Partida Rol por web

Pasadas las once de la noche, las calles alejadas del centro estaban tranquilas. Después del tiroteo, la policía patrullaba la zona. Una débil llovizna lo mojaba todo. 

Todavía no habían aparcado. El coche de Orion daba vueltas por los callejones evitando a los coches de policía. 

El Palace estaba rodeado de cinta amarilla. La febril actividad de días anteriores se había calmado un poco. No obstante, una solitaria furgoneta del SWJSUI con las luces apagadas permanecía aparcada junto a la puerta. 

-Se los dije, lo tienen acordonado.- Dijo Cleo, apoyada a la ventanilla del puesto trasero, aún cuando había sido ella la que había propuesto la idea en un principio. ¿Por qué el carro de Orion tenía que ser rojo? Le parecía que era muy llamativo.

Buscó con la mirada la salida por la cual le habían sacado Andy y Adela, quizás podrían intentar entrar del mismo modo.

Yakub había entrado por la puerta principal. Le pareció bastante curioso ese encantamiento. El mero hecho de desviar la atención de la gente cercana de aquel lugar para no llamar la atención le parecía de lo más interesante. En cualquier caso ahora la entrada no era la más adecuada. Tendrían que ingeniárselas para distraer a quien hubiera vigilando.

— Propongo el siguiente plan. — Yakub llamó la atención de los ocupantes del coche.

— Yo puedo distraer si hay algún policía vigilando la entrada que decidamos tomar. Luego ya me las ingeniaré para entrar yo. Una vez dentro deberíamos ser silenciosos y aunque buscar el teléfono de Cleo sea algo prioritario para ella nos será de más ayuda tratar de buscar pistas de que ha podido suceder. —

Bayash aquí probablemente sería de bastante utilidad. Sus conocimientos eran comparables a los del anciano en temas de criaturas y superiores en muchos otros.

— Será mejor no separarse. Si hay problemas es mejor permanecer juntos. Esto no es discutible — Su voz tornó de agradable y cercana a imperativa y autoritaria. Segundos después su rostro se relajó y volvió al tono habitual en el viejo.

— Si encontramos pruebas de que fueron los rakshasas podremos convencer a Owain y la reina de ello. Pero no vayamos con esa idea en la cabeza. Puede que mis suposiciones sea erróneas; y no hay nada peor que ir con ideas preconcebidas a una investigación. —

— Una vez dentro tendremos que improvisar... así que lo dicho. Todos juntos. —

-Cuando tuve que escapar del tiroteo salté desde ese balcón -explicó Orion mientras señalaba al pasar con el coche la terraza que formaba una de las esquinas del edificio triangular- Si no recuerdo mal desde allí podríamos acceder tanto a la zona superior de palcos como a la tramoya. Algunos tiradores se situaron en esas dos zonas, quizás hayan podido dejar rastros que podamos seguir.

Se giró hacia Yakub que iba en el asiento del copiloto: -Voy a aparcar el coche a una distancia prudencial de aquí. Si quieres bájate ahora y entretienes a los maderos hasta que nosotros lleguemos y subamos al balcón.

Como la zona estaba tranquila, el policía* de guardia permanecía en el coche escuchando la radio con aire aburrido. De vez en cuando abría la ventanilla para fumar. En su defensa, era un profesional y no miraba el móvil en ningún momento. 

Mientras Yakub se ocupaba de distraer al guardia, Bayhas se acercó con Cleo y Orion hacia el balcón que había usado el vampiro para escapar. Había una tubería por la que alguien ágil podría subir. 

Bayhas no era un tipo ágil... así que miró a Orion. - ¿Nos ayudas a subir hasta ahí arriba? - Probablemente el vampiro pudiera subir de un salto, o pegado a la pared como una araña. Y tenían que hacerlo rápidamente, antes de que el guardia los detectara

Yakub caminaba despacio. Observando con cuidado el coche de policía y el edificio. Cuando vió que sus compañeros estaban en posición comenzó su maniobra. Se pondría justo al otro lado del coche. Dejando al policía entre el edificio y el viejo, obligando así al mismo a tener que mirarle a él y perder de vista el edificio.

— Buenas noche agente — Era un tipo educado sin duda.

