Partida Rol por web

Parece que Natalia ha salido del shock en el que estaba. Sus movimientos son aún algo raros en ella, pero lo intenta disimular lo mejor que puede.

Vaya nochecita, ¿eh? Le dice bromenado con picardía, pero en su tono de voz también se podía notar cansancio.

Jaja, sí... Respondió con más tranquilidad al ver que los ánimos poco a poco comenzaban a relajarse. ¿Serán todas así? Bromeó mienras se situaba frente a ella. Las noticias en el mundo mágico vuelan... veremos qué dicen en casa cuando se enteren de lo ocurrido allí donde no querían dejarme ir...

Sin esperar respuesta al comentario le acarició levemente la mejilla Bueno, te encuentras bien, ¿No? Parece que otros grupos en la misma situación no han tenido demasiada suerte.

Una leve sonrisa se dibuja en su cara, mientras le mira a los ojos. No había podido engañarle.

Sí... sí.. intenta decir con orgullo. Es solo que... bueno... nunca había visto un panorama así... Murmura bajando un poco la mirada avergonzada. Vaya una Slytherin, ¿eh? Ríe con falsedad.

Yo tampoco, la verdad. Admitió Pablo sonriente antes de ponerse pensativo un instante. Déjame recordar eso de Slytherin... hmm... astucia... ambición... en ningún sitio decía nada de ser de piedra o estar preparado para esto. Añadió sin darle mucha importancia llevándose las manos detrás de la cabeza.

Daniela no se inmuta cuando oye llegar a los demás.

Sigue en el centro del gran comedor, tirada en el suelo, de rodillas y apoyada con la palma de las manos. Los dedos curbados, como si intentara clavar sus largas y bien cuidadas uñas en las baldosas. Aunque en realidad, quería hacerse daño para olvidar el dolor que sentía en el pecho por la angustia. Su cabello dorado cae a lado y lado de su cara, cubriéndola por completo.

Los temblores que antes indicaban que estaba llorando, han cesado... quizá se haya quedado sin lágrimas ya.

Cambia de postura, se sienta y abraza sus rodillas, enterrando su rostro entre sus brazos.

Entre el enfado, la frustración y la indignación me acerco al profesor que éste libre en el Gran Comedor con la intención de hablar en voz baja con él.

- Perdone profesor, quiza no me conozca pero soy nueva. Acabo de llegar apenas hace 2 horas. ¿Podría hablar un momento con usted?

Clara Fresno, la profesora de transformaciones y jefa de la casa gryffindor, se da la vuelta al ver que Lara habla con ella.

Los jardines... hay que revisar los jardines, claro... y buscar a esos duendes que han atraído a los Erumpent hacia aquí... sí... seguro que han sido ellos...

¡Oh! Claro pequeña. Pone una mano en sus hombros y se la lleva a un rincón apartado. ¿Qué necesitas? ¿Ir al baño? No podemos dejaros salir de aquí, lo siento... Dice con una amable sonrisa... casi empalagosa.

¡Afri! Digo dando un abrazo a Africa cuando me doy cuenta de que esta alli entre tanta confusión no me había dado cuenta de con quien estaba hablando. Que bien que estes bien... seguro que con tiempo llegan las demas digo algo aliviada de que por fin vayan llegando mis compañeras de habitación.

- Profesora Clara Fresno, me gustaría saber si algún alumno de primero a muerto. Yo no conozco a la mayoría pero los pocos compañeros que conozco están inquietos y puesto que yo no les conocía podré soportar el hecho de que alguno haya muerto, aunque espero que no se así y de ese modo les tranquilizaré. Y además, yo no entiendo qué es lo que ocurre ¿podría aclararmelo?

La profesora acaricia suavemente tu cara mientras te mira con tremenda dulzura.

Pobre pobre mi pequeña... ¿De qué casa eres, querida? ¡Ah! Hufflepuff, claro... lo suponía... Sigue acariciando tu mejilla con la mano. No debéis preocuparos por esos... desastres. Esto que ha pasado aquí hoy ha sido una declaración de guerra... pero no debéis preocuparos. La directora os hablará en breves momentos y os explicará lo que debéis saber, y sólo lo que debéis saber.

Te toma de los hombros y te da media vuelta hacia tus compañeros.

Ahora, venga... ¡a jugar con tus amiguitos! Se queda mirando hasta que vuelvas con tus compañeros, con esa sonrisa tan empalagosa en los labios.

Respondo al abrazo de Sara, apretandola fuertemente contra mí. Me alegra volver a ver a mis compañeros, y espero con impaciencia la vuelta de las demás.

¿Estás bien?, le digo sin soltarla. Por mí no te preocupes, no he tenido ni un rasguño. ¿Has visto a alguien más de Ravenclaw?

- Perdone Profesora Clara, no soy una niña, podré encajarlo. He estado en riesgo de morir y no creo que el tratarme como un niño pequeño ayuda. No se si sabrá que el tiempo de espera está haciendo sufrir a mis compañeros y eso es cruel. ¿Podría decirme entonces si a muerto alguien de primero?

