Partida Rol por web

James mira perplejo como la mano de Harry atraviesa su brazo. De pronto percibe a su amigo como desdibujado, ténue...como si se tratase de una proyección sobre una pared cuando están las luces encendidas. Y entonces comprendió. Aquel lugar...no había tenido tiempo de pensarlo, pero no recordaba cómo había salido allí. Y el porqué tenía una explicación más sencilla que cualquier otra: nunca lo había hecho. No entendía cómo había proyectado su imagen sobre aquella escena distante, pero ahora, todo eso daba igual.

-Adios, amigo mío.No me busques, no quiero que te suceda lo mismo que a mi. Sarah, cuida de Jules en mi ausencia. Sé que lo harás, como lo has hecho de Jane. Ambas tienen un papel importante que jugar. Cuando llegue el momento y el momento llegará, han de estar preparadas.

La realidad se seguía desdibujando a su alrededor a medida que iba tomando consciencia de su situación.

-El ático. Jules sabrá llevaros a él. Allí tienes toda la información que mi infame padre recopiló. Quizá te sea de ayuda. Y en los sótanos, hay un...paso a un lugar extraño. Puede que sea Silent Hill. Quizá Bar Harbor...Jules os lo explicará.

De pronto una pared se materializó delante de las narices de James y dejó de sentirlos.
 

James les llevó hacia una enorme biblioteca. Por fin los tres podrían halar tranquilamente... pero entonces algo paso. Desde que llegaron a la cafetería, la sensación de no pertenencia estaba embargando a Harry cada vez más. Se sentía como...si no hubieran vuelto del viaje.

Por lo visto a James le afecto más. El detective intentó agarrarlo, pero esto le traspasó, como Sophie antes, en la cafetería. Al momento entendió lo que estaba pasando. Escuchó sin cortarlo todo lo que tenía que decir james.

-Esta bien amigo, iremos a buscar a Jules ahora mismo. Intentaré protegerlas...el tiempo que pueda aguantar aquí.

No me busques, dijo. Aunque no quisiera, Harry sabía que tarde o temprano acabaría en el otro lado.

-Suerte amigo, y ya sabes, no te fíes de nada de lo que veas ahí...

James desapareció, sin dejar rastro. Como si nunca hubiese existido.

-Esta bien amor mio, tenemos que darnos prisa...

Dijo el detective. Sin perder ni un momento, cogió a su mujer de la mano y se pusieron en marcha para volver al hall y subir a buscar a las niñas.

-A la chica esa...Sophie le pasó lo mismo. Creo que el otro lado se los esta llevando... y creo que a mi me pasará lo mismo que a James. Así que antes de que pase, tendremos que buscar a las niñas y subir al ático para ver esos papeles. Luego tendremos que ver que es lo que se esconde en el sótano...

Mientras atravesaban el pasillo, Harry miró a Sara.

-Lo principal son las niñas ¿Entiendes? Ya te acuerdas de aquella gente mala que vimos en Bar Harbour, quieren recuperarlas, acabar el ritual. Hemos de impedirlo. Por eso te pido que te centres en ellas y no en mi. Te pediría que no nos siguieses al otro lado, pero creo que no vas a poder evitarlo. Quien sabe, ¿quizá si se consigue entrar por el sótano por propia voluntad, se pueda volver por la misma entrada? No se, pero se podría probar.

Llegaron al Hall, y se dirigieron hacia las escaleras por donde las chicas habían subido.

-Por cierto cielo. Yo hace unos días me fui de viaje con James como te dije. Se que te va a parecer rara la pregunta, pero ¿Volví de ese viaje? ¿O no llegue a hacerlo?

- NO... NO... ¡¡¡¡¡NOOOOOO!!!! - gritó con fuerza tras aferrarse al espejo luego de ver aquella imagen donde su Padre se perdía en la inmensidad de aquel mundo que desconoce, que al parecer le llama y la incita a ir. No quería creer, puesto que la desesperación comenzaba a desbordar en su interior al punto de llevarla a la acción. Jules sabía como ir hacia allí, pero primero quería cerciorarse de la verdad, comprobando en primera instancia si James se encontraba en la Mansión. 

