Partida Rol por web

La fuerza del golpe desestabiliza la cama al punto de perder el equilibrio. Aaron termina cayendo de costado con cama y todo, en su caída empuja una mesa con ruedas que viaja hasta la cama contigua, pasando entre el velo que limita la visión. El hombre entrado en carnes golpea el suelo con su hombro derecho y su mejilla. El resultado es un gemido de dolor y algunos momentos de aturdimiento. 

Todo el movimiento de su cuerpo le dejó una advertencia, un fuerte puntazo en su costado derecho, allí abajo donde terminan las costillas. Es un dolor superficial que viaja al interior de su cuerpo. 

En un vano intento, trató de hacer fuerza para liberarse, pero era totalmente inutil, cuando trató de hablar, de primeras quiso hablar fuerte, pero solo exhaló un ruido en voz alta para arrepentirse al cabo del segundo y empezar a hablar en voz baja como el resto de los posibles secuestrados como el. 

Johan sin éxito forcejea con sus ataduras. Después oteando la oscuridad descubre que se encuentra en una típica cama de hospital con brazales de restricción para muñecas. Esos chismes suelen tener abrojos o hebillas en los peores casos. El cree que puede desatarse pero no cree hacerlo sin provocar algún tipo de sonido que alerte a sus acompañantes.

Todo el movimiento de su cuerpo le dejó una advertencia, un fuerte puntazo en su costado derecho, allí abajo donde terminan las costillas. Es un dolor superficial que viaja al interior de su cuerpo. 

Lo que sucede a continuación es una advertencia de la débil posición de los “pacientes” en sus respectivas camas. El viento trae el agua y por consiguiente un relámpago que ilumina brevemente la estancia.

Se encuentran en una amplia sala de cuidados intensivos equipada con varias camas, todas ellas separadas por mamparas con densas cortinas. Del lado opuesto de la sala varias ventanas dejan entrar algo de luz producida por la tormenta, pero solo un poco porque gruesos maderos obstruyen las ventanas.

Frente a las camas una figura apenas visible se encuentra inmóvil, contemplado a cada uno de los postrados. Aquello que los contempla no tiene una figura definida y sus facciones tampoco están donde deberían. Un segundo después regresa la oscuridad pero antes de eso la sombra avanza hacia las camas…

Un segundo después aterradores gritos llegan hasta ustedes...

Alguien en ese preciso momento acaba de morir...

James giró la cabeza intentando seguir el movimiento de eso que se deslizaba. No alcanzó a distinguirlo, pero sí distinguió el brillo de esos ojos en medio de la oscuridad. Esos ojos inquietantes, desencajados, inhumanos y el contorno, vagamente humano que los rodeaban y que cada vez estaba más cerca.

Comenzó a gritar de puro terror, retorciéndose y pataleando en su cama, intentando liberarse desesperadamente sin perder de vista aquella figura. No podía hacer nada más y lo poco que podía hacer, tampoco parecía servir de mucho.

Una mano libre. Puedes desarrollar como lo hiciste.

Oia voces, gente asustada. Gente que, como ella, no entendian por qué estaban todos ahi. Inclusive habian intentado presentarse y pedirse ayuda los unos a los otros. Pero no estaba segura de si de verdad podia confiar en ellos. Nunca se podia confiar en nadie... Y ella no iba tan mal encaminada. Con el cuerpo arrebujado en la parte baja de la cama, pudo comenzar a palpar con los labios la tira que pasaba por dentro de la hebilla de la mano derecha, y ya sin importarle el ruido que pudiera hacer, que sin duda, era poco comparado con alguien que habia gritado, y con otro que practicamente habia hecho estallar la cama contra el suelo (deducido por el gran sonido metalico contra el suelo y el quejido).

Gruño, totalmente concentrada en soltarse la mano derecha, quitando la tira de dentro de la hebilla, estirandola para que se saltase el palo que entraba en el agujero y finalmente, escurriendo la delgada mano por la abertura de lograrlo. Con una mano suelta, quitarse la otra seria un juego de niños. Un juego que su cuerpo tembloroso, tuvo que detener llegado el momento.
Soltó un grito de dolor, en cuanto sintio ese horrible pinchazo en su costado y como este se extendia dentro de si. ¿Que era eso? No lo entendia. ¿Se habia clavado algo o era una herida... ya hecha?
Examinó la sensacion, buscando la tirantez de una costura o algo duro clavado, intentando averiguar que le habian hecho, y por que en el costado derecho, aunque no entendia nada de medicina.
- ¿s-soy la unica... a la que han herido? Mi nombre es Evelyn. - su voz resonó por la sala, seguida posteriormente de un fuerte relampago que por apenas unas milesimas, le permitio reconocer el lugar donde estaban. No iban mal encaminados, parecia ser un hospital.

