Partida Rol por web

La mujer se dio cuenta de que parecía que a todos y no sólo a ella, le costaba pronunciar el nombre de aquel esbirro verde. De verdad, estos goblins podían ser un poco más considerados con el resto de universo y ponerse nombre, al menos, pronunciables. De todas maneras ¿los goblins salían de huevos? Sí, a vuestra Señora ya se le empezaba a ir la olla con todo lo que la estabais contando. 

- ¿Sobrinos? ¿Demanda? - La verdad es que todos esos gusanos eran unos pocos ¿eh? 

Claro que la mujer miró interesada al plumífero, esperando que le explicara aquello.

- Entiendo, que, para variar, el plan no salió bien ¿no? 

También la interesaba el tema del juicio ya que estábamos, pero como ya lo había mencionado la vaca loca, puede que respondiera sin preguntar más. 

—Gracias por preguntar, Paquita. En verdad llevo tres días sin comer para llegar a pagar la primera cuota. Y sí, señora, lamentablemente el plan sufrió una insalvable demora por culpa de esa pájara abogada. Y hasta que no vuelva mi hermana no podremos continuarla. Ella es una famosa cantante, ¿sabe? Pero hasta que no culmine su gira no podremos seguir adelante.

Harim rascaba el piso con una pata, mirando de reojo a sus compañeros para ver si alguno lo salvaba en tan complicado trance.

—Pero no se crea que el ave negra esa se la llevó tan gratis la interrupción. Mis compañeros me defendieron. La amenazaron. Es de reconocer la inventiva e imaginación que tienen. Gran capacidad de improvisación. Porque eso de tu amigo gato era mentira, ¿no Paquita?

La mujer ya se estaba perdiendo tanta cosa rara y bueno, la respuesta del pájaro no terminó de gustarle, porque arrugó un poco el gesto. A ninguno de los presentes os gustó que pusiera esa cara, porque sabíais que algo malo iba a suceder y bueno, no tardó en darse el suceso inquietante. 

De repente se hizo de noche en el salón del trono y todos escuchasteis el sonido de que a alguien le estaban dando una paliza muy seria. Incluso se escuchaba gritar como una nena y pedir clemencia de las maneras más cómicas y cobardes. Para cuando se encendió la luz, Harim estaba con una pinta horrible y sobre una tabla de cortar. 

La señora, ahora sonreía satisfecha y miró a Paquita, que era a la que había mencionado lo que quedaba de pollo. 

- ¿Qué es eso del gato? 

Desde luego, Paquita sabía que o respondía algo que complaciera a vuestra señora o ella iba para hacer pienso para gatos. 

Paquita miró a Harim y luego a la Señora, otra vez a Harim y por último de nuevo a la Señora. Aquél pollo le había puesto en un aprieto del que no sabía cómo salir. De repente ella sudaba y sudaba sin saber cómo empezar. Después de unos segundos reaccionó.

—BEE, que diga, MUU... Lo del gato... gata... es... era una sorpresa... —se lamentó—. Mi amiga gata de toda la vida, Ricitos de Oro. En vez de crecerle el típico pelo áspero y alérgico de todo gato, le crecen unos rizos, que no es pelo realmente, ¡es oro de verdad! Amenacé a la pájara con contratar a los mejores abogados pimpollos de todo el bosque pagando con sus rizos.

Como parecía que necesitaban más información sobre la supuesta pelambrera dorada que crecía de esa gata y la "sorpresa", continuó hablando de ella.

—La conocí en la granja donde me crie. Es como la gallina de los huevos de oro o la burra del oro líquido, pues ella la gata de los ricitos de oro. Iba a entregársela después de acabar la misión, pero me se han chafado la sorpresa...

—¿Eh? ¡Ezo no ez lo que pazó! —protestó Marco interrumpiendo aquella fantasía

—¡Su excelentísima malignidad! Le puedo azegurar que nadie eztuvo con la tal rizitoz de oro. Lo que recuerdo a fe mía ez que vi a vaquita arrimarte a un marrano que vio en eze momento por ahí —dirigió entonces su atención a la vaca:

—Te puzizte a departir zobre laz opinionez de diferentez criaderoz de animalez y cómo tuz favoritoz eran loz japonezez porque te ponían muziquita, te masajeaban laz ubrez y te daban de beber cerveza. Que tú merecíaz zer una Kobe como mínimo.

Miró al resto de sus compañeros quienes también habían olido la sangre y estaban como chacales:

—Como no eztabaz por la labor de hacer ni el huevo, noz tocó ponernoz manoz a la obra con eze plan... azí que nada de ricitos... Pa ricitos los de tu eztómago con el marrano...

Paquita dijo aquello del gato ese, pero claro, el plan se desmoronó un poco en cuanto el otro esbirro abrió la boca y dijo lo del cerdo y que quería que la cuidaran bien. 

