos equipos - digo mirando a Brooks y asintiendo para que comprenda que lo han enmarronado como a nosotros - Así que preparad el equipo para tal cometido y estad a punto a las 13:45 horas. - concluyo."

Me quedo un momento mirándoles, en silencio.

"-Tened en cuenta varias cosas. - añado - Primero: La ruta la determina el plumilla. Según lo que consiga, sabremos cuál es el siguiente paso; así que tendremos que improvisar intentando arriesgar lo menos posible nuestros traseros. Segundo: El plumilla cuenta con el beneplácito y la simpatía del General, y además espera que estemos a la altura de las circunstancias, ya que le han vendido que somos los jodidos héroes de Bagdad. Por tanto, nada de quejas ni cagadas. Tercero: El plumilla debería regresar entero. Y a ser posible sin impactos de bala por fuego amigo. ¿Me oyes Kendrik? - añado mirando al sureño."

Suspiro y con parsimonia, aguardo. Quizá lo están digiriendo....

"-Mi opinión - les digo - es que esto es un montón de mierda. Llevamos semanas tocándonos los cojones porque alguien considera que servimos mejor aportando un rostro heroico en las noticias de las nueve que dejándonos reventar el culo junto a nuestros hermanos. Somos Marines, y esto es Iraq. Y a pesar de lo que digan los chupatintas de Washington, aquí estamos en guerra. Nos merecemos hacer lo que se supone que tenemos que hacer; para eso nos han entrenado. - añado - Así que ya podéis suponer que estar haciendo de niñera de un mierdecilla me repatea el culo. Sin embargo, el cometido de ese tipejo y el tráfico de arte parecen ser un aspecto prioritario... No me preguntéis para quién, porque no tengo ni puta idea... La cuestión es que se nos han dado órdenes. Y las vamos a cumplir. Somos Marines. - culmino mirando a Brooks."