Partida Rol por web

Colette se ponía nerviosa y su dolor de cabeza aumentaba pero cuando Camille la tomó y le dijo aquello, la joven pudo concentrarse y cierta sensación de paz la envolvió.

El cuaderno de dibujo bajó nuevamente sobre sus piernas y miró al profesor. Sonrió al ver la reacción de Camille frente a él y esta vez, trató de no agradecerle como lo había hecho anteriormente pues podía ser que la incomodara. Colette le dio un simple - Gracias - y al escuchar que ellas serían parejas de habitación, Colette asiente y dice - Bueno, espero no causarte problemas - Suelta sus manos y peina su cabello con suavidad.

Observa la reacción de Ikuei y se sorprende un poco. Ella realmente no se sentía muy emocionada de conocer dónde estarían porque el hecho de compartir habitación la ponía algo nerviosa. Esperó a que el profesor les diera la indicación para ir a la habitación y dijo - Me gustaría clase de arte - era la única actividad que le sonaba divertida.

Laura mencionó tener una gran cantidad de vestidos y algo avergonzada, Colette dijo - Bueno, yo realmente vine ligera de equipaje, así que me guardarropa no es muy amplio. No sé qué podría usar para la fiesta -.

Z se sorprendió al ver que Ikuei saltaba con tanta velocidad del asiento, al punto que por un par de segundos se quedó cortado sin saber que decir.

Bueno, si nadie más quiere hacer más preguntas vamos, pero tampoco vamos a dejar a todo el mundo solos para ir a la habitación, si vamos a dormir allí vamos a tener tiempo de sobra.

Zvonimir mira a sus compañeros como esperando que alguien diga algo sobre irse, le hace un claro gesto a Ikuei de "ya vamos".

-Hmmm, no, no tenemos cines ni centros comerciales - Grant le respondió con un tono irónico a la pregunta de Laura - ¿Vinieron a aprender o a divertirse? - Se preguntó con cierto tono de fastidio. 

-Obviamente tendrán permisos de vez en cuando para poder salir. En ocasiones pueden pedir permisos especiales para poder salir, estos pueden ser dados o no.

Marcus se levantó de su asiento y dio unos pasos hacia la escalera - Los llevaré a sus habitaciones, con respecto a la limpieza y lo demás, tenemos personal encargado de eso, no tienen que preocuparse - Comentó mientras subía por las escaleras con el grupo siguiéndolo

El profesor se dirigió por uno de los dos pasillos a los cuales las escaleras dirigían. Siguieron su camino mientras algunos intentaban memorizar el trayecto del salón principal hacia las habitaciones. Dobló por otro pasillo en forma de L pasando por varias puertas de madera.

Finalmente llegó al final del pasillo, donde estaban las cuatro puertas de cada habitación. Grant señaló cada una indicando a quién les correspondía. Las de las chicas estaban de un lado del pasillo mientras que la de los chicos estaban del otro.

-Tienen sus valijas y maletas ahi y un baño en cada habitación, por si se quieren dar una ducha. No hace falta que se vistan tan elegante, simplemente... como si fuesen a salir - Dijo con un encogimiento de hombros - Vendré a buscarlos cuando sea la hora, que es aproximadamente en... - Miró su reloj de muñeca - Una hora y media, tienen tiempo de sobra. Nos vemos..

Grant se se despidió con una sonrisa y se marchó por donde había venido, dejándolos solos. No perdieron el tiempo y cada uno entró a su habitación.

Entraron a su nueva habitación y la observaron por unos segundos. Era mediana de tamaño y tenía una gran ventana que cumplía la función de puerta corrediza que daba a un pequeño balcón.

Habían dos camas, al lado de cada una se encontraban sus respectivos equipajes. En el centro una pequeña mesa ratonera con dos almohadones. Del otro lado de la pared había un estante con espacio disponible para que colocaran sus cosas personales. Dos puertas dirigían al baño y a una pequeña habitación con varias perchas y estantes que cumpliría la función de armario.

