Partida Rol por web

Y has convivido con los muggles, ¿no? - me giro, Sweety me sigue sin siquiera planteárselo - Muggles aquí, muggles allá... ¡Deberían desaparecer de la faz de la tierra! - apreto las mandíbulas y sigo caminando, visiblemente mosqueada.

No demasiado, mis padres me dicen que son buena gente y tal, pero que mejor que vaya con los mios - comentó con naturalidad

Mirada asesina al canto.

- ¿¡Los muggles!? ¿¡Buena gente!? ¿¡Pero qué tipo de educación ha recibido este chaval!? - no lo digo, si algo me ha enseñado mi padre, trabajador del ministerio, es que me muerda la lengua cuándo sepa que el otro es hijo de magos y apoye a los muggles, para no provocar conflictos... pero a mí no me engaña, mi padre crea muchos conflictos, sobretodo porqué precisamente es su trabajo.

- Buena gente, claro - digo cortante - Uno más que acepta a los muggles... todos al mismo saco, calaña, Sangres Sucia.

Aissss digo negando con la cabeza... Oye, porque no te relajas un poco?, eres libre de odiar a los no magos, y no seré yo quien te convenza de lo contrario cada uno puede pensar lo que quiera jaja... digo mientras me detengo mirándola, ya que ella se ha detenido.

Pero al igual que yo respeto eso, y no voy pegando cortes ni amenazando a los que no piensan como yo, podrías tener un poquito de respeto sabes... Además los tres so... se supone que somos magos ¿no?, que mas dará si yo me he enterado hoy o tu llevas sabiéndolo toda tu vida...

El caso es que vamos a ir a esa escuela de... magia, y quizás estaría bien llevarse aunque sea un poquito guay entre nosotros... hablo decidido y sin miedo, se nota que es realmente mi opinión y no un discursito preparado o nada por el estilo.

Bueno !!!, si os portáis bien, luego os dejaré probar una cosita que me pasaron ayer y que seguro os hará ver las cosas desde una visión más... feliz... jeje digo mientras sonrío esperando reiniciar la marcha hacia el citado garito...

Sonrío de lado, con sarscasmo y cinismo, me paso una mano por el pelo, peinándolo entre mis dedos, me miro las puntas y me quedo mirando al Andrés-Punk.

- Se nota que eres un "recién descubierto" - le digo, con mi tono de voz tranquilo de siempre, inalterable.

Miro a ambos.

- Será mejor que dejemos las diferencias a un lado, por hoy. Tengo ganas de tomarme una cerveza de mantequilla muy fría.

Vuelvo a caminar, con mi serpiente arrastrándose a mi lado.

Abrió los ojos de par en par en señal de "la que me espera..."
Siguió de cerca a los dos y miró curioso como la lenta serpiente reptaba - ¿No seria mejor que la llevaras en brazos? - comentó mirando al bicho

Me giro y miro a Sweety, miro al chico que acaba de hablarme, el Andrés-normal. Vuelvo a mirar a la serpiente y sonrío con ternura e inocencia... lo miro a él de nuevo, borrando la sonrisa de mi rostro para tener mi expresividad inexpresiva. Me encojo de hombros.

Es que me da calor - respondo con sencillez - y a ella no le molesta arrastrarse.

Bueno - se encogió de hombros y siguió andando - y bueno... ¿De donde sois?

Vaya !!!, por fín nos entendemos digo alegre de ir a por esa cerveza... aunque sea de mantequilla, supongo que tendrá su truco, o quizá sea solamente el nombre y realmente sea cerveza normal quien sabe.

O, un recién descubierto... eso que es como... ¿como ser virgen o algo así? sonrío sin dejar de caminar... A lo mejor podrías ayudarme a adaptarme a este nuevo... descubrimiento... conservo la sonrisilla en mi rostro...

Y por cierto Andrés, yo soy de aquí de un barrio a poco menos de un kilómetro de aquí...

Hace unos días que has recibido la carta de Sorgintasun. La verdad es que no te lo esperabas para nada... pero allí estabas, enfrente de tu casa con una carta en las manos, explicando cosas de todo menos racionales, almenos, razonables hasta tu punto de comprensión.

Casi no hizo falta que se lo explicaras a tus padres, el día siguiente, un hombre que se hacía llamar Julio Solera, se lo explicó todos. Lo que era Sorgintasun y lo que eran los magos: tú. En privado, Julio, te explicó que a las cercanías de Barcelona había una urbanización donde todos sus habitantes eran magos...