Apresurada se vistió con lo primero que encontró, olvidando secar y alisar su cabello, dejando de lado toda la coquetería y el glamour que solía mostrar diariamente. Lo que estaba pasando era de extrema urgencia y no podía estar perdiendo el tiempo con cuidados estúpidos. Por esa razón, tras ponerse un jeans, una camiseta y las zapatillas, avanzó trémula bajando las escaleras que la llevaría hacia la sala en donde vio por última vez a su Padre. 

Buscó, buscó y ni siquiera lo escuchaba, sintiendo arder su pecho porque comprobaba lo visto. - Padre. ¿Padre? - expresa ya percibiendo que la realidad le golpeará en la cara. Hasta que encuentra a Harry y a Sarah, los observa completamente pálida, desesperada. - ¿Dónde está mi Padre? ¿Qué ha pasado? -  preguntó visiblemente preocupada pero decidida a ir tras él. No estaba allí para ser detenida, sino para aceptar lo que sea con tal de que sobreviva a ese lugar. - Harry... Explícame. -  afirma ya seria, algo tenía que saber considerando que era su amigo.

Sara vio cómo Harry alargaba infructuosamente la mano y trataba de sujetar a un translúcido James al que no consiguió sino atravesar y su rostro se transformó en un gesto de absoluta sorpresa. Sin embargo, ya estaba acostumbrada a los sucesos raros de este tipo y no era la primera vez que veía algo así... Estaba claro para ella: James había entrado en ese sitio horrible. 

Lo primero que hizo Sara cuando pudo reaccionar y sobreponerse a aquello fue saltar hacia Harry y abrazarlo, como si temiera que a él le fuera a suceder lo mismo de un momento a otro. 

-¡Harry! ¡Tienes que atarte a mí como sea! -era lo único que se le ocurría para tener algo de (aunque fuera falsa) seguridad y las palabras de su marido no la confortaban en absoluto-. ¡Las esposas! ¡Pongámonoslas!

Sin embargo, Harry comenzó a hablar con voz calmada y logró que su mujer se tranquilizara por unos instantes. Escuchó todo lo que él le decía con atención, asintiendo a sus palabras, hasta que empezó a pronunciar la idea de que él también desaparecería en algún momento. 

-No, Harry, mi amor, no permitiré que tú te vayas también. ¡Vamos! Ponte las esposas y ponme la otra a mí también, a lo mejor así conseguimos que no te vayas, ¡yo puedo ser tu ancla a este mundo! -le dijo, con toda la fuerza y el coraje que albergaba su corazón. 

Pero en ese momento algo interrumpió su cnoversación. Jules entró como un huracán al salón, llamando a su padre. Entonces se detuvo frente a ellos y preguntó... 

Sara no pudo evitar sentir un dolor enorme en el pecho cuando vio a la joven tan atribulada, preocupada y confusa. Corrió a ella y la abrazó. 

-No te preocupes, cielo, lo encontraremos, ya verás. Encontraremos a James y lo ayudaremos a volver, te lo prometo. 

Sin dejar de abrazar a la joven, se volvió hacia Harry, con una expresión decidida en el rostro como nunca antes éste la había visto. 

-Lo que has dicho del sótano, podría funcionar, podemos intentarlo. Respecto al resto -añadió cuando parecía que ya no iba a decir nada más- no vuelvas a repetirlo. No quiero volver a escuchar algo así. Iremos todos. Volveremos todos. Y punto. 

-Lo siento Jules... tu padre ha entrado en el otro lado.

Harry le puso una mano en el hombro, intento ser todo lo cálido que pudo con la pobre chica.

-Escúchame, tu padre va a estar bien de momento, es un hombre fuerte y ya ha estado allí antes. Además, lo más seguro es que yo me vaya con él en breve. No se explicarlo, pero desde la cafetería tengo una sensación extraña. Es como si el otro lado me estuviera llamando, como si aún estuviéramos en un viaje que hicimos hace poco... lo sé, es muy extraño, pero cada vez me cuesta resistirme más. Y creo que a James le pasaba lo mismo. Por eso tenemos que sobreponernos a esto y actuar con rapidez, puedo desaparecer en cualquier momento. Cuando me vaya, cuidaré de él, no te preocupes.

Miró firmemente a Jules.

