Partida Rol por web

Cuando Ekaterina le nombró, Robert sonrió y alzó dos dedos a modo de saludo.

- Encantado, Ikuei - dijo, con un notable acento inglés - Para hacerte un rápido resumen, nos hemos estado presentando todos, ya que como dice Ekaterina, es mejor que sepamos qué hacemos cada uno:

Ella es Colette, es telépata y telequinética - dijo, guiñando un ojo a Z por la ayuda con la palabra - Ella es Camille, puede compartir y provocar emociones en los demás; esta señorita de ojos azules es Ekaterina, y puede cambiar de aspecto; Laura usa su sangre para crear objetos. Nosotros, los chicos, somos Z, que controla las ondas de sonido, Imre es un marionetista, y esa joven pálida es Henriketta, su marioneta. Yo soy Robert, me encargo de "abrir caminos" - dijo, sonriendo y guardando la libreta donde tenía todo apuntado - Ahora sólo nos quedas tú, si no te importa, claro.

Cuando el chico nuevo llega Imre escucha como le hacen un resumen de todos, entonces el se acerca y le extiende la mano mientras dice:

- Encantado, yo soy Imre Heller de Alemania y si como te han dicho soy marionetista y ella es Henriketta, mi marioneta.

Se acerca un poco mas y dice:

- Bienvenido al circo de los raros que nos hemos juntado aqui, en teoria segun una de las chicas que no recuerdo quien lo dijo nos van a recoger ahora en algun tipo de nave o algo asi

Cuando Imre la nombra, la marioneta agacha levemente la cabeza en señal de saludo, al estilo de los saludos japoneses, la marioneta permanece junto a Imre y el japones mientras esta habla

Una de las chicas, la de pelo rubio, le dio la bienvenida y se acercó tendiéndole una especia de crepe que no reconocía. Como un acto reflejo, echó un paso atrás para mantener la distancia con ella. – No, no gracias. No tengo hambre. – la respondió negando con la cabeza.

Estaba algo aturdido aun, no sabía cómo tenía que comportarse y aparte estaba sorprendido de ver que aquellos muchachos le recibían con tanta amabilidad. No era como lo que le había dicho su madre, aunque claro, aun no le conocían ni sabían de que era capaz. Le hablaron de un equipo y de sus “habilidades”, cosa que hizo alucinar más si cabía. - ¿Yo?, emm… Si, yo… no soy capaz de controlar mi fuerza. Rompo cosas, hago daño a la gente… - el nerviosismo iba en aumento. Quedaba claro que le incomodaba demasiado hablar de él.

Justo en ese momento, otro de los chicos, al que decían era el marionetero lo tendió la mano. Volvió a dar otro paso atrás, siempre manteniendo la distancia. – Encantado Imre pero, no te acerques, soy peligroso. -

Imre sonrie al chico y dice:

- Peligroso, no te preocupes, aqui de una forma u otra puede decirse que todo el mundo es peligroso, pero en teoria nos van a enseñar a controlar nuestros poderes en Sky High, algunos controlarlos, otros potenciarlos, o al menos eso es lo que yo tengo entendido.

Mira como examinando al chico y dice:

- Hombre no seas tan timido, ademas si tienes superfuerza puede ser muy util

El repentino nerviosismo de Ikuei provocó una serie de sucesos en el grupo. Primero, Henriketta se desplomó en el suelo como una gigantesta muñeca de madera, el ruido de ésta al caer hizo que casi todos dieran un respingo. Imre estaba confundido, no le había pasado eso desde las primeras veces que practicaba controlarla. 

Colette había presentido que algo raro había en el recién llegado ¿Era posible que no podía leerle ningún pensamiento? Era todo un enigma para ella, por más que intentara escuchar con atención, la mente de Ikuei seguía reservada para él mismo. 

Y el efecto que probablemente mayor impacto haya tenido sobre el grupo, era que todos volvían a recuperar el estado de ánimo que tenían cuando llegaron al lugar, ese humor rosa mezclado entre romance y timidez parecía desvanecerse lentamente, provocando que el cabello de Ekaterina volviera a ser normal.