Entraron a su nueva habitación y la observaron por unos segundos. Era mediana de tamaño y tenía una gran ventana que cumplía la función de puerta corrediza que daba a un pequeño balcón.

Habían dos camas, al lado de cada una se encontraban sus respectivos equipajes. En el centro una pequeña mesa ratonera con dos almohadones. Del otro lado de la pared había un estante con espacio disponible para que colocaran sus cosas personales. Dos puertas dirigían al baño y a una pequeña habitación con varias perchas y estantes que cumpliría la función de armario.

Entraron a su nueva habitación y la observaron por unos segundos. Era mediana de tamaño y tenía una gran ventana que cumplía la función de puerta corrediza que daba a un pequeño balcón.

Habían dos camas, al lado de cada una se encontraban sus respectivos equipajes. En el centro una pequeña mesa ratonera con dos almohadones. Del otro lado de la pared había un estante con espacio disponible para que colocaran sus cosas personales. Dos puertas dirigían al baño y a una pequeña habitación con varias perchas y estantes que cumpliría la función de armario.

Entraron a su nueva habitación y la observaron por unos segundos. Era mediana de tamaño y tenía una gran ventana que cumplía la función de puerta corrediza que daba a un pequeño balcón.

Habían dos camas, al lado de cada una se encontraban sus respectivos equipajes. En el centro una pequeña mesa ratonera con dos almohadones. Del otro lado de la pared había un estante con espacio disponible para que colocaran sus cosas personales. Dos puertas dirigían al baño y a una pequeña habitación con varias perchas y estantes que cumpliría la función de armario.

La puerta que daba hacia el armario se abre repentinamente, y de su interior sale una chica menuda de cabello rubio recogido en dos coletas. Su edad debía rondar entre los 13 o 14, aunque tenía un busto prominente como para una chica de su edad. Vestía un elegante uniforme de colegio, tal vez algo antiguo. Aunque de todos los estudiantes que habían visto, ninguno llevaba un uniforme escolar. 

La chica mantenía su mano en la manija de la puerta, observando la habitación con curiosidad, especialmente las maletas, como si no se percatara de la presencia de Camille y Colette. Esta última pudo comprobar que no podía leerle el pensamiento para nada a la muchacha rubia. Había algo realmente extraño en ella.

Finalmente se percató de la presencia de las dos y las miró con una sonrisa un tanto nerviosa.

-Eh... hola.. yo solo.. solo estaba viendo - Dijo con una voz suave aunque un poco quebrada.

El maestro los guió hasta sus habitaciones y vio que sólo estaban a un pasillo de distancia de los chicos. Al menos los vecinos serían todos conocidos. Se disponía a contarle a Camille sobre lo que había dicho el profesor del equipo Medusa pero en ese momento, una joven salió de su habitación.

Al instante, el cuerpo de Colette se tensionó y trató de leer la mente de la joven para saber qué quería pero no pudo. Algo le olía muy mal. Su lápiz de dibujo se alzó de inmediato y su ira comenzaba a crecer. ¿Y si había registrado sus cosas? ¿Y si había tomado algo que le pertenecía?

Al momento, su lápiz apuntaba a la cara de la joven, flotando por su propia cuenta y la voz de Colette salía con intensidad y molestia. - ¿Qué hacías allí? Responde - su irritabilidad se había vuelto notoria y no iba a permitir semejante falta de respeto. No podía creer que esto se permitiera. Si era así, Colette no quería seguir en esta escuela.

Su nuevo compañero de habitación pareció sorprenderse con su actitud, pero era normal, Ikuei era una persona bastante especial en lo que al contacto se refería. Avanzó junto al resto de los compañeros tras el profesor hasta dar con el pasillo donde se encontraban sus habitaciones. Le extrañó que estuvieran tan juntas las unas de las otras, había pensado que chicos y chicas estarían en edificios separados, aunque bueno, ese no era su problema.

