Partida Rol por web

Ella estaba caliente por dentro, mojada y suave. Siempre había algo fascinante en el coito, algo extraño. Jonas lo definía como una especie de masaje, un cosquileo agradable que se experimentaba durante los vaivenes propios de la cubrición. Sea como fuere, ella parecía encantada. Se besaron, dulces y después apasionados, y él aumentó el ritmo.

Afuera, se escuchaban los pasos de Santos, que montaba guardia en el pasillo, vigilando la puerta del plumilla y RJ. Entonces, aunque tapado por el ruido de sus cuerpos al chocar, escucharon que decía: "¿Que coño?". Luego, se escuchó un disparo desde el final del pasillo. Era el disparo de un fusil de asalto americano, si es que no habían escuchado ninguno en más de 400 días en aquel país. Santos contestó con una ráfaga corta, de tres balas.

-¡HIJOS DE LA GRAN PUTAAAA! -bramó.

Fuera quien fuera el que había disparado contra Santos, una cosa estaba clara, y es que ya les habían cortado el rollo.

En el sueño, mamá había salido de casa otra vez, con sus enormes ojeras, dejándote con la vieja consola Nintendo de cartucho, comprada de segunda mano en un Cash&Converters. Ella te dijo que volvería pronto, que no te preocuparas. Pero tu sabías que ella, como era costumbre, no tenía ni el dinero para pagarse la dósis, porque se lo había gastado todo en darte de comer y comprarte ropa nueva. Todavía eras demasiado pequeño para comprender que tipo de favores hacía a cambio para conseguirla.

Parpadeaste, desvelándote. Janet seguía a tu lado cuando miraste, dormida. Podías sentir el calor de su respiración en tu pecho. Era algo agradable, cariñoso, incluso romántico. Estiraste la mano para acariciar su pelo, cuando escuchaste un disparo en el pasillo, y luego una ráfaga de tres balas. Santos gritaba algo, parecía una blasfemia. Tu estabas en proceso de despertar del todo, sobresaltado, y por eso no podías precisar qué es lo que había dicho.

Janet acababa de abrir los ojos en ese preciso instante.

En el sueño, el sargento instructor era negro. Es más, toda la maldita unidad de reclutas estaba formada por negros, chicanos y asiáticos. Todos te miraban con una sonrisa de superioridad. Entonces, te diste cuenta que te habías caído en el barro en la pista de obstáculos, justo donde debías cruzar agarrándote a una cuerda.

El sargento te señaló con un dedo, un dedo de una mano ancha y redonda, negroide. Parecía disfrutar atormentándote.

-¡Levanta el culo de mi puto obstáculo, desteñido de mierda! -exclamó.

Jonas soltó a Maggie tan pronto escuchó el disparo, ambos sabian lo que eso significaba... Alguien estaba atacando a los suyos.

- Vamos a vestirnos y a por las armas, no tenemos tiempo que perder... - Dijo rápidamente, mientras se vestia a toda prisa como les habian enseñado. Camiseta, pantalón, guerrera, chaleco y botas. Cogió su arma y una bolsa de munición que tenia cerca de la cama "hombre precabido folla tan tranquilo como dos" pensó mientras quitaba el seguro de su fusil. No sabia que podría pasar, pero tenia ganas de acabar con cada hijo de perra terrorista que habia entrado en el hotel.

Mientras la colilla, recién apagada, suelta el último atisbo de humo de tabaco que queda en ella, James exhala el humo de la ultima bocanada mientras una corriente de aire fresco entra por la ventana frente a la cual esta sentado y golpea su rostro. El aire hace removerse en su lugar al cabo Brooks, el cual continua durmiendo pese a todo. James lo observa un minuto desde el sillón que acercó para sentarse frente a la ventana, ya desearía poder dormir tan tranquilo.

Vuelve la vista al frente y se inclina hacia delante, frotando sus pies descalzos con las manos, aliviado de por lo menos poder quitarse las botas un rato. Es entonces cuando algo le sobresalta, primero la voz de Santos, y antes de que pueda reaccionar de cualquier forma, un disparo que le hace sobresaltar en su asiento.

No se tiene que ser muy listo para saber que puede estar sucediendo, por lo que James, de manera instintiva, sin pensarlo ni analizar la situación, haciendo gala del “adiestramiento” de la academia, se para en seco mientras de un salto se acerca a su cama y toma su carabina reglamentaria - ¡Brooks! - le grita a su compañero de cuarto, el cual tiene fama de tener el sueño como una roca, aunque el grito de James llega tarde.