- Tu padre me ha dicho que hay un ático donde guarda papeles que su padre recopiló. Necesito que nos lleves rápido, antes de que desaparezca. Y luego hay un sótano, donde se encuentra un paso extraño. Pero lo primero es lo primero, llévanos cuanto antes al ático por favor.

Entonces se acordó de la última frase que le había preguntado a Sara cuando Jules apareció.

-Por cierto, ¿tú recuerdas que tu padre se fue hace unos días de viaje? Ese viaje no se si lo sabes pero era conmigo. La pregunta puede parecer extraña, pero...¿Volvió? ¿Se llegó a producir ese viaje?

Mientras esperaba su respuesta, Harry sacó las esposas. No tenía claro si funcionaría, pero su mujer se sentiría mejor. Así que se esposo a ella. Su amor era tan fuerte que ¿quizá consiguiese hacer de ancla para Harry?

Colapsada interiormente se deja abrazar por Sara apreciando la calidez maternal que aquella mujer le ofrece desde el amor desinteresado. Al margen de ello, Jules carburaba en su mente la forma de ir tras su Padre mientras escucha en parte dividida entre lo que desea y lo que estas personas le comentan. - Lo vi, cuando se fue... A través del espejo, incluso Sophie está atrapada también.- confesó un tanto consternada ya que no pudo hacer el cambio con la chica, sacrificándose para que ella quede en este plano y la rubia en el otro. 

No obstante, fue Harry el que alarmó completamente a Jules a través de su confesión. Aquello era peor de lo que imaginaba, padeciendo unos nervios a flor de piel que la mantenían en alerta, pero no podía cuestionarle todo, ni siquiera a su Padre por haberse sacrificado en medio de toda esta situación. - Sé donde, conmigo por favor. -  se limitó a decir, actuando con rapidez y recordando que justamente en ese ático ella había actuado bastante extraña. Algo que a James le preocupó bastante, pese a no recordar demasiado lo sucedido. 

Y mientras subía las escaleras analizaba todo lo dicho por Harry, comprendía la desesperación de su mujer porque era inexplicable lo que sintió al ver como perdía a su Padre a través de aquel espejo. - Creí que había vuelto, es decir, lo veía aquí conmigo. No me digas que están atrapados allí, que su presencia era una ilusión. - afirmó ya deteniendo sus pasos, dedicándole una mirada a Harry más consternada de lo que estaba. - Que tú también lo eres... -  terminó por decir, impresionada por el realismo y lo cruel que era la cuestión. - ¿Cómo podía ser así? Aunque mi otro yo era bastante real cuando estuvo frente a mi... - pensó mientras retomaba la marcha y les indicaba que solo quedaba un último pasillo para llegar al ático. 

- El sótano es un acceso, con mi Padre estuvimos allí pero con mi presencia sucedieron cosas muy extrañas al punto de que nos vimos obligados a salir. Puede ser horrible... -  se atrevió a decir, dedicándole una mirada de preocupación a Sara, tal vez pensando en toda esa dulzura que manifiesta la mujer y lo tétrico que es la otra cara de una realidad paralela. Y tras avanzar un poco más, allí estaba el ático, lugar donde los recuerdos afloran de repente en la mente de Jules. 

Al examinar el ático Jules, Harry y Sara descubren algo extraño. Su tamaño no coincide con el total del techo asignado al ático. Ese enigma permaneció en suspenso hasta que encontraron una puerta secreta con escalera retráctil que los llevaría a la sección oculta del ático.

Para el asombro de todos la entrada al sitio oculto se encuentra protegida por una plancha de acero que James debió de forzar con una sierra a motor. Al parecer bastante antigua y por igual olvidada hasta el reciente descubrimiento. 

Con la entrada forzada por el desaparecido padre y empresario, todos pudieron ingresar. La oscuridad los recibe al trepar los escalones hacia el altillo. Allí dentro el clima es más frio que en el resto de la casa y el aire viciado por humedad junto a muchos años de encierro vuelven prácticamente insoportable continuar. 

