Partida Rol por web

...Vale conozco sus nombres. ¿Eso implica que están en mi bando?...

Mientras avanzo escudo en alto, un acto reflejo al recordar esos nombres me viene instintivo. La preocupación por los que conozco... me giro a observar. Dos de ellos parece que nos siguen, Mór y... Liam, si, el señorito bocazas parece que se llama así. En ese instante veo como algo atraviesa la niebla para cruzarse en la trayectoria del grandullón.

Mierda, ¿será grave? ¿podrá seguir caminando?... joder, con esas dimensiones nos va a costar mucho moverlo. Pero si no hago nada estaré fallando en mis deberes. Pero... si le ha dado en un punto vital, volver solo sería desperdiciar las vidas que el Uno nos ha dado...

¡Aaaarrrgghh! - Grito en síntoma de desesperación por mi indecisión y salgo disparado al lado del que supongo que es mi compañero. Vuelvo a alzar el escudo para cubrirme la cabeza. Miro hacia atrás, evidentemente no le cubro entero, es demasiado grande. - ¡Agáchate para que pueda cubrirte y haz un esfuerzo por llegar a las ruinas! ¡Apóyate en Liam si es necesario! -

Soustraine, dale fuerzas para llegar a las ruinas, una vez allí podremos intentar curarle. Y ya de paso haz que tenga conocimientos de medicina... estas lagunas no son buenas, no señor.

La figura avanza entre la niebla, adquiriendo  una posición ofensiva en cuanto os ve. Es probable que os estuviera buscando, pues no se sorprende lo más mínimo de encontrarse con vosotros y reacciona con más celeridad de la que habíais esperado. Recortando la distancia que os separa con un par de rápidas zancadas, se dirige hacia el arquero, tratando de acabar con el objetivo que considera más peligroso en este momento.

Con rapidez, Ean se echa a un lado esquivando el tajo de la espada en el último momento. Aprovecháis para echar un vistazo a vuestro oponente y dos cosas os llaman la atención. La más llamativa es el brazalete de plata con un extraño símbolo que vuestro atacante lleva en el brazo. La segunda, si cabe más importante, es el peto de cuero de manufactura reizhita que usa para protegerse.

¿Qué hace aquí un agente de Reizh?, os preguntáis. Aunque tal vez podríais intuir la respuesta si tuviéseis la menor idea de dónde estais ahora mismo.

Liam y Mòr se acercan hacia Urvan e Yldiane, que empiezan a avanzar. Sin embargo, unos pasos rápidos más atrás os hacen volver la cabeza hacia los dos guerreros que se han quedado cubriendo la retirada. Una figura aparece rápidamente de entre la bruma y se lanza sobre ellos salvajemente. En el último momento, Ean se echa a un lado, evitando el tajo vertical que iba peligrosamente dirigido a sus canosos cabellos.

Yldiane maldice en voz alta, sabiendo que los ballesteros no tardarán en volver a disparar una nueva salva sobre vosotros.

-¡Ahora no, mensajera!- ¿Acaso no la habían oído decir que cubría al resto? ¿Qué culpa tenía si ese insensato de Ean se había quedado rezagado?

Se ha quedado rezagado para obligarte a retroceder. Blasfemó, dijo algo en voz baja que jamás se le ocurriría decir en voz alta.

-¡Ean!-Un nombre que fue casi una súplica. Una súplica para que se pusiese a salvo pues, como si hubiese sido invisible, el guerrero había ignorado su presencia para ir contra el hombre y, aunque fuese una especie de insulto a sus habilidades como guerrera, aprovechó la oportunidad para cubrir la distancia que le separaba del hombre de Reizh y atacar al hombre por la espalda usando todo su peso en el golpe asestado.

No, no era noble, pero volvía a regirse por el "quien roba a un ladrón...".

El guerrero se abalanza sobre mi. No puedo ocultar el terror de la muerte con un grito que sale de mi garganta, aunque en el último momento logro esquivar el sablazo gracias a un ágil movimiento. Pero sé perfectamente que no tendré muchas otras oportunidades.

Me alejo ligeramente del guerrero y le disparo la flecha que tenía con la esperanza de que Arven remate al guerrero. No me falles, Arven, me digo cuando logro tensar el arco, el maldito temblor me hace lanzar la flecha antes de tener bien aferrado el arco... un error de novato que espero que Arven no haya podido advertir.

Maldita sea, si es que merezco lo que me pasa... Pero no podemos caer en la autocompasión, así que me aparto todo lo posible, para dejar paso a la escudera.

Escucháis en la retaguardia los sonidos evidentes de un combate. Ean dispara con su arco, pero a tan corta distancia es complicado apuntar sin que el recién llegado desvíe su arma con facilidad. Arven, por su parte, aprovecha la oportunidad para lanzar un fuerte tajo contra el guerrero, aunque la armadura de cuero del hombre retiene parte del impacto.

