Partida Rol por web

Era imposible que una vaca tuviera tanta imaginación, así que vuestra ama se creyó eso de que cuando quitaba una capa de algo iba apareciendo otra cosa... Desde luego, era curioso cuanto menos y le dio alguna que otra idea a vuestra ama, lo cual, no tenía por qué ser realmente bueno para vosotros. A estas alturas ya sabías que no era algo bueno refrescarle las ideas a la Señora Oscura. 

Claro que la historia dio un giro cuando Paquita habló sobre el dicho primo del pollo por segunda vez. Seguro que había algo que saber al respecto. 

- Harim, ¿Quién es ese primo tuyo y por qué carajo estaba entorpeciendo la misión? 

Realmente la misión estuvo condenada al fracaso desde el principio, pero vuestra ama os había dado un voto de confianza... Eso sí, ahora os estaba viniendo la vuelta y os estaba dando puntos, pero para visitar el cementerio. 

Harim se quedó mirando a Paquita y los ojos se le llenaron de lágrimas. Le respondió a su señora, pero sin sacar los ojos de la vaca.

—No señora, el primo Héctor no entorpeció nada. Él es quien nos había ayudado con los disfraces de Halloween. Y también es el que me ayudó con mi problemita.

El lechuzón ya estaba moqueando, pero hizo un esfuerzo por seguir hablando.

—Verá, resulta que las vacas son muy memoriosas. Y también muy suspicaces. Por eso fue que Paquita descubrió que yo escondía mi dolencia tras un disfraz.

Muy lentamente Harim comenzó a quitarse la máscara. Una máscara muy bien lograda y que ocultaba su verdadero rostro. Cuando el amasijo de goma y plumas cayó al piso alzó su cabeza para que todos pudieran contemplar el horror.

—No vaya a creer que yo siempre fui así. Sólo soy una víctima de "el clonador". Un monstruo que anda haciendo experimentos genéticos con todas las criaturas que se cruza. El mismo que hizo que animales tan horrorosos como los gatos luzcan adorables. Yo ya andaba en mi cruzada de eliminar gatitos para poder hallar a el clonador y detenerlo cuando la conocí a usted. Y no dudé en someterme a sus órdenes pues eso me permitió unirme a este distinguido grupo de hábiles esbirros. Y porque nunca podríamos completar su plan de eliminar a los despreciables gatitos si no deteniamos antes al que los hacía ver adorables y podría generar más. Cuando mi compañera descubrió al pinguperro maullador entendí que estábamos cerca de lograrlo.

—¡Lo sabía, es una criatura muuuuu extraña de ese científico loco! Todas y cada una de sus creaciones están vinculadas entre sí de alguna forma. Se conectan y la información fluye a través de ellos. ¡Ahora mismo ese científico loco está escuchando la conversación!

Harim se quitó la máscara que llevaba puesta en mitad del salón del trono y la mujer, entrecerró los ojos como si aquello no pudiera estar pasando de verdad. 

- ¡Menuda aberración! - Fue lo que se la escapó en voz alta. 

Eso sí, después escuchó aquella explicación sin volver a abrir la boca. 

Claro que unos momentos después, era Paquita la que estaba diciendo aquello de que el científico estaba escuchando la conversación en este momento y eso no la gustó en absoluto. La mujer se puso en pie y miró a Harim con cara de querer arrancarle esa cabeza amorfa y gatuna de un sólo golpe. 

- ¿Cómo que nos está escuchando? 

Aquello no era bueno, pues a vuestra ama se la veía bastante nerviosa y cabreada, lo que siempre terminaba siendo doloroso para vosotros. 

—Mi muy señora oscura, no es tan así como dice la sabia vaca. Ella tiene razón en que las víctimas de ese abominable científico estamos conectadas. Igual que los gemelos lo están, que nacen del mismo huevo. Pero no es tanto como para que que puedan ver por mis ojos ni oír por mis orejas.

Harim, de rodillas, caminó hasta el pie de la escalinata del trono.

—Pero sí es cierto que la conección existe y podemos percibirnos unos a otros. Y justamente por eso es que puedo serle tan útil. Useme señora. Useme para rastrear al científico. No sólo para detenerlo y que deje de producir asquerosos gaticos adorables. No. Piense en lo que su oscura mente podría hacer con el invento de ese loco.

El lechuzón arrastraba su felina cabeza por los escalones que llevaban al trono.

—Yo no soy capaz de sondear las increíbles elucubraciones del ingenio de mi señora. Pero no puedo menos que admirarme de eso que producirá: esbirros genéticamente modificados para que sean efectivos. Y mucho más que no está a mi alcance imaginar. Y eso simplemente aprovechando mi dolencia para ubicar el laboratorio de el clonador.

Acabó su discurso con el pecho en el escalón más alto, las alas extendidas, el hocico junto a las botas de la señora oscura, que rozaba con sus bigotes, y los orejas plegadas hacia atrás.