En el recinto secreto una infinidad de cosas llenan su espacio, logrando que sea una proeza caminar entre tantos trastos antiquísimos. Telas de araña y capas de polvo cubren todo lo presente, de entre lo cual Harry continua hallando objetos similares a aquellos en la mansión Martinson. Toda clase de libros, álbumes de fotografías, cilindros de gramófono, discos de pasta y cintas magnéticas forjan un conjunto de memorias y sucesos familiares que los presentes deberán asimilar en otro momento. Información de varias generaciones se encuentran allí, a la espera de ser descubierta…

La sorpresa no acaba allí, porque detrás de un ropero encuentran una docena de esqueletos en perfecto estado, con vestimenta y todo. Los huesos descansan sobre un taburete y su postura indica que esas personas fallecieron allí mismo, como esperando algo que jamás llego. Su identidad es un misterio también… ¿Que fue lo que les sucedió a estas personas?  Los anteriores Bartlevy y sus asus actividades dentro de la mansión dejaban mucho que desear con respecto a La Orden.

A mitad de camino descubren una habitación ubicada al final de la montaña de trastos, la cual se encuentra parcialmente tapiada con maderos y cerrada por cadenas con un gran candado. La antiquísima puerta tiene un par de agujeros y una esquina faltante. Tal vez por allí ingresó James en su investigación.

Un haz de luz proviene de su interior. Es luz artificial, y por su vaivén es posible que sean velas que de alguna manera aun arden...

Pilas de libros, velas por doquier, artefactos medievales, frascos con contenidos inimaginables y toda clase de elementos de brujería se encontraban diseminados por la oscura habitación, pero muy cuidadosamente colocados en apolillados muebles. Todo eso deja un espacio en el centro, y allí un círculo arcano remata la escena.

La primera nota de James que Jules y los demás encontraron hace referencia a la importancia del altillo secreto. El mismo no pertenece a la mansión original ya que fue traído desde un recóndito pueblo de Nueva Inglaterra.

Por algún oscuro motivo la intención de traer tabla por tabla de esa funesta habitación donde celebraban rituales paganos escapa a todos. No hay información al respecto, porque la mayoría de los escritos se encuentran en un idioma desconocido y la poca referencia converge en algún pueblo originario que desapareció luego de la colonización Inglesa durante el siglo XVI.

Al parecer la habitación se encuentra hermanada a alguna edificación de aquella época, la cual debe existir aun en ese pueblo sin nombre. Los demás libros narran los eventos y ceremonias de la familia Bartlevy y Martinson, antes de abandonar el pueblo y tomar destinos separados. Al parecer unos fueron a Bar Harbor y los otros a Nueva York. Pero eso fue hace varias centurias y no hay registros “públicos” en los libros familiares.

Este “punto de poder” fue arrebatado a los indígenas, por colonos expulsados de la comunidad religiosa ortodoxa, principalmente por sus “practicas paganas”. Algunos libros mencionan a La Orden desde los tiempos del Primer Papa y mucho antes, con orígenes en el medio oriente. El mito nace en las legendarias Sodoma y Gomorra.

No hay indicios de la clausura del altillo secreto, pero sí de sus sacrificios humanos, de secuestros de vagabundos de la floreciente Nueva York y de las tumbas secretas que pululan en el bosque de la mansión.

Por alguna razón desconocida las referencias a la ubicación del pueblo y centro de poder han sido omitidas y destruidas. Solo es posible extrapolar la ubicación mediante las referencias geográficas y temporales. El tiempo de viaje desde allí a Bar Harbor y también a New York. Montañas, un lago y un bosque son pobres referencias considerando que el norte de Estados Unidos se encuentra plagado de sitios semejantes. Quizás la única referencia importante sea el carbón. Hay muchas anotaciones sobre el negocio del carbón durante los textos del siglo XIX.

Sobre el propósito original nada hay al respecto. Ese punto murió con los pobladores originarios y los descendientes de los colonos solo tomaron la práctica, mezclando sus dogmas paganos con los rituales originarios. El resultado fue la promesa del Paraíso con el Renacimiento de Dios, anteriormente conocido como Xuchilbara “el morador de la niebla y la “Ceremonia Carmesí”.

Entonces desde tiempos inmemoriales una y otra vez se ha repetido el mismo ritual de sacrificio para dar cabida a la invocación suprema. Sin embargo, hasta ahora, solo en una ocasión la Ceremonia Carmesí tuvo éxito, en un sitio llamado Roanoke.