Liam se quedó sorprendido al comprobar que a la chica peliroja pasaba a su lado en dirección contraria. La siguió con los ojos bien abiertos y una mueca de desconcierto. 

-Per... pero... ¿No corremos?- balbuceo sin mucha convicción -Las.... inas. Una pos... vent...josa.- 

En ese momento el pavoroso sonido de la carne siendo hendida por la saeta se apoderó de sus sentidos. El olor a sangre, aunque leve, empezó a penetrar por cada uno de sus poros y sus ojos se inyectaron de adrenalina. 

-¡MOOOOOR!- grito y se abalanzó sobre el grandullón al tiempo que Urvan les cubría. -Venga grandullón dime que no ha sido nada, dime que no ha sido nada.- observó la herida y la expresión de su compañero, afortunadamente era solo un rasguño. 

Envuelto por la excitación del momento Liam se giró hacia los que se abalanzaban contra sus perseguidores. Quiso increparles, quiso hacer que volviesen y poder huir todos juntos. Se volvió a mirar a Môr, con un vistazo comprobó de nuevo su estado -la herida puede esperar- pensó para si mismo. Se volvió a mirar hacia las ruinas esperando encontrar una mínima seña, algo que pudiesen utilizar como ventaja pero la niebla seguía siendo un obstáculo insalvable. Giró de nuevo sobre si mismo y observó como Ean escapaba con un salto de una estocada que podría haber sido mortal y vio la figura erguida de Arven levantar su espada y descargarla con mas pasión que fuerza sobre sus enemigos. Aquella chica rubia le infundió un espíritu que el mismo difícilmente podría explicar.

-¿Quien dijo correr? ¿Alguien dijo correr? ¡Tú has dicho que corriésemos!- explotó detrás de Urvan sin que este supiese que demonios estaba diciendo ahora.

-¡Nosotros no corremos!- grito desenvainando su espada en alto, en un acto reflejo que buscaba validar sus propias palabras. -¡Rápido! ¡Todos juntos! ¡En formación!- No sabía muy bien por que decía aquello, pero parecía algo sensato -¡Utilicemos el muro para evitar las saetas y dejemos que se enfrenten a nosotros hombro contra hombro! 

-Urvan, tu escudo es mucho mas necesario allí enfrente que con nosotros, yo llevaré a Môr hasta el muro. -puso su mano en el hombro del caballero instintivamente, en una actitud que le hizo recordar la familiaridad con la que trataba a aquellas personas-  Ayúdales a retroceder amigo.- 

Y metió su hombro debajo del gran hombretón esperando que de algo le sirviese su punto de apoyo. 

Sigo haciendo un esfuerzo para mantener el escudo por encima de mi cabeza, cuando veo que mis compañeros en la retaguardia parece que tienen problemas. - ¿Por qué no han hecho caso? Si hubieran corrido con el resto ahora estaríamos a cubierto de las ballestas enemigas. -

Las palabras de Liam me dejan anonadado... - No, tu también... ¡No! - La ira de que no se obedezca a las ordenes de una retirada me cabrea. - ¿Cómo voy a proteger a la gente si no se dejan? una cosa está clara, no puedo empujar a alguien tan grande como Mór y mucho menos si además tengo que intentar convencer a cuatro personas más. - Veo como Liam y Mór se parapetan detrás del muro y me quedo yo solo al descubierto. Automáticamente las lecciones de combate parece que sirvieron de algo, reacciono cubriéndome también detrás del muro. - Mierda... ¿Y ahora qué? -

Al apoyarme contra el muro noto algo duro a mi espalda. Echo la mano atrás para ver que es, para mi sorpresa parece que cargo con una ballesta. - Vamos a aprovechar esta ventaja. - Envaino la espada y saco la ballesta y la cargo. - Con esto podré proporcionar cobertura a mis compañeros. - Me asomo disparando a su adversario mientras les recuerdo que lo mejor es ponerse a cubierto. - ¡Ean, Arven! ¡Retroceded, poneos a cubierto!

Liam se echa a un lado tirando de Mòr hacia la pared, aunque el grandullón no tiene muy claro cómo reaccionar.

Urvan coge su ballesta y dispara al recién llegado que ha atacado a Ean. Sin a penas tiempo para apuntar, el virote roza la pierna del guerrero, pero a penas llega a hacerle sangrar.

Por su parte, Yldiane vuelve hacia Ean y Arven, tratando de enfrentarse al recién llegado antes de que vuelva a atacar a sus amigos.

