Partida Rol por web

La usual pelea con la radio.

Aquello ya era una vuelta a la normalidad. Coñas sobre la música que se ponía, MP3 sacados de los bolsillos de la guerrera y una jaula de grillos dentro del humvee. Al final, habían optado por lo más formalete, una cosa que satisfizo a todos. Nada de "música de jodidos quinceañeros o putos negratas".

El mes de enero tocaba a su fin, pero Kendrik todavía lucía en su cara cicatrices de la pelea del día de navidad. Llevaba un protector en el tabique nasal, y todavía eran visibles algunas heridas que tardaban en cicatrizar. Parecía por su jeta que había vuelto del desembarco de Normandía. No dijo nada a sus compañeros, solo un "nos peleemos", sin dar más detalles. Pero tarde o temprano, se enteraron de que se había dado de hostias con unos negros estando borracho. Los oficiales pasaron la mano, y apenas si se chupó unas horas de calabozo cautelar, y lo soltaron cuando estuvo sobrio y le habían acojonado lo suficiente con las posibles consecuencias de sus actos. Él prometió ser un marine bueno, y cerrar la boca, y volvió con su escuadra.

Maggie conducía, y volvían con el Nyala de MacGuire a la cabeza por la zona del mercado central de Bagdad, donde habían realizado vigilancia activa para evitar atentados con explosivos, que solían producirse en aquel lugar. Un trabajito tranquilo, después de entrar a registro en un par de casas donde se sospechaba que habían insurgentes, un "regalo" del teniente que habían llevado a cabo hacía algo más de una semana. En total, habían decomisado 12 AK, 6 RPG-7 y unas cuantas bombonas de butano preparadas para actuar como IED. Todo aquello estaba repartido en dos pisos francos, y la redada en colaboración con la policía irakí (se limitaron a vigilar el perímetro y comerse unos bollos con el café) salió en la prensa local, además del boletín del ejército.

Ahora volvían a la base con tranqulidad, aunque atentos siempre a la ciudad. Una ciudad que podía volverse hostil en cualquier momento.

Tyrone estaba en el asiento del copiloto, mirando a unos niños irakíes que les hacían cortes de mangas, atrevidos. James seguía taciturno desde lo de la muerte de su madre, y nadie le había reprochado que estuviera así. No es todos los días que se muera tu madre, ni tampoco que el jodido batallón no te deje volver a casa para ponerle unas flores en su tumba. Según dijo el oficial de inteligencia, "todavía no se ha ganado el derecho de volver a casa, marine". James tuvo ganas de partirle la cabeza cuando dijo eso, pero solo hubiera empeorado las cosas.

-Aquí 2-2-3. Papá Noel informa de que la ruta principal está cortada por un accidente, nos desviamos hacia la ruta B, por la Avenida 14 de julio.

Cita:

Mierda, esto no me gusta, declara Maggie. Con lo mal que conducen estos tíos, los accidentes son comunes, pero con los pocos coches que hay y lo anchas que son las avenidas, que corten la avenida principal me huele a chamusquina. Chicos, despertad antes de que nos huela el culo a pólvora.

Kendrik se acariciaba el puente de la nariz con una mano, mientras con la otra sujetaba la ametralladora del Humvee. Todavía le dolía la nariz, y sobre todo, le dolía su orgullo viril. Machacado por un negro de mierda, que además le pilló de espaldas. Putas negras mariconas, atacaron por la espalda... El había acabado jodido, pero Webster... También cobró, y mucho más. Esa se la guardaba. Ya los cogería. 

La radio dice algo, aunque no está muy atento. Su mente está en otro sitio. Todavía sigue en la base, imaginando formas crueles y en extremo dolorosas de torturar... Entonces Maggie les resume lo dicho por la radio. Parece que huele a problemas. Y es cierto, no hay que ser muy listo para darse cuenta de que una avenida no se corta así como así. Coge la ametralladora con ambas manos y se agacha un poco, mirando los tejados y ventanas, los lugares preferidos de los moros para preparar emboscadas. 

-Mis ojos estarán bien atentos.- Dice, a modo de respuesta. 

"-La puta madre que los parió.... "-suelto poéticamente al ver como unos críos de mierda que no levantan más de un metro del suelo se dedican a hacernos cortes de mangas y a levantarnos el dedo con el universal signo de "qué te jodan".  Los veo a través de la ventana del copiloto, mientras regresamos a la base, cerca del mercado central de Bagdad y justo cuando voy a añadir algún comentario desagradable sobre los irakíes que se dedican a mofarse de nosotros, se escucha la radio.

