Partida Rol por web

Sin Vida, Sin Muerte

Capítulo Dos: Romero

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26/11/2012, 11:02

El Conde te llevó en su coche. No era un vehículo lujoso, pero tampoco era una cafetera con ruedas. Se podía decir que estaba bastante bien, para ser un Chevrolet.

Condujo hacia las afueras, hacia la franja agraria que rodeaba la ciudad, y no paró hasta llegar a una granja con toda la pinta de abandonada. Las luces de la ciudad aún se veían, pero estabas seguro de que allí no llegaría nadie en medio de la noche para tocar las narices.

La granja tenía dos edificio: una casa, donde en su día viviría el granjero con su familia, y un establo. Los tenían pinta de haber estado bien construidos y mantenidos en su día, en madera, pero ahora estaban en un estado ruinoso, a punto de colapsar con la madera pudriéndose.

El Conde se dirigió directamente hacia la entrada exterior al sótano, cubierta por dos grandes portones de madera, horizonatles, casi al nivel del suelo. Abrió el candado que los mantenía cerrados y te invitó a pasar, sin decir nada más.

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26/11/2012, 11:07

Rachel te llevó andando hasta un parque no demasiado lejos del Broadstreet. El parque era grande, con una espesa zona arbolada en su centro, y allí es donde te llevó. Dentro, habia un pequeño claro. Desde allí podrían practicar, lejos de las miradas ajenas, según te había dicho Rachel, en las primeras palabras que te había dirigido en toda la noche.

Una vez allí, te miró fijamente, como esperando algo de ti, como invitandote que dieras el primer paso.

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26/11/2012, 11:09

Alonso te llevó en su coche de lujo, negro, con los critales tintados. O más bien os llevó a ambos su chófer, que había esperado pacientemente el regreso de su señor en el asiento del conductor.

Llegastaeis a uno de los grandes edificios del centro de la ciudad, y subisteis una escalofriante cantidad de pisos en un ascensor que te daba la sensación de que era mucho más rápido de lo habitual.

El ascensor daba directamente a un ático lujoso, que se había adaptado para las necesidades especiales de Alonso son persianas metálicas automatizadas que se cerraban herméticamente cada amanecer. Tu mentor se quitó la chaqueta y te invitó a ponerte cómoda mientras él se dirigía al firgorífico, sacaba una bolsa de sangre y llenaba dos copas de cóctel con ella.

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26/11/2012, 11:12

Cassandra pidió un taxi por teléfono, y los dos os metisteis dentro. El taxista, siguiendo las caóticas instrucciones de tu sire, finalmente, y tras muchos rodeos que el hombre hubiese preferido evitar, llegasteis hasta la antigua central de mantenimiento de los trenes de Denver. El edificio estaba abandonado desde hacía dos décadas, por lo menos, pero en su interior, tal y como pudiste comprobar, aún había numerosos vagones, en un preocupante estado de abandono.

Cassandra te guió hasta uno en el centro del complejo, que había sido decorado con un toldo, unas cuantas macetas y un columpio en el exterior, de forma que se parecía de alguna forma a las típicas casas americanas de cualquier barrio residencial tranquilo... aunque no dejaba de ser un vagón de tren medio oxidado.

Te invitó a pasar, siempre con una sonrisa en los labios, y cerró la puerta tras de sí. El interior estaba cuidado, y casi te parecía estar en una caravana de lujo, en vez de en un vagón abandonado

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26/11/2012, 11:15

Tus compañeros pronto se fueron con sus respectivos sires y tutores, dejándote solo, junto a la puerta cerrada del Broadstreet.

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26/11/2012, 11:18
Sean Blackwood
Sólo para el director

Una sensación de soledad como ninguna otra se apoderó de Sean, Enma y Anette se habían ido con sus sires, era la primera vez desde que lo habían convertido en vampiro que lo dejaban completamente solo, gracias a las chicas no había perdido la cordura cuando fue consciente del nuevo rumbo que había tomado su vida... o no vida, más bien... Pero entonces recordó todo lo que habían hablado y la misión que les habían encomendado, las volvería a ver y cuando eso ocurriera Sean sería más fuerte, se dijo a sí mismo apretando el puño, se lo debía tanto a su familia como a ellas. Tenía que ser capaz de hacer lo que siempre había echo, salir adelante.

