Partida Rol por web

El doctor aclaró la duda.

-Todavía tenemos que hacer más pruebas y establecer el seguimiento de la paciente. Pero tenemos datos que indican a pensar que hemos descubierto un nuevo sistema de trasplante parcial entre pacientes de muy diferente edad minimizando las posibilidades de rechazo mediante la presencia de células madre en el órgano del donante con motivo de las primeras fases del embarazo.

A tomar por culo la confidencialidad médico-paciente.

El gitano se rió mientras lo ataban. Aquellos no tenían ni puta idea.

-¿Cuanto soi, eh, valiente?, ¿sien, dosientos? Eso no e ná. Er Chéri tiene má de do mil tíos armaos y una foyetá de materiá der ejérsito. Sos puede aplastá a to vosotro, payo, con un deo de la mano cuando le sarga la poya.

El chino cogió la radio y avisó a los negros. Luego revisó la tanqueta y se encontró con lo que quedaba del mexicano, hecho pedazos por la metralla, y con que los controles del aparato estaban destruídos. Encontró unas bridas para atar mejor a esos tíos, que seguramente usaran para capturar al personal y llevarlo a su oscura guarida. También aquello estaba lleno de latas de conservas y comida no perecedera varia, ocupando los asientos libres, pues la tanqueta tenía espacio para 10 y solo iban 4.

No tardaron mucho en llegar el 4x4, el camión y la furgoneta. El bulldozer se quedó atrás, al menos de momento. Era lento de cojones, y obviamente necesitaba un conductor para operarlo.

Se activó uno de los walkies que llevaban encima los detenidos.

-Equipo del polígono, aquí equipo de avanzada -la voz estaba gastada y algo aguardentosa- El Sheriff quiere que volváis ya con la puta comida. Que está hasta los cojones de esperar. Cambio.

"¡TOMA GEROMA! La Kimber con un bombo!" Mucho había tardado la muchacha... -No se preocupen, de entre nosotros no va a salir- pensaba que la doctora se quería guardar el secreto del "descubrimiento" y resultó que se trataba de confidencialidad médico-paciente.
El milagro de la vida... asombroso -Bueno... permitid que os felicite- dijo sonriente, estrechó la mano del militar y luego abrazó a la doctora -Enhorabuena, a todo esto... la recuperación? ¿Cuanto les va a llevar aproximadamente? Es por comentarlo en el bar y que así no os maree la gente a preguntas, que a doña Fulgencia se la quiere mucho- "A la Kimber no tanto". Metió las manos en los bolsillos -¿Podemos hacer algo? Estaran cansados, si desean tranquilidad sientanse libres de utilizar el despacho para almorzar ¿Algo que podamos hacer?  ¿O les dejamos tranquilos?...-
 

Suspiró por lo dicho y asintió, despacio.

-No se preocupe. Estarán bien cuidados en planta. Informe a la gente para que no se preocupen. Lo que necesitan ahora mismo es reposo, estar bien controlados para ver su evolución y que no les atosigue mucho la gente.

Ahora estaban sacando a la abuela, una vez subida la nieta.

Se activó su walkie con la voz de Carrillo.

-Hay una llamada para usted desde Alcalá. Es el coronel.

-Voy para allá-
Exhaló abriendo los brazos en gesto resignado de "aquí no hay descanso", aunque sonreía -Gracias de nuevo, ahora si me disculpan... emmm Vílchez, tomate un descanso si quieres, ya no es necesesario que montes guardia aquí- se despidió con la mano y salió del lugar.

Soñó con cosas muy extrañas. Soñó que estaba en un oscuro pozo, y que desde allí sentía el latido de unas venas que eran la misma vida, la esencia de lo físico. Y sobre ese abismo negro, donde su consciencia yacía ignorante de todo, se alzó un glorioso panorama, un haz de luz creciente, parecido a un torbellino, que estaba surcado por figuras luminosas. En ese momento no sabía quien era, pero no le importaba. Se sentía en paz con todos, consigo misma, con el mundo. Se encaminaba hacia una luz que radiaba calidez, que le llenaba el pecho con amor. Se sintió amada, sabiendo que todas las personas del mundo, casi sin distinción, reciben al final un amor puro y sincero que les había sido revelado tantas veces, y otras tantas tan mal interpretado.