Los siete quedaron algo perplejos ante los sucesos ¿Qué acababa de ocurrir? ¿Acaso sus poderes estaban inutilizados?

-  Z te escogí porqué creí que algo así no te afectaría lo siento.- Afortunadamente habia roto la conexión nada más quitar la aguja aunque por si acaso conecté los audifonos y puse alguna canción que me distrajera, no quería provocar un aire de descontrol en todos. Me los quité cuando llegó el último de nosotros.- Rob definitivamente tendrás que controlar tu lengua, lo correcto cuando llega alguien totalmente desconocido y solo es esperar que revele su identidad primero, poderes incluidos. De un plumazo revelaste nuestras identidades a alguien de quien no sabíamos nada, antes de que alcanzara a decir algo más que hola.

Aunque mi tono de voz era energico y algo alto, no estaba molesta es solo que los italianos tendemos a hablar fuerte. Miré al chico del cabello blanco, seguro era asiatico o algo así. Sonreí agarrando una de esas bolas antiestrés porque se me estaban desbordando las emociones, apretandolo con fuerza. Creo que si Collete no me hubiera provocado una explosión hace nada ya hubiera tenido otra.

- Ikuei yo soy Camille y te aconsejo que respires y te calmes. Entre el miedo de Z y tu nerviosismo estoy teniendo problemas para mantenerme controlada- la cabeza de mi muñeco antiestrés estaba por estallar.- Puede que tu fuerza sea peligrosa pero al menos la mitad aquí tenemos habilidades que si no controlamos pueden ser peligrosas. Cuando lleguemos a la escuela tomarán todos los resguardos posibles y estarás seguro así que no te preocupes.

Entonces me di cuenta de que ya volvía a estar tranquila, miré alrededor, como buscando alguna respuesta y solo se me ocurrió una posible. Guardé mis cosas y cogí mis maletas, sonriendo feliz.

- Ya llegaron a buscarnos, ya no me afectan sus emociones.

Z seguía temblando en el suelo, incluso mientras Ekaterina intentaba calmarlo el seguía temblando, pero cuando llegó el joven japonés las cosas cambiaron y logró tranquilizarse un poco más.

Bienvenido, como bien te dijeron mi nombre es Zvonimir, pero pueden decirme "Z", soy Bosnio y controlo las ondas de sonido. 

Al decir esto golpea la caja del violín suavemente.

Aunque ahora solo puedo hacerlo con el violín, lamentablemente es una de las limitaciones que tengo ahora.

Perdón Cam pero debería haber dicho antes que le tengo fobia a los objetos punzantes, aunque claro nadie se presenta hablando de lo que no le gusta.

Al ver que todo el humor y los efectos del poder de Camillie se desvanecieron, Z se mostró sorprendido.

¿Nos vinieron a buscar? ¿Lograste controlar el efecto de tu poder? Aquí hay algo raro.

Al decir esto mira a sus compañeros, como buscando alguna explicación.

Imre al ver a la marioneta en el suelo se extraña, se agacha para asegurarse que esta bien mientras dice:

- No seras algun tipo de anulador o algo asi verdad?  seguro que tu poder anula los demas o algo asi

Mira fijamente al japones, si sus sospechas eran ciertas ese chico era mucho mas interesantes que todos los alli reunidos, y convenia ser su amigo, en especial para evitar que esas "chicas raras" hicieran "cosas raras" con su mente, porque para que iba a negarlo, el que aquella chica hubiese influido en su estado de animo o el que la otra leyese sus pensamientos no le gustaba nada

Robert alzó las manos, conciliador.

- Camille, Camille... relájate, mujer - dijo, guiñándole un ojo a la morena - Tienes razón en que podría haber sido más cuidadoso con Ikuei, ¿pero acaso no nos hemos puesto a a hablar los unos de los otros, sin pararnos a pensar en quiénes éramos en realidad? El chico sólo ha llegado un poco tarde, pero por lo demás, es de los nuestros... sobre todo por el efecto que parece tiene en nuestras habilidades...