El descubrimiento por mucho que significa poco sirve para aclarar los pensamientos de Sara y Jules e intentar rescatar las idas y venidas de James y Harry.

Antes del día de ayer, previo a la tormenta de media tarde, ninguna de las dos recuerda con claridad que estaban haciendo los hombres.

James es habido de desaparecer por muchas horas del día debido a sus actividades empresariales y Harry por su ocupación a tiempo parcial de investigador privado. Solo que los recuerdos específicos son reemplazados por oscuridad e impresiones poco acertadas…

El tiempo y el espacio dejaron de existir para Jane. Abandonando los sentidos en pos de un estado superior, resignando en el camino las penurias del pasado inmediato al igual que los sentimientos adversos y negativos.

El Olimpo abriendo sus puertas se asemejaba al baño de burbujas en la tina a punto de rebalsar. Igual no importaba porque era la casa y el baño de otro. Habría quien limpiara el desorden, producto de una mala tarde en la universidad.

Quizás fue el agua que limpió su pesar al igual que su cuerpo además de su fatigada mente. Ahora Jane solo deseaba dormitar…

Todo lo que encontraron en el ático era importante para hilar un poco mejor la historia del padre de James y la secta, aunque la mayoría de cosas ya las sabía de boca de éste. Al menos serviría para que las chicas tuvieran una idea más clara de lo que estaba pasando, aunque suponía que Jules ya debería de saberlo también.

-Bueno, aquí tenéis un resumen de lo que James y yo llevamos investigando desde hace tiempo. Esta gente, son los que os quieren volver a apresar a ti y a Jane -le dijo a Jules- y de los que llevamos largo tiempo intentando protegeros.

Volvía a aparecer ese nombre, Roanoke. Ese pueblo que desapareció de la noche a la mañana, quedando vacío, sin habitantes.

-No se si sería buena idea enterrar a esos esqueletos. En estos últimos años de estudiar sobre todo este tipo de cosas, he leído que puede ser que estas almas no descansen en paz. Quizá si los enterramos puedan descansar en paz por fin. Si no podemos hacerlo ahora, se lo podrías pedir al servicio, Jules.

Pero lo que más preocupaba a Harry, es que ellas tenían la misma laguna que él, ninguna recordaba con exactitud que estaban haciendo ellos dos antes del día de hoy.

Es como -intento explicarles para que lo entendieran mejor -si ahora mismo estuviésemos en ese viaje James y yo. No se como decirlo, como si el tiempo fuese simultaneo...

Harry le dio la mano a su mujer mientras le sonreía para tranquilizarla.

-Si tenéis alguna pregunta al respecto de...todo, la investigación o lo que sea, podéis preguntar. Si no, si queréis podemos bajar al sótano, a no ser que queráis enterrar estos restos antes... 

Sara observó todo con sumo cuidado, atenta a cada detalle, memorizando cada dato, cada factor, cada hecho, cada fecha, cada nombre... Su mente analítica trataba de buscarle un sentido a todo aquello, unirlo a las chicas, a su marido... sin lograrlo. Finalmente desistió, aún no tenían todas las piezas del puzzle, pero las descubrirían... tarde o temprano. 

La mujer tenía un nudo en el estómago, tragó saliva... Cierto era que no lograba recordar qué había hecho su marido antes del día de ayer, era como una laguna en su memoria... pero no. No pensaba permitir que él se quedara... allí. Casi simultáneamente al gesto de su marido, le cogió la mano que tenían esposada con fuerza. Sonrió al percatarse de aquel detalle. Si él necesitaba un ancla, ella lo sería, de eso no tenía la menor duda. 

Entonces asintió a sus palabras. 

-Si crees que puede hacer algún bien, entonces enterrémoslos. Después iremos al sótano y acabaremos con esto de una vez por todas. Pero antes de nada, hay que pasar a por Jane. Empieza a darme miedo que esté tanto tiempo sola -dijo mirando a Harry, luego se giró hacia Jules-; como dice Harry, vosotras dos sois lo más importante. Sé que ella es terca y cabezota, pero sois hermanas y vuestros destinos están ligados. Por mucho que te cueste, sabes más de todo esto que ella, necesito tu ayuda, tienes que comprenderlo. Vamos a protegeros hasta el final, pero si vosotras lo entendéis y tratáis de no poneros en peligro, nos ayudaréis mucho -le pidió. 

