Partida Rol por web

Énone y Suzie acaban en un hediondo túnel a duras penas iluminado por el tenue brillo de la espada mágica del Elegido y el martillo sagrado del ángel. Las criaturas que han arrastrado a Laura se mantienen bien lejos de escasa luz solar que entra por la tapa de la alcantarilla abierta. Laura agoniza a poca distancia mientras una horda de pequeñas criaturas humanoides le arrancan la carne a mordiscos y beben su sangre a borbotones.

A primera vista parecen niños, pero su piel tiene la palidez de un cadáver y sus bocas están repletas de colmillos ahora ensangrentados. Son tantos y se mueven tan rápido que no da tiempo a contarlos antes de que se abalancen sobre los Cazadores en busca de sangre fresca...

Una vez que pude ver el panorama, y viendo que habíamos llegado demasiado tarde para ayudar a Laura, no pude más que tratar de ponerme espalda contra espalda con Ènone para intentar tener cubierta su espalda por si a los bichos se les ocurría atacarle por ese lado, mientras procuraba mostrar, haciendo una larga semicircunferencia furiosa con mi bate, del que brotaba el brillo del auténtico martillo al que ocultaba en la oscuridad, tratando de mostrar que aquella cosa podía ser tan mortal para ellos como aquel puto sol que parecía espantarlos. - ¿Dónde está la zorra de vuestra puñetera madre?, sanguijuelas de mierda.- Berreaba nerviosa, tratando de ver si la cámara de Laura todavía estaba a la vista, para destruirla si se daba la ocasión.

Ya pasado el ímpetu de la heroicidad Énone dió un paso atrás y su espalda chocó contra la de Suzie. En tanto que ella llegaba ya había tratado de dar un par de pasos hacía Laura, pero las criaturas el habían cortado el paso en todo momento. Si su forma hubiera podido inspirarle compasión en algún momento poco o nada quedaba de ella al ver cómo desgarraban, mascaban y rasgaban el cuerpo de la periodista, quizás esos movimientos que había a veces solo fueran por los tirones que habían aquellas bestias cuando se encontraban con algún tendón más resistente o con alguna prenda especialmente difícil de desgarrar. Pero necesitaba estar seguro. Necesitaba no huir está vez.

También le habría servido haber pensado antes de saltar a la oscuridad. Esquivo un zarpazo de un monstruo un poco más atrevido que el otro y se apegó aún más a Suzie bajo el resplandor del sol que se colaba desde arriba.

—Perdón —dijo​​​​​​—, no debí haber saltado así como así. 

Dió un rápido paso adelante para mantener a raya a los monstruos mientras echaba un rápido vistazo alrededor y si era posible volver a subir por dónde habían entrado. 

Énone hace un rápido análisis de la situación. La escalerilla de salida está señalizada con descascarillada pintura brillante y parece haber indicaciones hacia la siguiente salida. Si en algún momento las cosas se ponen feas de verdad podría escapar por la misma escalerilla por la que ha saltado, aunque eso significaría dejar a Laura a su suerte. Les pequeñas bestezuelas vampíricas se mueven como un enjambre. No parece haber nadie que los dirija ni siguen estrategia alguna más que atacar confiando en su abrumadora superioridad numérica. Las preguntas de Suzie son contestadas con agudos chillidos animalescos mientras las criaturas lanzan un aluvión de zarpazos sobre Énone y Suzie. Énone acaba en el suelo cubierto por varias de esas criaturas (1) mientras que Suzie es lanzada contra una pared golpeándose la cabeza. Por un momento su vista se vuelve borrosa... (2)

- Oh... JOD...- Me vi arrastrada contra la pared, con mi cabeza funcionando como tope, quedando apoyada en el muro mientras esas bestezuelas continúan pululando por encima de mí y en derredor. Noto la sangre caliente en mi cuero cabelludo, bajando por mi cuello, lo que me lleva a aferrar el bate con más fuerza y girar, histérica cuando compruebo que han cubierto a Ènone, que no lo veo. Continué repartiendo, pero aquellos eran meros peones, queríamos el premio grande, ¿Que no? - CARMILLA, ZORRA HIJA DE PUTA, BEN A SALVAR A TUS SANGUIJUELAS SI TIENES LOS OVARIOS.- Berreé mientras entraba en modo berserker, sin terminar de saber quién guiaba el bate, si yo, o Liel. Intentaba a toda costa librarme de los que me atacaban, tratando de alcanzar el último punto en donde había visto a mi compañero, tratando de eliminar parte de su peso.