La mujer volvía a negar con la cabeza cuando escuchaba las palabras de Harim, pues desde luego, no se hubiera imaginado nunca que tendría como esbirro una especie de vomitador de plumas, porque estaba claro que vomitador de bolar de pelo no iba a ser. 

- ¡No necesito usar a ninguna criatura como tú y no necesito diseñarme a mis propios esbirros! - Era una buena idea, quizás para la próxima vez lo haría, pero claramente no lo iba a reconocer en aquel momento, en el que sólo tenía ganas de hacer sentir dolor a alguien. 

Harim comenzó a flotar por el aire y de repente, cayó en una marmita de malta para gatos, lo que venía a tener una textura parecida a la miel que lo dejó de lo más pringoso. Claro que eso no fue lo peor, después aparecieron a su alrededor unos cuantos gatos y empezaron a lamerlo con sus ásperas lenguas. Todo el mundo sabía que los gatos eran auténticos sicópatas cazando y bueno, esta vez lo sufriría lo que hasta ahora había sido "el pollo". Los "gatópatas" jugaron con él todo lo que quisieron y más, hasta que al final, lo dejaron por aburrido, al haber quedado allí, muerto e inerte. 

- Y luego todo el mundo quiere tener un gato... - Dijo vuestra ama divertida después de aquel espectáculo. 

En aquel momento la mujer miró a los que seguían vivos o medio vivos y señaló a uno de los enanos verdes. 

- Mmorpg, ¿Qué es lo que hicisteis después de descubrir lo del difunto?

Mmorpg no pudo apartar la mirada hasta que los gatos acabaron de matar al pollo a lametones. Fue un poco largo, y en algún momento un poco aburrido, pero al final todo terminó. Se sobresaltó al oír su nombre en boca de su señora, y se giró de un salto, como si le hubieran despertado de golpe.

- Sí señora, Sí oscura. Quedó claro que no podíamos ir a buscar a todos los gatitos y terminar con ellos. Que son muchos en todo el mundo. Y ya ha visto usted que intentar reunirlos no se nos ha dado muy bien. Así que debíamos encontrar al "Clonador". Un villano como pocos. Le caería bien, si no fuera por lo de los gatitos. Pues bien, con unas llamadas y algunos telefax conseguí información importante y dónde podríamos encontrarle. Si lo conseguíamos, podríamos pararle los pies, dar patadas a su maquina de hacer gatitos adorables hasta destruirla y muchas cosas más que la harían a usted estar orgullosa de nosotros. Más aún, quiero decir. Pues bien, descubrí que tenía una guarida flotante en un lago escondido encima de una montaña, flotante también. Y ahí fuimos, construí una pequeña balsa con mis manos y mis conocimientos de ingeniería. - Se miró los pies humildemente - me calé una gorra de marinero, y nos pusimos en marcha.

La mujer no estaba demasiado convencida cuando escuchó las palabras de aquel enano verde. Estaba diciendo que como no podían hacer lo que ella les había dicho que hiciera, se pusieron a hacer otra cosa ¿no? 

- ¿CÓMO QUE...? SI OS MANDO A HACER UN TRABAJO, TENÉIS QUE HACER ESE TRABAJO... NO VALE DECIR "ES QUE COMO NO PODÍAMOS DECIDIMOS HACER OTRA COSA". 

Vuestra ama parecía volverse loca por momentos, pero es que claro, si ordenaba a alguien que hiciera algo, era para que lo hiciera, no para que pensara por su cuenta. 

- ¿DESDE CUÁNDO OS HABÉIS CREÍDO CON LIBERTAD DE DECIDIR POR VOSOTROS MISMOS? 

Sí, estaba gritando tanto que vuestros tímpanos quizás no pudieran resistirlo. 

De todas formas, la peor parte se la iba a llevar el esbirro, porque cuando quiso darse cuenta, unos esbirros fantasmales lo estaban atando a una máquina que daba muy mal rollo. 

- COPIAS DECÍAS ¿NO? ¡PUES COPIAS VAS A TENER!

Así una enorme prensa bajo y todos pudisteis escuchar el sonido de un cuerpo espachurrado. La máquina siguió haciendo copias de un manchurrón de sangre y vísceras durante un rato. La verdad es que había sido una muerte bastante rápida para un esbirro. 

La mujer pareció calmarse un poco cuando vio morir a Mmorpg, pero enseguida volvió a prestar atención a los esbirros que quedaban. La cosa se estaba poniendo más sangrienta, pero es que la Señora Oscura, que no tenía nunca paciencia, ahora ya la tenía en números negativos. 

- Marco. ¿Qué hicisteis tras la desastrosa idea de éste?

—Mi señora... ¡Qué vamoz a hacer! Fue ahí cuando noz separamoz y no volvimoz a saber máz, porque voacé sabe que noz no osaríamoz burlaroz desobedeciéndooz.

El feo goblin se dedicó a mirar en derredor como si buscara inspiración, fue entoncez cuando se fijó en las medias de su ama y de cómo éstas estaban atadas a una liga oculta.

