Partida Rol por web

-¿Y qué hacemos yaya?- dijo mirando todo aquel caos y sangre y destrucción. Se parecía bastante a la última rave en la que había estado, que unos tíos se habían metido las famosas sales y le comieron la cara a su amigo. La Kimberly comenzaba a pensar que habían repartio droga mientras se estaba tirando al ¿Pablo? y ella se lo había perdido. Aunque bueno, el polvo había merecío la pena como pa no echar mucho en falta que no le hubieran regalao unas sales de esas.

-Yo creo c'hay que llamar a la guardia civil y eso, ¿o qué? Me se parece qu'esto ya's mucho descontrol- cojo el teléfono de la yaya y llamo a los picoletos, que esos siempre saben qué hacer y cómo joder una buena fiesta.

Si, efectivamente había montado la guardería. Había pensado que el encuentro en el asiento trasero de mi coche había sido propio de quinceañeros, pero es que la que estaba amorrada a mi bajos...lo era. Pero bueno, ya esta hecho. Ya está, hecho. Asimilaba eso, y pensaba que hacer con la pequeña Yaiza, cuando el movil atrona.

La palidez que pudiera llevar encima no mejora con las buenas nuevas que me da el Juancar.

- !Ay la Víhen! ¿Uno desoh? ¿Que hay máh? Ohtia puta...- lo sentía por el Juancar, pero mi mente se centro en que no solo estaba la loca de la polla en la boca...Sino que había más !y destripaos! ¿Pero de donde habían salio? ¿Era una puta plaga? ¿Lo de Madrí? Yo no sabía ahí pero esto me daba mu mal rollo...Que mordían ¿Y se se pegaba aquello?- Illo Juancar, vete pal`ambulatorio que te miren eso...Que tengo un problema mu gordo con una gachí...Pal`ambulatorio illo, pal`ambulatorio cagando lecheh, y me llamah dehpuéh.

Acto seguido cuelgo, y tiro el movil pa el asiento del copiloto. Como si quemara. No lo iba a recoger...a mi esto me daba mu mal rollo, que ni la farmacia le abría...

- Víhtete...víhtete, Yaisa...Que s`ehtá liando parda...Me cagontoa mi nasión..- arranco de vuelta el coche*. Iba para mi casa, si. A encerrarme y ver que mierda pasaba. Con guardería, pero ya vería la forma de mandarla de vuelta a Jaen, y a tomar por culo...

...Era gilipollas....

El niño corrió a la cocina y le trajo una cerveza a su papa. Alcázar, la cerveza de Jaén. No estaba güena ni ná.

La Toñi no se sentó a su lado por que estaba rallada, molesta y no sabía ni como coño estaba. Miraba a su marido, aunque aliviada por que estuviera en casa, y miraba la tele. Abrazó un cogín. Jose Luis estaba allí y todo parecía normal, al menos de momento. En la tele se veían escenas de infectados persiguiendo a la gente en Barcelona y los antidisturbios de los mossos sin dar pie con bola, intentando contenerlos cuando obviamente lo único que funcionaba era el método de la guardia civil de Baños: tiro en la almendra.

-Me tenías preocupá. El cura le ha regañao al niño en la catequesi -dijo, aunque no pegaba nada el dato- Que dice que sabía reío de un cuadro de la Vín por que la veía mu fea.

El camino al pueblo fue breve y el silencio duró poco, Jorge se quedó callado rígido como una tabla y ella repetía en su cabeza la escena, una y otra vez. El espectáculo dentro de la población los sacó del ensimismamiento. Ni tacos le salían, estuvo tentada de frenar antes de entrar, pero no era una buena idea quedarse quieto. Tenía que llamar a su familia.
Apretó el ceño y puso la directa a comisaría sin dudar, ni el cadáver de Luis le hizo bajar la velocidad, no se podía hacer nada por él.
Tristemente los “bichos” estaban tan entretenidos persiguiendo carne fresca que no prestaban demasiada atención a su avance, algo bueno en medio del infierno. Le pidió a Vílchez que avisara a comisaría de su llegada por radio, no tenía ganas de que Carrillo les metiera una bala al oír ruido.
Al llegar a la puerta del aparcamiento resopló, tenía que bajarse para abrir –Mierda… tira tu del coche “para alante”- sacó la llave y trotó con ella en una mano y el arma en la otra.
 

