Partida Rol por web

No podía creerse en serio que uno de sus esbirros se hubiera puesto a hacer la gallina delante de los demás. Ni siquiera tenía claro si lo habrían emitido por la televisión o no, pero es que a estas alturas de la vida, vuestra Señora ya había dejado de escuchar y sólo estaba pensando en la manera en la que podía torturar a esbirro. 

De la nada, como solía suceder con la magia de vuestra ama, aparecieron dos tipos tales que así: 

El caso es que el goblin no pudo hacer nada contra los super soldier-pollos y bueno, terminó atado con unas cadenas muy gruesas a un trozo de hierro. 

- Así sí que eres un pollo... - Dijo la señora antes de que al gobo todo comenzara a darle vueltas. 

Era el turno de que otro esbirro siguiera contando la historia. Además, seguro que se lo pensaba bien después de ver lo doradito que había salido su compañero, por no decir que parecía casi borracho tanta vuelta. 

- Tú...Estiven... ¿Qué sucedió después de que el merluzo de tu compañero quisiera hacer de pollo? - Sonrió al decir esto último pues si había querido hacer de pollo, pues toma, pollo y medio. 

El tecnopata miro con esos ojitos que solo puede poner un gato con botas, y luego sacudió la cabeza para volver a parecer un mojigato con pretensiones.

- Su…mi….su…., señoría de la Oscuridad ebanizante. Lo cierto es que podría gastar su tiempo en informarle de la encuesta de “A qué tienen miedo los Gatos”, y como ofrecer cursos gratuitos para sus dueños de hacer natación con mascotas para librar al mundo de esa plaga.

Pero siento que la estaría defraudando con mi mediocridad. El producto, no solo no tiene la calidad que usted desearía, sino que ademas carecemos en este punto de un producto mínimo viable, y según todas las cuentas, el plan no podría despegar.

Como puede ver, he procurado afrontar sus deseos desde mi perspectiva única, pero no puedo más que merecerme el castigo por no llevar a buen puerto USB sus deseos, así que asumiré toda su ira en Ultra Alta Definición.

Es lamentable, sin duda, no haber podido contar con un grupo que al menos tuviera en su totalidad pulgares oponibles, y el curso de mecanografía para Dummies. Pero como líder de este proyecto, me hago cargo de mi terrible destino.-

El joven vacila y da un paso al frente, y luego se arrodilla ante su señora, no tiene idea de como salir de aquella torturosa y reptante mentira en la que han entrado, y ahora, asume, que no le queda otra cosa que perder sus bonos de horas extra, y algo mas por el camino.

La mujer se quedó mirando a Estiven con cara de circunstancia. Le parecía que le había empezado a llorar, pero no le interrumpió hasta que verdaderamente se dio cuenta de que le estaba llorando. 

- ¿En serio? 

Si estaba buscando algo parecido a la piedad en vuestra ama, no lo iba a encontrar, pues desde luego, tanto plató de televisión y tanta pluma, ya estaba algo cansada de escucharos, como para encima, que ahora un esbirro se arrastrara de aquella manera. 

- Por aquí sí que no voy a pasar... ¡QUE OS QUEDE CLARO! 

Tras aquel grito que sin duda os dejó casi agarrándoos la cabeza, ya que os retumbaba, la mujer hizo aparecer un gato gigante de tres cabezas que lanzaba fuego por la boca. De todas maneras, para acabar con Estiven ni el fuego necesitó, porque empezó a jugar con él como si fuera una polilla, lo cual, suponía que le iba a dar con la pata hasta que dejara de moverse. 

En cuanto la señora vio que el gato dejaba a su juguete ya inerte, hizo aparecer unas plumas en el cadáver, con lo que el gato se lo llevó en la boca para jugar con ello en otra parte. Así, ahora eráis uno menos al que culpar de vuestra incompetencia. 

La mujer, que se había tranquilizado después de aquel gato sicópata, miró a los esbirro. 

- Bueno Marco y cómo continuó el viajecito... - Después de los lloros ya no sabía si habíais grabado, si habíais salido en la tele... 

Marco abrió los ojos de hito en hito. Acostumbraba al mal trato que les profesaba su ama mas nunca se imaginó que su vida pudiera realmente estar en peligro...

