Partida Rol por web

"¡Waaaaaaah!" Ni todo el entrenamiento de toda su vida llevando tacones y zapatos imposibles le iba a servir de nada... ¡Se iba a caer directamente al foso!

Cuando la cámara llega a su posición final os encontráis en la peor de la situaciones. La superficie de la esfera apenas ofrece adherencia por lo que lucháis con terror por mantener los pies pegados al acero que forma la cara interna de la esfera. Sabéis que si deslizáis aunque sean unos centímetros será muy difícil no terminar cayendo…

Threkor es el mejor posicionado ya que ha quedado suspendido de la propia vara naranja y del propio panel.

Eso mismo le sucede a Shana; sus zapatos de tacón son patines en esta superficie. Aunque lucha con brazos y piernas con intensidad no puede evitar resbalar y ganar velocidad. La veis dirigirse hacia la compuerta y hacia la caída…

Tan sólo Threkor o Alhandra pueden intentar detener su caída. Sólo ellos pueden salvarle la vida…

Shana estava en peligro. Resbalo por la superfície y se precipitaba al vacío. Yo había conseguido mantenerme cogido a la vara naranja y podía alcanzarla. Alargue mi mano para intentar agarrado a y salvarla de una muerte segura.

En el último instante, justo cuando las piernas de Shana empezaban a asomar por el agujero, Threkor lanza el único brazo que le quedaba libre y atrapa a la princesa por el cuello del vestido. Frena así su caída…pero la situación del elfo es ahora mucho peor que antes. Con su otra mano permanece cogido a la vara naranja, el amuleto que ha introducido en el panel.

La agilidad de reflejos de Threkor logra salvar en el último instante a nuestra encantadora Shanna de un final incierto. No sabemos qué hay al final del abismo que acaba de abrirse bajo nuestros pies y lo cierto es que tampoco tengo ninguna prisa por averiguarlo, aunque sí algo de curiosidad.

―¿Estáis todos bien? ¿Alguno de vosotros ve algo o consigue distinguir el fondo del foso? ―pregunto a nadie en particular―. Está tan oscuro que yo no puedo ver casi nada que se encuentre más lejos que unos pocos palmos.

Me da miedo rebuscar en mi saquillo de componentes de hechizo para extraer un poco de musgo fosforescente con el que conjurar algo de luz mágica y tampoco me atrevo a registrar mi mochila para sacar mi cetro solar.

―Estaría bien si alguno tuviera a mano una fuente de luz ―sugiero esperanzada.

Haced lo que queráis, pero pensad rápido. No creo que aguante mucho más en esta posición.

Había conseguido retener a Shana de una muerte segura, pero mi situación no había mejorado un ápice. Estaba en una posición bastante comprometida y tenía mi vida y por extensión la de Shana en manos de mis compañeros, en los que confiaba totalmente. Seguramente por eso no estaba más nervioso de lo que debería estar.

Sin haber conseguido mantenerme en pie con dignidad, me arrastro sobre mi pecho hacia la zona donde Threkor mantiene cogida a Shanna. Mientras me repito una y otra vez que no voy a caer en ese inmundo agujero estiro el brazo para amarrar el vestido de Shanna y así aligerar la carga de mi compañero.

- Sobretodo el plan es no caer ahí abajo. No creo que los Cannith pusieran algo no letal en su lugar secreto. 

Una vez que parece que seguimos vivos, preparo mi antorcha siempre ardiente para que los demás puedan ver algo.

- Veamos que tenemos por aquí.

"¡GRACIAS GRACIAS GRACIAS!" exclamó aún toda asustada cuando Threkor la agarró en el último instante antes de que se resbalara por el agujero de aquella trampa mortal, y cuando segundos después Raith también la fue a agarrar del vestido para evitar que se resbalase. Su-suerte que no pesaba mucho, ja ja... ja... ay. ¿Quién en su sano juicio se iría a una aventura con tacones y vestido? Ella, cómo no... Esperaba de verdad que el traje no se le rompiera, no sólo por caerse al agujero, sino por la vergüenza que supondría... Por no hablar que su vestido tenía un elegantísimo escote pronunciado y un cuello a la altura de los hombros, lo que significaba que la mano de Threkor estaba... peligrosamente... ¡cerca! Cualquier princesa que se preciara le habría dado un bofetón de inmediato, claro que hacerlo significaría que se cayeran los dos por el agujero, así que tampoco era una buena idea... Uggggh... y eso sin mencionar que Raith la agarraba por la parte de la falda... ¡AGGH!

Alhandra les preguntó si tenían alguna fuente de luz. Shanna estuvo a punto de intentar, colgando como estaba, de sacar la linterna siemprebrillante que tenía en su mochila. Suerte que Khala sacó su antorcha siemprebrillante antes que ella, puesto que colgando como estaba, intentar sacarla buscando de su mochila tal vez habría sido tentar a la suerte demasiado...

Entre Threkor y Raith afianzan a la alterada Shana lo suficiente como para que el elfo pueda relajarse algo. La tensión muscular a la que estaba sometido hubiese hecho imposible sujetarla durante mucho más tiempo.

Khala extrae una antorcha siempre brillante con lentitud para asegurarse, ante todo, que no vuelve a resbalar por la esfera. La pone en marcha…y contempláis la escena. Cada uno de vosotros cogido de donde puede y como puede. Y el panel en el centro.

