Partida Rol por web

Tu piel empieza a ampollarse. Tus ropas comienzan a echar humo y tu pelo se reseca como la paja. Tus ojos casi no pueden tenerse abierto por más tiempo y las lágrimas que por ellos caen se evaporan inmediatamente. 

"¡Click!"

El cofre se abre. Por un momento incluso dudas si no será una alucinación y habrás muerto... Pero al extraer los objetos que hay en el interior descubres, por el dolor que te provoca el tocarlos con los dedos ampollados, que estás vivo y sufriendo inmensamente por el asfixiante calor. Rápidamente recoges todos los objetos y te dispones a salir...

Con profunda preocupación y una creciente ansiedad contempláis la puerta. El elfo lleva en su interior más de tres minutos. El fuerte calor que llega hasta vosotros de la puerta doble de adamantita os hacen temer lo peor. 

Por el momento tan sólo esperáis al final del pasillo mientras el intenso calor llega hasta vosotros...

Cojo como puedo los objetos. Me queman las manos y noto su calor como me invade por todo el cuerpo. Si paso un segundo más en aquella sala, moriré sin duda alguna. Era el último paso y tenía que salir de allí sin despertar la atención de los elementales, que sin duda me matarían.

Notaba como el calor quemaba mi piel. El conjuro de Alhandra estaba empezando a perder fuerza y yo no pretendía morir allí. Me dirigí hacia la puerta y la abrí para salir.

No puedo evitar dirigir miradas inquietas tanto a la ardiente sala como a mis compañeros a medida que los minutos transcurren sin que tengamos noticias de Threkor. Yo esperaba que pudiera entrar y salir de allí deprisa pero la duración de mis encantamientos debe estar ya tocando a su fin y todavía no ha regresado.

No sé qué será de él una vez que se desvanezca la limitada protección contra el fuego que le he ofrecido y mucho me temo que el fuego tampoco nos permita a los demás hacer nada para ayudarlo. Si no vuelve pronto, solo cabe esperar lo peor.

El aumento de calor, podría ser solo cosa de mi imaginación ... pero parecía una eternidad el tiempo que hacía que Threkor se había internado en la sala. Señalo con un dedo las puertas de adamantina y con un susurro pregunto. - ¿Nos aventuramos al interior?. Puede que necesite nuestra ayuda.

Ya había pasado un buen rato, ningún sonido llegaba a nosotros desde la habitación y el nerviosismo era palpable, estaría Threkor bien o alguna trampa lo tenía prisionero?

- Si no sucede nada vamos a entrar, ya ha pasado demasiado rato y no se escucha nada, que puede ser bueno o malo.

"¡Clack!"

Os giráis hacia el extraño ruido. Es casi un susurro que os pasaría desapercibido de no ser porque estáis mirando directamente a la puerta. Por ella sale una nueva bocanada de calor. Y luego, sigiloso, aparece Threkor. Sus ropas echan humo y en algunos puntos están encendidas en ascuas. Su piel está enrojecida y ennegrecida. Los extremos de sus afiladas orejas están negros como si hubiesen ardido como una antorcha.

Da unos pocos pasos hacia vosotros y cae de rodillas. En su mano tiene un extraño objeto...

 Lleváis el suficiente tiempo tras la pista de estos artilugios como para reconocerlo de inmediato. Se trata de un patrón de creación. Se trata de un gran disco de adamantita cubierto con símbolos y runas grabados en mithril. Tiene dos pies de ancho, tres pulgadas de grosor y pesa unas diez libras. Sin duda es un artefacto de Xen'drik, la parte fundamental que los cannith empleaban para la fabricación de sus prodigios arcanos. En su bolsa trae otros objetos;  encontráis dos esquema , en forma de rombo e idénticos. Es aquello que habéis venido a buscar a las Tierras Enlutadas. Aunque desconocíais que pudiese haber una copia. 