De repente, el mensaje del telenoticias se cortó. Vieron el logo azul de la casa real con el escudo de armas del rey y el himno sonando de fondo. "Mensaje especial de Su Majestad el Rey", decía. Luego salió Juancar en su despacho típico, detrás de un tapiz que parecía de una batalla la hostia de antigua. Iba vestido con su uniforme de capitán general, y su rostro era serio.

-Compatriotas españoles -comenzó a decir con su voz campechana- Es en éstos momentos de tumulto que me dirijo a vosotros con éste mensaje de esperanza y cambio. En virtud de los poderes que me otorga la constitución, y tras una sesión de urgencia del Congreso de los Diputados, se declara el estado de excepción en todo el territorio nacional, Ceuta, Melila, las islas Canarias y plazas de soberanía. Como parte de éstos poderes, hago un llamamiento a todos aquellos que estén en la reserva activa para presentarse al cuartel militar más cercano para que se les de instrucciones y se les movilice si es necesario para su incorporación al servicio.

Hizo una pausa y cambiaron de cámara. En la mesa había una especie de estatua, parecía de un guerrillero de la época napoleónica.

-Como parte del estado de excepción, asumo con carácter inmediato el gobierno de la nación. Todas las instituciones civiles deben, desde éste momento, obedecer las órdenes de los mandos militares, que son las mías, a través de la figura del general Sanz Roldán, jefe de estado mayor de le defensa. Control aéreo, fronteras y otros servicios quedan militarizados o bajo supervisión militar. El mando tratará de garantizar servicios mínimos para la población, pero es posible que en las próximas semanas se experimenten cortes del suministro eléctrico y de agua.

Parpadeó.

-Ruego a los españoles que encuentren fortaleza en éstos momentos y no sucumban al pánico. Las fronteras quedan cerradas al tráfico para evitar que la enfermedad se disemine de forma internacional, o que se reciban contingentes de personas enfermas o infectadas que procedan del extranjero. Los extranjeros que se hallen en suelo patrio serán repatriados a cargo del estado si ese es su deseo, o permanecer en nuestro país hasta que finalice el estado de excepción. Os ruego que no corráis a las tiendas ni hagáis acopio de alimentos, pues he dispuesto que éstos sean distribuídos de forma racionada y equitativa con ayuda de las instituciones locales, comunidades autónomas, ayuntamientos y protección civil.

Volvieron a poner el mismo plano que al principio.

-Os pido fortaleza y determinación. Seguid las instrucciones que se emitirán en Radio Nacional, permaneced en vuestras casas mientras los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado contienen ésta amenaza con eficacia y contundencia. La situación...

Un guardia real se acercó al rey aún estando en emisión en directo y le dijo algo al oído. Dos más llegaron y se acercaron, como ayudando a levantarse. El discurso se interrumpió ahí y el logo se mantuvo en la pantalla durante casi diez minutos.

La yaya parpadeó por aquella pregunta y le puso una mano encima de los hombros. Luego, con dignidad, se volvió a ajustar el pico encima del salto de cama y entró en casa. Necesitaba reflexionar sobre aquello, sobre lo que estaba pasando. Kimberly se vió sola y entró en casa, poniéndose una camiseta y un pantalón corto.

La atrajo el ruido de la tele, y bajó a ver que estaba viendo su abuela. Estaba pasando lo mismo a gran escala, en Barcelona, parecía que también en Madrid. España se sumía en el caos. Entonces se cortó la emisión y pusieron un discurso del rey.