Aunque la situación se ha tranquilizado en cierto modo, dado que ahora mismo ninguno de nosotros corre el inminente peligro de precipitarse al agujero que se ha abierto en mitad de la habitación, no me siento cómoda teniendo que luchar por no resbalar y caer.

―¿Y si probamos a quitar el amuleto naranja? Si no funciona, siempre podemos introducir el verde nuevamente o incluso la llave roja que saqué del cubir de los lobos. ¿A quién se la di? ¿La tienes tú, Khala?

Aunque con algún que otro sonido de ropa rasgándose entre Threkor y yo sacamos a Shanna de una pieza, junto con su vestido mas o menos intacto.

- Por un pelo jovencita. Sonrío al darme cuenta del calzado que lleva nuestra noble. - Aunque cuando lleguemos a una ciudad te regalaré unas buenas botas.

Ahora teníamos que decidir como actuar en consecuencia, otro fallo y podíamos caer todos en un pozo sin fondo.

- Alhandra, Threkor .... aquí elegís vosotros.

Shanna parece estar bien, por suerte no han caído, lo que hubiera tenido terribles consecuencias seguro. Alhandra me pregunta por los amuletos y llaves que abren las puertas.

- Un momento, creo que esta por aquí, en cuanto me afiance un poco las busco - no es nada fácil sujetarse, iluminar todo y encima sacar cosas de los bolsillos.

―Threkor, ¿sigues teniendo la llave verde? ―pregunto a mi amigo elfo, siendo como es el que se encuentra más cerca del panel de control―. Prueba a reemplazarla por el amuleto naranja a ver si conseguimos que la cámara retorne a su posición inicial. Si no, tendremos que probar el rojo y esperemos que alguno de los dos funcione porque no tenemos las otras dos llaves.

Si, Alhandra, la tengo.

Intento colocar la llave verde en su hueco para ver si la habitación sufre algún cambio y vuelve a su posición original. Raith había colocado a Shanna a salvo y tenía una mano libre para intentar alcanzar el hueco verde con la llave.

Me estiré para llegar al agujero e introducirla.

Todos cuidábamos nuestros pasos sobre un terreno inestable en el que nos encontrábamos, solo nos quedaba terminar de decidir que pieza incrustaríamos en el mecanismo para intentar cambiar nuestra situación. No es que no confiase en la actuación de mis compañeros, pero lentamente me fui alejando de la zona central de la sala. 

Threkor se dispone a dar un ejemplo de su gran agilidad. Se prepara para cambiar el amuleto naranja e introducir el verde. Raith se afianza sobre la esfera con la intención de sujetar el solo a Shana. La princesa sigue sin poder hacer mucho con las puntas de sus tacones apoyados en el acero de la esfera.

“¡Ahora!” señala Raith con un grito al elfo.

Threkor suelta a Shana y, sujetándose al panel, extrae el amuleto naranja y lo coloca entre sus dientes como si de un cuchillo de pirata se tratase. Rebusca rápidamente , con la mano libre, el amuleto verde. “Tiene que funcionar…” reza el elfo al introducir el amuleto verde. Si esto no da resultado será un golpe muy grande para la moral del grupo.

La cámara vibra sonoramente. Unas fuerts sacudidas os hacen temer que la esfera se ha roto. Pero de repente la compuerta se cierra con un fuerte golpe. La esfera comienza a rotar…y lo hace en la dirección deseada. El pasillo por el que vinisteis se abre ante vosotros. Continuáis aferrados a la esfera unos instantes, aún sin creeros vuestra suerte…

Suspiro aliviada cuando nuestro amigo elfo logra devolver la sala a su posición inicial, librándonos a todos de una muerte cierta.

―Ufff... Gracias, Threkor, nos has salvado. ¿Estáis todos bien?

Hago unas rápidas anotaciones en mi tosco mapa indicando el peligro del pozo y los distintos caminos que se abren desde esta sala nueva de control. Después, propongo a mis compañeros que volvamos por donde hemos venido y volvamos a la primera sala de control. Quiero ver qué se esconde en el inexplorado camino occidental, el que se encuentra bajo el cubil de Rorsa.

Decidís seguir el consejo de Alhandra  y regresar por vuestros propios pasos hasta la primera de las esferas para explorar el pasillo occidental.

Cuando la esfera se orienta da acceso a un pasillo. Más allá se ve una habitación iluminada tristemente por una linterna siemprebrillante.  Al acercaros podéis comprobar que esta linterna brilla con total normalidad iluminando la estancia completamente hasta el punto que por un momento tenéis la sensación de estar en un lugar diferente al laboratorio de guerra secreto de los cannith.

La sala parece ser una pequeña biblioteca o estudio. Dos sólidos escritorios de roble están alineados contra la pared de la izquierda. El resto de la estancia está lleno con estanterías abarrotadas de pergaminos y libros encuadernados en cuero.

Tras un examen más minucioso comprobáis que la mayoría de estos libros son registros mercantiles o de contabilidad; tratan sobre la cantidad de comida comprada, recibos de cargamentos de componentes para conjuros e información de ese tipo.

El cadáver de un oficinista se encuentra tumbado sobre el escritorio más cercano. Al parecer se ha desplomado sobre un pergamino especialmente decorado. Unas letras escarlatas encabezan el escrito del pergamino:

“ Resistir energía”