Una ráfaga de aire le revolvió el pelo y le hizo bailar la chaqueta, no sintió frío alguno. Suspiró y se encaminó hacia el lugar que le había indicado Sir Taylor, mientras observaba la ciudad que ahora adquiría un nuevo significado para él. Esa ciudad, sería su nuevo hogar y no sólo eso, también tendría que luchar por ella.

Caminó en silencio eligiendo los lugares más oscuros pese a saber que a aquellas horas la ciudad estaba prácticamente desierta.

 

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26/11/2012, 12:52
Anette Becker.
Sólo para el director

Sin decir nada había seguido a la pelirroja, sin más que pensar que harían, hasta que llegaron hasta aquel parque. Al llegar al centro de este se quedaron quietas y Anette miró a Rachel sin entender que esperaba de ella. 

A saber si espera que le enseñe lo que he aprendido sola o ¿qué?

Entonces sin pensar más llamó al poder de su sangre y ver que ocurría entonces, ya que ella no sabía leerle la mente a aquella prepotente mujer.

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26/11/2012, 14:29
Emma Williams
Sólo para el director

Emma acompañó a Alonso fuera del local y esperó a que lo cerrase mientras veía alejarse a sus compañeros. Su última mirada antes de subir al coche fue para Sean, el único que iba andando solo. Pensó fugazmente si estaría seguro a aquellas horas de la noche andando solo por las calles de la ciudad camino de la Biblioteca, pero enseguida se acordó de la pistola que seguía llevando encima, así que supo que no tendría ningún problema en llegar a su destino.

Cuando Alonso cerró el pub le indicó el coche que les estaba esperando. Emma levantó una ceja cuando vio el modelo, sorprendida, pero más se sorprendió cuando vio que había un chofer esperando dentro. No dijo nada en ese momento, ni tampoco durante todo el viaje por las calles de Denver, simplemente se sumió en sus pensamientos y de vez en cuando miraba por el espejo retrovisor al chófer (¿vampiro también?), esperando a que fuera Alonso el primero en hablar.

Pero este no dijo nada, ni durante el viaje ni mientras que subían a lo que Emma descubrió que era un lujoso ático conforme Alonso abrió la puerta y la invitó a pasar. Emma no había visto tanto lujo con anterioridad y se sintió ligeramente fuera de lugar allí. Pero aún a pesar de aquella sensación, el ático le pareció acogedor aunque no le pasaron inadvertidas las persianas que había dispuestas en todas las ventanas. Un seguro de… vida.

Alonso tampoco dijo nada cuando entraron, simplemente le hizo un gesto para que se pudiera cómoda. Emma miró alrededor quitándose la chaqueta que dejó bien colocada en el respaldo de una de las sillas y sobre la mesa dejó su cámara de fotos, la única pertenencia personal que llevaba encima, si no contaba su documento de identidad y un billete de diez dólares. Caminó lenta y discretamente a través del piso hacia una de las ventanas, admirando los detalles que había en ella al pasar y que eran todos de un gusto exquisito y supuso que de un elevado precio. El cristal estaba cerrado, pero se acercó a el todo lo que pudo y miró hacia abajo solo para comprobar que estaban a una altura bastante respetable como había supuesto después de la larga subida en el ascensor. De las más altas de Denver, para ser más exactos. El paisaje era excepcional desde aquella altura, y era de noche. ¿Cómo sería de día? Emma sintió una punzada en su estómago al hacerse esa pregunta. Nunca lo podría ver...

Cuando se separó un poco del cristal, vio reflejado en el a Alonso. Estaba vertiendo en un par de copas una bolsa de sangre. Su mirada se quedó prendada de cómo el líquido caía en una de las copas y no pudo evitar volverse para ver directamente como Alonso llenaba la segunda. Emma se sorprendió de que, aún habiéndose tomado una bolsa entera en el pub, la visión de aquel líquido la atrapara de aquella manera. Hasta ella llegó tenuemente aquel olor dulce de nuevo. Y supo que se tragaría aquella copa como si llevara sin comer semanas enteras.