—Su malignidad... —comenzó una vez tragó saliva—. Sepa que tras aquello tocó volver a recomponerse otra vez, con un nuevo plan, más salvaje, más atrevido, más furioso. Y a ello nos pusimos... Sabíamos que los gatos gustan de los ratones así que dijimos, creemos una trampa de ratones gigante para atraerlos a todos y dominarlos a nuestro antojo, en sus tierras oscuras... Pero cuando esta se puso en marcha... apareció cosa extraña, un bicho lleno de pinchos...

—¡Ah, sí, cierto!—Dijo Harim mirando con la cabeza de lado los despojos de Estiven.—Fue una buena idea que tuviste Marco. Y la extraña aparición de esa criatura nos dejó algo mareados a todos. Pero tú saliste con tu inventiva... ¿Cómo era eso? ¿Hacerle un traje al bicho ese lleno de espinas?

Mmorpg se apartó para que pudiese pasar el gato con Estiven en la boca, como si eso no fuera con él.

Y recordó eso de hacerle un traje al animalejo ese de las puas.

- Si, Marco es muy mañoso de costurero. Y a eso se puso bien contento. Yo la verdad, no le veía mucho la utilidad a eso, y supongo que es el momento que nos lo cuente, ya que por lo menos yo me quedé con la curiosidad. La cuestión es que cuando terminó, dijo "Vualá" y nos mostró un chubasquero tres veces mas grande que la cosa de las puas. Más parecía un impermeable para cerdos. Así que tampoco sirvió de mucho. Perdimos unas cuantas horas en ello señora.

El plan de ese bicho lleno de espinas parecía un plan sólido, del que estaba claro que vuestra ama ya conocía el final, pero bueno, la cosa por aquel entonces hubiera pintado bien. 

Eso sí, primero habló el plumas diciendo eso de que había que hacerle un traje al bicho, lo cual, ya parecía algo sin sentido y una pérdida absoluta de tiempo, lo que no tardó en confirmar el goblin, que dijo lo del chubasquero para cerdos. 

- ¿Eso es como el chubasquero de un perro? ¿Cómo sabía que era para un cerdo? 

A vuestra ama se le agolpaban las preguntas, pero no hizo ninguna de ellas, sino la que haría habitualmente. 

- Marco, ¿a qué venía eso del chubasquero y de estar perdiendo el tiempo en tonterías?

La mujer miraba al esbirro verde con cara de estar pensando una maldad, vamos, su semblante habitual, porque cada vez os gruñía más y os miraba peor. 

—Me sorprende que su malignidaz me pregunte —dejando claro que la veía varios niveles por encima de ellos, aunque el resto de compañeros no llegasen a su ingenio. Se frotó las manos para hacerse el interesante y prosiguió con su historia:

—Verá el plan seguía en pie y la cosa venía con un añadido, un bicho maléfico y de aspecto mortífero. Como vuestra malignidaz... Así que una pequeña confección lo haría pasar por cosa anodina y baladí con la que los gatoz probablemente querrían jugar. Un caballo de troya en toda regla ama mía... Un plan magnífico de no ser porque a paquita, aficionada a darle a la húmeda empezó a contar historias de picantez y la escala Escobilla o algo así... Que aquello tenía pinta de un picante de la hostia y que había que probarlo. El traje a la mierda, la trampa igualmente a la mierda porque meter ese corpachón entre todaz las ratas hizo que huyeran despavoridas (fue por ello que mi inestimable labor para culminar loz sueños de su malignidad se fueron al traste y tornaron en pérdida de tiempo) y para rematar, acabó por pegar tal lametón a la criatura que resulto ser una idea terrible... 

La mujer estaba a punto de decirle al esbirro que le daba exactamente igual lo que le pudiera o no sorprender, pero como siguió respondiendo a su pregunta, decidió dejar que hablara, que a fin de cuentas, era lo que le había ordenado que hiciera. 

- ¡Menuda panda! 

Vuestra ama negaba con la cabeza como si no tuvierais remedio, pero claro, mencionó a la vaca y sus lametones y miró hacia ella como si esperara que ella dijera algo o se disculpara por lo que había sucedido. 

- ¿En serio se te ocurrió lamer a una cosa llena de pinchos? 

Sí, vuestra ama tenía que hacer esa pregunta sí o sí, porque desde luego, eso sería masoquismo puro y duro. 