Pero algo le impidó avanzar. Una voz suave, que arrancaba tonalidades de color al torbellino. No, no era su momento. Debía volver. Y emprendió el viaje de regreso al oscuro y orgánico abismo del que venía, el mundo perecedero que todos conocieron y conocerán.

Abrió los ojos y vió luz, pero era diferente. Una luz más apagada, imprecisa, recortada sobre unas estanterías que le eran familiares. Poco a poco, abandonó sus recuerdos del túnel, dejando de comprender las cosas que allí entendía claramente, pero conservando la imagen del lugar, la sensación de bienestar y la certeza de que, ocurriese lo que ocurriese, ella era amada, y lo sería siempre.

Algo tocó su piel, una mano. Parpadeó, saliendo de sus reflexiones, y vió que estaba en la cama, al lado de la de la abuela. Paco estaba a su lado y le cogía la mano, mirándola con una sonrisa.

Estaba allí, mirándola con una sonrisa afectuosa. Después de todo, a pesar del sexo y la pasión casi animal, en el fondo de su corazoncito de piedra la quería con locura. Sus dedos anchos resbalaron sobre los suyos.

-¿Como estás, cari? Ha salido todo genial. Dicen que no tardarás mucho en recuperarte. Y tu abuela parece que lo mismo.

El camino hacia la radio era bien conocido. El teléfono estaba en la misma sala. Con la vuelta de la electricidad en los puntos terminales y la red todavía sin demasiados mástiles caídos, tenían conexión directa por teléfono fijo. Normalmente utilizaban la radio, pero a veces se requería pasar la información de un modo menos evidente. ¿Quien se iba a subir ahora a los postes de teléfono y pinchar la línea para escuchar, cuando todos creían que ya nadie usaba los teléfonos por la falta de electricidad? Era tan evidente que quedaba escondido. Si llamaban por teléfono era para evitar oídos indiscretos. Escuchando las frecuencias de radio en abierto, ahora que había pocas, podían saber quién estaba hablando, qué era lo que decían y otros detalles que no quisieras que tu enemigo supiera.

-Castaño, soy Airás -cuando hablaban por teléfono no hacía falta tanta parafernalia de cambio y corto o mierdas de esas, era de agradecer- Temo ser portador de malas noticias, y no solo relacionadas con el duro invierno que se avecina. Recibimos ayer por la noche una transmisión de supervivientes del castillo de Moclín, en Granada, solicitando asilo.

Hizo una pausa.

-Como sabrá, era uno de los puntos más avanzados de nuestro sistema defensivo y una loable aportación de la provincia de Granada al esfuerzo de resistencia. Pero al parecer su asentamiento ha quedado demasiado cerca de las depredaciones de los presos de la Calahorra, ahora por lo que han explicado, un ejército de dos mil hombres, quizá más.

El número de efectivos era acojonante. En total, juntando somatenes de la provincia de Jaén, apenas llegaban a 800 personas armadas. Menos de la mitad. El resto solo tenían armas de cuerpo a cuerpo contra los zetas, o ninguna.

-Al parecer han tenido gran actividad desde que despejamos las carreteras de hordas, haciéndose con mucho material de la unidad logística en Granada y el polvorín de Fuente Vaqueros, de donde García ya había sacado material antes. Allí mataron a dos legionarios que estaban de guardia. Recibieron una transmisión en el mando antes de que murieran, informando del ataque. De eso hace más de un mes.

Sus silencios eran largos y movían a la reflexión.

-Coincidirá conmigo en que estamos poco preparados para enfrentarnos a medios militares convencionales. Y la situación me preocupa. Las depredaciones de éste pequeño ejército se están extendiendo a nuestra provincia, y sin duda sabrán a través de los prisioneros que tomaron en Moclín de nuestra existencia y paradero. Podemos estar enfrentándonos a un ataque de forma inminente.

Respiró hondo.

-Al parecer buscan todo tipo de bastimentos, y sobre todo aquellos de los que están especialmente necesitados. Mujeres y personas que trabajen para ellos como esclavos.

Sonaba el ruidillo blanco que a veces tenían las llamadas de radio de fondo.