Su cuerpo le pidió acercarse a Alonso, coger aquella copa, pero se controló. Debía hacerlo.

-Es precioso -le dijo refiriéndose al ático y rompiendo el silencio por primera vez desde que abandonaron el pub.

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26/11/2012, 19:39
Sandro Rosselly

El aire fresco de la noche reanimó a Sandro, agotado por aquella interminable reunión. Se montó en el asiento trasero del taxi  junto a la chica y disfrutó del paseo bajo las luces de Denver, alargado por las indicaciones que hacía Cassandra para llegar de la forma más directa.

Se relajó mientras miraba por la ventanilla y veía pasar la gente en las aceras, oía el ruido de los motores y todo el conjunto le devolvía una sensación de normalidad que había perdido por completo. Pasaron no muy lejos del Pepsi Center y miró sus luces con envidia. Era un gran seguidor de los Nuggets, una de sus pequeñas aficiones. En los partidos de su equipo era de los pocos momentos donde no le importaba estar rodeado de gente y donde dejaba que la pasión se desbordase por encima del nivel de su habitual raciocinio. Poco a poco se iba haciendo con su nueva existencia, pero detalles como aquél le hacían preguntarse cuántas cosas debería abandonar de entre las que habían conformado su vida.

Algo le disgustaba y le impedía sentirse cómodo del todo. Esas mangas... las miraba con desazón, rosadas por la sangre seca, arrugadas y maltrechas acordes al resto del traje, que había sufrido por los túneles de debajo de la ciudad. ¿Cómo haría para conseguir un sustituto? Tenía el armario lleno de ellos pero algo le decía que se olvidase de su antiguo apartamento.

El taxi por fin se detuvo frente a la antigua estación abandonada. Algo sorprendido por el destino, Sandro siguó a Cassandra por entre vagones de trenes oxidados hasta el centro del complejo, hasta el hogar de su sire. Todo tenía un cierto ambiente de cuento macabro, pero Sandro descubrió que estaba admirado con lo que veía.

Entró en el tren hogar de la chica y aumentó su admiración.

- Es un bonito sitio este, Cassandra. ¿Vives tú sola aquí? -le preguntó con curiosidad- ¿No hay nadie más en toda la estación?

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27/11/2012, 00:05
Jack Denver

Me saco un pitillo cuando nos bajamos del coche. Los puros estaban bien, pero de momento, no gastaba de eso. Así, enciendo el cigarro y le doy una calada.

Miro el chamizo donde El Conde me ha llevado. Parece una puta mierda... Bueno, es una puta mierda, pero seguro que nadie nos molesta.

Cuando abre las puertas, lo único que puedo decir es—. ¿No decías que no teníamos cuartel secreto? ¿Y cómo es que tienes la llave de ese candado?

Tras decir la chorrada de turno, me dirijo al interior del sótano, a ver qué coño hay ahí dentro.

Notas de juego

Eh... ¿Qué pasa con mi moto? ¿No podemos hacer como que he venido en mi moto hasta este sitio perdido?

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27/11/2012, 15:57

Notas de juego

No hay problema ;)

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27/11/2012, 17:44

Te pareció que tardabas una eternidad. Las calles de Denver estaban vacías. Algún coche o moto ocasional, pero desde luego, nadie andando. Nadie, excepto tú. Tenías suerte, en cambio, de que tanto el Broadstreet como la Biblioteca pública estuvieran en el centro de la ciudad, relativamente cerca, y no tuvieras que abandonar la seguridad de las calles del centro para internarte en barrios más conflictivos.

Al fin viste las luces de la biblioteca, el edificio modernista que se alzaba ante tí, al otro lado del Civic Center Park.

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27/11/2012, 17:47
Rachel

Cuando vi que los ojos de aquella novata se iluminaban, llamando al poder de su sangre, me llevé una sorpresa. Una grata sorpresa, debo decir. ¿Cuánto había pasado desde que la convirtió? ¿Cuánto hacía que sabía llamar al poder de su sangre? Quizá aquella chiquilla guardara más sorpresas de las que aparentaba.