"-Aquí 2-2-3. Papá Noel informa de que la ruta principal está cortada por un accidente, nos desviamos hacia la ruta B, por la Avenida 14 de julio. - resuena con el habitual sonido metálico del altavoz".

"-Mierda....- suelto con dejadez y poniendo cara de hastío - Tenían que darnos por el culo justo hoy... - añado mientras alargo la mano pra coger la radio y confirmar que hemos escuchado el mensaje."

"-Aquí 2-2-4 - pronuncio con claridad mientras presiono el botón de apertura de canal de la radio - Recibido. Mantenemos posición y tomaremos la ruta B. Cambio y corto. - finalizo mientras suelto con dejadez el micro de la radio."

El comentario de Maggie no deja de confirmar lo que pienso sobre los cambios de ruta y las grandes avenidas. Es evidente que todos, con más o menos aspaviento en la forma de expresarlo, sabemos que los cortes de ruta y los desvíos obligados suelen encerrar una emboscada. Algunos hijos de puta provocan un incidente o hacen estallar un coche, provocandoel corte y el acordonamiento de la calle, obligando a los convoys a desviarse por rutas alternativas. Y es ahí, en lugares menos controlados, donde aguardan los yihadistas para dar por el saco a los ilusos que circulen por allí. Y eso nos incluye a nosotros.

"-Kendrik, - espeto mirando hacia atrás, a la posición en la que se encuentra - cuando nos metamos en esa ruta B, si algo pestañea fuera de lugar nos avisas, y si ves una tubería salir de donde no debe no dudes en abrir fuego... - añado - Putos cabrones de mierda... - finalizo con un claro tono de mala leche y decepción por el contratiempo que vamos a sufrir con el cambio de ruta."

Maggie, aprovechando que el Nyala va en cabeza, se esfuerza por hacer que el Humvee ruede exactamente por el mismo sitio que ha pisado el otro, y experimenta acercándose y alejándose un poco del otro vehículo para ver qué le ofrece más visibilidad del pavimento.

Comprueba compulsivamente que lleva el cinturón de seguridad bien ajustado, el casco puesto y con el barboquejo tenso, y las armas a mano para cuando llegue el follón.

Tyrone, dice. ¿Por qué no coges una mira ACOG e intentas ojear el camino por delante del Nyala? Vas a coger un dolor de cabeza de mil pares de cojones con el movimiento, pero igual nos sirve para que no nos estropeen el almuerzo. Me tiene que venir la regla, hoy hay lasaña en el rancho, y tengo un hambre que ni te cuento.

James se mantiene en silencio, sentado en la parte trasera del vehículo, mirando por la ventana. Si no fuera por algún “si señor” ocasional, y alguna que otra palabra, cualquiera podría haber dicho que había quedado mudo desde navidad. No había hecho chistes desde entonces, ni había dicho mucho, tan solo se mantuvo todo ese mes ocupado en sus cosas... limpiar el arma, preparar el equipo, comer, dormir, bañarse, ir “de paseo” al mercado, volver a preparar el equipo, leer en su tiempo libre... y poco mas. Siquiera se había sentado a hablar con sus compañeros como antes. Si bien nunca fue muy hablador, en el ultimo mes había pasado a ser completamente solitario, hasta llegando a inquietar por momentos. Aun así, agradece por dentro el hecho de que nadie le moleste por eso y que le dejen en paz... tal vez para respetarlo, o por desinterés, le da igual, lo ultimo que cree necesitar es una sesión de psicoanálisis.

Lo único que recuerda de aquella navidad es la frase de su madre, o al menos la que le habían transmitido. Y de todas las cosas, de haber perdido a su madre, de que todo aquello no sirviera para nada, de no poder volver para el funeral, de la broma pesada jugada por el destino quitandole a su madre en navidad... de todo eso, lo que mas le inquieta y le molesta es aquella frase.