- Yo te voy a cuidar estupendamente... 

Mientras vuestra ama planeaba cómo hacer tarrinas para gatos con la vaca, se dio cuenta de que os estaba ignorando un poco y la verdad, es que la charla esta en la que debería mataros a todos, se estaba alargando un poco. 

- Más te vale que me expliques eso del cerdo y de la charla. ¿En serio entonces recordabais cuál era la misión? 

Para ella que ni tatuándoos en la frente que ella quería deshacerse de los gatos, lo recordaríais muy a menudo. 

La vaca pegó un berrido, solo confundible con las palabras que propinó al goblin.

—¡Caro que no viste ninguna ricitos, si está en la granja donde me crie! Yo no puedo volver, me echaron por vieja. Por eso estaba convenciendo a la cerdita de ir allí a llamarla y traerla aquí a los dominios de la señora. Pero tú, tú, cogiste un palo del suelo y amenazaste a la cerdita. Ahora no hay ni ricitos ni mascota.

La mujer miró a la vaca negando con la cabeza. Así, Paquita ya sabía perfectamente qué era lo que la iba a tocar, pero claro, aún no había sufrido en sus carnes lo doloroso que era explicarle a vuestra ama algo que no la llenase demasiado. 

Ya que estaba el tema con cerditas, de la nada aparecieron varios, aunque venían con cadenas, puños americanos y algunos tatuajes, cuyo conjunto indicaba que como poco debían ser cerdos moteros. Así, comenzaron a darle tal paliza a la vaca que casi la pusieron hasta a dieta del susto. 

Para cuando terminaron con ella, se parecía a la vaca de Milka por el color morado que tenía, aunque los cerdos se esfumaron enseguida, tras decirle a vuestra señora que la debían unas birras. 

Claro que entre tanto, vuestra ama había escuchado el nombre del otro enano verde y directamente le habló a él. 

- Y bien...¿Cómo sigue vuestra incompetencia? 

—Zu malignidad, si voz en zu infinita zabiduría nos califica de incompetentez, azí lo zomoz, máz en nueztro afán por zervirla lo mejor pozible retomamos el plan de atraer a todoz loz gatoz, zin fallaz ezta vez —añadió Marco tras ver cómo la vaca sufría lo que habían sufrido los demás hasta aquel momento—. Recurrimos al uzuario promedio de loz gatoz de acuerdo con la revizta Quo: Loz moteroz... Maz no conocíamos a ninguno, a paquita no preguntamoz porque eztaba con lo zuyo, así que tiré de un conocido que le llamó... Fue así como conocimos AL MOTERO.

—¡Ay sí!—exclamó Harim casi en un grito histérico—¡Qué monono el motero ese! Debía llevarnos al reducto donde se ocultaban los perdidos felinos. Pero de camino nos hizo detener en el estanque de los cisnes. Cisnes que a pesar de no estar en primavera daban ostentosas muestras de cariño. Todo un espectáculo para las parejas enamoradas. ¿Cuántas horas nos pasamos allí Marco?

Vuestra señora se pasí la mano por la cara a modo de desesperación en cuanto escuchó las palabras de Harim. ¿Por qué siempre tenían que hacer esas cosas tan ridículas? 

No, no quería imaginarse a los cisnes ni nada parecido, a no ser que se empezaran a hacer unas cazadoras rellenas de plumas que eso siempre venía bien para el invierno y a veces, hasta para la primavera. 

- ¿Os pasasteis horas mirando a unos cisnes? 

Es que era curioso cuanto menos que un motero les llevara a ver unos cisnes, pero estaba segura de que Marco no tardaría en explicarme por qué estaban perdiendo el tiempo tan alegremente. 

—Horaz... Bueno mi señá, ez un decí... En realidad el motero quiso hacernoz ver la importancia de la zenzibilidad gatuna y quiso compararlo con los cisnez. Realmente le apremiábamoz que se pusiera en marcha, máz unoz que otroz en realidad, pero el tema ez que cuando finalmente le hicimoz creer lo mucho que noz gustaban loz gatos (lo más difícil fue meterme en tal indigno papel y por eso os ruego benevolencia) accedió a ponerse en marcha para preparar la madre de todos los pósteres, un motero con un gatito con el fin de atraer a todos los gatoz, usuarioz de gatoz, y todoz esoz seres apestosoz que su malignidad detesta... Pero en ese momento llegó Paquita traz zuz escarceoz gorrinianos... Y todo acalorada ante la presencia del susodicho, del motero quiero decir, empezó con que si la cabalgara, que estaba burra —algo impensable siendo bóvido y no equino—, que si la montara como si no hubiera un mañana —otra vez temas de equinos—. 

Miró acusadoramente a la vaca nuevamente. Marco había olido la sangre de la vaca e iba a por ella:

—Espantó al motero y mandó mi maravilloso plan a la mierda.