-Vaya, vaya. Bien, has aprendido a llamar al poder de tu sangre, y has despertado nuestro poder más preciado... nosotros los llamamos Disciplinas, y Protean es nuestro secreto guardado con mayor celo. Protean te permite cambiar tu propio cuerpo, para adaptarte a tu entorno. En su nivel más básico, te permite ver en la oscuridad... como estás haciendo tú ahora. 

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27/11/2012, 17:50
Alonso de Vargas

Me acerqué a ella y le tendí una de las dos copas que tenía, mirando el paisaje que se podía ver desde el ático.

- Supongo que lo es. Lo he visto tantas veces, que creo que me he acostumbrado demasiado. Apenas recuerdo lo que sentí la primera vez que vi las Rocosas desde lo lejos. Es un lugar peligroso para nosotros, los Vampiros. No deberías acercarte, nunca. Pero en fin, supongo que tendrás muchas preguntas. Intentaré responder lo que este en mi mano, aunque he de advertirte que aún hay mucho misterio en cuanto a nuestra condición exacta y particular, incluso entre los sabios de entre los nuestros. La Estirpe siempre ha acostumbrado a llevarse sus secretos a la tumba... literalmente, en muchos casos. Ven, siéntate. Tenemos mucho de qué hablar.

Me dirigí entonces a un cómodo sofá, que presidía la zona del ático destinada a estar cómodamente bebiendo vitae o leyendo el periódico.

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27/11/2012, 17:55
Cassandra Langely

Le miré, de repente, fijamente, con los ojos muy abiertos, y riéndome.

- Si hay alguien más, a parte de tú y yo, creo que debería arrancarle la cabeza

Me reí, a pesar de estar hablando completamente en serio. Nadie se colaba en su refugio. Na-di-e.

- Bueeeeeno. Cuéntame más de ti, pequeño. ¿Qué sabes hacer?

Me senté en una butaca, mi preferida, y me quedé allí, esperando, con porte muy digno y afectado, a pesar de que el mueble sobre el que me aposentaba me superaba en tamaño y peso.

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27/11/2012, 17:57
El Conde

- Este es uno de mis Refugios, chistoso. Lo uso en caso de necesidad. Ahora que lo sabes, tendré que buscarme otro. Pero oye, no te tomes a pecho de que no me fie de ti, ¿e cabrón? Si quieres sobrevivir más de una década en este mundo, no te puedes fiar ni de tu sombra... en serio, no es una metáfora.

Me quité la chaqueta, aplasté el puro más que consumido en el suelo con mi zapato y tiré la chaqueta a cualquier parte, en un rincón del suelo. Me subé las mangas de la camisa y me arreglé el chaleco.

- Bueno, chaval, vamos a ver lo que sabes hacer. Nuestro clan guarda algunos trucos bastante útiles en situaciones chungas, por ejemplo...

Llamé al poder de mi sangre y rápidamente mi cuerpo muerto respondió. Me moví más rápido de lo que el ojo humano era capaz de seguir, y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba a escasos centímetros del rostro de Jack, empuñando un cuchillo, con el filo junto a su cuello.

Un segundo después, aparté el cuchillo y me retiré, dándole la espalda, lentamente.

- ¿Lo has captado? Inténtalo tú. A esta Disciplina la llamamos Celeridad, y es jodidamente útil en combate.

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27/11/2012, 20:40
Sean Blackwood
Sólo para el director

Sean se quedó mirando el edificio unos segundos, era muy nuevo y vanguardista y chocaba con el concepto que tenía de biblioteca. El guardaespaldas al ser natural de Londres estaba acostumbrado a que aquellas construcciones fueran antiguas y estuvieran plagadas de historia. Al parecer su nuevo hogar poseía una cara joven e inocente al mismo tiempo que sus entrañas eran tan oscuras como la noche eterna que le aguardaba. Una nueva punzada de dolor por lo que dejaba atrás se adueñó de él, quiso retroceder, salir corriendo, ir al aeropuerto y volver a casa, quería estar con su familia, no en una maldita biblioteca a las ordenes de un viejo estirado como Sir Taylor... 

