Partida Rol por web

Lleváis un buen rato allí. Parece que se acerca la hora de la fiesta. El sol casi ha caído y fuera, el viento sopla con cierta fuerza arrastrando nubes desmadejadas por el cielo. La luna, ha hecho su aparición a tres cuartos decrecientes y su brillo va cobrando fuerza. 

Os informáis de los horarios. Parece que antes de la cena comunitaria y pagada por el Bann, podréis disfrutar de los juegos, los animadores (los elfos dalishianos), los vendedores ambulantes y toda suerte de puestecillos. 

La gente, poco va abandonando el local entre risas y buen ambiente. 

Vuestras ropas, están ya secas merced al buen fuego de la taberna. No obstante fuera la noche es un poco desapacible. 

Alguien entra en la taberna y grita antes de salir de nuevo.

- Los elfos... los elfos están actuando... venid... 

La fiesta yua empeiza y puede notarse en las gentes las sensaciones de fiesta, casi te hace olvidar los tiempos que vivimos, y es por ello que rapidamente me pongo la ropa que haya puesto a secar calentita y salgo de la posada con todas mis cosas - mas vale hombre precavido, no conozco a estas gentes y no vaya a ser que haya algun ladronzuelo - para ir a ver el espectaculo y despues pasear por los puestos.

La tarde pasa apaciblemente...

Es extraño, estar aquí, tan tranquilo, como si estuviera en casa... De hecho, mejor que en casa.

Cuando me doy cuenta de que hay celebraciones al ocaso, cambio de planes.

Vaya... Mi cita con Lilith debe esperar. Un acontecimiento como este genera muchas oportunidades, y no estamos como para desperdiciar ninguna... Después de todo, no parece que le quede mucho tiempo de vida a este pueblucho despreocupado, que no hace otra cosa que iluminar la noche y descuidar la guardia, en mitad de esta Ruina.

Dispuesto a aprovechar la noche, salgo de la posada y me dedico a observar, para tratar de descubrir a quien vigila, aunque simulo estar atento al espectáculo de los elfos.

Los guardias también estarán relajados... pero hay que andarse con ojo.

 Lilith está contenta ante la perspectiva de lucir su  nuevo vestido en un acontecimiento social como este. Echa sobre sus hombros su capa de viaje, para protegerse del frío de la noche. Es una lástima que la capa tape casi todo el vestido, piensa, aunque puede que en la cena pueda quitarmela. Coge su bastón, eso sí, por que nunca se sabe y acompaña a Kazurh a ver el espectaculo de los elfos. ¿Habrá magia en el espectaculo? La posibilidad de aprender algun nuevo truco de los elfos siempre es una buena motivación.

 - Mira, Kazurh... ¡son elfos!

Salgo al frescor de la noche y aspiro sonriendo.

Miro el ambiente por si hay pinta de que alguien vuelva a meter la pata con los elfos. La primera actuación me la perdí, a ver que tal está la de ahora.

Intento arremolinarme con la gente y colocarme en la fila más próxima sin colarme.

Morrowir observó como la gente iba saliendo con despreocupación hacia el frescor de la noche recién caída, le tentaba mucho salir tras ellos, sin embargo se debatía entre las risas alcoholizadas y el calor de la chimenea que hacía tiempo no sentía, y tardaría todavía más en volver a sentir, entonces se dio cuenta de que no quería quedarse solo, se apresuró a recoger sus cosas y se echó a la espalda la capa calentada al fuego antes de salir detrás de Kazurh y Lilith.

Salís de la taberna camino de la plaza del pueblo. Parece que a pesar de la noche desapacible, la gente se ha animado a divertirse. Varios soldados se mueven entre la gente pero más para divertirse que para patrullar. No da la impresión de que la gente tema un ataque inminente. De momento, el que las montañas se interpongan entre la plaga y ellos, les debe parecer suficiente.

Se oyen risas, voces altas y algún que otro canto. El grupillo de matoncillos, están en una esquina, pero en cuanto ven a Kazurh y sobre todo a Artros y Morrowir, desaparecen raudos en la noche. 

Llegáis a la plaza del pueblo. La gente se mueve entre los pocos puestos que ahí. En una esquina, Strom el enano, exhibe su mercancía con gritos y gestos ostentosos. Algunos parroquianos le observan y murmuran. Junto a él, hay un puesto de tiro al Genlock. La gente, se entretiene, con más o menos éxito,  en lanzar pesadas bolas a unos genlocks de madera pintada. Al otro lado de la plaza, alguien vende remedios milagrosos para la impotencia, la caspa o el mal de ojos. Más allá, hay un puesto de miel y derivados como la hidromiel. La verdad es que es uno de los que más gente tiene. Ya hacia el centro de la plaza hay un par de puestos con pruebas de habilidad y fuerza como lanzamiento de cuchillos o golpe de martillo.