— El otro día había mucho revuelo por aquí y me preguntaba como de seguro era pasear por esta zona de nuevo. Verá, el médico me ha dicho que tengo que salir a caminar para no se qué de los huesos. Tonterías de matasanos ya sabe que el insomnio en la gente mayor... — La explicación fue extensa, aburrida y probablemente desquiciante para el agente. — ... de mi edad. Por cierto, pensaba que hacían guarda en pareja... no se preocupe. No diré nada de su compañero, soy un gran fan del cuerpo de policía de Swansea... hacen un trabajo estupendo y quería agrade... — Probablemente siguió un par de minutos más, esperaba que fuera tiempo de sobra para los tres.

Tras comprobar que Yakub entretenía al agente y que no había ninguna mirada curiosa, el vampiro agarró de improviso a Cleo por la cintura, dio un salto con ella y se encaramó a la precaria baranda de piedra que cerraba el balcón. Se impulsó nuevamente hasta quedar de pie por la parte exterior y trató de ayudar a la chica para que entrara a la terraza. Luego se descolgó parcialmente y le tendió la mano a Bayhas para ayudarle a subir también. 

Orion no le había dejado mucha opción, ni siquiera le había preguntado. La chica se limitó a taparse la boca con las manos para no gritar de pánico y sorpresa, y luego le lanzó una mirada molesta hacia el vampiro por no haberle avisado primero.

Una vez dentro de la terraza buscó alguna puerta o entrada por donde colarse al interior, sin adentrarse más de unos pasos para poder mantenerse escondida y esperar a los otros dos.

La puerta del balcón estaba bloqueada por viejos tablones sujetos con clavos. A pesar de su deterioro, resultaba obvio que alguien había entrado por allí recientemente pues los inferiores estaban sueltos. En el marco de la puerta había también unos pequeños dibujos con tiza verde, la mayoría borrados pero algunos todavía visibles.
El interior olía a una mezcla de humedad, fiesta terminada, flores y pólvora. La luz de las farolas se colaba por los huecos de las ventanas entabladas creando un laberinto de sombras. El silencio era opresivo. 
El primer piso correspondía al anfiteatro, los palcos y la antigua cafetería reformada para la ocasión adaptada a los invitados.
Abajo, el antiguo escenario había sido limpiado y engalanado con plantas y flores. Ahora, las siluetas dibujadas con tiza en el suelo añadían otro elemento más macabro a la decoración. La cinta policial amarilla se entremezclaba con las guirnaldas. 

- Esperad. - dijo Bayhas, susurrando. - No estamos solos. - Respiró profundamente e invocó su poder. Lo que fuera que se estaba escondiendo allí sabía hacerlo muy bien. Sentía una presencia grande y terrible, pero no lograba localizarla. Cerró los ojos para concentrarse, e intentó localizarla a través del sonido. Se concentró en los latidos de su corazón y escuchó el eco que provocaban en la sala, como si fuera un sonar místico.

No fue suficiente.

Se concentró de nuevo. Giró su anillo, invocando el poder de sus antepasados. Después, abrió su mente a la magia de la sala, buscando algo que no encajara. Su mente se comenzó a llenar de sonidos, sensaciones y retazos de recuerdos rotos, que notó como fragmentos de cristal que se posaban sobre su mente... y dolían. Entonces, y solo entonces, lo captó.

La mente de Bayhas se abrió y sus ojos vieron "El otro lado del Velo" una suerte de subdimensión superpuesta a la realidad donde vagaban espíritus, fantasmas y aquellos con los conocimientos adecuados.
Entre las tenues luces de almas perdidas  apagándose poco a poco destacaba una mucho más brillante, bullendo de energía y grande como un armario ropero.
Un troll.
Los trolls, seres de la tierra y la roca, eran muy raros en el plano mortal. Bayhas sabía que algunos servían a las Cortes Feéricas como guerreros o guardaespaldas.
La enorme criatura les observaba en silencio desde una esquina donde nadie podría ver, oler o tocar nada. 

- Acercaos - dijo el mago, haciendo un gesto leve con la mano a Cleo y Orion. Cuando estuvieron más cerca de él, y Bayhas consideró que podía hablar discretamente, susurró. - Hay un troll en esa esquina. - dijo, señalando el lugar con un gesto de la cabeza. - Un ser elemental de roca y tierra, guerreros y guardaespaldas de los Fae. 

- Creo que se está escondiendo, por eso me ha costado detectarlo. Puede que lleve aquí desde ayer y que solo esté esperando que todo se calme para marcharse. - Miró a sus dos compañeros con determinación. - Pero si se da cuenta de que sabemos que está ahí puede que nos ataque. No son seres amables y pacíficos.

- Por otro lado... - el mago cerró un poco los ojos. - puede que haya visto algo de lo que ha ocurrido aquí.