La profesora endurece la mirada de repente y borra su sonrisa de su cara tras un intercambio de palabras con Lara.

¡¿Qué manera es esa de dirigirse a una profesora?! Hufflepuff debías ser... Se cruza de brazos mientras clava su fría y dura mirada en Lara.

He dicho que volvieras con tus amigos y que la directora hablará cuando tenga que hablar. ¿O te crees mejor que ella para saber cuando es eso?

Se da media vuelta, enfurecida, mientras echa a andar hacia otra dirección, murmurando por lo bajo.

Estos niños... ¿qué se han pensado? Temerários... ¡Delincuentes! eso es lo que son...

Le señalo a Edurne a una chica,creo recordar que se llamaba Daniela.Parecia estar bastante afectada por algo.Busco con la mirada un gesto como de asentimiento por parte de Edurne mientras me acerco camino en direccion de la chica.

Estas bien?.Estas herida?.Puedo ayudarte en algo?.

Tengo un hechizo que sirve para animar a la gente pienso,pero no se si es lo que querran Salomon y esta chica.

En cuanto averigue si puedo ayudarla con algo lo hablo con Edurne,pare ver que opina ella.

Natalia sonríe.

No había sido sensible precisamente, pero le había hecho ver que no tenía nada que ver, y ahora se sentía un poco mejor.

Gracias. Le dice acercandose para darle un beso en la mejilla y guiñarle un ojo.

Daniela no saca la cabeza de entre sus brazos, pero sí se intuye un movimiento negativo de su cabeza que da a entender que ni está herida ni nadie puede ayudarla.

Simplemente había vivido toda su vida en un mundo rodeado de algodón rosa en el que ella estaba totalmente protegida... hace apenas unas horas ha asistido al primer entierro de toda su vida. Y ahora una montaña de cadáveres esperaban ese mismo destino delante de ella.

Intenta recordar qué había hecho que superara la muerte de Florinda... y su corazón se estruja un poco más al recordar quien fue el que le dió el empujoncito. Nicolás. Su Nico... que no estaba ahora a su lado. Sabía perfectamente que él no quería irse... no quería dejarla allí en medio del bosque. Pero ese monstruo... ese monstruo conocía a su família.

Sigue así un rato más, ocultando su rostro a todo el mundo y haciéndose una bola... queriendo desaparecer.

Tomo la mano de Alejandro, para acercarnos a una pared y tiro de él hacia abajo, sentándome en el suelo con la espalda apoyada. Echo un vistazo a los restos del baile, lo que queda de los vestidos de las chicas.... todos ahora manchados, rotos, mis zapatos se quedaron por el camino.

Reclino mi cabeza sobre Alex para empezar a hablar con él en susurros.

- ¿Sabes lo más irónico de todo esto? Mis padres no me hablaban por el hecho de que el sombrero me mandara a Griffindor. Se supone que yo debería estar en Slytehrin... es la casa de mis padres... de toda mi familia. Soy la primera que el sombrero no manda allí.

Una mezcla de risa y sollozo escapa de mi garganta antes de seguir.

- ¿Y sabes por qué me enfadé tanto en el bosque? ¿Por qué quería atacar a la dama del dragón? Porque hablaba como mi padre. Mis padres opinan que los hijos de muggles deberiais estar poco menos que en una jaula de laboratorio, y que los magos deberían mandar por encima de toda la tierra.

Al callarme un momento, me llevo la mano de Alex a los labios para depositar un beso en ella. Le sonrio con mucha tristeza.

- Hoy he hecho todo lo contrario de lo que me han enseñado... he bailado contigo, he recibido mi primer beso de un descendiente de muggles, y cuando me han dado la oportunidad de unirme a los que creen que una raza superior me he negado. Ni tan siquiera he utilizado mi encanto de veela contigo.

Guardo silencio, con la cabeza aún reclinada sobre él, y sosteniéndole la mano.

- Si todos los magos entran en guerra, mis padres y yo estaremos en bandos contrarios.

Miro a Daniela, que sigue hundida en mitad de la sala, y me giro para mirar a Alex después de toda esta confesión.

Saco un arrugado paquete de cigarros de la camisa y lo sostengo delante de la cara. Con mucho cuidado saco uno de los pocos cigarrillos que queda entero, aunque está completamente doblado, al igual que todos nosotros.

Con mano temblorosa acerco el mechero hacia el maltrecho cigarro... pero no lo enciendo. Estoy al límite de mis fuerzas y mis nervios son agujas ardiendo, pero rodeado de heridos y muertos no es el mejor lugar.
Además un cigarro me calmaría los nervios solo momentáneamente, por lo que luego debería fumarme otro, y otro, hasta quedarme sin tabaco y estar peor de lo que estoy.

Meto el cigarro en el paquete y tras eso me lo vuelvo a guardar.