Justo en el centro de la plaza, junto a la picota, están el elfo y la elfa. Mientras ella, toca una especie de laúd, el elfo, hace juegos malabares con antorchas a la vez que recita poesías. La gente, y sobre todo los niños, se agolpan en torno a ellos. 

Finalmente, en el extremo opuesto, está el tiro con arco. Aún no ha empezado la competición pero algunos parroquianos están apuntándose al concurso. Tanto la plaza como el campo de tiro, están bien iluminado con antorchas.

Al salir la cosa es mejor que de lo que pensaba, hay muchisimas cosas que hacer y no veo el momento de hacerlas todas, aun asi prefiero tener paciencia e ir en orden, primero ver los puestos, al ser pocos sera rapido el ver la mercancia por si viera algo que me llamara la atencion - sobre todo hay un puesto al que tengo que visitar urgente, pero debo hacerloa  solas... - y despues a jugar, el tiro de piedras, el martillo, todo, lo quiero probar todo, hasta el lanzamiento de cuchillos, no sera muy diferente d elanzar hachas, digo yo.

- Voy a ver los puestos, os recomiendo la actuacion de lso elfos, yo los vi en la posada, no tienen desperdicio, luego voy para alla. - les digo a mis compañeros, con la esperanza de que me dejen intimidad y poder acercarme al puesto en el que estoy interesado.

  Lilith deambula por los puestos con los ojos puestos en las buenas ofertas y los trabajos de verdadera calidad en artesanía suponiendo que haya alguno, claro, dando especial atención a cualquier objeto mágico o que pudiera estar relacionado con la magia ni que sea remotamente: unguentos, amuletos, libros, componentes de conjuro: plumas, cuentas, abalorios....

 Pronto llega al puesto de Strom, donde se entretiene observando la mercancía con especial atención. Justo en ese momento pierde de vista a Kazurh que murmura algo sobre la actuación de los elfos. Si no ha encontrado nada interesante, una vez examinada la mercancía expuesta, busca con la mirada a Morrowir y se cuelga de su brazo para no volver a alejarse del grupo.

 - Quiero oír el suave tañir del laud del bardo élfico, ¿te animas?.- le pregunta al guerrero con el ánimo de que la acompañe. Si bien, si tiene otra prioridad, tampoco opone resistencia. Quizá la desaparición de su protector sea una buena oportunidad para conocer mejor a otros de sus acompañantes. Al fin y al cabo, ambos son de Ferelden, y en los ojos duros del guerrero se adivina un oscuro pasado....

Al ver que el enano encubierto está animado le comento- Está bien, le echaré un ojo a los elfos, no obstante, me gustaría compartir un par de flechas contigo a ver que tal. ¿te voy apuntando entonces o ni idea de coger un arco?.

Paso cerca de los elfos y los miro de refilón. Contemplo una vez más la belleza de la elfa. Pongo los piés en el suelo y sacudo mi cabeza de pensamientos indeseados. Con una mueca de asco, me dirijo a apuntarme al tiro con arco.

Me presento y saludo a mis compañeros de juego. Miro sus arcos y hago comentarios sobre las caranterísticas técnicas de los mismos.

Se acerca uno de los que conocimos en la caravana, y aparentemente y a diferencia de su aspecto, no parece mala persona, ya que se ve educado y lo que es mejor, me trata como una persona normal, otro hubiera dicho "te presentaras a un torneo cuerpo a cuerpo, no?", pero el a pesar de mi aspecto ha preguntado, aun a saber que por mi estatura no podria manejar un arco de forma eficaz.

- Jajaja, gracias pero me temo que yo suelo combatir en distancias mas cortas jajaja, aunque si quieres podemos despues tirar un rato entre nosotros, ya sabes para dar espectaculo jejeje - Dicho esto le guiño un ojo de forma complice - Bueno disfruta de los elfos, voy a ver que venden por aqui, luego nos vemos.

Parece ser que Lilith tambin se ha ido con Morrowind, lo que me da pie par apoder ver el puesto del que vende los remedios varios.

