Partida Rol por web

 El serpenteante y duro camino, por fín deja de ascender y alcanza una estrecha planicie entre dos montañas. Los últimos rayos de sol, se escondían tras las nubes en la lejanía. Con una última mirada hacia atrás, la caravana de refugiados, hizo un alto. Desde aquí, desde lo alto de una colina perdida en la cadena de los Montes Southron, aún se acertaba a ver alguna que otra columna de humo en el anaranjado horizonte.

Tres meses antes, Ferelden era un lugar privilegiado y el joven Rey Cailan y su esposa Anora, gobernaban sabiamente. Ahora, la Plaga lo invade todo destruyendo todo aquello que tanto tiempo había costado crear. Cailan ha muerto en la batalla de Ostagar y ahora, es el Teryn Loghain el que gobierna en lugar de la reina Anora. Los Guardias Grises, se han extinguido en Ferelden pues todos han caído en la batalla. Algunos rumores, hablan de un guardia superviviente; pero pocos son los que creen ellos. Tras Ostagar la ciudad de Lothering, fue arrasada por los engendros tenebrosos que ahora se extienden por todo el sur de Ferelden. Algunos dicen que han surgido de túneles más allá de la espesura de Korkari y que están siendo ayudados por las tribus Chasind y las brujas de la espesura, en concreto, de la malvada Flemeth.

La caravana de refugiados, agrupa un variopinto grupo de personas. Elfos, humanos y enanos. La mayoría se desconocen entre sí y sólo la premura por poner entre ellos y la Horda los Montes Southron los ha unido. Más allá de la cordillera, se extiende el bosque de Brecilia y allá en la lejanía se alza la mole del Monte Dragón y un poco más lejos, el destino de los refugiados, la ciudad de Denerim.

Los refugiados, agotados por el prolongado ascenso,  y ahora y por primera vez en mucho tiempo, sintiéndose a salvo, deciden parar a descansar y pasar la noche antes de la siguiente escala que les llevará al asentamiento de Sothmere.

Sothmere es el asentamiento humano más cercano situado en las proximidades del bosque de Brecilia y famoso por su excelente trigo. Según alguno de los refugiados, allí hay una guarnición de soldados y podrán descansar tranquilamente.

Es inicio de la primavera. La noche es fría y el cielo, encapotado, amenaza lluvia. El sol no es ya más que un brillo anaranjado que se escapa a rayos por debajo de las negras nubes.

El viaje es cansado y ruinoso, aunque mas que viaje es huida cual cobardes, ¿pero acaso podemos hacer otra cosa? bueno si, luchar hasta la muerte, demostrar lo fieros que somos los hombres, asi la proxima vez esos mosntruos lo pensaran dos veces... Aunque nuestros oficiales dieron la orden de retirada, aunque claro esos Enanos estan locos y mas hubieran querido sacrificar a todo el clan que huir, en cambio nosotors los humanos somos diferentes. Si, sin duda es mejor vivir hoy para luchar mañana.

Miro alrededor para ver nuestro grupo de refugiados ya que hasta ahora el paso no permitia distraernos en eso, y mis piernas no dan para correr mucho, asi que ahora cogiendo aire es cuando lo obervo mejor.... y no puede ser peor, esta lleno de asesinos, ladrones y a saber que mas. En el ejercito dejan entrar a cualquier, aunque claro, todos queremos luchar contra esos mosntruos. Aun asi me preocupan las mujeres de la caravana, no será raro que algun indeseable acaba molestandolas.

Y es cuando me fijo en una que me paserio ver en la batalla y esta bien vista, sin duda no tardara en tener problemas con alguien.

- Hola buena dama, soy "Kazurh el Apresado de los Enanos" - no acaba de sonar bien, tengo que buscar uno mas heroico a corde con mi azaña - Me parecio verla en la batalla, y aunque no sea asi, es mi deber ofrecerle mi amistad y ayuda en caso de necesitarla, ya que como ves por aqui hay gente de todo tipo. - miro alrededor centrandome y parandoem ams en la gente que tiene peor pinta.