Lo de los cisnes era algo atroz, le gustara a los gatos o a los dueños de gatos. Eso era tortura y no lo que hacía vuestra señora, por mucho que dijeran sus esbirros. Eso sí, cuando Marco mencionó aquello sobre Paquita y sobre que la montaran, pudisteis apreciar todos como vuestra ama ponía los ojos en blanco. 

- Ya estamos... - Fue lo que pensó en aquel momento. 

Desde luego, lo que menos la apetecía era tener que imaginar nada sexual con una vaca, pero bueno, siempre se podía pensar en cosas menos... bueno, menos así. 

Vale que podía ser un toro y eso, pero era lo de menos y esa imagen mental, estaba claro que era menos perturbadora. 

- Explícame Paquita qué carajo te pasó en ese momento... - Sí, lo preguntó así porque cualquier otra cosa sonaría sucia. 

Paquita se relamía el costado con su alargada lengua, en aquél lugar en donde le habían rebanado la poca carne que tenía. Esa lata de vacuno debía estar más amarga y pellejosa que la sacada con las vacas de 1 año de edad. Se preguntó si lo siguiente sería que haría un fósil con sus huesos ya visibles y por no querer imaginárselo respondió enseguida.

—¡Muu, motero era un granuja, muu! Desde el principio vi algo en él que me cautivó y no paré de observarle. No se trataba de sus lindas carnes recién nacidas (que yo soy vegana), sino lo que escondía bajo sus pantalones, mu... —La vaca se quedó muda unos instantes, pensando en lo mal que quedaba lo que decía, luego continuó algo alterada—. ¡Iba a matarnos a todos! Mientras ellos estaban embobados mirando los cisnes, yo vi cómo sacaba sus dos cuchillos y se los iba a clavar a Marco. ¡Te salvé Marco! De modo que me puse a cantar villancicos típicos "el burrito sabanero" y "arre borriquito". Le fue irresistible, yo que he tenido 5 crías sé cómo manejar a un bebé.

Hizo una demostración de baile al ritmo que cantaba los villancicos para el deleite su señora.

—Cuando se quedó dormidito le llevé al suelo, le até de pies y manos y le quité el disfraz. ¡Aja, lo descubrí! El niño bebé motorista era demasiado bueno para creerlo, por debajo había una mutación entre un pingüino y un husky siberiano con ojos de asesino. Le pregunté ¡¿quién eres?!, ¡¿quién te envía?! y el sólo dijo "Miau...".

—¿Eh? Quien ha dicho de un motero niño... Si era un hombre recio de loz de barba, tatuajez y harley... Madre mía si ez que ya lo decía... Con lo del cerdo ya venía rara. Despuéz de espantar a nuestro imán de gatitoz le dio por acercarse a unas setaz que vio a los piez de un árbol y empezar a comérselaz... Despuéz pasó a laz flores hasta que en una se detuvo hablando de un minicamaleón... ¿sabe su malignidaz qué era? ¡Una puta avispa!

Vuestra ama se quedó pensando unos instantes en lo que Paquita le estaba contando, pero sólo pudo llegar a dos conclusiones después de lo del pingüino mutao en husky o al revés. Lo primero era que tenía que ser cierto porque nadie se podía inventar una cosa tan absurda. La segunda, era que se hubieran metido algo, o que hubieran comido unas setas... sí, una alucinación muy chunga también serviría para explicarlo. 

Claro que entonces Marco dijo lo de las setas y vuestra señora asintió. Sí, no podía ser de otra forma, porque era una flipada demasiado chunga. 

Eso sí, cuando empezó con aquello del camaleón que era una avispa... 

- Paquita ¿Qué carajo es eso de la avispa? ¿Comiendo setas? - ¿Desde cuándo las vacas se comían algo por equivocación?

—MMMM

Paquita se quedó pensativa, no sabía qué tenía ese goblin con las alucinaciones que las sacaba cada vez que hablaba. El caso es que no recordaba alucinar nada, sino un claro caso del impostor.

—Mu señora, mu oscura. El bebé-motero-pinguperro que maullaba ¡era un Hombre sin Rostro! Le quité otra máscara y salió un señor recio, otra máscara y el primo de Harim, otra máscara y el gato con botas. Quedó preso, pero me di cuenta que estábamos en un escenario fake. Arranqué la hierba y salieron setas. ¡Le quité el disfraz a ese minicamaleón kawaii y salió una avispa! Así con todo. ¡Estábamos rodeados de trammmpas!

Miró a Harim, quería verle los ojos antes de acusarle.

—Entonces me pregunté ¿quién más está disfrazado?, ¿quién tiene un primo maestro del disfraz? ¿quién nos metió en muchos líos por disfrazarnos anteriormente? ¡HARIM! De un bocado le arranqué el disfraz que llevaba y lo que había debajo le sorprenderá. ¡Confiesa Harim, muestra lo que escondes!