Después miró de nuevo a su marido, esperando para salir a buscar a Jane, enterrar a los esqueletos y, después, bajar por la entrada del sótano...

La rubia permanecía en silencio recordando aquella tarde donde su Padre le confesó toda la verdad y el misterio que detrás de esto conlleva. Nada de lo que veía en ese preciso instante, ni siquiera los cadáveres sorprendían a Jules de alguna manera que quizás sería normal para una persona de su edad. La joven permanecía indemne a todo, menos a la ausencia de James, siendo aquel hombre lo que ahora en su mente tenía mientras se esforzaba por recordar si había regresado o no a la Mansión.

- Es imposible, no logro recordar... - confiesa un tanto confundida pero a la hora de escuchar lo que Harry o Sara tenía por decir, mantenía su atención puesta en la pareja, analizando todo. -  Le pediré al servicio que haga lo propio, no podemos perder el tiempo y mi Padre nos necesita. -  afirmó decidida considerando que Marion le ordene a la persona indicada, sabiendo a la perfección que podía mantener el secreto bajo el silencio y sin ofrecer demasiada explicaciones al respecto.  Jules podía manejar los hilos de la situación con absoluta tranquilidad porque en teoría James la había preparado para esto y nada de lo que podía encontrar en medio del camino, haría mella en el interior de la rubia. Salvo un solo detalle, ver a su Padre morir. 

Ahora dedicándole una comprensiva mirada a Harry, expresó. - Solo quédate con nosotras, ella te necesita por amor y yo porque serás un guía para mi. Se viene un camino plagado de niebla y penumbras, no tengo miedo... Te lo juro, pero sé que debo estar allí. No pueden protegernos de lo inevitable porque ya es demasiado tarde. -  desde la mirada de Jules así era y en plena consciencia avanzaría hasta donde fuese necesario. 

Finalmente asintió a las palabras de Sara con respecto a su "hermana", dejando para si misma una opinión que no manifestará delante de aquella mujer. De momento le daría su palabra e intentará no molestar a Jane mientras apela al buen comportamiento por parte de su hija. - Sólo espero que sepa comportarse, esto no es palo y avanzo. Repetirá la misma historia como siga así. -  se limitó a decir tras dedicarle una mirada, posiblemente a la espera de que Sara comprenda el asunto al ser su madre. 

- Es mejor marchar, le diré a Marion y nos vamos al sótano. -  ya sin más que hacer en aquel frío lugar plagado de recuerdos, la rubia comienza a bajar las escaleras rogando en su fuero interno que Harry aún siga en este plano. En verdad que sería de gran ayuda. 

El tiempo y el espacio dejaron de existir para Jane. Abandonando los sentidos en pos de un estado superior, resignando en el camino las penurias del pasado inmediato al igual que los sentimientos adversos y negativos.

El Olimpo abriendo sus puertas se asemejaba al baño de burbujas en la tina a punto de rebalsar. Igual no importaba porque era la casa y el baño de otro. Habría quien limpiara el desorden, producto de una mala tarde en la universidad.

Quizás fue el agua que limpió su pesar al igual que su cuerpo además de su fatigada mente. Ahora Jane solo deseaba dormitar…

Pronto el baño se llenó de vapor, ocultando los detalles del mismo y borrando las fronteras de lo físico, aunque la claraboya era la única abertura al mundo exterior, dejando entrever las luces de los faroles del frente de la mansión. Todo lo demás era un deleite para los sentidos…

Pero el Otro Mundo no permite el olvido, ni tampoco la esperanza…

Cuando Jane deseó salir de la tina sus manos resbalaron, como si intentase escalar por un poste enjabonado. La antigua bañera de esmalte y metal se transformaba en una trampa mortal; en un ataúd liquido.

Sus muchos intentos de abandonar la bañera fracasaron estrepitosamente cuando para colmo de males la tubería comenzó a crujir en anticipo al líquido que pronto expulsara el grifo. Agua completamente negra escapa de la canilla que alimenta la bañera, llenando la tinaja y empujando a la joven que por mucho esfuerzo no logra asir los esquivos bordes de la misma.