No espera respuesta, y sin caer en la cuenta de que siquiera lleva zapatos, vestido de camiseta y solo con sus pantalones, sale con la carabina en mano hacia la puerta, asomando la cabeza por ella.

- ¡Santos! - grita mientras mira hacia fuera - ¡Santos! ¡¿Que mierda esta pasando?! - le vuelve a gritar a su compañero mientras asoma la cabeza.

La paz que precedía a la tormenta se encarnó en el cuerpo de Janet tumbada en la cama, con su cabeza sobre mi pecho y su respiración pausada susurrando en mis oídos. Curiosamente, la cómoda cama de aquel hotel no me facilitó conciliar el sueño. Perdido en mi ensimismamiento, recorriendo con los dedos el pelo de Janet y fijando la vista en el infinito, parecía que podría disfrutar de unos momentos de paz y abstracción, lejos de Iraq, lejos de unos recuerdos de infancia que periódicamente paseaban impunemente por mi cabeza, recordándome quién soy y de dónde vengo.

Infancia difícil, familia desestructurada, adolescencia problemática y una huída hacia adelante enrolado en el Cuerpo de Marines para huir del Infierno de mi propia vida. La cuestión es que el Infierno me acompaña allá adónde voy.

Los disparos me sobresaltaron. Janet abró los ojos a la vez que sin pensarlo, me revolví sobre la cama, echándome a un lado e incorporándome. No presté mayor atención a los ruidos, escuché voces y disparos. Suficiente para saber que las cosas se estaban torciendo.

Me puse los pantalones y encajé los pies en las botas casi a la vez. Eché una ojeada al chaleco de kevlar y al cinto con los cargadores, la pistola y el M4 apoyado en la repisa del mueble. Con eso y el casco sobre la cabeza tendría que se suficiente.

Kendrik miró a aquél negro de mierda levantarle del obstáculo de barro. Se apartó de un salto, apartando al Sargento de un manotazo. 

-Que te follen, puto negro de mierda.- Dijo, casi como un reflejo. Miró al resto de sus "compañeros", y dibujó una cara de asco. -El Comandante me dijo que me cambiarían de unidad, no antes de darle por su negro culo, ¿¡Entiendes, chocolate?!- Gritó. Y entonces, algo le pareció extraño. Algo no encajaba. Aquello era... No... Ese no era su sitio... De repente todo empezó a ser borroso. Un agudo dolor de cabeza, un pitido... Aquello... De repente el Sargento empezó a desvanecerse... Le dolía mucho la cabeza... El cielo del día... No, era de noche... Era tarde... 

Entreabrió los ojos. Una piscina, un hotel... Aquello parecía no encajar. Él estaba entrenando, en una pista, rodeado de negros, chinos y chicanos maricones... Aquello no era real... La vigilia empezó a pasar, y a su cerebro, acudieron recuerdos como un flash. El gancho, algo eléctrico recorriendo la espalda, las sombras... ¡¡¡¡ESTABAN A PUNTO DE ASALTAR EL HOTEL!!!! Aquello último fue casi un grito en su cabeza. 

-¡Joder!- Gritó. Cogió una granada de fragmentación y la lanzó sin dudarlo siquiera a la piscina, para luego correr hacia el edificio, disparando a Molly hacia el aire, varias ráfagas cortas, haciendo todo el estruendo posible. 

 Maggie se puso el equipo a la carrera. Por suerte habían planeado exactamente algo así (bueno, de hecho habían pensado que les podía interrumpir un sargento furriel, no los jodidos de Al-Quaeda), por lo que tenían todo a punto al pie de la cama.

 Una vez ella y Jonas estuvieron a punto entreabrió la puerta y asomó desde el suelo un espejito, apuntando en ambas direcciones del pasillo para ver qué se cocía.

De pie, aunque apoyado en la pared del pasillo, el "espalda mojada" está disparando en dirección a la parte del pasillo que da a las escaleras (vuestra izquierda). Cautos, Tyrone, Maggie y James asoman la cabeza. Todos ven lo mismo: unas sombras apostadas en la esquina del pasillo, que devuelven el fuego a Santos.

Este es nuevamente alcanzado en el chaleco, cayendo de espaldas al pasillo. Luego, una de las sombras lanza algo rodando, que tiene toda la pinta de ser una granada. Lo más inquietante es que las sombras van vestidas con uniformes tácticos occidentales, y llevan carabinas M4 y otras armas que usaría cualquier fuerza estadounidense.

El objeto rueda a través del parqué del pasillo, mientras Santos se lamenta en voz alta del dolor de sus heridas. Desde la habitación del plumilla, llega un ruido, como de mover muebles.