Paquita llevaba muda un buen rato con cara de póker, antendiendo a las esbirriadas que soltaban sus enanos compañeros. No se podía creer que de verdad estuviesen hablando de ese tema.

—Mu Señora, mu Oscura... Cómo explicar...  —Era una historia tan enrevesada que echó la vista a un lado en donde se encontraban los restos de Estiben—. El plan de usar las ratas nos lo tomamos como victoria y fuimos a un karaoke, pero no uno de esos anticuados japoneses con carne de, de, de mis primas wagyuuu —gyugió al pronunciar su nombre—, sino a uno indio donde no cometa canibalismo.

»Allí hicimos lo suyo: celebrar con canciones bollywuuu durante horas mientras cosíamos el traje. Yo conducía, así que tomé un tesito de hierbas, mientras los otros taberneros se emborracharon y hablaban del lagartijo cornudo entre otros disparates, como lo de caperucerdita y que yo lamía al lagartijo, cuando era un curry de arroz y anacardos —continuó, pese a la mirada incrédula de su equipo—. La capa era para imitar al flautista de Hamelín que hipnotiza a todas las ratas, ¡no para meter mi ensalada dentro! ¡MUU! ¡Menos mal que no bebí y salvé el trabajo de varias horas! Solo faltaba la flauta que vendría después.

Todo lo que estaba contando aquella vaca era un auténtico disparate, pero claro, sus compañeros habían permanecido lo suficientemente callados para que vuestra ama pensara que estaba diciendo la verdad. 

- ¡Necesito un traductor! - Sí, quizás era que la vaca hablaba muy rápido o es que a vuestra ama empezaba a resbalarle todo lo que decías, pero el caso es que había escuchado la mitad. 

- Seguro que si la echas al horno algo de puede aprovechar, aunque yo veo que va a quedar un poco dura ya... - Sí, ya estaba planeando las posibilidades que tenía Paquita, que puede que ellos fueran a un restaurante hindú, pero ella comía ternera que daba gusto. 

- ¡No sé si quiero preguntar! - Por unos momentos vuestra ama se quedó en silencio, pero terminó preguntando no sin cierta resignación. - ¿Qué es eso de la flauta? 

Estaba viendo que le iban a contar otra peli porno y la verdad es que prefería no tener que imaginarse a sus esbirros haciendo cosas de no esbirros. 

La vaca sonrió de lado a lado a la espera de que sus compañeros la interrumpiesen como de costumbre desde que llegaron a los dominios de la señora. Su expresión era entre cómica y siniestra, quizás por eso no se atrevieron a contradecirla o matizar su versión. Ella continuó con la historia, aprovechando sus silencios.

—Mu mu muu —carraspeó, aunque en realidad quiso decir el nombre de Mmorpg, que no le salía— se ofreció con esa tarea, dijo que estaba chupao. Primero puso la capa roja en Estiven y lo llamó cerdito. Luego se sacó la pipa de la boca y se la dio, haciéndola soplar con un chirrido muy feo y maloliente. Yo pensé que era cosa nuestra, pero no, a los pocos segundos vino un felino molesto por la juerga. Mmmuu dijo "veeeeei el primé rattata y que feo el jodio", lo que provocó su furia y no veas la que nos montó. Nuestro plan maestro al garete.

Parecía que últimamente aquel enano verde siempre estaba en medio de todos los jaleos, aunque había que reconocer que alguno de ellos había resultado bastante gracioso, la verdad. De todas formas, las explicaciones de la vaca empezaban a ser un poco... desilusionantes así que esperaba por su bien que la cosa cambiara. Eso o se convertiría en pienso para gatos esterilizados. 

- A ver enano tú... - Señaló a Mmorpg. - ¿Qué era eso que pretendías hacer? - Y la gran pregunta - ¿Por qué mandaste el plan al traste? 

La mujer se imaginaba que no se iba a enterar de todo lo que quería, pero bueno, por el momento, preguntar era gratis, aunque ya estaba empezando a cansarse de tantas preguntitas ¿eh?

- Eh, uh... - Ya le estaban otra vez metiendo en el fregao. - Bueno, es que me dijeron que el Traste sabría que hacer con el plan, así que se lo envié. - Mmorpg se arrepintió enseguida de la broma que había hecho. Quería bajar un poco la tensión, que desde que llegaron parecía que solo iba en augmento.