El ataque pilla a Énone de sorpresa cayendo el suelo bajo los zarpazos de las molestas criaturas. Puede sentir sus garras rajandole, más no se queda quieto y se debate por liberarse de la infame carga que ha caído sobre él. Los gritos de guerra de Suzie le dan motivos para luchar, así que apoyándose contra el piso hace palanca y empuja con todo el cuerpo a las criaturas pasa sacarse las de encima con la esperanza de que estas caigan bajo el chorro de luz que aún se cuela de la parte superior. 

Dando sablazos a diestra y siniestra intenta recuperar la posición perdida. 

Las criaturas aprovechan la momentánea confusión de Liel para intentar derrabarla con más golpes de sus afiladísimas garras hasta que el ángel enarbola su martillo divino y lo balancea con toda su fuerza. Imposible fallar a tan poca distancia. El arma desintegra en el acto a todas las criaturas que toca y su andanada de truenos convierte en cenizas a varias de las que estaban detrás. (1)

Por su parte Énone se arrastra hacia el círculo de luz solar protectora lanzando mandobles con su khopesh. Su filo rebana sin dificultad los cuellos de los monstruos a los que alcanza, que al perder la cabeza se convierten en cenizas. Otros consiguen clavar sus colmillos en el joven cazador drenando su sangre y mermando aún más sus fuerzas. (2)

Énone acaba refugiado bajo la luz del Sol donde las criaturas no se atreven a acercarse y las demás huyen despavoridas del martillo de Liel. En pocos segundos lo único que se oye es la respiración jadeante de ambos cazadores...

Énone respiró agitadamente sentado al lado de Suzie. Las criaturas realmente eran muchas, lo que había dicho Anacleto comenzaba a tener sentido. 

—¿Estás bien? —preguntó mientras se miraba las heridas que tenía encima—¡LAURA!

Se puso de pie como pudo y, aprovechando la repentina pausa en las huestes vampíricas de Carmilla rengueó hasta ella y, pasando los brazos por debajo de su cuerpo,  la arrastró a duras penas hasta la luz. La dejo en una orilla y se arrastró a buscar su bolso que acercó de un tirón adonde se encontraba con el cuerpo ¿Agonizante? De la periodista. 

—Vamos, vamos... —rebuscó adentro, sabía que tenía un pequeño botiquín en algún punto. Después del enfrentamiento con los hombres lobosnque había compartido con Cuddy había comenzado a traer uno en su bolso todo el tiempo. Suturas, desinfectante, vendas, parches, nada muy elaborado, pero útil. Gruñó por el dolor que le provocaba el esfuerzo mientras comenzaba abría el paquete dentro del mismo bolso para mantenerlo limpio y seco. Con una iluminación de último segundo cogió la Khopesh y la usó para reflejar la lu del sol alrededor buscando que no fueran a volver en silencio las criaturas, apenas se hubó asegurado volvió a revisar a Laura. 

Desintegrar a aquellas criaturas guiada for la firme mano de aquel ángel exterminador que era Liel era un hoxe indescriptible, hasta el punto de que, cuando caíamos en un frenesí tal,estaba convencida de que la consciencia angélica desatada afectaba de alguna manera errónea a mi limitada psique humana. Destruir no debería sentir tan bien...

Pero las ladillas comenzaron a huir, puede que buscando el vello protector de su madre... Yo misma noté la sangre en decenas de pequeños cortes y mi cabeza, pero me permití respirar aliviada cuando aquella pequeña colina que había cubierto al chaval también se desintegró en desbandada. Él también sangraba, le había mordido.

Pero haciendo honor a una bondad que daba por perdida en el mundo, allí estaba, abalanzándose sobre la destrozada Laura, tratando de salvarla a ella antes que a sí mismo, y yo... Yo solo podía hacer guardia, gruñendo como un jabalí enfurecido, tratando de distinguir cualquier posible movimiento en aquellas densas sombras, más allá del minúsculo óculo luminoso que era la abertura de la alcantarilla, dejando constancia de la presencia del ojo de dios en aquella catedral de inmundicia.