La llegada a la habitación terminó de calmar de nuevo a Ikuei. Z parecía buen tipo y esperaba que llegaran a ser buenos amigos. Lo primero que hizo fue echar un vistazo por la ventana, las vistas eran increíbles, y revisó la habitación de arriba abajo familiarizándose con ella. – Me es indiferente una cama que otra, si tienes alguna predilección cógela. – Comentó. Luego, comenzó a desarmar su maleta. Era un chico demasiado ordenado. Tenía claro donde debía ir colocando cada cosa, y se limitó a hacerlo con exquisita pulcritud.

Recordó las palabras del profesor sobre la fiesta mientras colocaba sus camisetas. – Ummm, Z, perdona que te moleste. – comentó a su compañero. - ¿Cómo se supone que debemos vestir si es como si fuésemos a salir?, ¿Salir hacia dónde?. – No llegaba a entender al profesor y esperaba que Z pudiera sacarlo de dudas. – No he “salido” mucho, la verdad. –

Robert se dirigió directamente a la puerta de cristal que daba acceso a la terraza, y observó el paisaje. Había cierta altura hasta el suelo, y eso pareció gustarle, porque se quedó allí, con los ojos cerrados, escuchando la brisa bailar y acariciar su rostro y cabellos. No sabía cuánto tiempo había pasado allí, cuando regresó, se quitó los zapatos con los pies, y se lanzó a la cama. Su cuerpo notó inmediatamente la diferencia que había con el camastro que había estado usando durante casi toda su vida: parecía acomodarse a las curvas de su espalda, estirándola, acogiéndole como si fuera una madre cariñosa. Este pensamiento hizo que su rostro se enrojeciese ligeramente.

A pesar de lo que había dicho lo primero que hice fue llamar a mi abuela para que supiera que estaba bien. La conversación fue corta, porque no tenía ni idea de cuánto podía costar una llamada desde aquí. 

Después miré que mis cosas estaban ya junto a una cama, que supuse que era la que nos habían asignado. Miré a Laura. 

- No te preocupes por lo del profesor, yo también pensé lo de qué se puede hacer. - me reí con suavidad - Es lo malo de los internados, que te aíslan del resto del mundo. 

Abrí la mochila y saqué cosas de baño. La toalla era pequeña, de las que llevarías al gimnasio y los botecitos de jabón y champú no durarían mucho. Imaginé que allí nos asignarían esas cosas, pero por si acaso había traído algo. El resto de la ropa la dejé sobre la cama, cuidadosamente doblada y organizada. También saqué el portátil, que aunque fuera viejo, estaba en uso.

Me pregunté si habría wifi allí. Corrección, esperaba que hubiera wifi. Aunque el que no hubiera escritorio en la habitación haría más incómodo estudiar. Y no es que no pudiera hacerlo tirada sobre la cama, pero la verdad es que hubiera preferido tener un sitio específico para eso. 

- Voy a la ducha - le dije a Laura - No me importa compartir, si tienes prisa.

Estaba acostumbrada a compartir la ducha en el gimnasio de clase. El agua caliente se acababa rápido, así que mientras una se enjabonaba, la otra se ponía bajo el agua. De ese modo, se ahorraba gas. Y en casa eso no sobraba, así que siempre que podía, de duchaba en el gimnasio de la escuela. 

Aunque tuve la tentación de recrearme bajo el agua caliente, era rápida y en cinco minutos había terminado. Como había esperado, había toallas, jabón y champú*. Salí y me puse ropa normal, como había dicho el profesor. Cierto que era más del estilo que podrías llevar a clase, pero tampoco tenía demasiada ropa y, total, podía divertirme igual. 

Como la ducha, todo esto lo hice rápido. No era de esa gente que se probaba distintos modelos y dudaba sobre qué ponerse. Además, tenía hora y 18 minutos para organizarlo todo, incluido buscar la conexión a internet. No llevaba demasiadas cosas, mi ropa apenas llenaba una fracción de lo que me correspondería en el armario. Observé que en la parte de arriba había mantas de repuesto y sábanas, también repuesto de toallas.* 

Salí y coloqué el resto de mis cosas que, por otra parte, tampoco eran demasiadas. Me había traído una colcha hecha por mi abuela que coloqué sobre mi cama y de un lateral, saqué un tubo de cartón donde había llevado unos posters. 