 La duda le hizo demorarse otros segundos, pero entonces recordó a Enma, a Anette y todo lo que había vivido... no había marcha atrás, al menos tenía la promesa del Principe de seguir ayudando a su familia. Suspiró y caminó hacia la entrada, no sabía muy bien por donde debía hacerlo, pero supuso que si no era por allí encontraría otra forma. Confió, en que al menos aquel maldito viejo hubiera dado el aviso de su llegada.

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27/11/2012, 22:14
Anette Becker.
Sólo para el director

Anette se relajó algo más tras escuchar aquel elogio hacia ella, sobre todo de aquella mujer. Pero al instante en su cabeza volvió el tema del porque estaban allí, así que sonrió y contestó:

Entiendo. Pero dudo que sólo el echo de ver más que algunos, nos ayude a descubrir quienes fueron los que interrumpieron la fiesta la noche pasada. 

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27/11/2012, 22:35
Emma Williams
Sólo para el director

Emma cogió la copa con reverencia casi, sin atreverse a llevársela a los labios por miedo a no poder controlarse como ya le había pasado anteriormente, pero aspirando el dulce aroma que emanaba de ella.
Escuchó a Alonso en silencio y lo acompañó hasta aquel cómodo sillón, sentándose junto a él, pero a una distancia suficiente para mantener cierta distancia formal.

-Tengo muchas preguntas, tal vez demasiadas, porque cada vez que os escucho hablar a alguno me surgen más dudas. Palabras, normas, comportamientos no correctos… parece que haga lo que haga desde anoche nada es igual, nada tiene el mismo sentido. No me di cuenta de lo que había ocurrido con los nervios de la huida por los sótanos y cuando me di cuenta... fue impactante, para los demás fue más fácil, lo vieron claro desde el principio, supongo... -en sus manos, Emma acariciaba sin la copa de vitae mientras miraba el líquido rojo- Después aquella reunión con Edward, es un individuo complicado... -prefirió no seguir por ahí, por lo menos por ahora- y descubrir cosas sobre mi misma que nunca hubiera imaginado. Todo demasiado rápido. Y sola, sin nadie que me pudiera explicar que me estaba pasando.

Se dio cuenta de que no paraba de acariciar la copa de vitae en sus manos, la volvió a mirar, solo fugazmente.

-Tengo muchas preguntas, sí, pero ahora necesito saber una en concreto –le dijo señalando con su dedo índice la copa- ¿Cómo puedo beberme esto sin terminármelo de un solo trago? Me ha pasado las dos veces que he bebido, una vez que empiezo ¡¡¡solo paro cuando ya no hay nada más que beber!!!

Pero entonces dejó de mirar la copa y miró a Alonso profundamente, guardando un instante de silencio, estaba nerviosa, no quería equivocarse con él como había pasado con Edward -Desde que hablaste en la reunión he querido darte las gracias por hacerte cargo de mi. Supongo que no es nada sencillo hacerse cargo de una ...chiquilla –dijo usando el término que parecía era el correcto para definirla en aquel momento-...que no abrazaste. Pero para mí es importante. Temía que nadie me quisiera explicar qué soy ahora. Gracias por aceptarme, Alonso.

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27/11/2012, 23:06
Jack Denver

Arrugo la nariz cuando me doy cuenta de que tengo justo a mi lado al tipo con el cuchillo en mi cuello. No obstante, hay mejores maneras de vacilar a alguien, que al final, parece que es lo que cuenta en todo esto.

Así, me concentro, y dejo que la sangre recorra mi cuerpo. Cuando comienzo a notar de nuevo la sangre moviéndose por mi cuerpo, intento pensar en ir más rápido. O que todo va más despacio. Qué sé yo, el caso es concentrarme y cambiar la velocidad de lo que me rodea.

Notas de juego

No sé si tengo que tirar algo o no, así que lo dejo ahí.