Pero mas que un hospital, un sanatorio mental, o quizas alguno abandonado. Esas tablas en las ventanas no eran un buen augurio, porque dudaba que fuera para protegerlos de la tormenta. Pero lo que mas la asustó, fue esa sombra, esa silueta a la que no llegó a identificar como totalmente humana, quizás por el miedo, la anestesia... las posibles drogas. O las vestimentas de aquel hombre que andaba hacia las camas y hacia que se alzaran en gritos. 

Eso solo apuró mas a Eve para intentar soltarse, intentando buscar su libertad de alguna forma. No creia que estando atada pudiera engatusar a ningun hombre sin correr el riesgo de que la matasen igualmente. Suelta al menos podia intentar defenderse. Eso si, en cuanto tuviera una mano libre, se palparia el costado en busca de que era lo que estaba dañandola. Quizas estaba conectada a alguna via y de moverse bruscamente se la arrancaba. 

El guantazo es espectacular, y un fuerte dolor me sube del costado. -Me cago en todo joder, pero que puta mierda es esta...- Una importante sarta de maldiciones sale de la boca del pobre hombre, aunque la voz la tiene a medio gas, como si le costase respirar bien.

Sin embargo, en el golpe o posterior caída, se ha roto el brazo derecho de la cama, dejándome dos cosas importantes, la primera una mano libre, y la segunda un pedazo de metal largo y circular, que seguro que me será de utilidad más tarde. 

De repente escucho un grito, me quito la cortina de la cabeza con la mano libre y veo algo que me corta la serie de maldiciones que aún seguía saliendo a borbotones de mi boca.

Una figura horrenda se desliza por la habitación. Cojo mi nuevo "bate" y me pongo en guardia. No veo pero intento escuchar sus pasos. Si ese ser se acerca a mi le abriré la cabeza de un golpe.

Puedes tirar Escurridiza contra dificultad diez. Es dado central más reflejos y combate. Tirada sólo para el director.

Todo el movimiento de su cuerpo le dejó una advertencia, un fuerte puntazo en su costado derecho, allí abajo donde terminan las costillas. Es un dolor superficial que viaja al interior de su cuerpo. 

Imagina estar a ciegas y pasar la mano sobre esto... 

Vale mas que mil palabras.

Harry, en la sacudida para soltarse una mano, también notó que tenía algo clavado en el costado.

Auch. Yo también tengo algo... Respondió a la mujer. Creo que una vía 

Entonces todo se iluminó lo suficiente como para ver a aquella... ¿Persona? Acercándose. Aquello, definitivamente parecía un hospital, uno abandonado, o en un pésimo estado, y aquél ser, no parecía humano.

Entonces, mientras iba a desatarse la otra mano con prisa, se oyó gritar a alguien, que acababa de morir.

A la mierda! Gritó, y sacudió tan fuerte la atadura que la arrancó, igual que la otra. Saltó de la cama, consciente de que se haría daño, y se arrancó la vía.

Augh... Harry pudo notar la sangre cálida brotar de la herida y resbalarse por la pierna.

Al parecer, finalmente aquella ocasión en las Ardenas no iba a ser la última que lucharía herido. El veterano no tenía ninguna intención de morir en un lugar abandonado a manos de un maníaco... Quizá ese tipo pensara que estaba desarmado, pero de sus muñecas colgaban dos cintas de cuero, que en manos de Harry, eran dos armas.

Como casi cualquier otra cosa, en realidad.

Ven, cabrón... Y métete con alguien de tu tamaño.

Harry palpó con la mano izquierda la correa de la mano derecha, y cogió el extremo con fuerza. Cuando localizara a ese chiflado, le iba a hacer un bonito collar de cuero, uno muy, muy ajustado.

Sin gritar, habló a quien pudiera oírle.
Que alguien arranque esos tablones, que entre algo de luz...

Seguía atento, moviéndose a ciegas y tocando con cosas. Se había movido tantas veces a oscuras y con el oído atento, que le resultaba bastante sencillo separar unos ruidos superficiales de aquellos que estaba buscando, hasta que al final, oyó pasos.

¡TE TENGO, CHALADO! Gritó mientras se abalanzaba a por él. Primero intentaría golpear y agarrar, para tenerlo controlado y localizar el cuello. Después usaría las correas para estrangularlo.