Seguía queriendo ver el rostro de Carmiña, destrozarlo milímetro a milímetro y arrancarle el cuero cabelludo sin anestesia antes de aplicarle el martillo divino a su maltrecha cabeza, como aperitivo antes de llevarla a la luz solar, pero si aquella mujer seguía con vida, no podíamos dejarla morir en aquel infierno de aguas fecales.

Laura está mucho más allá de cualquier ayuda que pueda prestarle Énone: su cuello y su pecho han sido abiertos a mordiscos, y su interior en un revoltijo de vísceras a medio devorar. En su mano derecha la mini-cámara sigue grabando mientras que en su pantalla destella el aviso de "Memoria casi llena". Laura debió haber grabado todo desde que entró en esa alcantarilla.

Mientras el muchacho se impregna de desinfectante y se venda las heridas más grandes (1) un sonido mezcla de lamento y grito de caza resuena a través de los malolientes túneles.

¿Tal vez un guardián? ¿Otro monstruo creado por Carmilla? En cualquier caso la consciencia humana del cuerpo de Liel quiere salir de allí...

- Tal... Tal vez nos precipitamos un... poco...- Liel peleaba por tomar el mando, peor había algo tan aterrador en aquel aullido, que aquella pobre humana que yo era estaba apunto de liberar sus esfínteres. - Si lo ha grabado todo tal vez podamos... Ha... Hacernos uan mejor idea de cómo llegar hasta ella o lo... Que ahí puede haber.- Traté de sobreponerme y alcanzar la cámara, traté de comprobar si seguía grabando y la apunte en la dirección de la que provenía aquel grito, por si podíamos conseguir tener un atisbo de qué más noes esperaba allí. - Guíame, Ènone.- Le dije, poniendo una mano en su hombro, a mi espalda, contando con que él me guiase hasta la escalera para salir de allí, sin dejar de filmar. 

Levantó la cabeza, había terminado de asegurar las vendas con un par de ganchos metálicos cuando aquel bramido inhumano había vibrado a través de las cloacas. Su mano busco el mango de su Khopesh y se cerró en torno a la empuñadura. Apretó los dientes mientras hacía un pequeño ademán de levantarse y partir hacía la amenaza, preso de un sentimiento que no sabía que poseia. Una rabia que ardía en su estómago, una indignación que lo impulsaba y una sed de venganza que lo enceguecía ante lo que Suzie sugería. En su mente solo había espacio para el estado en que aquellas infames criaturas habían dejado a Laura. 

Gracias a Dios —quizas literalmente— la mano de Suzie en su espalda lo sacó de aquel trance y evitó que el muchacho cometiese un valeroso acto de suicidio. Énone dió un último vistazo a la periodista y asintió en silencio a su compañera. Le dolía dejar el cuerpo de la mujer ahí, pero en estos momentos debían darle prioridad a su seguridad. Para luego volver y partirle la madre a Carmilla.

Recogió sus cosas y se colgó el bolso al hombro. Reprimió un escalofrío cuando el agua que se había acumulado en la base le chorreo por la espalda. 

—Vamos, Suzie —dijo parcamente y, tras ubicar la escala con la mirada comenzó a caminar hacía la salida.

Ambos salisteis de las alcantarillas al oscuro callejón. Suzie seguía con la cámara en su mano, grabando. Pero no pasó nada. Nadie os siguió, nada intentó cogeros y llevaros a la oscuridad. ¿Por qué os dejaban salir con esa prueba en vuestras manos? ¿Acaso esa era la única defensa de Camilla y la habías roto tan deprisa?

Fuese como fuese, al menos el lugar estaba apartado de miradas indiscretas y quizás os doliese todo, incluso el orgullo, pero quien sabía lo que tenía esa cámara que con tanta firmeza sostenía Suzie. Además, con la luz del sol, a pesar de que allí daba poco, os sentíais más seguros que nunca.

Quizás incluso en ese momento envidiaseis a Cuddy o a Aiden, en una celda, a salvo, con cama, malos olores y peor comida, pero sin heridas ni vampiros que matar. Puede que si no os atrevíais a entrar solos, fuese hora de ir pidiendo ayuda.