En ella sus fuerzas comienzan a flaquear, al punto de verse sumergida en el líquido negro y maloliente. Aunque las segundas oportunidades son escasas, porque el borde de la cortina que divide la tina del resto del baño se encuentra no muy lejos de su alcance.

¿Jane podrá superar la trampa mortal, o sucumbirá al horrendo destino?

-Si crees que puede hacer algún bien, entonces enterrémoslos. Después iremos al sótano y acabaremos con esto de una vez por todas. Pero antes de nada, hay que pasar a por Jane. Empieza a darme miedo que esté tanto tiempo sola -dijo mirando a Harry, luego se giró hacia Jules-

El instinto maternal de Sara no estaba equivocado, porque Jane desde su partida ha pasado poco más de una hora según los relojes distribuidos a lo largo de la mansión. Algo no está bien…

Y así fue, porque la habitación donde Jane se encuentra queda de paso hacia las escaleras del sótano. Solo un ligero desvío a favor de Jane.

Solo que al llegar al pasillo de las habitaciones de los invitados sucedió que las luces comenzaron a fallar, literalmente estallando una por una y dejando en completa penumbra el umbral de la habitación donde Jane se encuentra.

Si ese evento no fue un disparador a los temores de Harry y Sara entonces lo fue el suceso de la puerta de la habitación.

La puerta comenzó a hincharse, a retraerse y contraerse de modo tal que una especie de baba maloliente inicio su fuga del interior hacia el pasillo, formando sendos tentáculos como raíces en búsqueda de algo impensado.

Y detrás del inusitado horror los espectadores creyeron escuchar los pedidos de auxilio de Jane, acompañada por sonidos guturales de alguien más.

Un sonido que regresa del fondo de las pesadillas de Harry. Algo proveniente de las pesadillas de la isla maldita, algo que escapa al presente pero no toma forma en los recuerdos de Harry.

Cada segundo cuenta. Segundos que penden de un hilo al igual que el destino de Jane.

Harry asintió a las palabras de su mujer. Tenía razón, su hija llevaba demasiado tiempo en aquel baño. Así que decidieron ir a buscarla antes de bajar al sótano.

Pero de repente, en el pasillo donde estaba Jane, las luces empiezan a reventar una a una. Harry agarra la mano esposada de su mujer, intentando tranquilizarla. Pero entonces la puerta que les separa de su hija empieza a hincharse, mientras deja escapar una especie de baba que empieza a formar tentáculos. Pero lo que eriza los pelos de Harry no es eso, sino los sonidos que salen de detrás de la puerta, sonidos que le retrotraen a la maldita isla de Bar Harbour.

Sara se da cuenta de eso porque la mano que tiene agarrada se tensa y hace más fuerza.

-¡Joder! ¡Tenemos que reaccionar rápido!

Al detective ya mayor, solo se le ocurre abrir la puerta como sea. Así que anda un par de pasos para atrás para coger carrerilla e intentar embestir la puerta. Pero entonces se da cuenta de que su mujer sigue esposada con él. Y no hay tiempo.

-Muy bien pequeña, a la de tres corres conmigo, ¿vale? Una...dos...y ¡tres!

Harry y Sara salen corriendo hacia la puerta. Al ultimo momento Harry interpone su cuerpo para proteger a Sara e intentar llevarse él el impacto.

Los sonidos desde el interior de aquel baño en consonancia con la apariencia que allí mismo se mostraba, al degradarse la puerta dentro de un tono perturbado y lúgubre, hizo que Jules reaccione de inmediato. Más aún cuando Harry decide tomar carrera para derribar esa puerta, quizás con el riesgo de que su mujer, caiga en el proceso. 

-Déjame intentarlo, antes de que tu esposa pueda salir lastimada. Mi Padre me ha entrenado para esto. - confesó. 

Estaba claro que James ha sido muy astuto en la crianza de su hija, nutriéndola de un variopinto entrenamiento en artes marciales. No solo para templar su carácter y esos demonios que en su interior fastidiaban, sino por la mera necesidad de superviviencia, previniendo que esto pasaría tarde o temprano. 