—Recurrimoz a la pornografía gatunil, fotoz de gatitaz calientez con su ropa interior... De laz peludaz... Quiero decir, de laz que son animalez.

—Sí, recuerdo que te pasaste con esas revistas, Marco. Vino un gato muuuu caliente, tan caliente que quemó las revistas y provocó un incendio en aquél bosque. La patrulla canina nos detuvo y cargó una multa de 150.000 sacos de pienso a nombre de nuestra señora mu oscura.

No tenía ni idea de la que había liado este "pollito" pero estaba claro que algo no había ido bien si les habían pillado con las manos en la masa, o bueno, más bien en aquel incendio. 

- Marco, me puedes explicar eso de que voy a tener que pagar sacos de pienso por tus ideas de bombero... - Casi literalmente o no, porque si hubieran apagado el fuego no me iría a tocar a mí apechugar con aquello. 

Claro que pensándolo bien podría aprovechar para envenenar el pienso, pero no todo, sólo un par de sacos y que se jodieran al comérselos. 

Una nunca podía evitar hacer planes de este tipo. 

—No, no, no... Me temo que paquita no se enteró muy bien... La verdaz ez que con laz gatitaz calientez logramoz empezar a atraer michoz. Y la idea era matarloz, mejor haciéndolez sufrir así que... ¡fuego para todoz, paz para ninguno! Gran lema —añadió riéndose, hasta que se dio cuenta que caminaba sobre un hilo.

—Ese era el plan, cosa sencilla hasta que llegó la Paquita con suz mugidoz y espantó al gato a medio quemar... Empezó a saltar de un lado a otro asustado y el resto... Puez te ha contado y bien contado Paquita laz consecuenciaz de suz actoz, omitiendo mu deliberadamente que ez por suz actoz mi señá escura...

Vuestra Señora empezaba a mirar al uno y al otro como si estuviera intentando adivinar cuál de los dos mentía, pues estaba claro que allí uno o los dos os estabais yendo por los cerros de Úbeda, pero lo descubriría en breve, de eso no tenía ninguna duda. La verdad era que con no dejar títere con cabeza se arreglaba el asunto de sus dudas ¿no? 

- Paquita.. ¿Por qué espantaste a los gatos en llamas? ¿Qué pasó después de ese incendio entonces? 

Ya había quedado claro que os pillaron tras él y que la multa se la iba a comer vuestra ama, pero ahora tenía intenciónd e averiguar qué era lo que habíais hecho después. Desde luego, no estaba demasiado segura de que pudierais ganaros la vida como enemigos de los gatos. 

No podía creer lo que escuchaba de la boca afilada y amarillenta de su compañero verdoso. La vaca, por primera vez en toda la noche, en vez de mugir, relinchó, como riendo.

—Riiiiii. Clariiiii Marco, por supuesto que si quemas unos gatos o cualquier cosa viva se queda quieta. Riiiiii. Claro que no, a los gatos los quemaste tú y corriiiiiiieron a todos lados sin control, uno de ellos al bosque. Si llego a saber que eras tan descuidado...

Estaba claro que el relincho de la vaca no asustaría a los presentes. Ante la sorpresa por emitir un sonido impropio de su especie, se explicó.

—Lo que ocurriiii, ri señora, ri oscura, es que los gatos atraían humanos que los distraían con sus cuerdas y láseres. Mientras Marco los quemaba, yo hice lo propio: actuar cual yegua. Riiii. Con este sonido espanté a todos esos humanos y los gatos llegaron a Marco.

La Señora Oscura miró primero al enano verde (II, porque el I ya había muerto...) y después miró a Paquita, quien obviamente estaba respondiendo a su acusación con un "no fui yo, fuiste tú". Claramente, así que podían pasar todo el día y desde luego vuestra ama no tenía demasiadas ganas de que aquello durara hasta el infinito, así que... 

Alrededor de Paquita comenzaron a aparecer unos mazos enormes que la empezaron a dar golpes, con intención de dejar su carne más blandita para luego poder convertirla en el pienso para animales como ya había pensado vuestra ama. Así quizás le faltarían unos kilos menos para esa multa que la habían puesto por vuestra culpa. 

Claro que cuando aquellos "machacadores" terminaron con Paquita, la pobre estaba un poco deshecha. 

- Marco, no quiero saber quién hizo qué, sólo que hicisteis después porque para mí que la misión se os ha estado olvidando durante la mitad de lo que habéis estado fuera... - Quizás incluso durante más tiempo. 

—Claro claroz… poz mira… Mu senzillo —contestó Marco y empezó a divagar haciendo tiempo, hasta que su imaginación ya castigada le dijo lo más evidente—. Un gato mu gande, dezcubrimoz de la exiztenzia de un gato mu gande. El má gande de la historia, y teníamoz claro que de ahí salían todoz loz gatoz… Ya sabez ezo de un gato pá controlarloz a todoz y atarloz… Allí que noz fuimoz