Las brumas del sueño no acababan de disiparse, y durante un momento la realidad se mezclaba con el sueño. Kendrik se vió a si mismo siendo arrastrado por el borde de la piscina, hacia la calle, donde esperaba un vehículo. Luego, volvió a ver la cara del sargento instructor, a dos palmos de su nariz, voceando tan fuerte que podía sentir como la saliva le salpicaba.

-¿¿Me has llamado chocolate, redneck de mierda?? -exclamó.

Luego, golpeó su vientre con un puñetazo que más bien parecía un mazazo. Segundos después, estaba dentro del vehículo, y un tipo le acababa de pegar, creía que un culatazo. Pudo escuchar su acento, un acento neoyorquino.

-Parece que quiere que le demos más fuerte.

Luego, sin poder contestar, le dieron un nuevo golpe en la cabeza, y todo se volvió negro. Después de un universo de tiempo, una nueva imagen volvió a su mente. Estaba en el rancho de papá, subido en el tractor, acercándose a casa. Mamá estaba en el porche, llamándole a voces.

Parecía que la comida ya estaba en el plato.

 Maggie mete la cabeza de nuevo en la habitación, cierra la puerta y se aplana contra la pared de su lado mientras susurra a Jonas: Granada; prepara tu subfusil.

Luego coge una de las suyas, arranca el pasador y espera la explosión de la granada enemiga con el subfusil en la mano izquierda, para a continuación abrir la puerta y lanzarla hacia el fondo del pasillo. 

Jonas iba preparado para matar insurgentes, pero jamás se esperaría encontrarse a una jodida unidad de black ops atacandoles.

- Mag, ¿Por que coño tenemos a tipos que parecen una puta unidad de black ops atacándonos? Esto no tiene ningún puto sentido nena... - Dijo mientras preparaba sus armas, intentaba pensar en la tactica y las posibilidades de que algo así pasara.

 Tú dispara primero y pregunta después, por si acaso. Tenemos órdenes, que son proteger al plumilla, y me da la impresión de que esos del fondo del pasillo no tienen intención de hacerle precisamente cosquillas, así que cuando los hayamos neutralizado, hacemos las preguntas que haga falta, responde Maggie en voz baja.

En cuanto explote mi granada salimos al pasillo reptando, uno a cada lado, y hacemos fuego de eficacia hacia el fondo. Hay que saturar de plomo su posición y en cuanto se pueda, otra granada, ¿OK?

Jonas asiente:

- Tiras la granada, salimos reptando y llenamos de plomo al equipo de asalto, vamos a lanzar otra y a por el plumilla... ¿No es asi? - Pensó por un segundo en las posibilidades de que no fuera solo un equipo de asalto sino toda una compañia... No podia pensar en una locura asi.

James no se encuentra con un panorama muy sorprendente cuando asoma la cabeza fuera de la habitación, pues los ruidos que le habían alertado fueron bastante descriptivos.

- ¡Santos! - llama al otro soldado, bajo fuego enemigo, como si esperara que volviera a cubierto. Lo cierto es que poco puede hacer por él, en medio de aquella balacera podría caer como una mosca antes de siquiera alcanzarlo. Le llama la atención la vestimenta que tienen aquellas sombras que se pasean al final del pasillo. Aunque apenas las pueda ver, se puede notar que no se trata de soldados improvisados, de la milicia, como había visto hasta el momento. Esos sujetos parecen profesional, tal vez mercenarios, como los que habían visto antes... aunque eso no le supone a James demasiada diferencia.

- Mierda...! - exclama a si mismo por lo bajo mientras vuelve a meter la cabeza dentro de la habitación, tras divisar como uno de aquellos soldados enemigos suelta una granada cerca de su posición. No puede hacer otra cosa mas que ponerse a cubierto y esperar a que pase la explosión para hacer algo.

En cuanto escucho la granada rodar, hago ademán de vovler a cubrirme tras la puerta; pero me da tiempo para ver que se trata de una granada de humo. Eso significa que los asaltantes quieren cubrir sus movimientos, más que matar de forma indiscriminada. No se trata de terroristas.... esots tíos están haciendo alguna clase de operación encubierta, y seguramente se trate de una extracción. Quizá pretendan llevarse al plumilla....

Preveo que en cuanto detone la granada (en este caso, empiece a soltar la carga de humo), quizá alguno de mis chicos realice fuego de cobertura o les obsequie con otra granada; así que por un instante, me cubro y replaneto mis posibilidades. Si pudiera llegar a la habitación del plumilla sin tener que salir a ese pasillo....