Junto a una hoguera, observo a la gente cómo comparte el dolor e intenta curarlo.

Sé lo que pasará con ellos, siempre es igual. No hay mucha diferencia entre unas caravanas de refugiados y otras.

Mientras, tallo con mi cuchillo un tirachinas. Una vez terminado mi mirada se fija en un enano con pelo corto y cresta, cuya barba no termina de crecer. Curioso, nunca había visto nada parecido.

Me levanto hacia él con el utensilio en la mano y cuando voy a presentarme veo que comienza a hablarle a una mujer.

Con el brazo alzado para mostrarle el tirachinas y presentarme, me quedo paralizado y mudo a poca distancia de los dos.

Entre que decido y no, sigo con la postura estúpida, pero no se me escapa el comentario del enano. Jah, una  mujer en la batalla, habrase visto estorbo mayor. Esto no me lo pierdo. Me veo obligado a intervenir por la salud de ese hombre, será el primer enano muerto de aburrimiento.

Buenas noches caballero- hago una leve reverencia, e ignorando totalmente a la señorita me dirijo al mismo. Lamento mi maleducada intromisión, pero han llegado a mis oídos su participación en la batalla y he de comunicarle que me la perdí. Si fuese tan amable de informarme al respecto, estaría eternamente agradecido. Perdón, que falta de decoro, mi nombre es Artros, el acechador. Con una amable sonrisa espero su reacción.

Permanezco de pie, mirando a mi alrededor, fijándome en las gentes tan diferentes que había en la caravana No se si acabaremos demasiado bien, viendo lo que ha sucedido en Ostagar...Aquí pocas posibilidades tenemos de sobrevivir, encima soy una mujer, estoy en desventaja ante tanto hombre y sabiendo cuál es el pensamiento general, más me vale tener cuidado Suspiro, y veo como un enano se acerca a mí y se presenta de una forma muy cordial, diciendo que se llama "Kazurh el Apresado de los Enanos". Lo miro sorprendida, no recuerdo haberle visto en la batalla, la verdad es que todo sucedió muy rápido y me cuesta acordarme bien de los detalles. -Buenas noches, caballero. No recuerdo haberle visto en batalla, aún así le agradezco la ofrenda de su amistad, pero no crea que no se defenderme sola, pues si luchó a mi lado en Ostagar, vió de lo que soy capaz- le dije, con una sonrisa en los labios, al fin y al cabo, no iba a ser todo malo y aquel enano estaba haciendo un gesto muy honorable al querer protegerme. -Mi nombre es Lilith, y soy una maga. A qué se debe su nombre, caballero? La palabra apresado me mantiene en vilo- digo, mirándole a los ojos con curiosidad, cuando veo que se acerca un hombre que da un poco de miedo, pues su cara refleja dolor y seriedad. No se dirije a mí, así que decido ignorarle, pues quizá no desea saber nada sobre una mujer.

La batalla de Ostagar no podia haber ido peor, los engendros tenebrosos habian ganado, y no solo eso...el rey Cailan habia caido. Muerto el Rey, y los guardias grises, apenas habia resistencia para luchar contra los engendros, y tuvimos que huir de Ostagar si no queriamos acabar como la cantidad de cuerpos que se encontraban en el campo de batalla.

Debido a la huida aquí nos encontramos, rodeado de refugiados allá donde mire cerca del asentamiento Sothmere, junto con mis nuevos compañeros, Lilith y Kazurh.
-Lilith es una maga que vino del circulo a luchar contra los engendros, muy agradable y muy guapa, y Kazurh...es Kazurh, un personaje algo pictoresco, pero despues de todo le confio mi vida plenamente en el, como me demostró en Ostagar.- recordando que Kazurh me salvó de uno de los engendros tenebrosos - maldito cabrón,me propició un hachazo y caí al suelo, creía que era mi final, pero ese Enano me salvó la vida-

Decido acercarme a ellos para hablar -Lilith, Kazurh, esta oscureciendo, deberiamos prepararnos. Por cierto, quien es el hombre que nos acompaña?-

La mujer parece amable y resuelta, aunque al decirme maga mi cara se encoge ligeramente, en mi cautiverio los Enanos no paraban de criticar las maldades de la magia y como los humanos abusan de ella dejandose arrastrar por los demonios... siempre pensé que eran habladurias, y mas viendo a la moza, muy agradable y simpatica, ademas de valiente, sin duda ningun demonio paree haberla tocado jamas.