- Espero que no te importe - le comenté a Laura guiñándole un ojo. 

El primer poster era de unas constelaciones y el otro era una foto del Gorky Park, para cuando estuviera nostálgica. Coloqué mis cuadernos, bolígrafos y lápices en una de las estanterías, mi neceser y los libros. Hecho esto, me senté sobre la cama, con las piernas estiradas y abrí el portátil. En mi cabeza recitaba un mantra: "que haya wifi, que haya wifi"...

Llegaron a su habitación, y cuando entraron, lo primero que hizo fue tirarse en las camas, a ver cual le venía mejor. Siguiendo el ejemplo de su compañera, organizó sus cosas en al estantería, auqnue podía verse a al alegua que una era más organizada que la otra. Mientras que Eka era el paradigma del orden y la pulcritud, miras al lado de Laura y sólo ves caos. ¿Podrá esta chica encontrar algo en al estantería luego?

"No tengo problema con ducharme juntas. Solía ducharme con mi madre a menudo, cómo es costumbre en mi "segunda casa" por así llamarla jeje. Además, de esa forma es más fácil lavarse al espalda. ¡Simplemente te la lava el otro!" ayudó a Eka con la espalda, y que ella hiciera lo propio, y luego se puso a buscar algo que ponerse. Al final encontró un vestido negro, bastante sencillo, pero bonito.

Lo siguiente ya fue empezar a hacerse el pelo, dejándose coletas gemelas, que el llevaron un buen rato hacerlas. Vió que comenzaban a poner pósters y demás.

"Jeje, tranquila no problem. Aunque ahora que lo pienso quizá yo también tendría que haber traído alguno..."

Estaba aún encendiendo el portátil cuando miré a Laura de reojo. En parte me había sorprendido lo de frotarse la espalda pero, como era habitual en mí, no le dí mayor importancia. Imaginé que habría sido más comprometido si le hubiera dado la mano al profesor Grant y hubiera cambiado en él. Pero incluso eso no me preocupaba demasiado. Después de todo, cuando cambias con frecuencia, terminas por no pensarlo. 

- Tal vez podrías comprar alguno si dan permisos o... bueno, en un sitio con tantos recursos, seguro que tienen algún plotter o impresora matricial para que te hagas uno. Si tienen internet podrías elegir la imagen... - empecé a especular. Por dentro seguía deseando que hubiera alguna wifi, aunque fuera con seguridad, que en ese caso intentaría saltarme, claro. - O puedes hacerte algo en clase de arte. Seguro que Colette se ofrece a ayudarte - comenté.

Siempre estaba con el cuaderno en las manos, o flotando, aunque no la había visto dibujar y eso que hubiera sido una forma de relajarse y mantener el control. En fin, no importaba, el caso es que seguro que podría pintarle algo a Laura. 

- Bonito vestido - comenté mientras buscaba redes - Si necesitas ayuda para organizar las cosa dilo. A mi me sobra espacio en el armario, ya has visto que no traje muchas cosas. - sonreí un poco y volví a mirar la pantalla - Sólo espero que no se me estropee la ropa que traigo al cambiar - añadí de forma distraída - Lo peor son los zapatos - confesé - O se deforman o hacen daño.  Aunque a veces el pie no cambia, pero si es alguien muy alto, eso produce que tenga peor equilibrio... Creo que es una suerte que tengamos una talla parecida, ¿qué pie usas?

Gretel soltó la manija del armario y observó algo perpleja la reacción de Colette, quien inconscientemente le apuntaba con un lapiz flotando en el aire. 