—Eso fue demasiado fácil —dijo Énone fríamente y mirando con desconfianza la alcantarilla que acababan de dejar atrás—, ¿será que esas eran todas las fuerzas a las que los hombres de los que nos habló Anacleto se enfrentaron? ¿O quizás entre estos y los que ellos alcanzaron a derrotar ya no quedan muchos?... Si es así, puede que sea nuestra oportunidad de hacer algo. 

Notó que Suzie aún tenía la cámara en su mano, si tenían suerte ahí podrían encontrar algo útil que les ayudase a acabar de una vez por todas con todo esto. 

—Vamos allá y veamos que ahí ahí adentro —apuntó a la cámara y luego a un rincón junto a una panadería. La gente que pasaba los miraba fugazmente al pasar, pero pronto perdía su interés y seguía su camino. Después de todo en la ciudad uno terminaba acostumbrándose a ver todo tipo de especímenes por aquí y por allá. 

El vídeo comenzaba con Laura avanzando con el vagabundo al que habían visto escapando de la alcantarilla por un túnel que bien podría ser el que acababan de ver. A medida que estos avanzaban podían verse los cuerpos de los supuestos hijos de Carmilla achicharrados a los costados. Énone alzó la vista y miró a Suzie a los ojos, afirmando con su cabeza, eso confirmaba su teoría de que las huestes de la vampira bien podrían estar reducidas. 

Me encontraba ligeramente mejor al salir de aquel escondrijo, peor no terminaba de saber por qué lo había hecho, supongo que pánico momentáneo al escuchar aquel aullido aterrador. En mi fuero interno quería creer que era Carmilla quien así nos había enfrentado, más que nada por desear que no hubiese muchas más criaturas bestiales deseando descuartizarnos allí abajo, pero quién podía saberlo... Tal vez la pobre Laura lo supiese, y lo hubiese dejado cubierto en aquella grabación. 

Ènone y yo mirábamos la grabación a velocidad rápida, pero prestando buena atención a cualquier tipo de pista o detalle del alcantarillado que tal vez pudiésemos usar a nuestro favor en caso de que volviésemos a bajar inmediatamente.

A pesar de ver la grabación a alta velocidad se pueden apreciar algunos detalles que ayudan a los Cazadores a hacerse una idea de qué sucedió: el inicio de la grabación es Asher abriendo la pesada tapa de alcantarilla con una palanca de pata de cabra y después ambos entran por el mismo túnel del que Énone y Suzie acaban de escapar. A esta velocidad el audio es incomprensible, pero todo indica que Asher no estaba para mucha conversación y no era sólo por el cubo gigante de pollo rebozado que se estaba zampando. Laura guarda silencio, haciendo solamente algún que otro comentario para la edición mientras se mueven por túneles y trampillas.

Finalmente llegan a una estación de metro abandonada (1). Asher hace un comentario señalando hacia el fondo de la misma y dice algo como "licorería ilegal" (2). Entonces es cuando se escucha un sonido ominoso que reverbera en las paredes, muy parecido al aullido de caza que Énone y Suzie escucharan momentos antes de salir de la alcantarilla. Laura jadea y su luz se mueve frenéticamente hacia todos los lugares de donde están saliendo docenas de esas criaturas grises. En algún momento se llega a ver la figura difusa de algo que parece un hombre monstruosamente grande y obeso que azuza a las criaturas contra los humanos con otro grito. A partir de ahí todo es hacer el recorrido inverso entre los chillidos de las criaturas y los jadeos de miedo de Laura y Asher. La grabación termina con la trágica muerte de Laura a manos de las criaturas y su posterior enfrentamiento contra Énone y Suzie visto desde el suelo...

El estar en el exterior por un segundo y aclararme un poco la cabeza gracias a la grabación, hace que el suicidio vuelva a parecer una buena idea, al menos ahora sabemos dónde encontrarnos con aquella criatura. - La bestia aulladora, esa debe de ser un hijo predilecto de la puta Carmilla, ¿Te has fijado en esa especie de destellos rojos que parecen crear un zarcillo saliendo de su cabeza?- Señalé a mi compañero en la pequeña pantalla aquel,la especie de cordón plateado, pero en este caso era carmesí.- Puede que sea la manera de esa zorra de tenerlo todo controlado y saber qué pasa en sus dominios. Seguro que si lográsemos cagárnoslo, la haríamos salir de su madriguera. Ni tan siquiera creo que lo logremos, pero ¿Te hace bailar una lenta, Ènone? Creo que puedo llevarnos allí de cabeza, tal vez sacarnos, pero este siempre tiene sus riesgos.