De repente, el mensaje del telenoticias se cortó. Vieron el logo azul de la casa real con el escudo de armas del rey y el himno sonando de fondo. "Mensaje especial de Su Majestad el Rey", decía. Luego salió Juancar en su despacho típico, detrás de un tapiz que parecía de una batalla la hostia de antigua. Iba vestido con su uniforme de capitán general, y su rostro era serio.

-Compatriotas españoles -comenzó a decir con su voz campechana- Es en éstos momentos de tumulto que me dirijo a vosotros con éste mensaje de esperanza y cambio. En virtud de los poderes que me otorga la constitución, y tras una sesión de urgencia del Congreso de los Diputados, se declara el estado de excepción en todo el territorio nacional, Ceuta, Melila, las islas Canarias y plazas de soberanía. Como parte de éstos poderes, hago un llamamiento a todos aquellos que estén en la reserva activa para presentarse al cuartel militar más cercano para que se les de instrucciones y se les movilice si es necesario para su incorporación al servicio.

Hizo una pausa y cambiaron de cámara. En la mesa había una especie de estatua, parecía de un guerrillero de la época napoleónica.

-Como parte del estado de excepción, asumo con carácter inmediato el gobierno de la nación. Todas las instituciones civiles deben, desde éste momento, obedecer las órdenes de los mandos militares, que son las mías, a través de la figura del general Sanz Roldán, jefe de estado mayor de le defensa. Control aéreo, fronteras y otros servicios quedan militarizados o bajo supervisión militar. El mando tratará de garantizar servicios mínimos para la población, pero es posible que en las próximas semanas se experimenten cortes del suministro eléctrico y de agua.

Parpadeó.

-Ruego a los españoles que encuentren fortaleza en éstos momentos y no sucumban al pánico. Las fronteras quedan cerradas al tráfico para evitar que la enfermedad se disemine de forma internacional, o que se reciban contingentes de personas enfermas o infectadas que procedan del extranjero. Los extranjeros que se hallen en suelo patrio serán repatriados a cargo del estado si ese es su deseo, o permanecer en nuestro país hasta que finalice el estado de excepción. Os ruego que no corráis a las tiendas ni hagáis acopio de alimentos, pues he dispuesto que éstos sean distribuídos de forma racionada y equitativa con ayuda de las instituciones locales, comunidades autónomas, ayuntamientos y protección civil.

Volvieron a poner el mismo plano que al principio.

-Os pido fortaleza y determinación. Seguid las instrucciones que se emitirán en Radio Nacional, permaneced en vuestras casas mientras los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado contienen ésta amenaza con eficacia y contundencia. La situación...

Un guardia real se acercó al rey aún estando en emisión en directo y le dijo algo al oído. Dos más llegaron y se acercaron, como ayudando a levantarse. El discurso se interrumpió ahí y el logo se mantuvo en la pantalla durante casi diez minutos.

-Chas gracias Deibi. Pero mira niño, se respeta a la Víhen y al cura ¿tentera? A ver si te voy a tener que da un sopapo.

El tema le importaba un güevo, pero algo había que decir. Lo que le empezaba a dejar flipado era la televisión. La poli pegando tiros.

-Nontiendo na, Toñi. Las fuerzas y cuerpos de seguridá del estao matando gente y enfermos dando bocaos. No veas tú cómo está Baños, con tos los forasteros q´an venío pa la feria. Tenía que ser hoy el quebranto este. Al final me voy a quedar sin migas.

Se ventiló la cerveza de un golpe y se golpeó el pecho para bajarse el flato.

-Oye niña ¿tú has comprao la medecina esa? ¿La farla?

En ese momento sonó el himno y Jose Luis Carmona se puso tieso.

-¡El Rey! ¡Que me llaman, Toñi!

Escucharon al Borbón arengando a las tropas y llamando a la esperanza.

-Coño niña, ¡a ver si me han a reclutar los sioputas estos! ¿Qué hago? ¿Macerco al cuartelillo de los picoletos a preguntá?