"díganle a mi hijo menor, a mi James, que estoy muy orgullosa de él, del hombre en el que se ha convertido" . Aquella frase no se la pueda quitar de la cabeza. Entiende que su madre piense así, entiende que cualquiera podría sentir orgullo de aquella situación, de haberse cagado en sus ideales para ayudar a alguien mas... pero de eso a sentirse orgulloso por lo que se a convertido hay un trecho. James no se siente orgulloso de estar ahí, en aquel lugar, sin razón, cargando un arma y dispuesto a disparar a cualquiera que se le cruzara y cuya cara no le gustara. No se siente orgulloso de estar ahí, con quienes bombardean a un pueblo, teniendo que fingir creerse toda aquella mierda de la libertad y la democracia, cuando en realidad esta haciendo ganar dinero a aquellos que les empujan a esa situación, a tener que ir a una guerra que no les importa para poder llevar algo de dinero a casa, a aquellos que dejaron morir a su madre por no poder pagar el hospital, tan solo para poder empujar a personas como James a ser sus recaderos, en un circulo interminable. No se arrepiente de lo que hizo, pero sin duda no se siente orgulloso de haberse convertido en el hombre que es, si no todo lo contrario.

A aquella idea le dio vueltas todo el mes, y le da vueltas todavía mientras va sentado en el vehículo, mirando por la ventana a aquellos niños que les hacen gestos en la calle, gestos que entiende, y a los que responde con una sonrisa y saludando con la mano, al contrario que sus compañeros, para luego volver a quedar medio hipnotizado con lo que sucede del otro lado del cristal blindado, sin prestar mucha atención a lo que pasa dentro del vehículo.

- Bombas – dice de manera inesperada, sin dejar de mirar por la ventana, como medio hipnotizado, y sorprendiendo un poco por haber agregado otra palabra a su escaso repertorio de las ultimas semanas – mi hermano me contó – añade sin inmutarse, hablando al resto, pero dando la sensación de que piensa en voz alta, hilando mas palabras en esa frase que en las ultimas semanas – que en sus últimos meses aquí – continua – ya no hacían emboscadas.... desviaban las patrullas por caminos alternativos, que no tenían vigilados, en los cuales dejaban bombas caseras escondidas. Cuando pasaba algún vehículo sobre ellas las detonaban y ya, así era mas fácil que armar un tiroteo, ademas de efectivo... casi siempre lo filmaban y lo subían a Internet, “cine de autor” creo que le dicen... creo que también lo hacen ahora, no se, tal vez sería buena idea ir sentados sobre nuestros cascos – dice, agregando aquella broma de mal gusto al final, aunque no sonríe al decir esas palabras, tan solo continua mirando por la ventana, aun ausente y con el fusil entre manos, sin reparar que posiblemente habría sido mejor permanecer callado antes de soltar ese comentario tan “alentador”.

Genial, James, dice Maggie, que va atenta a todo. Eres la alegría de la huerta, ¿sabes?

Pero probablemente tengas razón. Tyrone, ¿puedes comunicar con el Nyala y decirles que mejor buscamos otra ruta?

Jonas, dice Maggie en un susurro, haciendo señas a su compañero para que se acerque. Me preocupa James. Desde que murio su madre está con una depresión de caballo, y como le de un chungo en medio de un tiroteo tendremos problemas serios. Échale un ojo, por favor, tú que lo tienes más cerca.

Hago una mueca tras la propuesta de Maggie para que use una mira ACOG para examinar el terreno. La mueca se debe a que clavar un ojo en una mira de aumento mientras viajas en un vehículo que se mueve más que un puto toro de rodeo acaba causando un mareo de cagarse. Aun así, asiento y me giro, en busca de una mira o algún arma que la lleve incorporada para sacarla y usarla.

Y mientras, un taciturno James, nos cuenta batallitas sobre la experiencia de su hermano en Irak. Y tal como suponía, nos relata las costumbres de los yihadistas para emboscar patrullas sin tenr que arriesgar el culo. Resoplo cuando James termina su historia, utilizando es e tono neutro y triste que forma parte de él desde Navidad. La muerte de su madre es algo que se le ha atragantado, pero lo peor es que no le dieran permiso para regresar y estar en el funeral. Esa decisión me pateó el culo a mi también, pero la cadena de mando tiene eslabones demasiado grandes, y mi queja a mi oficial superior al respecto de esa decisión, cayó en saco roto. James se quedó en Irak, y su madre está enterrada. Dios beniga América.....

Finalmente consigo una ACOG de entre el montón de material que llevamos con nosotros. Pero nuevamente, la sugerencia de Maggie sobre un intento de cambio de ruta me parece acertada.