No recordáis que Elaydren os contase nada sobre una copia del esquema por lo que las dudas recorren vuestros pensamientos en estos momentos. Hay también unas botellas.Se trata de 2 pociones de resistir energía, 2 pociones de curar heridas moderadas y un pergamino de resistir energía.

Un nuevo aullido llega hasta vosotros resonando gravemente en los mismos cimientos de Albohogar...

Gracias a los dioses que Threkor ha conseguido salir bien de la habitación, pero ha pagado su precio, rauda apago los rescoldos que quedan en sus ropas y cojo una de las pociones curativas y se la hago beber.

- Un trabajo increíble Threkor! Que había allí dentro - mirando lo que ha traido - es esto lo que veníamos a buscar Alhandra? Por fin ha terminado todo?

Siento una gran alegría, no sólo por Threkor, el hecho de poder abandonar estas tierras malditas es muy dichoso.

Salí de la habitación y lo último que vi fue la cara de todos mis compañeros que venían corriendo hacia mi. Caí de rodillas al suelo y después me estiré todo entero. Perdí el conocimiento durante un instante hasta que noté algo caliente que bajaba por mi garganta.

Abrí los ojos y vi a Khala que me estaba dando una de las pociones de curación que había encontrado dentro del cofre.

Espero que esto sea lo que andábamos buscando. No tuve más tiempo para comprobarlo. Simplemente los cogí y salí de allí. - me costaba hablar un poco todavía. - Mejor que nos vayamos. Allí dentro había criaturas que seguramente nos matarán si descubren que estamos aquí.

Intenté levantarme, pero aún estaba débil y me quedé estirado durante un momento más.

Cuando ya me temía lo peor, Threkor logra emerger de ese llameante infierno, si no indemne, sí triunfante. No puedo evitar echarme a llorar de felicidad y alivio al verle y la ceniza del ambiente deja surcos negruzcos en mis mejillas. Corro hacia él, ansiosa por estrecharle entre mis brazos, pero el pobre se nos desmaya antes de que consiga atraparle.

Me alegro de que Khala se apresure a hacerle beber una de las pociones curativas porque el valiente elfo se la tiene sobradamente merecida.

—Tenía tanto miedo de que no consiguieras regresar antes de que mi magia se agotase... —le confieso, abrazándole con fuerza.

No reparo en las cosas que Threkor ha traído consigo hasta que tanto él como la cambiante me los señalan. Hasta el momento estaba tan preocupada por la suerte de mi intrépido amigo que todo lo demás había quedado relegado a un segundo plano.

Confiaba en que lograse recuperar el esquema que vimos en la cámara de escudriñamiento pero me cuesta creerlo cuando descubro que ha conseguido dos copias idénticas del mismo. Sin embargo, lo que me deja boquiabierta es el hallazgo de un patrón de creación.

—Esto es exactamente lo que vinimos a buscar —confirmo con una enorme sonrisa—. Los esquemas son un registro material de la magia de Eberron y su existencia se remonta a la época de los Gigantes, como un medio para pasar el conocimiento mágico a través de las generaciones —explico a mis compañeros, para que comprendan la importancia de lo que hemos logrado aquí—. Los esquemas menores almacenan infusiones que los artífices de la Casa Cannith entrenados para ello podemos aprender y emplear una vez al día.

Echo un vistazo a ambos esquemas y a las runas que tienen grabadas pero me resulta imposible saber con certeza cuál es exactamente el conocimiento que han estado atesorando todos estos siglos.

—Los esquemas mayores, no obstante —continúo mi disertación—, son bloques específicos de construcción mágica. Estos bloques se pueden combinar en patrones de creación, almacenando energía capaz de reproducir desde los hechizos más simples hasta las cosas más inimaginables. Para que os hagáis una idea, los artífices de la Casa Cannith disponemos de uno de estos patrones para crear rápidamente cientos de piedras de llama continua para usar en las linternas siemprebrillantes de Sharn. Pero otro patrón específico podría hacer cualquier otra cosa, incluso replicar la destrucción de Cyre.