Aparcó el coche en la puerta de casa de sus padres, la Calle Sol, y bajaron. Abrió la puerta con nerviosismo y entró. No había ni rastro de sus padres, pero éstos habían salido aquella noche a tomarse algo a una terracita. La casa estaba vacía, y cerraron la puerta.

Yaiza se sentó en el sofá del salón y puso la tele para ver que coño estaba pasando en el país. Mientras, El Zeky llamaba al móvil de su padre, pero volvía a dar un fallo de red. Eso le puso nervioso. En realidad, sin sus padres era un cero a la izquierda, y aunque sus relaciones eran tensas, en aquel momento descubrió cuanto los quería y cuan poco quería que les pasara nada aquella noche.

En la tele estaban dando directos de algunas ciudades españolas, sobre todo de Barcelona, donde al parecer habían salido los infectados del hospital y se había provocado un pánico de la hostia por toda la ciudad, con cargas inútiles de los antidisturbios. Aquellas cosas no se detenían por que les dieran un porrazo. Seguían avanzando y empujando hasta que conseguir morder carne. Algunos policías eran arrastrados y gritaban de horror mientras una masa de infectados trataba de atravesar el kevlar de sus protecciones a bocao vivo y matarles.

La programación se interrumpió luego con un mensaje del rey.

De repente, el mensaje del telenoticias se cortó. Vieron el logo azul de la casa real con el escudo de armas del rey y el himno sonando de fondo. "Mensaje especial de Su Majestad el Rey", decía. Luego salió Juancar en su despacho típico, detrás de un tapiz que parecía de una batalla la hostia de antigua. Iba vestido con su uniforme de capitán general, y su rostro era serio.

-Compatriotas españoles -comenzó a decir con su voz campechana- Es en éstos momentos de tumulto que me dirijo a vosotros con éste mensaje de esperanza y cambio. En virtud de los poderes que me otorga la constitución, y tras una sesión de urgencia del Congreso de los Diputados, se declara el estado de excepción en todo el territorio nacional, Ceuta, Melila, las islas Canarias y plazas de soberanía. Como parte de éstos poderes, hago un llamamiento a todos aquellos que estén en la reserva activa para presentarse al cuartel militar más cercano para que se les de instrucciones y se les movilice si es necesario para su incorporación al servicio.

Hizo una pausa y cambiaron de cámara. En la mesa había una especie de estatua, parecía de un guerrillero de la época napoleónica.

-Como parte del estado de excepción, asumo con carácter inmediato el gobierno de la nación. Todas las instituciones civiles deben, desde éste momento, obedecer las órdenes de los mandos militares, que son las mías, a través de la figura del general Sanz Roldán, jefe de estado mayor de le defensa. Control aéreo, fronteras y otros servicios quedan militarizados o bajo supervisión militar. El mando tratará de garantizar servicios mínimos para la población, pero es posible que en las próximas semanas se experimenten cortes del suministro eléctrico y de agua.

Parpadeó.

-Ruego a los españoles que encuentren fortaleza en éstos momentos y no sucumban al pánico. Las fronteras quedan cerradas al tráfico para evitar que la enfermedad se disemine de forma internacional, o que se reciban contingentes de personas enfermas o infectadas que procedan del extranjero. Los extranjeros que se hallen en suelo patrio serán repatriados a cargo del estado si ese es su deseo, o permanecer en nuestro país hasta que finalice el estado de excepción. Os ruego que no corráis a las tiendas ni hagáis acopio de alimentos, pues he dispuesto que éstos sean distribuídos de forma racionada y equitativa con ayuda de las instituciones locales, comunidades autónomas, ayuntamientos y protección civil.

Volvieron a poner el mismo plano que al principio.

-Os pido fortaleza y determinación. Seguid las instrucciones que se emitirán en Radio Nacional, permaneced en vuestras casas mientras los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado contienen ésta amenaza con eficacia y contundencia. La situación...