- Lo siento. - Se disculpó. - Pues precisamente la idea funcionó! - Dijo mirando a Paquita. - Enseguida llegó el primer gato. El problema es que mi pipa va muy bien para hacer pompas de jabón, pero llamar a los gatitos... Bueno, no solo los llamaba, sino que además los encabronaba. Con lo que los hacía más difíciles de reducir. Pero yo soy muy valiente, ya lo sabe usted. Así que me arremangué las mangas de mi chaleco y empecé a bailar con los puños levantados. Eso no intimidó al gatito, pero a mí tampoco me intimidó él. Eso sí, como el que tenía la pipa no paraba de soplar, el enfado del gato solo iba en augmento. Al final conseguí reducirlo cuándo ese se agotó de tanto herirme y magullarme. Fue una victoria épica en la que nadie había dado un duro por mí. Y les dí una lección a todos, que dicho sea de paso, tampoco nadie movió un dedo para ayudarme. Yo sólo, gané al gato más peligroso que ha visto usted en su vida.

La mujer se quedó mirando muy fijamente al esbirro después de su explicación y el esbirro, casi se fue imaginando las mil y una maneras de morir que podría tener si vuestra ama no cambiaba de expresión. 

- ¡No sé si os pensáis que vuestra ama es idiota! 

Podría serlo, pero nadie en su sano juicio se lo diría si quería seguir viviendo y eso que alguno de vosotros ya estaba magullado e incluso teníais una baja por ahí ya. 

Ya que parecía gustarle bailar, la mujer hizo aparecer a un grupo bailando, pero todos olían a podrido y daban un poco de miedo, la verdad. 

Obligaron a Mmorpg a bailar con ellos durante un buen rato y ya cuando el pequeño goblin no pudo más, intentaron comerse su cerebro, y lo intentaron simplemente porque fueron incapaces de encontrarlo, así que se conformaron con quitarle un cachillo de carne de aquí y de allá. Lo normal en un grupo de zombis. 

En cuando los bailarines desaparecieron del salón del trono, la mujer miró al plumas. 

- A ver, quiero seguir escuchando la historia. - Claro que el tonillo venía a decir que sin chorradas o volvería a dolerle. 

Harim estaba bajando del armario donde se había refugiado de los bailarines carnívoros, mirando de reojo a su compañero sangrante cuando, tras un silencio incómodo, se percató de que la señora lo miraba con gesto amenazante.

Rápidamente se cuadró ante ella. ¿Qué le había preguntado?

—Eeee... No recuerdo.—Se estrujó las manos nervioso.—Quiero decir que... justo en ese momento... yo había tenido que ir al baño, porque... Bueno, no importa el por qué. La cuestión es que Moreperegé estaba todo arañado, y Paquita terminaba de beber esa infusión tan curiosa que había pedido mientras Marco se tiraba de las orejas preguntando dónde diablos estaba el músico, que la pipa no servía.

»"¿Hace falta alguien que cante?" pregunté yo. "¡Pues claro! ¡Alguien tiene que atraer a los gatos con música!" me contestaron a los gritos, como si yo tuviera que comprender los planes que esas mentes borrachas y llenas de tecitos alucinógenos pergeniaban. (Ojo, que yo no reniego de los que gustan de meterse químicos extraños en el cuerpo, grandes ideas han surgido en estados alterados de conciencia, pero no esperen que yo las entienda tan fácilmente).

»Entonces les mencioné de mis sobrinos: Luciano, José y Plácido. Grandes cantantes ellos, de mucha fama en el ambiente. Seguramente conocerían alguna melodía que atrayera felinos. Lamentablemente mi hermana había viajado por trabajo, y mi cuñado no es de lo más higiénico que hay en este mundo. La cuestión es que los pichones estaban cubiertos de hongos y con un aroma que espantaba más de lo que su ulular pudiera atraer.

—¿Ah, que eran sus sobrinos? —musitó, como si se encendieran las luces de sus ideas. Luego alzó la voz dirigiéndose a su compañero—. Ahora entiendo lo de aquella pájara de los Polluelos sin Fronteras, que se los llevó y os interpuso una demanda palomar por 500 mil gusanos. Fue todo muy rápido, sí. Oye, ¿cómo va el juicio?