No puedo evitar un involuntario escalofrío al pronunciar esta última frase.

—Lo que tenemos aquí —digo mostrando el disco que Threkor ha logrado rescatar— es precisamente uno de esos patrones. Como sin duda entenderéis, son poderosos y peligrosos artefactos de Xen'drik que solo pueden ser estudiados y manejados por artífices lo suficientemente experimentados y cautelosos. Yo, desde luego, no tengo la osadía de considerarme preparada para ello, pero estoy segura de que mi Casa sabrá recompensaros a todos generosamente por este hallazgo.

»Estoy deseando salir de aquí y reencontrarme con mi prima Elaydren. Sin embargo, temo que en el camino de vuelta pueda atacarnos otro cangrejo gigante o cualquier otro ser que habite las Tierras Enlutadas. Si os parece bien, podríamos intentar descansar unas horas hasta que pueda recuperar mi magia y después, liberar a la manada de Rorsa y ponernos en camino en el carro elemental de Faylin. ¿Qué os parece?

A un solo latido de corazón me encuentro a entrar en la sala cuando Threkor atraviesa las puertas, su aspecto es macilento y no acaba de aparecer ante nosotros cuando se desploma. Khala es la primera en llegar hasta él y darle unos primeros auxilios, tras unos segundos retorna a la conciencia y nos muestra lo que ha encontrado en el interior de la sala.

- Threkor muchacho, me alegro de verte, por un segundo pensaba que tendría que entrar por ti. Sonrío cuando nos enseña los esquemas. - Por estas cosas tan pequeñas, todos los malos ratos que hemos pasado. 

Una especie de alivio se marca en nuestros rostros, ya teníamos lo que habíamos venido a buscar y podíamos salir por fin de este espantoso lugar. Es Alhandra la que nos devuelve a la realidad, aunque este lugar sea peligroso, el exterior también lo era. 

- Esta bien, podemos gastar un poco mas de tiempo aquí y ver que podemos desclavar de las paredes para pagar a Faylin .... ahora mismo vamos un poco justos de dinero.

La idea de descansar me era totalmente aceptable, pero nonpodoamos arriesgarnos a que los elementales de la sala contigua salieran.

Creedme. Lo mejor es salir cuanto antes de aquí. Yo ya puedo caminar bien y no quiero demorarme más aqui dentro. Es un lugar peligroso.

Me puse de pie para demostrar a mis compañeros que me encontraba bien.

Pero primero pasaremos a buscar a Rorsa. Le prometimos que le sacariamos ze aquí y a su prole. No creo qiw debamos incumplir esa promesa.

Threkor parecía lo bastante recuperado como para explicar lo ocurrido, no sé que tipo de criaturas había visto, y prefería que siguiera siendo así.

La perspectiva de pasar un momento más aquí para que Alhandra recuperará su magia no era lo que más le apetecía pero tenía su lógica, y saber que sería lo último que harían aquí la confortaba mucho.

El rugido les recordó a todos que tenían un trato que cumplir, Rorsa había cumplido su parte y de contrariarlo el y su manada serían un enemigo terrible.

Khala decidió acercarse hasta la zona de Rorsa, con sus habilidades esperaba calmarle lo bastante para que esperara y les acompañara en la salida, pero en medio del camino se encontró con otro lobo, uno de tamaño normal, con un pelaje gris oscuro y una mirada que no se parecía en nada a la de sus congéneres normales, al entablar contacto se puso en actitud defensiva, algo normal pero nada para lo que Khala no estuviera preparada, sostuvo su mirada y mantuvo la posición, nada ofensivo pero sin ceder un paso, al verlo más detenidamente observó marcas en el lomo y cicatrices en las patas y mandíbula, el lobo había peleado y puede que incluso hubiera sido la montura de alguien.