Un guardia real se acercó al rey aún estando en emisión en directo y le dijo algo al oído. Dos más llegaron y se acercaron, como ayudando a levantarse. El discurso se interrumpió ahí y el logo se mantuvo en la pantalla durante casi diez minutos.

En realidad no había motivo para apresurarse. La calle del puesto de la guardia civil estaba desierta, así que aunque le costó atinar con las llaves, abrió el portón y metieron el todoterreno en el patio, cerrando luego desde dentro. Se tomaron un momento para que los huevos se les volvieran a colocar en la posición correcta, entrando en el pequeño cuartelillo, apenas un piso de dos plantas. Las puertas eran sólidas y de metal, con un cristal gordo detrás de los barrotes.

Se acercaron a la salita donde solían reunirse y hacer los "briefings", donde estaba el ordenador y una tele vieja que usaban para pasar el rato en las tardes normales, después del horario de denuncias que era restringido. Al fin y al cabo no dejaban de ser funcionarios españoles.

Carrillo estaba allí, sentado con la silla al revés, los brazos apoyados en el respaldo, mirando las noticias. La situación en las grandes ciudades se estaba yendo a la mierda, especialmente en Barcelona, con los infectados saliendo por legiones de los hospitales y diseminando el caos y la enfermedad mordiendo a los que se encontraban. Los antidisturbios de los mossos cargaban en la diagonal, pero aquellas cosas no se amilanaban con botes de humo ni porrazos. Seguían avanzando con la fuerza de una masa imparable, una masa terrorífica.

Sebastián se había tomado la libertad de traer el armamento pesado, que estaba encima de la mesa. Dos CETME L y un MP5, cuatro granadas de fragmentación, una caja de botes de humo con la escopeta para lanzarlas y las cajas de munición. Habia estado rellenando cargadores mientras ellos venían. También estaban las armas decomisadas a los cazadores de la región metidas en una caja de madera, de las de la fruta: un máuser de francotirador con tres cajas de balas, una escopeta recortada con nada menos que seis cajas de munición y un revólver del 38 con 6 balas justas.

La emisión se interrumpió entonces y comenzó un mensaje del rey.

De repente, el mensaje del telenoticias se cortó. Vieron el logo azul de la casa real con el escudo de armas del rey y el himno sonando de fondo. "Mensaje especial de Su Majestad el Rey", decía. Luego salió Juancar en su despacho típico, detrás de un tapiz que parecía de una batalla la hostia de antigua. Iba vestido con su uniforme de capitán general, y su rostro era serio.

-Compatriotas españoles -comenzó a decir con su voz campechana- Es en éstos momentos de tumulto que me dirijo a vosotros con éste mensaje de esperanza y cambio. En virtud de los poderes que me otorga la constitución, y tras una sesión de urgencia del Congreso de los Diputados, se declara el estado de excepción en todo el territorio nacional, Ceuta, Melila, las islas Canarias y plazas de soberanía. Como parte de éstos poderes, hago un llamamiento a todos aquellos que estén en la reserva activa para presentarse al cuartel militar más cercano para que se les de instrucciones y se les movilice si es necesario para su incorporación al servicio.

Hizo una pausa y cambiaron de cámara. En la mesa había una especie de estatua, parecía de un guerrillero de la época napoleónica.

-Como parte del estado de excepción, asumo con carácter inmediato el gobierno de la nación. Todas las instituciones civiles deben, desde éste momento, obedecer las órdenes de los mandos militares, que son las mías, a través de la figura del general Sanz Roldán, jefe de estado mayor de le defensa. Control aéreo, fronteras y otros servicios quedan militarizados o bajo supervisión militar. El mando tratará de garantizar servicios mínimos para la población, pero es posible que en las próximas semanas se experimenten cortes del suministro eléctrico y de agua.

Parpadeó.