Antes los comentarios de sus compañeros, Robert quiso comprobar si las habilidades de Ikuei eran anular las habilidades de los demás, o sólo las de carácter psíquico, así que discretamente, intentó crear un portal entre los bolsillos de su chaqueta.

Encantado de conoceros. - Comentó justo antes de que la marioneta de Imre se viniera abajo. Ikuei se asustó como todos o más al ver este suceso. Se apartó un poco de él y levantó las manos. – Yo no la he tocado, lo juro. – comentó algo exaltado. Pensaba que Imre se enfadaría con él al ocurrir aquello, pero no pareció ser así, el muchacho parecía intentar entender que es lo que había ocurrido. ¿Anulador? ¿Qué es lo que dice este chico?... Yo no he podido hacer eso… Pensó para sí. – Yo… no, no soy anulador de esos. – respondió extrañado. No entendía nada de lo que estaba pasando y desde luego no lo asociaba a algo que hubiera podido hacer él, o por lo menos no conscientemente. – Pero… ¿has dicho que nos envían a esa escuela para controlar o potenciar esto que nos pasa?. No es eso lo que yo tenía entendido. Mi padre cree que allí acabarán con mi “mal”, por eso me han enviado. -

Colette vio al recién llegado y se llenó de sorpresa. Se acerca a él con una abierta sonrisa en su rostro y le dice - Bienvenido, soy Colette y soy francesa - le da un beso en los labios de saludo y cuando trata de leer su mente, se da cuenta que no le es posible. De repente las emociones positivas que había recibido de Camille comienzan a disiparse y su rostro comienza a ser de pánico. ¿Cómo podía haber hecho eso? Que imprudente.

Colette se aleja apenada y permanece nuevamente a una distancia prudencial del grupo, aferrada a su cuaderno de dibujo.

No se atrevía a mirar a ninguno a la cara y con amabilidad aunque miedo en su voz, le dice al recién llegado - No eres el único incapaz de controlarte -.

Realmente no noté que volvía a cambiar. Al menos no al principio. Era algo tan natural en mí que ni siquiera lo pensaba demasiado mientras no me molestase la ropa. Sujeté las manos de Z por un momento apretándolas levemente. 

- Parece que ya estás mejor - sonreí, mantener la armonía era importante en un grupo. Después me giré hacia Cam y el nuevo. - Llego también en limusina y lleva el mismo traductor que el resto. - respondí con suavidad.

Luego estudié al nuevo por un segundo, la parte de anular los poderes era útil, aunque no era en lo que pensaba en ese instante. Más bien pensaba en lo demás. Su reacción con el resto, con miedo de hacernos daño o a perder el control. No era el único al que le sucedía. Pero en su caso sí veía una posible solución. 

- Una disciplina física podría ayudarte - comenté - Mi madre me daba clases de ballet y danza - esbocé una sonrisa ligeramente irónica, a los chicos no solía gustarles el baile porque lo consideraban... poco masculino. Hice un gesto apaciguador con la mano - Imagino que las artes marciales o otra disciplina que sirva para controlar el cuerpo deberían ayudarte. - incliné la cabeza hacia un lado. - Y como Colette acaba de comprobar, tocarte no es peligroso. Mejoraremos  - afirmé con confianza nacida de la determinación. - Ahora intentemos relajarnos - Miré a Z por un momento - ¿Crees que podrías tocar algo para nosotros? Tal vez algo de Mozart - sonreí de nuevo. 

Luego miré el cielo, aún faltaba para anochecer, pero la comida de mi abuela no sería suficiente para todos. Si la espera se alargaba mucho tendríamos que conseguir comida y bebida. Claro que no estaba segura de si el restaurante de al lado abriría o, siquiera, de la divisa que emplearían. En cualquier caso, afrontaría el problema si llegaba a darse el caso. 