Morrowir había estado siguiendo a Kazurh y a Lilith por los puestos manteniendose en silencio, observando y manteniendose en un segundo plano, no parecía interesarle demasiado la diversión que ofrecía la feria, sin embargo el enano parecía querer librarse por un rato de la compañía de los demás haciendo una sutil sugerencia, Lilith pareció estar de acuerdo, y ya que el guerrero estaba más unido a ella y a Kazurh que al resto accedió a acompañarla para dejar intimidad a su compañero. Bien vayamos.

Mientras iba acompañado por la maga parecía no darle importancia al hecho de que la fémina estuviera colgada de su brazo, era una sensación que apenas recordaba, y bien que hacía, porque al acordarse de su pasado la sangre comenzó a hervirle de nuevo. Artros, ya que vas a apuntarte a los torneos hazme el favor y apúntame a alguno de combate cuerpo a cuerpo, a ser posible sin armas, no quiero accidentes.

Lilith

Por desgracia, no parece que éste sea un pueblo de magos, apenas ves nada ni remotamente relacionado con la magia a no ser que sean amuletos, collares y algún que otro artículo de ropa. Así que te cuelgas del brazo de Morrowir.

Morrowir y Lilith

Sigues a la maga entre el deambular de los puestos. La ves cotillear de aquí para allá hasta que se agarra a tu brazo y te propone el mirar a los elfos. Os abrís paso hacia los elfos pero apunto estáis de tropezar con una mujercilla de aspecto frágil y vestimente raída. Su pelo blanco y enmarañado cae sobre sus hombros. Se apoya en un bastón hecho con una raíz de árbol. La anciana mira a Morrowir y ríe con voz cascada y apenas audible. Sus ojos, que juraríais que son ciegos, o al menos muy claros, se centran en el guerrero.

- El gran guerrero... las cabezas ruedan... una mujer... el guerrero tiene corazón pero la chica muere... ¿Cuánta guerra has visto? ¿Aún ves su sangre? Tu espada está manchada... - su voz suena como un graznido - jejejeje

Kazurh

Tras deshacerte de la maga y del guerrero te diriges al puesto de las pociones. El charlatán rápidamente repara en tí.

- ¿Y vos, señor? ¿Tal vez buscáis remedio para mal de amores? - te enseña un frasquito - ¿o tal vez para un filtro de amor? - Te enseña otro frasquito.

Artros

Te diriges a la zona de los arcos y te apuntas al torneo. Hay casi una docena de personas inscritas. Te dedicas a charlar con unos y otros hasta que oyes una voz conocida a tu espalda.

- Vaya... el señor solitario se apunta al torneo... - Te vuelves y allí está Fiala apoyada en su arco.

Itán

Observas el bullicio desde lejos. Los puestos, los elfos, las mujeres... de repente tus ojos reparan en la pelirroja que va acompañada por la hija del sheriff y se mueve de un puesto a otro. Ambas, llevan vestidos elegantes. Tu mirada se cruza con la de la pelirroja y su rostro se ilumina con una sonrisa angelical. Dice algo a la hija del sheriff y a grandes pasos se dirige hacia ti entre la gente.

Ummm... Veamos... Sí, esto es lo que yo llamo una perita en dulce... Todos divirtiéndose como gansos sin rumbo... La cuestión ahora es... ¿Dónde está ese ricachón que venía con nosotros? ¿Y esa torre en la que reside? A ver... Oh, no... es esa pesada otra vez.

Inmediatamente, siento un calor en la entrepierna que nubla por momentos mi buen juicio. Cuando la joven pelirroja llega hasta mí, trato de mantenerme impertérrito, me acerco a su oído e, impregnándome con el olor de su pelo trenzado y su piel mientras susurro, le pregunto:

- ¿Es que piensas dejar a tu amiguita sola? Ambos sabemos que no se lo merece, es demasiado buena... Pero tú eres más como yo, ¿verdad?

Sin esperar su respuesta, le lamo el lóbulo de la oreja y me doy la vuelta, dirigiéndome al primer lugar oscuro y desierto, resguardado de miradas curiosas, que vea.

Si me sigue... Bien... Y si no, también.

Al acercarme al puesto el hombre no necesetia ni unos segundos para adivinar lo que me pasa, y eso hace que mis ojos se habran como platos. Es increible, es magia, sin duda. Puede ser el dia mas importante de mi vida.

- Yo... esto... veras necesitaria algo para atraer a las mujeres... ya sabes... no quiero hechizarlas ni nada, simplemente... no se.

El guerrero observó a la anciana durante unos segundos, tras los cuales no pudo contener más su ira, la agarró del pecho y la acercó hacia si mismo. ¡Maldita bruja, ¿quién eres?¿Qué sabes de mi?!