Por desgracia un hombre con una pinta no muy fiable se acerca para hablar conmigo y confirmarme que no participo en la batalla, algo que no entiendo ya que todos deberiamos luchar juntos en esta guerra, a menos que sea un cobarde...

- Asi es, tanto yo "Kazurh el Apresado de los Enanos", como esta bella dama llamada Lilith participamos en la batalla, donde todos los hombres valientes luchamos por nuestro pueblo, pero antes de pasar a contar la batalla contestare a Lilith sobre su pregunta sobre mi nombre. Veras, tengo el honor de ser el unico humano que ha sobrevivido a un cautiverio de unos crueles Enanos y ha escapado para contarlo, llevandome a algunos por delante.

- sonrio abiertamente y con orgullo ante mi azaña - Es por eso que me llamo "Kazurh el Apresado de los Enanos", auqnue no acaba de gustarme, asi que si se os ocurre algo mejor

Dicho esto le guiño un ojo a Lilith pero es en ese momento cuando se acerca Morrowir para informarnos sobre nuestros deberes, y como siempre tiene razon, un hombre valiente y que siempre me ha tratado con respeto, aunque me sorprende ver que ya conocia a la maga.

- Morrowir, te presento a Artros - el cobarde - si quereis nos pondremos a asegurar la zona y poner el campamento.

Miro perpleja a Kazurh Pero...tiene el cuerpo de un enano, cómo puede ser? No parece que me esté tomando el pelo, pues habla de forma seria y convencida. Quizá no sea de buen gusto preguntarle, el pobre puede ofenderse y no quiero eso, me agrada su comportamiento. Sonrío ante su comentario sobre el nombre -Quizá suene mejor Kazurh, el que enfrentó a los enanos- digo, mientras veo que se acerca Morrowir a nosotros y nos saluda -Bienvenido, caballero. Tienes razón, quizá sea mejor preparase para lo que se nos viene encima-. Veo como Kazurh presenta a Morrowir y a Artros, este último parece que sigue sin tener interés en mí Además dice que no estuvo en la guerra...entonces, de dónde ha salido?

La cercanía a la planicie, primera zona más o menos segura que encontramos, me permite dedicarme durante unas horas a la caza, aunque mi único trofeo es una liebre descuidada, con apenas carne sobre sus huesos.

Cae la noche y, por tanto, crece el peligro de los engendros tenebrosos, que tienen en la oscuridad su feudo, así que me apresuro a volver con el resto de refugiados.

Una vez en la caravana, busco un sitio resguardado donde prender los tres leños que porto, para asar en ellos la presa.

Mientras estoy trabajando yesca y pedernal, me fijo en la dama que habla con un enano y dos hombres, e intento percibir con claridad las curvas que se sugieren bajo su túnica.

Parece delgada, pero se le dibuja un buen trasero. Espero que no sea una de esas fanáticas de la castidad de la capilla... Me vendría bien un desahogo. Tengo que proponérselo un día de estos, nada mejor que un revolcón para quitar el estrés...

Mientras habláis aparecen un par de fuegos junto a las rocas. Están un poco protegidos y seguramente desde lejos no se perciban pero quién sabe las criaturas que pueden estar acechando en estas montañas o en los valles próximos. Junto a uno de los fuegos, se apretujan dos mujeres con tres niños y dos hombres. Habéis hablado poco con ellos y sólo sabéis que eran campesinos. Su granja fue arrasada por la Horda. Nunca os han dicho sus nombres y aunque os han seguido sin rechistar se han mantenido separados de vosotros. La pena y la desesperación brillan en sus ojos.