Dando zancadas, , me apoyo en una piedra que sobresale, impulsándome para placar al hombre que les está atacando. Mi pie resbala un poco, y hace que un sudor frío me recorra la espalda. Como me abra la cabeza en una piedra... Pero el momentum que llevaba hace que el salto sea certero. Aprentando los dientes, pongo el hombro para no hacerme mucho daño, y le doy de lleno.

- *Unnfff - los dos rodamos por el suelo. El hombre, que no se esperaba el golpe, se gira hacia mí con una mueca de sorpresa. Intento levantarme y ponerme en guardia, con el bastón en alto - ¡Atrás! Vamos, ¡al muro! - grito a Ean y Arven. No entienden que aquí estamos totalmente desprotegidos, ya han herido a uno y serán más si no conseguimos saber algo más.

Estoy confundido.

Primero Yldiane no ordena que la sigamos, mando a Liam en pos de la mujer pelirroja y salgo de mi cobertura pisándo sus talones cuando una saeta impacta contra mi brazo. El dolor me paraliza momentaneamente. Veo preocupación en la cara de Liam. El dolor inicial comienza a remitir, parece que no es una herida seria.

Entonces Yldiane cambia las ordenes, ya no hay que correr, ahora hay que luchar. Quizá en un momento pero ahora mismo necesito unos instantes para recuperarme. Y de pronto Liam enloquece. ¿De dónde ha sacado esos ánimos? Se que le conozco, aunque no lo recuerde, pero ahora mismo no le reconozco. Pasa su hombro bajo mi brazo y me ayuda a levantarme.

-Estoy dolorido pero no inválido- le digo con voz suave. -Vayamos al muro, desde allí será más fácil defendernos-.

Aunque mi brazo está dolorido desenvaino la espada, una claymore de metro y kilo y medio de peso, capaz de separar cabezas de sus cuerpos con más facilidad de la que se podría esperar en un arma de semejante tamaño. Espero no tener que utilizarla.

-Vamos Liam, dirijamos a todos tras la cobertura- le digo justo un instante antes de que Urvan inste a Ean y a Arven a retroceder y ponersecubier a cubierto.

La idea inicial de Yldiane de retirarse por la ruta segura que había avistado se va al traste cuando Arven y Ean se quedan atrás para enfrentarse al hombre que se estaba aproximando. Maldiciendo, se da la vuelta para lanzarse sobre el guerrero, para desconcierto de Mòr y Liam. La chica corre hacia el desconocido, lanzándose sobre él y haciéndole rodar por el suelo, pero el guerrero se levanta con facilidad.

Ahora podéis verle todos claramente. Un hombre entre rubio y pelirrojo, con una armadura de cuero y armado con una espada. Lo único que llama la atención sobre él es un brazalete de plata que lleva en el brazo, que tiene grabado un símbolo que no reconoceis.

Liam y Mòr se colocan junto al muro, aferrando sus armas con fuerza mientras buscan cobertura de los proyectiles, pero la lucha se está desarrollando suficientemente cerca como para que puedan intervenir sin dificultad. Ean, tras recuperarse del fallido golpe del desconocido, recula un poco para tener algo más de espacio para apuntar, mientras que Arven se mantiene liista para la batalla, dispuesta a llevarse por delante al guerrero y a cualquiera que se oponga a ella.

Sí, correr a un lugar seguro era una opción... siempre y cuando no hubiese llegado aquel guerrero que iba tras el grupo. Si contestaba algo a las confusas voces que se alzaban por la niebla perdería más el aliento y las fuerzas que le quedaban y su campo de visión era ocupado por la imponente espalda del guerrero que, admirablemente, había encajado el golpe en aquella armadura.

Sentía unas gotas de sudor bajándole por la espalda y las mejillas habían empezado arrebolarse por el esfuerzo, tiñendo de escarlata la pálida piel de la guerrera. Una especie de borrón pelirrojo pasó por delante de ella arrollando al guerrero y dando más tiempo a Ean para ganar espacio.

¿Han... vuelto atrás? Estaba dividida entre el alivio y la más absoluta de la desesperación ¿Eran idiotas? ¿De qué servía que ella se hubiese quedado para cubrirles y que Ean hubiese aguantado también en la retaguardia para ganar tiempo (oh bueno, quizá lo que había movido a Ean a quedarse atrás era conminarla a poner pies en polvorosa, algo así había intentado hacer antes de que apareciese el guerrero.

Si al menos dejasen de llover virotes...

Volvió a atacar al guerrero sin más miramiento que ninguno, la espada cada vez pesaba más al asestar el golpe y no podría alargar mucho más aquel enfrentamiento... pero con la presencia de los demás quizá todo se acelerase un poco.