Te picaba la curiosidad, y querías saber más, así que junto a tu madre (tu padre se había negado en rotundo) cogisteis un AVE y os fuisteis a Barcelona, dónde alquilaste la habitación de una pensión. Tu madre adoraba las grandes ciudades, y acostumbrada a Madrid, se pasaba el día dando vueltas por las tiendas de Barcelona.

Finales de agosto, y hacía calor; la típica calor empalagosa de Barcelona.

Respeto a ti, te fuiste a esta urbanización, había 20 minutos de viaje. Y nada más llegar te dirigiste a un bar rústico y bonito, parecía bastante confortable... y te estabas sentando en una de las sillas cuando viste unos chicos de tu edad: dos chicos y una chica, para ser exactos... y una serpiente, que iba arrastrándose justo al lado de la muchacha, como si de un perro se tratara.

Uno de los chicos iba con pintas de Punk, tres crestas a la cabeza, chupa negra, pantalones ajustados negras y botarras enormes; el otro chico vestía normal, con unos piratas de color crema, una camiseta blanca de manga corta y una camisa azul, muy veraniego; ella iba vestida con un top azul enseñando toda la barriga y unos pantalones negros ajustados, junto a unas botas, no tan bestias como las de su amigo Punk.

Se sientan a una mesa próxima a la tuya, por lo que podrás escuchar lo que dicen.

Llegáis al bar, se está fresquito, toda una delicia, con la calor que hace a fuera.

No hay nadie, excepto un chico que lo mira todo con curiosidad... os sentáis a una mesa libre próxima a la suya.

Vaya, que bonito - dijo con entusiasmo tomando asiento. Lo miraba todo de aquí para allá

- Yo soy de aquí, de esta urbanización - respondo a Andrés-Normal, mientras separo mi silla de la mesa y me siento, dejándome caer; Sweety se acerca a mí y apoya su cabeza en mi muslo.

Miro al Andrés-Punk y esbozo una sarcástica sonrisa.

- Haces comparaciones muy raras - le digo, convirtiendo mi sarcástica sonrisa en una de divertida, aunque sin dejar del todo el sarcasmo.

Vaya, por lo que veo dejan entrar serpientes a los bares de magos, será mejor que lo recuerde jeje, y bueno respecto a las comparaciones... supongo que depende de con quien hable las hago de una forma o de otra...

Me siento en una de las sillas, colocando el respaldo un poco de lado y estirando las piernas, colocando uno de mis pies sobre el otro... Bueno, y ya que vais a invitar vosotros puesto que no tengo... dinero mago, supongo que me dejaré recomendar... veamos como está esa cerveza de mantequilla

El camarero se acerca a la silla dónde se han sentado tres jóvenes, pues parece ser que el otro muchacho está demasiado ausente mirando alrededor, y no va a ser él quién va a molestarlo: no tiene ganas de trabajar.

Hola Anaïs, que raro verte con amigos - le dice el camarero, con una amable sonrisa en el rostro. Anaïs le fulmina con la mirada, pero el camarero sigue sonriendo, mirando a Sweety de vez en cuándo - ¿Qué os pongo?

Tras fulminar con la mirada al camarero y aguantarme las ganas de decir: "No son mis amigos, son completos desconocidos que acabo de conocer de la forma más casual que puedes encontrarte", miro a mis acompañantes, y vuelvo a mirar al hombre.

- Tres cervezas de mantequilla muy frías - respondo, acariciando la cabeza de Sweety con la mano.

Sonrió al camarero alegre - que guay, amigos - pensó ilusionado mirando a Anais y a su tocayo. Eventualmente miraba al techo, las paredes... la decoración en general, todo nuevo, por fin fuera de ese pueblo asqueroso y ver cosas nuevas. Simplemente sonreía radiante.

Observo la sonrisa de Andrés con cierta curiosidad... dirijo mi mirada hacia el techo para ver si es que hay un moco pegado o algo parecid, pero no veo nada raro, así que me encojo de hombros y me recuesto de nuevo... Por cierto !!! digo al camarero antes de que se marche a ponernos las cosas... ¿De que está hecha esta cerveza?, tengo bastante curiosidad pregunto al camarero o a Anaïs, al primero que me responda...

Mira al Punk y sonríe de soslayo.

De mantequilla, evidentemente... - responde divertido, mientras se aleja hacia la barra, rascándose la nuca.

Miro al camarero, y a Andrés-Punk, sorprendida... y no puedo evitarlo: estallo en carcajadas, poniendo la mano delante mi boca y riendo.

Hacía tiempo que no me reía así, incluso Sweety me mira con reproche, apartándose de mi muslo.