Énone sacó la vista de la cámara. Las imágenes demostraban que si bien las criaturas eran varias y muy rápidas no eran tantas como para que no pudieran derrotarlas. Además si Liel lograba llevarlos ahí mismo podrían evitarse muchos problemas. Aún así debía asegurarse que estuvieran en lenas condiciones. 

—Yo me siento bien —cada vez sentía menos los dolores de las heridas que esos bichos le habrían producido, su voz seguia con ese tono de resentimiento en el fondo que ahora imperaba. Algo había en la muerte de Laura que le había tocado algún interruptor que desconocía. Énone miró a Suzie de arriba a abajo, sabía que la chica tenía una resistencia tremenda, pero no estaba seguro si se curaba tan rápido como él—, ¿Tú? Has terminado de curarte? 

»Si mi espada puede cortar más sombras de los esbirros de Set, seguro puede cortar esa conexión con su madre. Recuerda, debes priorizar mantenerte con vida para sacar a Carmilla de su escondrijo y traerla... —Miró alrededor y una nube de humo en el horizonte le dió una idea—, podrías arrastrarla sobre el edificio que queme... Con suerte si no es el sol el que la mata, el fuego y el humo harán su parte. Seguro que no esta acostumbrada a ser ella la carne a la parrilla. 

Si el edificio siguiese en llamas, podría ser una opción, estaba claro, pero también me arriesgaba a morir hecha barbacoa con Carmilla, su hijo o lo que fuera que pudiese arrastrar a aquel lugar. - Déjame un segundo ese botiquín que sacaste para la pobre Laura.- Me hice unas curas rápidas como buenamente pude y estiré el brazo para agarrar la mano de Ènone, esperando a que afirmase para dar el salto. - Si no salgo de esta, pipiolo, ha sido un honor luchar codo con codo contigo.- Sabía que él no iba a morir, porque lo había visto en una profecía que aún no se había cumplido, ¿Verdad?

- Haz lo nuestro, dulce Liel.- Mascullé, lo que también era una despedida con mi ángel de la guarda si aquello no salía bien.

Sí, el riesgo de volverse barbacoa estaba siempre presente y algo en la forma de mirar de Énone daba a entender que más que tenerlo presente casi lo aceptaba con resignación. No era un ansia de morir propiamente tal, sino una determinación a conseguir la muerte de Carmilla cueste lo que cueste. Durante todo el proceso durante el que Suzie se curaba Énone se quedó mirando esas columnas de humo, solo volteó cuando ella le estiró la mano para saltar. 

—Igualmente Suzie y perdón por todo... Y si yo no vuelvo... Diles a los chicos del edificio que también lo siento. 

 Cerró los ojos y una vez más los sonidos urbanos de la gran ciudad se apagaron de golpe, truncandose en un silencio espeso, palpables, solo herido por la caricia del líquido corriendo y filtrándose por los huecos de la tierra, los pequeños movimientos de las alimañas de las alcantarillas y un movimiento errático, casi imperceptible de los esbirros de Carmilla pululando en alguna parte. Énone volvio a abrir los ojos solo para encontrarse con una oscuridad aún más espesa que el silencio. 

—Debimos haber traído algo para iluminar el camino —le susurró mientras sacaba su arma del bolso y se colgaba el mismo a la espalda con su correa cruzándole el pecho. La hija mágica resplandeció levemente revelando las formas del lugar dónde habían saltado. Énone afirmó con satisfacción, el salto había salido impecable y estaban en el mismo lugar en el que el video había mostrado antes que Laura pusiera pues en fuga. Junto a sus pies había un balde destrozado del KFC, de su contenido no quedaba rastro alguno. 

Énone apuntó con la espada una zona más oscura que el resto a la distancia, emulando el gesto que Asher le había hecho en el vídeo a la periodista. Sin alzar la voz le dijo a Suzie. 

—Debe ser ahí, el túnel clandestino. Vamos con cuidado.