-Ruego a los españoles que encuentren fortaleza en éstos momentos y no sucumban al pánico. Las fronteras quedan cerradas al tráfico para evitar que la enfermedad se disemine de forma internacional, o que se reciban contingentes de personas enfermas o infectadas que procedan del extranjero. Los extranjeros que se hallen en suelo patrio serán repatriados a cargo del estado si ese es su deseo, o permanecer en nuestro país hasta que finalice el estado de excepción. Os ruego que no corráis a las tiendas ni hagáis acopio de alimentos, pues he dispuesto que éstos sean distribuídos de forma racionada y equitativa con ayuda de las instituciones locales, comunidades autónomas, ayuntamientos y protección civil.

Volvieron a poner el mismo plano que al principio.

-Os pido fortaleza y determinación. Seguid las instrucciones que se emitirán en Radio Nacional, permaneced en vuestras casas mientras los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado contienen ésta amenaza con eficacia y contundencia. La situación...

Un guardia real se acercó al rey aún estando en emisión en directo y le dijo algo al oído. Dos más llegaron y se acercaron, como ayudando a levantarse. El discurso se interrumpió ahí y el logo se mantuvo en la pantalla durante casi diez minutos.

El cabo del SEPRONA parpadeó cuando la emisión se cortó y suspiró. Más bien, fue uno de esos "foh" que uno suelta cuando una cosa le desagrada.

-Vamos, que posiblemente éste sea el último mensaje coherente que tengamos del mando. La situación se irá a la mierda un poquito más cada día.

Tenía un palillo entre los dientes y lo movió al otro lado de la boca.

-Me paece a mí que si queremos salvar Baños lo vamos a tener que salvar nosotros. Por que aquí no va a venir a rescatarnos nadie.

-¡Mira yaya, el Juancar y to' en la tele y no es navidad!- la Kimberly le dio un codazo a su abuela, señalándole la tele. -Algo mu gordo tiene c'aber pasao pa' que ya salga el Juancar... Y dice el jodío que no compremos na pa comer...- niego y miro a mi yaya. -Oye yaya, pero tú tienes ron cola en la despensa, ¿no? Porque el cuerpo se me ha quedao asín a medias de algo, ya tu sabes...

La Kimberly se encendió un cigarro y dio un par de calas. No es que estuviera nerviosa ni na, pero el fumar como una chimenea le era un placer. -Y a to esto, ¿qué hacemos? ¿Echamos el cerrojo de casa y ya? Mira que me queda solo este paquete y otros tres pa pasar tol encierro ese que dice el Juancar...

El Deivi se sentó entre las piernas de su madre por que su padre le había echado un poco la bronca. Y por que estaba acojonao. Su madre le acarició el pelo de forma bastante mecánica, por que ella tampoco estaba para calmar a nadie, precisamente.

-Tu ésta noche te vá a quedá en casa como está mandao. Y mañana ya veremo si vas a la guardia siví o que poya ase. Que la reserva se te acaba en dos mese y no te quiero muerto por ésta mierda paí. Que no ha dao un duro nunca por ti, ni por naiden. ¿Tamos?

Lo del phalanx la hizo reflexionar.

-No, no he comprao. Pero seguro que ya no queda ná. Disen que tampoco funsiona mu bien, o eso han disho en la tertulia la mañana. Y yo prefiero que consiga una ecopeta a una mierda de pastiya, Hose Luí.

Ahora si le dió la morriña. Se levantó con el Deivi en brazos y se sentó bien pegadita a su hombre. Su poderoso y musculoso hombre, que ahora debía defenderles.

Metió la cabeza entre las manos acodado en sus rodillas. Pensar, hay que pensar. Piensa, Selu.

Qué razón tiene mi muhé, éh la vó sensata desta casa. No mextraña que antes fuera encargada de sección de corbata nel Cortefié. Qué bien que hice de agarrarla. A ver... lo primero, asegurar la casa.

No le gustaban las armas de fuego pero quizá la Toñi estuviera en lo cierto. En el pueblo había muchos cazadores. Intentó recordar quién, cercano, podría tener una escopeta pa prestarle.