Finalmente el lobo finalizó su desafío y reconoció a Khala como la ganadora en el duelo de voluntades, la cambiante acarició con alegría a su nuevo amigo, pues sabía que el lobo no se separaría de ella y que a su vez ella estaba encantada de haberlo encontrado.

- Te llamaré Sombragrís, yo cuidaré de ti y espero que tu hagas otro tanto - el lobo la miró con esa mirada enigmática dando a entender que comprendía todo.

Tras unas pocas horas de descanso abrís los ojos de nuevo. habéis tenido un sueño intranquilo pero, por primera vez, no ha sido por el influjo siniestros de este lugar sino por la perspectiva de iniciar el camino de vuelta a casa. Con renovada alegría recogéis vuestras pertenencias y os ponéis en marcha con la idea en mente de terminar cuanto antes.

Al deshacer el camino buscáis cualquier cosa que os pueda ser de utilidad para vuestro regreso. Evidentemente tampoco deseáis aventuraros ante nuevos riesgos tras las experiencias vividas por lo que echáis un rápido vistazo a las estancias que recordáis fueron menos hostiles con vosotros. Y encontráis esto...

En la lavandería uno de los sirvientes invisibles parece haber encontrado algo en los bolsillos de unas ropas. Se trata de un pequeño saquillo que contiene 40 monedas de platino. Una nota, escrita con pulcra letra, reza:

Pertenencias del director de Albohogar, entregar a su paso por lavandería. 

Reanudáis el camino en busca de Erindel y Failin. Recordáis que los dejasteis en la zona de la biblioteca por lo que regresáis a la primera esfera para tomar la salida que va hacia el oeste. Entráis en aquella acogedora estancia. Pero la encontráis vacía. Tan sólo una nota clavada en la pared os llama la atención. La leéis.

Compañeros de fatiga. La situación de Failin ha mejorado algo, lo suficiente como para poder entablar conversación. Sin embargo me ha pedido, en múltiples ocasiones, salir de este lugar y esperaros en la mina o, directamente en el exterior. Y creo que tiene razón. Este lugar nos está volviendo locos a todos.

Erindel

Tras recoger la nota os encamináis al redil del lobo para dar cumplimiento a vuestra promesa... Tal y donde lo encontrasteis por primera vez, allí os espera Rorsa. Tras él su manada apresta ansiosa entre las patas del enorme animal.

-POR FIN...- dice con un sonido gutural acompañado de una sonrisa en la que sus enormes colmillos toman todo el protagonismo.

El inesperado hallazgo de la lavandería contribuye si cabe a mejorar todavía más mi humor. Aunque hemos corrido grandes riesgos, hemos logrado llevar a cabo nuestra misión mucho más allá de mis mejores perspectivas de éxito. Ahora solo queda cumplir lo prometido a Rorsa y su manada y reunirnos con Elaydren.

Durante un momento todos mis sueños se vienen abajo al descubrir que Edirél y Failin han desaparecido y me temo lo peor: que hayan decidido marcharse sin nosotros. Sin embargo, la nota dejada por el molesto espadachín nos aclara que no ha sido así y todavía tenemos oportunidad de regresar a tierras civilizadas.

Ahora que hemos descansado lo único que quiero es salir de aquí cuanto antes y por eso me apresuro a liberar al enorme lobo inteligente y a los suyos. Su mera existencia sigue causándome terror después de ver cómo se alimentaban pero Khala parece sentir alguna clase de afinidad salvaje con ellos y yo no puedo dejarles aquí alimentándose de los cadáveres de mi gente, regenerándose una y otra vez.

Me gustaría contar con la escolta de la manada mientras salimos de las Tierras Enlutadas de tal modo que podamos protegernos los unos a los otros mientras abandonamos esta región maldita y así se lo propongo a Rorsa, pero si los lobos no quieren quedarse con nosotros, tampoco trataré de impedírselo.