Por esa razón, afirmó en un tono determinante mientras se coloca en posición de combate, esperando no colisionar con Harry y compañía, más que nada porque Jules estaba segura de que tirar la puerta abajo no sería una tarea muy difícil. Claro dependiendo de todo ese enjambre viscoso y la "magia" que imperaba allí. Ya decidida a salvar en teoría a su supuesta hermana, le da una patada a la puerta, esperando que con ello y Harry pueda abrirse. 

La situación se había vuelto tensa de pronto, con James desaparecido y todo lo que habían averiguado en el desván en poco tiempo, las piezas trataban de encajar en la cabeza de Sara, pero no lograba que engarzaran del todo, si colocaba alguna, siempre había otra que terminaba saliéndose del puzzle por la presión de las demás. 

Así que Sara, esposada a su marido, convenciéndose a sí misma de que aquello lograría evitar que él pasase al otro lado siendo ella su ancla a este mundo, salió corriendo junto con sus dos acompañantes en dirección a donde Jane estaba, en teoría, dándose un baño.

Una vez en el pasillo, de pronto, la mente de la mujer se detuvo. Su subconsciente registró el parpadeo de las luces, se quedó con la forma y el color de la masa babosa que salía de los quicios de la puerta y escuchó el sonido que venía de dentro. Pero su mente consciente sólo captó una cosa: el grito de auxilio de Jane. 

Y Jane era su hija. 

El rostro de Sara cambió y una expresión de clara determinación se reflejó en él, mientras su marido decía algo relacionado con hacer de ariete y Jules trataba de ayudar con algo que le había enseñado James... o algo así. Pero Sara no captó todo lo que dijeron. Simplemente tensó los músculos y no pensó en nada más. 

En el momento en que James decía "tres" y empezaba a correr y Jules golpeaba la puerta tratando de no darles a ellos, la madre de Jane ya había cogido carrerilla y se lanzaba directamente contra la puerta con todas sus fuerzas.

Jane era su hija. 

Nada iba a impedir que la sacara de allí, eso lo tenía claro. 

Pese al espectáculo dantesco de los asquerosos tentáculos, luces y liquido repugnante, Harry y las demás abrieron la puerta a fuerza de golpes hasta que cedió su cerradura abriendo la misma de un portazo. El interior de la habitación resultó encontrarse en penumbras, disfrazado por la oscuridad al igual que el pasillo, donde lo único realmente llamativo era la puerta del baño cuya luz cautiva a los testigos que son atraídos con la velocidad de un colibrí a la flor.

En el baño todo se encuentra patas para arriba, con sus muebles amontonados contra la pared opuesta, sus accesorios aplastados hasta los añicos y las paredes rasgadas por fuerzas inimaginables.

Y en el fondo la bañera espera por los Slaughter y Jules. Una bañera rebosante de barro putrefacto rematado por una mano de Jane que descansa sobre el borde.

La puerta cedió ante la embestida del trío, la rapidez era primordial para salvar a su hija. Pero ninguno de ellos esperaba encontrarse con lo que vieron.

Harry echó un rápido vistazo a la habitación, pero no hizo ni caso de como estaba el cuarto de baño, su atención se centró en la bañera, en la mano que asomaba.

El detective se estremeció. Después de tanto tiempo, tanto esfuerzo, tantos años protegiéndola... ¿como podía acabar así?

Abrazo con fuerza a su mujer y los dos juntos empezaron a acercarse a la bañera. Entonces el lado oscuro volvió a arremeter con fuerza. Harry se arrodilló al lado de la bañera. La realidad iba y venia.

-Sara...la oscuridad nos engaña. Jane...no está muerta, la encontraré, la encontraremos...nos encontraremos -Dijo mirándola con una sonrisa tranquilizadora en el rostro.

-Cuida de la hija de James. Volveré a por vosotras, os lo juro. Por el sótano, supongo que lleva al otro lado. Evitadlo, intentad quedaros en este lado de la realidad. Pero si la oscuridad os persigue...quizá entrar por el sótano no es tan mala opción. No se que decir...pero se que sabrás que hacer Sara, siempre has sido una persona fuerte, confío en ti.

Harry le depositó un suave beso en los labios a su mujer, mientras empezaba a sentirse lejos de aquí...