-Ya te lo dije... estaba viendo - Respondió con una repentina molestia, como si estar en una habitación ajena fuese algo completamente normal. Frunció su ceño al ver el lapiz flotando, como una señal amenazante - ¿Qué vas a hacer? ¿Apuñalarme? No intentaría eso si fuera tu...

La rubia se cruzó de brazos, mientras que hacía una mueca de disgusto, observando de arriba a abajo a Colette.

Ekaterina logra encontrar más redes de conexión de lo normal, probablemente por la ubicación de Sky High. Sin embargo todas ellas tenían seguridad, aunque había una que era libre, que parecía ser una red WiFi de la escuela. La chica pudo conectarse a ella con facilidad.

¡Exito! Tenía conexión y eso suponía que podría hablar con Nana. ¿Habría recursos disponibles?  Imaginé que  la escuela tendría redes comunes y recursos compartidos. Me habría gustado ponerme a cotillear las otras redes, pero imaginé que Laura preferiría hablar o hacer algo. Dejé el ordenador sobre la cama y luego le dediqué una ligera sonrisa. 

- Venga, te ayudo con tus maletas - le dije con un guiño. 

No es que me importase el desorden en sí, pero estaba acostumbrada a cuidar las cosas y dejarlas tiradas era el mejor modo de que se estropeasen. Además, si otros iban a limpiar la habitación, dejarlo todo tirado dificultaba su trabajo. Era una cuestión de consideración. 

- Así luego podremos quedarnos más en la fiesta y no preocuparnos por eso. 

Z se acomodó en la cama que tenía más cerca, metió el violín en un armario y empezó a ordenar su ropa.

Yo no tengo predilecciones por las camas, parece que las habitaciones son preciosas, vamos a tener una buena vista.

Mientras ordena la ropa ve la pregunta de su compañero y se pone a pensar, haciendo el ruido "mmm" dejando en claro lo que pasa dentro de su cabeza.

Creo que se refiere a algo lindo pero no muy elegante, es decir que no nos tenemos que poner un traje, pero tampoco vamos a estar con una camiseta y un short.

Z revuelve entre sus ropas y saca una camisa a blanca sport y un jean azul, además de unos zapatos no muy formales.

Yo voy a ponerme esto si quieres puedes ponerte algo parecido y puedo prestarte algo.

Luego mira una puerta del baño.

Cuando me conteste voy a entrar, no quiero ser descortés, pero al haberme caido en el omnibus quiero limpiarme un poco.

Ambas chicas reaccionaron de forma violenta lo que terminó por impactar en mi antes de que pudiera hacer algo para evitarlo. La ira de ambas se mezcló dentro de mi aniquilando mi personalidad pacifica, yo nunca me hacía problemas por esas cosas y no tenía nada que esconder como para preocuparme, pero ahora tenía ganas de castigar a alguien y la rubia era la elegida.

- Entras a una habitación ajena y te atreves a responder así- aunque era consciente de que mis emociones estaban influenciadas por ambas feminas no podía controlarme por lo que avancé hacia la chica rubia con toda la intención de cogerla del cuello y sacarla a rastras de allí. Una pequeña parte de mis emociones era influenciada porque no toleraba que hicieran sentir incomoda a Collete, ni a ella ni a ninguna de mis compañeras de equipo que pronto serían mis amigas.

La ropa que le enseñaba Z no distaba demasiado de la que él solía vestir, así que no le parecía mal lo de ir vestido para salir. – OK, gracias Z, ya me hago una idea. – Respondió mientras comenzaba a preparar la ropa que se pondría. Unos vaqueros, una camisa y unas zapatillas, la ropa que tenía, ya que no llevaba de otro tipo de vestuario. – Dúchate tu primero tío, yo esperaré. Ah, y siento mi reacción de antes en los sillones, no me siento cómodo cuando alguien invade mi espacio vital, es decir, cuando alguien se me acerca demasiado o llega a tocarme. Supongo que son manías tontas, pero no puedo evitarlo, ya que vamos a ser compañeros, es mejor que lo sepas y si, soy un tío raro, lo sé. -