Miré la marioneta por un segundo y luego a Imre. 

- Si quieres, te ayudo a guardarla. Es grande y debe ser difícil de manejar - sonreí otra vez. Casi resultaba raro hacerlo con mi propio rostro. Raro pero agradable. 

Imre responde al chico japones:

- No se, visto lo visto es la conclusion a la que he llegado, si no es asi no te preocupes, pero lo que te dige antes aplicatelo, no te preocupes tanto que sino no vas a llegar a viejo hombre. En cuantoa  lo de la escuela, segun tengo entendido es para eso, para hacer que los que sean peligrosos de nosotros no lo sean, para que controlemos mejor nuestros poderes y en general para poder controlarnos, ah claro, has visto la peli de Xmen? si esa tan mala, pues algo asi como lo que hacia el calvorota en su colegio de entrenar a gente.

Cuando Ekaterina se ofrece a ayudarle con la marioneta dice:

- Ah, si claro, muchas gracias, de todas formas voy a ver si soy capaz de volver a controlarla y asi nos ahorramos el esfuerzo

Momentos después de que su "medio paisano" llegase, de repente todo se volvió bastante más normal de lo que sería una reunión de gente con poderes especiales. 

De pronto, empezó a sentirse algo mareada y pesada. No sabía que le ocurría, hasta que puso su mano en el corazón, el cual se notaba había bajado el ritmo.

Claro, tenía sentido. Ella misma, sin quererlo, aceleraba su flujo sanguíneo para estar más oxigenada, pero al haber algo interfiriendo con su poder, había vuelto a su flujo normal, y un corazón normal no puede cargar bien con casi cinco litros de sangre adicionales sin ninguna ayuda, de ahí la sensación de pesadez.

"Pues, sea quién sea el que está haciéndo que nuestros poderes paren, a ser posible que lo detenga, por que a éste paso yo me voy a ahogar... Al tener más sangre que un humano normal, dependo un poco de mi pode rpara poder bombearla con normalidad. Por suerte estoy en reposo, así que no creo que pase de más allá de un mareo tonto... Relajante música por cierto, voy a... *bostezo* echarme una siestecita... cuándo llegue el autobús me despertáis"

Y así, se tumbó tranquilamente en el banco más cercano, concentrada en dormirse, y acercando las piernas al pecho, por lo que los que estuvieran en correcto ángulo se iban a llevar una grata sorpresa gracias a que la falda era algo corta...

Las cosas parecieron volver a la normalidad repentinamente, el ritmo cardíaco de Laura volvía a ser el mismo de antes, mientras que Imre lograba hacer levantar a Henriketta y que caminara hasta su valija, donde fue nuevamente guardada. 

A lo lejos escucharon el sonido de un automóvil acercándose, se giraron y miraron a su alrededor, les había sorprendido el hecho de no ver personas por ahi cerca, ni tampoco otros vehículos. Casi con pereza, observaron como un típico autobus escolar de color amarillo aparecía en el lugar, entrando en el estacionamiento con naturalidad.

Lo sorprendente era de que no había nada extraño en ese autobus, probablemente esperaban uno más moderno, o inclusive un avión, pero lo que tenían delante de sus ojos era un tanto decepcionante. 

El autobus frenó delante de ellos con lentitud, y de su interior salió un hombre bajo de estatura, con sobrepeso y barba de varios días, tenía un aspecto deprimente, como si odiara su trabajo. Miró con cierto resentimiento a los estudiantes y habló en voz alta:

-Ehem... soy Billy y he venido a recogerlos para ir a Sky High y.. el tutor Grant los está esperando - Dijo de forma monótona como si fuera un discurso que realizara todos los años. - Por favor, pueden ir subiendo y tomando asiento.

El hombre suspiró con resignación al ver la cantidad de maletas y valijas que habían, en especial al ver la más grande que contenía a Henriketta. Empezó a cargarlas una por una en la parte de abajo del autobus, con gran dificultad por su falta de estado físico.