-Tristemente debo admitir que, aunque sea su superior, usted tiene más mano que yo con el general García. Por favor, contacte con él usted también y hágale ver la necesidad de tomar medidas al respecto. Medidas a efecto inmediato, a ser posible. También aproveche que tiene mano con el rey y dígale a su tío que informen al gobierno central de ésta situación. Toda ayuda será poca.

-Aquí Castaño, un placer oírle señor- ella como siempre tan formal, si la llamaban por teléfono en lugar de radio es que la cosa era seria.
-Hmmmm- asentía escuchando –entiendo…- 2000 tíos, armados hasta los dientes arrasando por donde van, en busca de comida y mujeres, muy medieval, a juego con el nuevo órden. Tampoco le cogía por sorpresa, llevaba tiempo pensando en ello valorando todas las posibles variables. Atenta a cuanto detalle le pudiera llegar, haciendo conjeturas. Joder, esa info eran palabras mayores…  -Bueno… impresiona pero no debe sorprendernos, hace tiempo que estábamos al tanto del problema. Hace semanas que tengo al somatén buscando pertrechos no solo de cara al invierno, si no también para la defensa convencional. Segura nos ha proporcionado algunas cosas y estamos en permanente contacto- la libreta estaba sobre la mesa y pasó paginas arriba y abajo refrescando pensamientos –Haré esas llamadas de inmediato señor pero antes… me gustaría consultarle algo. He pensado mucho sobre el tema y… ya que los tenemos localizados… quizás deberíamos atacar nosotros en lugar de esperar- el tópico de “no hay mejor defensa que un buen ataque” –quizás el estado mayor pueda proporcionarnos cobertura ¿Cómo lo ve?- Mari Cruz estaba dispuesta a ser expeditiva con el tema, era de la opinión de que igual que los cánceres se extirpan de raíz, los focos de caos también debían erradicarse con inmediatez, precisión y profundidad.

Al otro lado del teléfono hubo unos instantes de reflexión. Airás era un hombre que gustaba mucho de sopesar pros y contras.

-Cierto es que la mejor defensa es un buen ataque, pero carecemos del número de tropas y material adecuado. No obstante, una acción de tipo punitivo debería resultar decisiva en un primer momento, o nos arriesgamos a ataques de represalia por su parte.

Podía escuchar a través del teléfono como se mesaba el bigote.

-No es mala idea, no es mala idea. Hable con García y propóngalo. Si él puede aportar más tropas o equipamiento, podemos contar con el apoyo del estado mayor para que nos envíen los que sigan teniendo de aviones y demás, operativo... que espero que sea algo, pues no sería tan descabellado. No. Además serviría para lanzar un mensaje a otros prisioneros que intenten iniciativas similares. Crear una doctrina para que el ejército regular se sienta útil en operaciones regulares, mientras el sistema se sigue implementando en lo relativo a las criaturas.

Tamborileó los dedos en el teléfono y sonó clac, clac, clac.

-Excelente. Moveré hilos por mi parte, a alguien conozco, no se vaya a creer. Contacte con Segura y órdeneles que reúnan fuerzas con ustedes. Si hay que marchar al sur más vale que estemos todos preparados y que no nos pille el toro en el último momento. Si atacan ellos, lo harán primero hacia Alcalá o subiendo por la autovía en dirección Madrid. Y ahí, para variar, están ustedes.

Soltó aire como quien sonríe.

-Seguiremos en contacto. Ya tiene trabajo por delante. Ánimo y ágarrese los machos. En su caso, los hembras. Vienen curvas.

Airás supo que sonreía divertida al otro lado del auricular por un golpe de respiración ante eso de "las hembras" -Muy bien señor, haré como me pide, estaremos en contacto. Cuídese- colgó. Apuntó varias cosas y se quedó pensando un rato jugueteando con el boli. Luego golpeó el papel con la punta y descolgó, marcó el número que le comunicaba con Ronda - Aquí la teniente Castaño, deseo hablar con el General García, por favor- el tiempo era oro.

La mantuvieron en stand by unos minutos. A decir verdad, más de diez. Luego el general cogió el teléfono, que en su caso era un cómodo terminal de manos libres.