"-Ok - afirmo mientras cojo nuevamente la radio - pero es posible que los del Nyala, y nosotros con ellos, tengamos que obedecer las órdenes de Papá Noel y éstas sean explícitas en cuanto a la ruta....- añado con cierto pesimismo, sabiendo que las órdenes suelen venir de algún cabeza cuadrada que no arresga su culo"

"-Aquí 2-2-4. - digo mientras abro el canal de la radio - Interrogativo. ¿Hay confirmación de que la ruta alterantiva sea segura? Cambio."

Jonas escuchó las palabras de Maggie y se acercó a James:

- Ey, ¿Qué tal lo llevas James?. Queria decirte que lo siento, de veras tio, pero también decirte que tu eres fuerte, y que ella lo sabia, ¿vale? De modo que demuestrale que no se equivocaba tio, que ninguno nos equivocamos. A partir de ahora, cada gesto, cada acción, deberán ser para honrarla... - Miró oteando el horizonte en busca de enemigos.- Y si nos necesitas, sabes que estaremos aqui.

Luego de su pequeño “discurso” poco alentador, James vuelve a su supuesto estado de “trance”, mirando inmóvil por la ventana del vehículo, sin siquiera reaccionar a las palabras de Jonas, que pese a tener buenas intenciones, le parecen inoportunas, pero no hace ni dice nada, no contesta, aunque lo escucha, y no esta de acuerdo. Al menos James piensa que estar ahí, disparando a gente sin ninguna razón, al menos valida para él, no es forma de “honrar” a su madre, ni a nadie.

-Aquí Papá Noel. Inteligencia afirma que boulevar está despejado. Un convoy de Blackwater pasó hace 40 minutos por allí, sin incidentes. Cambio.

"-Aquí 2-2-4. Recibido. Cambio y Corto."

Dejo la radio tras recibir confirmación de seguridad para la ruta que vamos a tomar. Igualmente, que haga 40 minutos que un convoy haya pasado sin incidencias no significa que no nos estén esperando para cazarnos como a ratas en una ratonera. Echo mano de la mira ACOG y examino los alrededores a través de ella, intentando compensar el movimiento del Humvee para no acabar con los ojos dando vueltas como si fuese un camaleón.

"-Bien chicos, parece que esa ruta alternativa nos la vamos a comer - manifiesto tras la escueta conversación por radio -  Nos guste o no, es la opción seguria que nos ofrecen. Abrid bien los ojos. No me gustan las improvisaciones debidas a sucesos inesperados...."

Como Inteligencia se equivoque y nos estén esperando, a ese Papá Noel le va a pasar lo que a Poncio Pelotas: se va a a quedar sin apellido, rezonga Maggie.

Jonas se sintió mal por haber dicho algo inapropiado, pero no era momento de ponerse de bajada, James sabia que lo habia dicho con la mejor intención. Al oir a Maggie se echa a reir:

- Descuida, te regalaría sus pelotas por Navidad... - Dijo sonriendole, no pudo evitar quedarse dos segundos mirandola a los ojos.

-Fantástico.- Dice, suspirando Kendrik, que agarra la ametralladora con fuerza. -40 minutos es una jodida eternidad.- Dice, por lo bajo. En breve, su vida puede depender de ese arma, así que se centra en el camino, olvidando a sus compañeros en el Humvee por el momento. Está nervioso, como en aquél control, semanas atrás, y como en tantas otras situaciones. Pero no es miedo, solo tensión, que le hace estar más alerta. No teme a nada que no pueda ser atravesado por esa belleza de calibre 50, solo espera poder verlo a tiempo. Y desde luego, al primero moro que salga corriendo y gritando, piensa freírlo. Hasta los putos niños son una amenaza en aquella guerra, contra todos aquellos cabrones. 

Maggie ve por el retrovisor que Jonas la mira y le hace un breve signo de "thumbs up", para después poner la música, no tan fuerte como para que no se oiga nada, pero para romper el muermo.

The South will rise again, masculla entre dientes.

Kendrik, atento a la calle, tejados, esquinas, callejones y por lo general demás escondrijos para ratas, sonríe al oír la música. Se agacha un momento, el justo para oír las palabras de Maggie. 

-Amén hermana.- Dice. -Sweet home Alabama, si señor.- Se incorpora de nuevo, sin poder evitar ponerse a canturrear al ritmo de la música.