Al escuchar esa voz me vuelvo y la miro con los ojos entronados- La fama de tu buena vista no es merecida, pues puedes comprobar que no soy un solitario, sólo escojo la compañía, aunque parece que últimamente este privilegio se me deniega de forma cruel.

Me aparto señalando la mesa para que se apunte al torneo.

Artros

Fiala te mira y sonríe antes de ir a apuntarse. Alguien se acerca a tí y te susurra al oído:

- No, la hagas enfadar o no tendremos ninguna oportunidad... - te retiras un poco y observas que es un hombre joven que viste ropas pardas  con aspecto de cazador.

El que organiza el torneo comprueba los nombres.

- Bien... ya están todos... Doce participantes...

Y luego a voz en grito anuncia.

- Se harán rondas de 4 tiradores... dos flechas... los dos mejores pasan a la siguiente ronda... - mira el papel - Primera ronda, Fiala, Gregor, Oswald y Rudrick...

Los cuatro llamados dan un paso adelante y toman posiciones frente a las cuatro dianas. La gente alrededor las jalea y grita sus nombres. Fiala parece muy tranquila y confiada.

Las flechas silban y golpean las dianas. 

Una vez lanzadas todas, el organizador se acerca a las dianas y va apuntando.

- Ganadora, Fiala... Oswald, queda segundo... los demá, fuera... eliminados...

La mujer te mira y sonríe con suficiencia.

El organizador consulta de nuevo el papel.

- Segunda ronda... Aldrick, Meriadoc, Artros y Voy.

Según te acercas a la línea, Fiala pasa tras de tí

- Venga... es hora de demostrar lo que sabes...

Kazurh

El vendedor te mira con una gran sonrisa.

- Por supuesto, mesere... tengo los mejores filtros de amor de todo Thedas.... - rebusca en su puestecillo - Aquí tiene... cinco gotas de ésto en su bebida, y cualquier hembra, caerá rendida a sus pies, mesere... y todo por una miserable plata.

Al ver la cara del enano, añade. 

- No me irá a decir que el amor eterno no vale más de una plata... - y luego como en confianza añade - Mesere, cualquiera de estos paletos, daría sus tierras por el contenido de esta botella... palabra de antiguo soldado... - y hace una extraña señal.

Morrowir y Lilith

Aunque Morrowir levanta a la anciana del suelo agarrándola de la pechera, la mujercilla ni se inmuta sino que sigue riéndo por lo bajo y mirando a Morrowir con sus ojos ciegos.

- Morrowir... te veo... - añade - Los antiguos dioses te vigilan... te marcan el camino... Cuídate de internarte en la espesura.. jejejeje

En ese momento, una mano enguantada en metal se posa en tu hombro.

- Caballero, le ruego que deje a la anciana en el suelo...

Miras. El que así te habla es Ser Vilem, el caballero que os acompañó al pueblo y junto a él, están el Sheriff Milo y su hija.

- Por favor... - añade el caballero. Te fijas que su otra mano, descansa en el mango de la espada.

Itán

La pelirroja te sonríe con malicia y te sigue en una corta carrera pero apenas te deja llegar a lo oscuro antes de echarse encima de ti. Rápidamente, sus labios buscan los tuyos y sus manos recorren tu cuerpo con ansia. Su boca te besa y te muerde con lujuria mientras sus manos, buscan desabrochar tu cinturón. Y una vez conseguido, sin más se arrodilla frente a ti. Cierras los ojos y te dejas llevar.

Escucho al mercader atentamente, y las palabras que dicen no me convencen.

- No quiero brujeria ni encantar a nadie... realmente no se bien lo que quiero...

Avergonzado me voy a otro lugar rapidamente donde pueda pegar manporros a algo.

Ante el comentario del cazador, me encojo de hombros y sonrío. Sólo es una mujer, por muy buena puntería que tenga, no es más que eso, sólo una mujer.

Veo con atención a los participantes y mientras tira Fiala, reviso mi arco. Esa hembra creída no merece mi atención.

Al terminar la ronda aplaudo a los participantes y doy la enhora buena al segundo clasificado deseándole suerte para la próxima ronda.

Cuando Fiala vuelve a tener la insolencia de dirigirrme la palabra, pongo cara de oler a boñiga y con voz lenta le digo. No llegará el día en que sienta la necesidad de tener que demostrar nada a ninguna hembra, y menos que nada, a ninguna hembra que ansía con fuerzas no serlo.