- Parece que la única manera para que hagan caso y retrocedan es derribar a ese guerrero del brazalete. - Pienso para mis adentros. - Voy a aprovechar mi posición, espero que gracias a ella no sea el foco de los virotes de las ballestas. - Me incorporo, me apoyo en el parapeto en el que estoy y apunto al guerrero. Tengo paciencia esperando el momento oportuno, observo como se defiende de los ataques de mis compañeros o por lo menos como lo intenta. - Espera, espera... ¡Ahora! - cuando termina de moverse en un revés en el que echa un pie hacia atrás dejando al descubierto una parte de su cuerpo, lanzo el virote. Este sale disparado de mi ballesta pasando bastante alejado del combate.

Suspiro y miro hacia el cielo - Señor, ¿esto es una pista de lo que debería hacer? - Cierro los ojos y bajo la cabeza. - Si... o puede que no... quizás... - Abro los ojos y miro a mis compañeros.

- ¡Cogedlo con vida! ¡El Uno quiere que lo cojamos con vida!

La fuerza de Môr para resistir aquella herida le sorprendió gratamente al jovencito rubio. Sentía ahora la adrenalina corriendo por todo su cuerpo. Eufórico recortó rápidamente los metros que les separaban del parapeto hasta dejarse caer con su hombro por delante. Esa misma adrenalina opaco el agudo dolor que sentía por el ímpetu con el que había embestido el muro. 

_{-¿Como era aquello? ¿Fondo? ¿Fondo? ¡ah si!... Salida del brazo armado: Se estira completamente. Brazo, antebrazo, muñeca y arma deben estar en línea recta, con el dedo pulgar en la parte superior del puño.-}

Mientras corría para buscar cobertura hablaba para si mismo, pretendía emboscar de alguna forma a aquel hombre para que al menos su primer ataque le pillase por sorpresa y sabía que su verborrea podría descubrir sus intenciones. Mientras tanto fantaseaba con el momento épico en el que saltando desde detrás lograse con una sola estocada atravesarle entre pecho y espalda. 

_{-¿Que son esas marcas? ¿De donde sale este energúmeno? Esas marcas... esas marcas en su brazalete.-}  

Rápidamente se arrastró pegado al muro hasta poder observar al hombre desde el lateral mas cercano. Le espiaba avidamente esperando una oportunidad para lanzarse con su espada. ¿Su espada? La mano no tocó la espada, la rebuscó de forma frenética agitando su mano detrás y debajo de si mismo sin desviar su mirada de aquel bastardo hasta que tocó el trozo de metal. La levantó como pudo y entre sus manos descubrió el pomo hasta que asirlo fijamente. 

_{-Tiempo de vuelo. Se producen simultáneamente estos movimientos: Lanzamiento de la pierna adelantada, comenzando por elevar la punta del pie y dando una patada enérgica, hasta estirar completamente la pierna. Impulso de la pierna retrasada, con una extensión rápida y completa. Buscando la máxima velocidad de ejecución.Proyección del brazo no armado, para conseguir mayor impulso hacia adelante y equilibrar el cuerpo.... ¡un momento! ¿por que es rubio y pelirojo a la vez?-}

Liam se revolvió en su posición y planto el pie dispuesto a salir en cualquier momento. Ahora que el atacante se revolvía para defenderse por dos flancos de Yldiane y Arven, él creyó encontrar el momento perfecto para lanzarse. 

_{-Tiempo de caída. ¿Como erá lo del tiempo de caída?...}

En blanco. Su mente siempre se quedaba así cuando luchaba. Flexionando la rodilla se lanzó hacia adelante con dos grandes zancadas, su espada apoyada en su cintura y bien sujeta con ambas manos para ganar estabilidad. En el último momento al llegar a la altura del atacante se encogió y utilizó sus piernas como un resorte para ganar momentum y lanzarse con toda la potencia que podía de abajo hacia arriba estirando ambas manos en una sola estocada dirigida al tronco de su enemigo. 

-AAAARRRRRRGHHHH!

Fue todo lo que su cabeza pudo articular en aquellos segundos. 

Observo los acontecimientos con un mohín en el rostro: mis compañeros son unos suicidas, yo fallo mi ataque, casi muero por un espadazo de este enemigo y mi escudera no me protege. Esto es una locura. Lo que nos ha traido hasta aquí seguro que tiene relación con estos gestos de heroismo estúpido.

Con una sola flecha bamboleando tímidamente en mi carcaj, poco puedo hacer en este combate, de modo que saco la flecha y me alejo unos pasos, protegiéndome lo máximo posible de los ataques que pudieran recibir a distancia:

-Todas hieren...

Me aposto y echo un vistazo al sitio por donde ha aparecido la figura del guerrero por si aparece alguien más.

-¡Ay!