-García al habla -dijo, aunque estaba por teléfono- ¿Qué se le ofrece?

Tuvo un sueño mu raro, del que no se quería despertar. Se sentía la puta hostia, como cuando allá por su época empezaba a salir por los baretos y tos los tíos se giraban a mirarla, porque les gustaba y mucho lo que veían... Hasta que empezó a calzarse a todos casi indiscriminadamente y se acabó la novedad. Pero aquí no era lo mismo, algo la hizo recular y se cagó en la puta, a ella no le negaban entrar en ningún lao.

Y se despertó así de una mala folla impresionante, hasta que vio a su maromo y sonrió como una tonta. Serían las drogas, o que el chute de hormonas de estar preñá, o quizás incluso lo quería, quien sabe. Y cuando preguntó como estaba, pues ella no era de guardar muchos secretos... Y claro, también estaba el tacto, así que tuvo que responder.

-Pos preñá... O eso dice la doctora Barbi- soltó cogiendo la mano que le tomaba. -¿La yaya entonces está bien?

-¡Atención tós! Noh piramoh ya mihmo. Paco, amordaza a estoh doh gilipolla. Los quiero ataoh de pié y mano, amordazaoh y con venda en losojoh. Loh metemo atrá con la carga, bien ataico, y noh lo llevamo pal pueblo. Recojamo lah arma, munisioneh y chaleco dehta hente.

Escuchó la llamada del walki y lo cogió con to el descaro.

-Equipo de avansada, aquí equipo del polígamo. Ya casi ehtamo. Enseguía noh ponemo de vuelta. Cambio.

Señaló a un negro y le tiró su zippo.

-Préndele fuego al blindao como sea. No tenemo tiempo de llevarno toa esa comía. Pero por mih muerto que no la voy a dejá aquí, ni leh voy a dejá un blindao que puedan repará -dio unas palmadas avisando-. ¡Señore! ¡Espabilando! ¡Ehtamo en guerra anque no lo creái! ¡Tierra quemá, Pollúoh, tierra quemá! ¡No hay que deharles ná! -miró al chinó, ese crack que era un puto máquina-. Fumanchú ¿aguanta la vuelta? ¿O te llevo yo a to trapo en un coche aparte y dejamo quel comboi llegue a su ritmo?

No iba a tener tiempo ni de arracar las máquinas de condones de los servicios del bar.

El chino abrió el botiquín y se hizo una primera cura. Se notaba que no era la primera vez que tenía que hacer una cosa así, por que tenía soltura. Comprobó que ambas balas que le habían atravesado limpiamente, eso haría que las curas fueran más sencillas.

Lo que se limitó a hacer fue controlar la hemorragia hasta lograr detenerla.

-Cleo que ahola aguantal hasta castillo.

Me puse mas serio cuando aquel gitano dice eso. No sabía si era un farol, o que mierda era, pero como fuera verdad estábamos jodios. Me dan ganas de reventarle la cabeza ahí mismo. Se me vienen otra vez imágenes de estos hijoputas asaltando el castillo y haciendole cosas a mi Yaiza y !Boh!

Su walkie suena, y abro mucho los ojos cuando el Cagaprisas hablar por ello. Yo pienso que se van a dar cuenta de que esa voz no corresponde, o no. No se...

- ¿Pal pueblo? ¿Quiereh metéh a ehtah mierdah alli? Yo por mi me loh cargaba ya, y sacabo. No marriegaba a metehlo ahi, illo. Que ven aonde tamoh y to esah cosah- al Cagaprisas.- Muertoh no van a abrih la boca y a empuñah un arma.

Yo que se, y si se escapaban y avisaban a los otros. Que estos no son apollardao. Nos la lían en el castillo en un momento No se. Yo los mataba y santas pascuas, sin riesgo de que ven donde estamo

El negro flaco tenía una pinta de terrorista islámico del cagarse. Siempre con su cara de mala hostia, les empujó para que entraran en la furgoneta. No iban a ir sentaditos cómodos en una silla. Que hicieran penitencia.

-Padentro cabrones. Y como hagáis alguna gilipollez os mato.

Una vez dentro, echó la llave para que no pudieran abrir la puerta desde dentro. Su única concesión fue tirarles encima una botella de agua antes de cerrar.