Junto a la otra hoguera, se sientan un elfo joven y dos hombres. Uno de ellos de aspecto acaudalado aunque ahora su ropa está hecha jirones y el otro humano parece un mercenario, diríais que su guardaespaldas. El acaudalado se llama Ranno y el elfo, que es, o era, su sirviente, se llama Haydrek. Los tres fueron los últimos en unirse a la caravana un par de días antes.

Vosotros, cerráis el grupo. Un variopinto grupo formado por un enano, una maga, dos hombres y dos elfos de ciudad. Los dos elfos, recordáis que uno de ellos se presentó como Itán, se han mantenido un poco apartado de vosotros, caminando siempre en último lugar. De hecho, Itán os está mirando desde el lindero del camino mientras intenta, de momento sin éxito, prender unos leños. Sus ojos, recorren, sin disimulo, el cuerpo de la maga.

Alguna fría gota empieza a caer de las oscuras nubes y a lo lejos, resuena un fuerte trueno. El viento, comienza a soplar con fuerza, agitando vuestras capas.

Antes de lo que nos gustaria la noche cae sobre nosotros y el viento augura mucho frio y lluvia, los fuegos puede que no resistan mucho tiempo, mas vale calentarse a tiempo lo qeu se pueda.

- Lilith si quieres podrias sentarte al fuego a calentarte un poco, tiene pinta de ser una noche dura. - digo mientras señalo el fuego de los campesinos - Nosotros mientras organizaremos las guardias de la noche con los demas - digo refiriendome a Morrowin y a Artros.

La noche esta a punto de llegar, y con ella también buena tormente. Las primeras gotas empiezan a caer del cielo, y un viento fuerte se levanta para todavia hacer mas dura esta noche.

-Me parece una buena idea, amigo Kazurh, deberíamos organizar las guardias...quién sabe lo que puede estar acechandonos ahí fuera. Por cierto, hay un tema que deberiamos discutir luego, cuando estemos en privado.- Digo esto ultimo mientras poso mi mano en uno de sus hombros

-Podriamos hacer guardias de dos en dos, si te parece bien por supuesto-

Al ver que la mujer es maga un impulso hace que me aleje de ella- ademas de ser mujer, maga. Tendremos que tener cuidado con ella. Habrá que vigilarla de cerca.

Al ver que se organizan turnos me ofrezco: Bueno, pues yo si queréis puedo hacerlo, aún me siento fresco. Me hará muy bien tener un compañero que me cuente qué pasó en esa batalla. En esos momentos estaba bastante lejos de aquí y aún me encuentro algo perdido. Tal vez podáis ayudarme a aclarar las ideas, sobre todo a qué tipo de entes nos enfrentamos.

   Yargor se mantuvo atrás, siempre con las manos puestas en los bolsillos del pantalón. Observaba todo muy cuidadosamente, pues al no desear recordar lo que había pasado priorizó el estar alerta ante cualquier peligro.

   La noche llegaba amenazante y un clima terrible la acompañaba, era momento de ir hacia aquel grupo y presentarse como era debido, caminó rápidamente hacia donde se encontraban sacándose su máscara en el trayecto, dejando ver así sus cortos cabellos azules y sus ojos marrones, cuando llego junto a ellos en tono muy calmado dijo: Hola, mi nombre es Yargor... tal vez puede ayudarlos a encender el fuego y acompañar alguna guardia.

   "Espero que con eso, me gane un lugar cómodo y caliente donde poder recostarme unas horas".

Jooder, qué susto me ha dado otra vez el elfo loco por los abdominales con su máscara de los huevos, parece uno de esos en... ¡mierda, llueve, joder, joder, mierda!

A toda prisa, recojo yesca y pedernal, la leña y la presa, y me dirijo al trote a la hoguera con dos hombres y un elfo. Esos campesinos no me inspiran confianza, con tanto niño cerca seguro que no me quedan ni los huesos para roer. En cuanto llego, les hablo con una sonrisa forzada:

- Eh, hacedme un sitio, traigo unos leños y una liebre...