Observo a Rogelio entrar... se sienta, se levanta... cuando se dirige a la ventana abro los ojos, algo extrañada, espero que no se le ocurra hacer ninguna tontería... pero sí, la hace.
Me levanto y me dirijo hacia él... hace frío, fuera, miro a Rogelio, preocupada.
¿Por qué has hecho esto...? ¿No lo necesitabas?
Rogelio cerró la ventana, y cuando giró para responder la pregunta, trato de esbozar una sonrisa, pero no lo consiguió.
-Creí que si......, pero ahora ya no estoy tan seguro.- y bajo su mirada, tímidamente. Un segundo después, preguntó: -Deberíamos acomodar las pertenencias de nuestros compañeros?, para que sus padres puedan recibirlas. U otras personas lo harán?.-
Dirijo la mirada a otro lado... no esperaba que alguien me hablara de los fallecidos cara a cara, se me forma un nudo en la garganta.
Me da que ya habrán venido a buscarlas... ¿no...?
Me abrazo a mi cuerpo, por la cintura, de repente empiezo a tener frío... no quiero subir a la habitación, donde habrá una cama vacía por culpa de... las lágrimas no se hacen esperar y empiezan a caer por mis mejillas... me separo algo de la ventana y de Rogelio.
Per-perdona...
Rogelio comprendió que sus palabras no habían sido del todo apropiadas, al ver rodar lágrimas sobre el rostro de Sheyla. Caminó solo unos pasos para hacerse de su saco, se arrimo de nuevo a Sheyla y se lo colocó sobre sus hombros.
Rogelio volvió a colocarse frente a ella, tomó el pañuelo que tenia en el bolsillo trasero del pantalón, buscó con sus manos la mano de ella y lo depositó gentilmente allí. -Trataré que esto nunca mas se repita.- Susurró.
Tomé su pañuelo entre sollozos, me pasé la mano izquierda por la cara, para secarme las lágrimas que no paraban de caer por mis mejillas... negué lentamente con la cabeza.
No... no ha sido culpa tuya... es que... no me gusta llorar delante de los demás...
Respondía, mientras jugaba con el pañuelo entre mis dedos... con la cabeza gacha, me daba vergüenza que me vieran... yo, que siempre intentaba hacerme la dura y la fuerte.
-Rogelio me alegro mucho de verte y mas aun si cabe de tu actitud. Se dirigía a Rogelio para que la dama recuperara la compostura.
-Ya se que puede ser inapropiado pero... La curiosidad me mata ¿que te paso?
Espero no ser muy pesado pero creo que hoy es el mejor día para contar las historias y soltar lo que llevamos dentro.
Miro a Ramiro, que se ha acercado... hasta nosotros, lo observo, frunciendo levemente el ceño... aunque intento sonreir.
¿Qué quieres decir?
Pregunto sin comprender.
-Digo que que paso en el salón de baile. Rogelio ¿que hiciste y que vistes?
Nuestro viaje fue muy intenso.
Rogelio giro su cabeza y miro a Ramiro. Entonces comenzó a hablar.
-Una vez que apareció ese extraño animal, logre escapar, junto a otros chicos por unos túneles que rodeaban al salón.- hizo una pausa y siguió con su relato.
-Allí aparecido una mujer de pelos negros y vestida de rojo, con gran poder mágico, y trato de que aquellos que no fueran "sangre sucia" como yo, se les unieran para crear un nuevo orden. y por lo visto, no estaba sola.-
Se acercó de nuevo a la ventana y miro a traves de ella mientras decia: -Por suerte, no perdí ninguno de mis nuevos compañeros.- Dijo refiriendose a que ninguno se les unio a la causa o murio.
-Así que ese era el objetivo de toda esta lucha sin sentido; conseguir adeptos.
Se quedo pensativo y se dio cuenta de que se le pasaba algo por alto.
-¿Y donde acababa el túnel?
De repente por la puerta aperecemos Edurne y yo. Lara viene junto con su inseparable y nueva amiga Edurne algo afectada por lo ocurrido a la Sala Común, quizas seguido por algún compañero más.
- Hola a todos. ¿Están todos bien?- con una sonrisa en la boca algo forzada por la situación.
Sorprendido y como si estuvieran planificando un atraco y les hubiera sorprendido la policía, da un respingo.
-A hola hola que ¿ya se han ido todos del comedor?
La mayoría. Le responde Edurne, con la cabeza un poco baja y sin ánimo.
Se sienta, dejándose caer en un sofá mientras dejaba la vista fija en un punto.
De repente, entra por la puerta Belinda Daza, la jefa de vuestra casa. Lleva uno de sus habituales vestidos elegantes, su cara aunque forzosa muestra una expresiónde calma, que os transmite queráis o no.
En su mano lleva un bote, bien decorado, y de un color agradable.
Se sienta con vosotros, observándoos con ternura.
Mis queridos alumnos... Dice casi en un suspiro. ¿Cómo os encontráis?
-Yo me encuentro confuso y algo apenado, pero mas bien culpable de no poder demostrar mas pena por la gente que ha muerto, pues no conocía a nadie. No se ahí estoy...
Abatido y sin mucho animo se dirige al sillón donde estaba. al sentarse su gata como sintiendo su pena salta y se le acomoda en el cuello dándole un lame ton a la lagrimas que se le escapan.
- Estamos bien dentro de lo posible. ¿Qué es lo que ha ocurrido? No termino de entenderlo. No se supone que esto es un colegio y es seguro. ¿Por qué nos han atacado?
La profesora asiente a Ramiro, como diciendo "normal".
Luego sonríe a Lara. Verás... sí es un colegio y sí es seguro... pero, como en todos lados, siempre hay cosas que se escapan a nuestro control. Dice con amabilidad.
Os he traído esto. Prosigue. Es la poción para no tener sueños. ¿Alguien cree que la necesita? Pregunta enseñandoos el frasco.
- Lo entiendo Profesora Belinda. Espero que pronto aprendamos como debemos actuar en éste tipo de situaciones - me acercó a la profesora - Cogeré una poción - tras lo cual me la guardo en el bolsillo hasta el momento a que me vaya a dormir.
-No , gracias; mi experiencia no ha sido tan angustiosa. Cuando apareció la criatura errupter o algo así averiguaron mis compañeros; nos escabullimos por una puerta que estaba en la pared y acabamos en un túnel; avanzamos por el, y a nuestras espaldas apareció una dama con un bicho o un hombre muy grande. Miedo no sentí mas su presencia no me dejo expresarme como quisiera. Al final la enfadé, y Julen le lanzó un hechizo dejándola inconsciente. Entonces salimos todos corriendo pero Julen se retrasó junto a una compañera creo que hablaron con mujer. Después aparecimos cerca del bosque y fuimos al castillo. Y esto a grandes rasgos es nuestra experiencia.
Mientras se acerca y sienta en la butaca donde se encuentra su gata y empieza a acariciarla en su regazo.
Observo a Ramiro de reojo... mientras suelta toda la parrafada. ¿Va de sobrado o qué? Estábamos todos cagados... aprieto el puño con fuerza mientras con la otra cojo una de las pociones y me la guardo en la mano.
Buenas noches.
Digo sin más mientras subo las escaleras de mi habitación, perdiéndome por ellas.
No estoy en escena.